Huyendo del imponente señor Gambino.
Los hermanos del Alfa que se encontraban cada uno a su lado, por supuesto que alcanzaron a escuchar lo que dijo. Ninguno de ellos entendía nada.
— Damiano, ¿Qué rayos te suc ede? Tienes que seguir con el discurso. — El Alfa Emiliano le susurraba a su hermano. Todos en la sala tenían la mirada puesta en él, se podía mal interpretar y pensar que estaba enfermo o algo parecido. Pero sobre todo los poderosos Alfas que querían su cabeza, podían creerlo débil y aprovecharse de la situación.
— Ustedes dos, Emiliano y Massimo, esa mujer que acaba de llegar, vigilenla, no permitan que salga del hospital antes de hablar conmigo.
— ¿Quién? ¿La hermosa mujer de largos cabellos platinados y figura de modelo de alta costura? ¿Ella? — El Alfa Emiliano que no tenía filtros, describió a Elizabeth a la perfección.
Una fría mirada le cayó encima, su hermano parecía querer culminarlo.
— Es ella, es la mujer con la que... Con la que estuve ese día en el bar cuando nos atacaron los mafioss ame