Mundo ficciónIniciar sesiónLa hermosa Elizabeth, fue abandonada por su esposo la noche de bodas, su marido se había marchado a París con su amante sin importarle ni siquiera un poco los sentimientos de la bella doctora. Una noche ella sin poder soportar más su soledad y despecho, se refugia en un bar donde un pasado de copas Alfa Damiano Gambino, se cruzó en su camino robándole su pureza sin saber que ella es su pareja destinada, su tan anhelada luna. El destino lo unió esa noche, pero también los separó sin él saber que había dejado su semilla en la doctora Elizabeth Romanov, que la llegada de ese cachorro cambiaría su vida, ¿Qué pasará cuando la familia Gambino se entere que el heredero del Alfa ya viene en camino? Pero que él no puede hacer su luna a una humana, no está permitido, el Alfa debe casarse con una mujer de su especie... Ven a descubrirlo conmigo...
Leer másElizabeth sintió un escalofrío en su espalda, la voz del vampiro le decía que estaba de mal humor. — ¿También estás hambriento, Vladish? Mira, él me va a preparar un bistec, ¿Tú también gustas uno? — Por supuesto que no, ya es de noche y no como alimentos que me caen pesados, debo cuidar la linea. La doctora se le quedó viendo por un momento al atractivo y estilizado hombre, él tenía una altura y un cuerpo perfecto. — Que vampiro tan vanidoso, deberías comer para tener fuerzas. La ojiazul no sabía que el conde de todas maneras tenía una fuerza impresionante. — Así estoy bien, aprovecho que te veo para avisarte que mañana haremos otro tipo de prácticas, hay unas cosas en las que tengo dudas, y quiero comprobarlas. — Hmm... Está bien, siempre y cuando no me arriesgues demasiado, no soy una guerrera, Vladish, tampoco soy un ave. Sé que me molesté porque me dejaste arriba de ese árbol, pero debes entender que tengo un bebé que cuidar, si yo me hago daño, él se hará daño
Los Alfas comieron un refrigerio ligero para después descansar un poco. Todos ellos esperaban la hora de la cena, porque después de los alimentos serían dados los resultados. El Alfa escuchó que tocaron a su puerta. — ¿Quién me busca? — Soy yo Damiano, Theodoro. — Entra, parece que me estás vigilando, se supone que deberías de estar atendiendo a tus huéspedes. — Si, pero ya me engenté, así que me desaparecí un momento y aproveché para venir a preguntarte que te había parecido el exámen, ¿Se te hizo difícil? ¿Lo respondiste todo? Me tienes aquí muy preocupado, no te quedes callado. — Si sabes con quién estás hablando, ¿Cierto? Lo que te puedo decir es que estaba tan complejo que si no viajaste a cada país del que se preguntó, y conociste su cultura y economía, era imposible hacerlo perfecto. — Puff, por suerte tu eres el Alfa más viajado que conozco, te dedicaste por años a prepararte, al mismo tiempo buscaste a tu luna, y aprendiste de cada rincón del mundo. — Así e
La bella ojiazul parecía una ave barada en ese gran pino bañando de blanca nieve. Sus alas se movian un poco, y sin su consentimiento. Lo que la tenía molesta. Parecía que no iba a ser tan fácil aprender a volar a placer. — Vladish, ¿Cómo voy a bajar de aquí? Está muy alto, no puedo caer hasta el suelo, me golpearé. — Ely hacía un puchero. — No voy a subir hasta allá a bajarte, querida, es mejor que busques la forma de solucionar, yo te esperaré dentro de la villa. — ¡No, espera, no te vayas, no me dejes aquí, vampiro malhumorado! Pero el rey solamente se dió la vuelta y se marchó, debía dejar que ella aprendiera como salir de dificultades, de lo contrario de nada serviría haberla liberado. Bastante rato después, la mujer de cabellos platinados llegó hasta la puerta de la villa, ella se sacudía la nieve del cuerpo, había logrado liberarse, sobrevoló un poco pero al final cayó de una altura no tan alta. — ¿Es que aquí no hay caballeros? ¡Pude haberme matado si caía des
Elizabeth detuvo sus movimientos por unos momentos, deseaba poder decir que no, que si no le era posible criar al bebé al lado de su padre, prefería hacerlo ella sola, pero se lo había prometido, y él lo había salvado, ¿Qué más podía hacer? — Te lo prometí ¿cierto? Salvaste a mi hijo, te estaré agradecida por el resto de mis días, si lo hubiera perdido, yo... — No pienses en eso, está aquí, sus latidos son normales, él está creciendo bien, y ahora que tu cuerpo es más fuerte, lo podrás proteger mejor. El rey no pudo evitar sentir un mal sabor de boca, agradecimiento no es lo que se esperaba que sintieran las almas gemelas, había algo que no le cuadraba, pero lo averiguaría. De pronto la doctora se perdió en sus pensamientos. — ¿Qué te pasa? ¿En qué piensas? — Vladish, ¿Creés que al no ser humana y ser un ángel, los licántropos me habrían aceptado? — Elizabeth al sentirse tan rechazada le había dolido bastante, sobre todo por el rechazo del Alfa. — ¿Quieres la verdad?
La bella doctora por fin había despertado, su pecho ya no dolía, ni ardía, por lo menos no por el ritual que el vampiro había realizado en ella. Él la escuchó llamarlo y fue de inmediato a verla, más lo que vió lo dejó sorprendido, a él, a quien lo había visto todo. Elizabeth volaba cerca del techo, tenía dos hermosas alas aterciopeladas blancas, sus ojos azules estaban un poco más grandes de lo normal, pero de manera extraña, si no con una belleza extraordinaria, su brillo era único, divino, angelical. — Elizabeth, ¿Qué haces allá arriba? Baja aquí. — El vampiro no podía evitar ver las hermosas y torneadas piernas de la angel, pero se volteaba para no irrespetarla. — ¡Vladish, mírame, tengo alas, sin dos, y puedo volar, puedo volar alto, ya no tengo frío, me siento fuerte, me siento sabía...! — Señorita, apenas te acaban de salir ese par de alas, tienes que aprender a controlarlas, si te caes desde allá arriba, el cachorro se va a lastimar, y no queremos eso, ¿Cierto?
El cazador Bruno había regresado con su equipo, él les había expuesto su próximo trabajo, les había explicado que debían encontrar al rey de los vampiros a la brevedad posible, más el equipo de cinco lobos lo observaba en silencio. — Bruno, ¿Te estás escuchando? ¡Si el vampiro nos atrapa estamos muertos, él tiene demasiado poder, es el puto rey de los no vivos! — Lo sé, y habría rechazado el trabajo por más dinero que el Alfa me hubiera ofrecido, pero es mi amigo, lo he visto sufrir por no poder encontrar a su luna, y ahora que la encontró, ese miserable se la ha llevado. Yo ya he decidido que le ayudaré a buscarla, el que no quiera venir estará en todo su derecho. No voy a obligar a nadie. — Entonces quedaríamos como cobardes, pero de ir sería como caminar hacía el suicidio, si ese vampiro robó a la luna y al cachorro de nuestro Alfa, la guerra ya está declarada, y esto se va a poner muy sangriento. — No soy ningún cobarde, más sin embargo mi mate acaba de tener a nuestro p
Último capítulo