—¡Ay, no! ¿He pasado la noche en la cama de un desconocido? Y encima es un hombre mayor. Seguro es un abuelo... —¿Abuelo, hombre mayor? Devastada por la muerte de su esposo, Marlén busca olvidar su pena en otro país. Sin embargo, una noche de borrachera la lleva a los brazos de Elijah, un total desconocido, y poco después descubre que está embarazada. Ocho meses más tarde se reencuentra con el padre de su bebé y descubre que él es un alfa supremo, un ser sobrenatural atormentado que ha sido hechizado para no conocer el amor y para que su especie se extinga por completo. Extrañamente, ella, que se creía una humana maldita, posee el poder para salvar a los lobos. En medio del proceso para eliminar el hechizo, ambos se enamoran profundamente. Sin embargo, cuando Elijah descubre que Marlén es uno de los seres más temidos y aborrecidos por su manada, tendrá que elegir entre luchar por su amada o romper todo vínculo con ella. ¿Será el amor de Elijah lo suficientemente fuerte?
Leer másEn un principio.
—Elijah, amor mío, hazme tu luna y entre los dos tendremos el mundo a nuestros pies —, susurró seductoramente Thalía, la princesa de los brujos, al alfa supremo de los lobos, envolviéndolo en un hechizo de palabras, mientras sus ojos brillaban con el deseo de poder y conquista.
Elijah, quien había experimentado la traición de aquellos que solo buscaban aprovecharse de su posición como rey, creyó en un principio que Thalía era diferente. Pensaba que finalmente había encontrado a una mujer que lo entendía, a una amante perfecta. Sin embargo, pronto descubrió que ella solo pretendía tomar el trono de los lobos a su lado.
—¿Qué te has creído? —, le contestó Elijah ocultando su desilusión. —Yo jamás dejaría que una bruja sea mi luna.
—Soy una princesa, y al unirte a mí, tu poder crecerá —, argumentó Thalía con voz melosa.
Enfurecido y sintiéndose utilizado, Elijah respondió con desprecio: —Si algún día decidiera ligarme a otra especie, no sería a los sucios y despreciables brujos, y en caso de que fuera una obligación, elegiría a tu hermana.
Llena de ira y sed de venganza, Thalía dio dos pasos atrás y levantó su mano hacia el cielo oscurecido, con los ojos fijos en la manada que se extendía ante ella. Su cuerpo parecía vibrar con la energía oscura y su cabello se agitaba como si estuviera siendo acariciado por un viento invisible y siniestro.
—Oh, lobos orgullosos y poderosos, os condeno a la perdición eterna. Soportaréis la pérdida de todo lo que os enorgullece, de todo lo que os da poder. Vuestras garras se debilitarán, vuestra ferocidad se disipará como una sombra en la noche. Seréis arrastrados por el camino hacia la extinción, dejando atrás solo el eco agonizante de lo que una vez fuisteis—, proclamó Thalía con rencor y satisfacción retorcida.
Mientras, la energía oscura a su alrededor se intensificó, formando espirales tenebrosas que envolvían sus manos extendidas.
La magia negra se desató en un torrente poderoso, guiada por la voluntad inquebrantable de Thalía. Rayos carmesíes danzaban a su alrededor, iluminando su figura con un resplandor infernal y con cada verso maldito pronunciado, el hechizo se fortalecía, solidificando la condena que se cernía sobre la manada de lobos.
El impacto del hechizo sobre los lobos fue inmediato, sus aullidos llenaron el aire, cargados de una desesperación y angustia desgarradoras. La maldición se aferró a ellos como una sombra asfixiante.
Al regresar a su hogar, encontró a su hermana sonriendo felizmente. Consumida por la envidia y el odio, Thalía no pudo soportar la felicidad de su hermana. Determinada a exponer el romance secreto de Dayanara con el líder de los gnomos, confrontó a sus padres, los brujos reales, denunciando la abominación que crecía en el vientre de Dayanara.
Furiosos y cegados por sus creencias, los reyes brujos le ordenaron a la princesa Dayanara, la bruja más poderosa de todas, que debía eliminar a la criatura que albergaba en su vientre.
Sin embargo, Dayanara se negó a cumplir, defendiendo la bondad y el amor que existía en la unión de diferentes especies. Y por expresar su desafío y proteger el fruto de su amor, la encarcelaron en un oscuro calabozo.
Con el tiempo, ella dio a luz, siendo atendida por una partera.
Al posar los ojos en su hermosa niña, con cabello rojo como el fuego y con ojos tan verdes como el bosque que los rodeaba, Dayanara no pudo evitar sonreír maravillada.
—Eres preciosa —, susurró suavemente, acunando a la recién nacida entre sus brazos.
—Algún día volverás, mi amor, y ocuparás tu lugar legítimo, porque no hay ser en este mundo más poderoso que tú. — La voz de Dayanara temblaba, mientras susurraba estas palabras antiguas al oído de la bebé.
De la palma de su mano, una luz radiante surgió y se transfirió al cuerpo de la niña.
—Esto es por tu propio bien —, musitó, mientras la bebé lloraba desesperadamente.
Con lágrimas en los ojos, la partera llevó en secreto a la niña al lugar más profundo del bosque, donde la abandonó.
Mientras los llantos de la niña resonaban entre los árboles, Thalía desató otro ataque implacable contra los lobos, alimentada por su resentimiento.
14 años después: “Deidad en la Tierra”. Este era el nombre con el cual muchos seres de distintas especies llamaban a Marlen, quien se había convertido en un símbolo para los híbridos y los padres de estos. Al fin, los reyes no se veían obligados a asesinar a los niños que eran concebidos por la unión de dos especies; podían dejarlos vivir porque estos niños no representaban amenaza alguna. La manada del Supremo, cada día más, recibía un híbrido que iba en busca del apoyo de su reina, sí, porque Marlen no supo cómo ni cuándo, pero ahora ya no era solo la Luna de los lobos y la futura regente de los gnomos, sino también la reina de los híbridos, y no sabía qué había hecho para merecerlo. El beta, en su recorrido por todas las manadas junto a su supremo, se enamoró de una loba guerrera y ambos, habiendo rechazado a sus parejas, decidieron empezar un romance, uniéndose y siendo felices a pesar de no ser destinados. Mientras tanto, el delta, en un viaje al mundo gnomo junto a Marlen, se
—¿No será que quiere aprovechar que Elijah no está aquí para chuparme la sangre? — le preguntó nerviosa, y Roy rompió en carcajadas. —Puede que sí o que no.— Entonces no me voy a arriesgar. Dile que no estoy, que ando recorriendo el mundo, que posiblemente me tome dos mil años en regresar, y que gracias por su interés.—Él sabe que está aquí y si le digo eso sabrá que le teme, pero despreocúpese, luna. Si la muerde, le arrancaré los colmillos y le haré un collar con ellos. —Pero estaré mordida y ese collar solo me recordará el momento más traumático de mi vida—. Ella apretó los labios dramáticamente y, aunque sus piernas temblaban, aceptó ir a ver a ese ser.—Recuerde, luna, no debe dejar que perciba su miedo y siempre mírelo a los ojos con firmeza. Si siente que es una amenaza, péguele fuego. Usted es poderosa— le aconsejaba Roy.Cuando Marlen llegó a la barrera de la manada, vio a un hombre alto, delgado, de piel pálida y ojos tan negros como su cabello. Jadeó impresionada; se n
En el aquelarre, ocupando el lugar de su padre bajo una gran infelicidad, se encontraba Dayanara, con una familia destruida y sin valor para abandonarlos y correr tras el amor.—Mamá, no nos podemos quedar así, no es justo que dejes que esa mujer tome mis poderes. Mató al abuelo y tiene que pagar, por ello— exigió Draven frente a los otros brujos.—No haremos nada, ya perdimos una guerra injustificada. Tu abuelo buscó su muerte por cuenta propia y solo él es responsable de su destino. En cuanto a ti, por trabajar a escondidas bajo sus órdenes, conociendo su secreto, tendrás que permanecer encerrado. Conocías todas sus maldades y decidiste callar y servirle— anunció Dayanara sin mirar a su hijo a la cara, y este cayó de sus piernas.—Mamá, estás siendo más tirana que nuestro abuelo. Se te nota la amargura, nos condenas a nosotros porque la perdiste a ella, la hija que concediste con amor. Es injusto, eres nuestra madre— le gritó él mientras era arrastrado por los guardias, mientras Ara
—No soy tu hija. Mi madre se llamaba Julia. Murió y no pude despedirme de ella por tu culpa. Reina bruja, mantengamos la distancia. No seremos enemigas, pero tampoco amigas— dejó muy claro.En cambio, Arabella aún seguía en un estado de shock. Su abuelo, a quien ella consideraba indestructible, fue asesinado por Marlen con tanta facilidad que parecía un chiste amargo. Sintió miedo. No era tonta. Sin apoyo, no lo enfrentaría. Observó al beta de Elijah, el que descubrió justo en esa guerra que es su compañero destinado, su adversario, un lobo, un ser que aborrecía, pero al que muy en el fondo no quería rechazar.—Supremo, permítame hacer algo antes— pidió Lucius cuando todas las tropas (brujos, gnomos y lobos) se estaban retirando.Elijah asintió sin entender qué haría su beta, pero inmediatamente lo supo cuando lo escuchó decir:—Yo, beta real, renuncio a todo vínculo contigo, bruja princesa. Le imploro a mi diosa que nunca haga que nuestro camino se vuelva a unir, porque prefiero la s
—Un pulgoso tan mediocre como tú no podrá acabar conmigo— fanfarroneó Diamantim después de verse a salvo, lejos de esas garras que en un segundo le provocaron más dolor del que nunca había recibido. Draven apareció en medio de todo, con Alaric atrapado como un guiñapo, que no podía moverse si no se lo indicaban. Ese brujo perverso lo convirtió en su marioneta. —Camina— le decía, y el lobo que antes ambicionaba con la supremacía de los lobos daba pasos involuntariamente, hasta que fue expuesto ante su propia gente. —No me serviste de nada, lobo ridículo— le dijo Diamantim a un Alaric aturdido, que ni siquiera tenía idea de lo que ocurría hasta que Draven le dijo: —Nunca trabajé para ti. En realidad, estaba a tu lado para manipularte a darle batalla al rey perro. Alaric no pudo ni tan siquiera protestar, su cabeza fue quitada de su cuello por el filo de una espada, y su cuerpo cayó inerte, siendo su decapitación una lección para cada lobo que una vez se atrevió a apoyar sus planes.
—Veo que no me equivoqué. Conseguimos a esta humana saliendo de esa manada y resulta que pude ver en su memoria que es tu mejor amiga. ¿Qué tal si la ponemos sobre el fuego que tú misma creaste?— dijo Arabella maliciosa, mientras hacía un hechizo para hacer que el cuerpo de Sabrina quedará suspendido sobre el fuego.—¡Marlen, ayúdame, no me dejes morir!— gritaba Sabrina mirando esas llamas rojizas frente a sus ojos. Se removía intentando zafarse, pero era imposible. Solo veía cómo era cada vez acercada al fuego.Angustiada, Marlen levantó sus manos hacia el cielo. Sus ojos brillaron mientras pronunciaba antiguas palabras de poder. A pesar de ver que Diamantim aprovechaba para incitar aquel hechizo lanzado por ella, para hacer que las llamas rugieran vorazmente, amenazando con consumir a su amiga, no se detuvo. No vaciló, sino que se conectó con la fuerza primordial del viento, canalizando su energía, sintiendo cómo la brisa mágica cobraba vida a su alrededor.Los lobos se cubrían los
Último capítulo