Mi visión regresó tan rápido como se había ido y al enfocar, noté que Teo estaba en el suelo a mis pies, gimiendo.—¿Qué fue eso? —exigí, alejándome de Teo y agarrándome la mano.—La Chispa —gimió Teo, luego comenzó a reír.—¿Qué significa...? —empecé a preguntar, pero me interrumpió el sonido de mi puerta haciéndose añicos, lo que me hizo gritar y retroceder aún más. Un hombre con aspecto muy enojado estaba de pie en mi puerta, respirando pesadamente y observando la escena frente a él. Su cabello oscuro colgaba sobre sus ojos, pero no ocultaba la furia que asomaba detrás de esos mechones. Su mano se disparó hacia mí y sus dedos se tensaron como si estuviera agarrando algo. Al instante, mi oxígeno se cortó. Me rasqué el cuello, tratando de quitarme lo que sea que estuviera envuelto alrededor que me impedía respirar, pero no había nada allí.—¡Mario, detente, estoy bien! —graznó Teo, poniéndose de pie para empujar el brazo del hombre de pelo oscuro hacia abajo. El preciado aire llenó
Leer más