Mundo ficciónIniciar sesiónMe llamo Isabella y siempre he vivido bajo la sombra de mi hermana Savannah. Mi pecado fue nacer con ella, causar la muerte de mi madre y “robar” parte del don que la Diosa le había dado a Savannah. Odiada por mi padre, humillada, escondida dentro de mi propia manada, me convertí en alguien sin nombre ni identidad. Hasta el día en que un accidente la dejó en coma y me vi obligada una vez más a ocupar su lugar, solo que esta vez en un sitio aún más peligroso. Mi padre me envió a la Academia HighMoon, donde se entrenan las fuerzas élite, y se supone que debo servir al príncipe lycan Aurelius. Ese lobo arrogante, grosero y salvaje. El sueño de Savannah era abrirse camino hasta el trono real. El mío… es encontrar mi libertad. Esta vez no pienso seguir los planes de mi padre: “El príncipe me invita a una reunión privada: Ausente”. “El príncipe elegirá a su acompañante para el baile de Navidad: Ausente”. “El príncipe quiere a alguien que le caliente la cama esta noche: Más que ausente”. Creí que así saldría de su radar. Pero un buen día me vi acorralada contra las paredes frías de la Academia. Esos ojos lobunos y peligrosos me atravesaban con ira. Su mano firme en mi barbilla, la otra en mi cintura. “¿De verdad crees que fingir indiferencia va a salvarte?”, gruñó contra mis labios, enviando escalofríos de placer por todo mi cuerpo. No iba a ceder frente a él. Los dos ocultamos oscuros secretos, jugamos un juego tan peligroso que podría destruirnos… o atarnos para siempre. “Porque no soy quien crees, príncipe lycan y pronto regresará la verdadera Savannah.”
Leer másISABELLAAntes de que miraran hacia arriba me arrojé al suelo de golpe, escondiéndome.Abajo ya se escuchaban las exclamaciones buscando crucificar al perpetrador.Mis ojos, en pánico, dieron con el culpable de mi desliz y casi tuve el impulso de arrojarme también por la ventana.—Se… señor… —tartamudeé, mirando a la ceja alzada de ese lycan rubio que me gritaba desde las gradas durante la competición.Sus ojos vivarachos me observaban con burlas.—O te gusta mucho Aurelius o buscas una muerte prematura —me dijo, acuclillándose para estar a más o menos a mi altura.Era enorme como todos los lycans.Pero su musculatura parecía más estilizada bajo la cazadora de cuero y su sonrisa lo hacía menos intimidante que los demás.—Yo no quería… no sabía que alguien saldría por el camino… me asusté…—¿Ahora es mi culpa entonces?¡Siiií!—Nooo, no, claro que no… —le respondí lo contrario a lo que pensaba, mi mirada ansiosa se fijaba en la puerta.Thera me avisaba que se escuchaba a alguien correr
ISABELLA—Mírala cómo duerme la muy cerda… —dos chicas hablaban y descorrieron la cortina del cubículo a mi lado.Sin hacer ruido, volví a mi posición de acostada, por si acaso hacerme la dormida.Agucé el oído.Ofendían a la otra paciente, la llamaban salvaje descerebrada.Parece que se involucró en una pelea con una de sus amigas durante el examen de ingreso.—Esto te va a enseñar una lección…Se escuchó cómo arrastraron un mueble y el traqueteo de lo que sea que estuviesen tramando.—Termina de atar el hilo y vamos, vamos, joder, que si la enfermera nos encuentra estaremos castigadas.Como mismo vinieron se marcharon.Cerré los ojos y me mantuve tranquila al ver sus sombras pasar hacia la salida.No sé qué habían hecho, pero de seguro nada bueno.Me logré calzar las zapatillas, aún andaba con el mono de deporte todo sucio.Caminé con cuidado y el cuerpo aún medio lento, dispuesta a irme también.Pero me detuve después de dar unos pasos y miré hacia atrás.El salón enorme, lleno de
ISABELLAEsquivé lo mejor que pude, pero seré completamente honesta, ya me veía con una desfiguración facial.Me encontraba herida, tenía mucha menos fuerza que ella y estábamos demasiado cerca.Mi pierna no respondía bien y sus casi 1.78 m se impusieron sobre mis precarios 1.65 m.Subí los brazos como protección, intentando empujarla y salirme de la encerrona.El sonido chirriante de las garras clavándose en la pared resonó al lado de mi oído derecho.Su otra mano fue directo a mi garganta, cortándome la respiración.—Suel… táme… —luché clavándole las uñas en el brazo.Su rostro se inclinó sobre el mío, con los caninos afuera y el peligro asomando a sus ojos lobunos.—Él es mío, métetelo en tu cabeza de puta barata —escupió en mi cara con odio.La presión en mi cuello aumentaba mientras me subía por la pared.Era fuerte, joder, y yo estaba tan agotada.—El príncipe me pertenece y si no te destrozo ahora mismo tu cara de idiota, es para no darte más importancia. Pero disfruta tu maldi
ISABELLA“¡Me cago en la recórcholis, qué miedo me dio ese barranco!” Thera exclamó agitada y con la lengua afuera.Yo estaba desplomada contra una de las esquinas del laberinto, cansada a más no poder y con el tobillo hinchado como un jamón.La niebla fría me ocultaba un poco de todos los ojos vigilantes en las altas gradas.—Sssh, joder, qué dolor —murmuré pensando en cómo me iba a levantar ahora que toda la adrenalina me estaba abandonando.“¡Esa hija de puta casi nos deja encerradas en el baño!” Thera siguió protestando y estar enojadas fue la razón que nos llevó a esta situación.El objetivo era quedar entre las primeras, no desviar todo el foco hacia nosotras.Pero estando en los casilleros donde dejamos nuestras pertenencias y nos entregaron la ropa de deporte, me dieron otro regalito de bienvenida.Cuando me metí en el sanitario para cambiarme, mi puerta fue bloqueada desde afuera.Sé muy bien que fue Miska, su olor intenso y sofocante de Alfa se quedó esparcido por todo el sa
AURELIUS KADENLos cráteres en el suelo están escondidos y pueden activarse a la menor presión.Me pregunto cuándo se dará cuenta de que también es un veneno que confunde los sentidos.Me tenso al verla sumergirse en una nube de gas tóxico.Miska desaparece también entre la niebla.Este campo está fabricado con la ayuda de la Academia de Magia, no me quedan dudas.Los hombres lobo no somos las únicas criaturas sobrenaturales que habitamos en este continente y las cosas a veces se ponen tensas.Los aliados pueden cambiar a enemigos por cualquier fricción.Es importante aumentar nuestras fuerzas, por eso debo escoger a una buena Serafina para que me ayude.Miska sale disparada corriendo hacia la penúltima prueba.William resopla y escucho las murmuraciones y las apuestas.“Apuesta por la rubia pequeñita”, me extraña el escuchar la voz ronca de mi lobo.“¿Qué tanto interés tienes por ella? Posiblemente se desmayó en el gas…”Me tengo que comer mis palabras cuando la niebla se revuelve y
ISABELLADejó el casco colgado y se acomodó despreocupado el cabello platinado que caía por su nuca.La combinación de colores de sus guantes negros con el plateado de su pelo se veía fascinante.Debo admitir que ese cabello exótico siempre me había encantado en un macho.Se bajó de la moto y, Diosa, casi llegaba a los dos metros.Me sentía como una hormiga a su lado.Comenzó a ascender y por un momento ese rostro cincelado y hermosamente masculino miró hacia nosotras.Ojos azules tan fríos como el hielo, bestiales y afilados.Bajamos la cabeza al unísono, pocos podían sostener la mirada a un lycan de la realeza.Sentía que mi cuerpo entero comenzaba a temblar.Mientras más me resistía a mostrar miedo, más temblaba.Los pasos de sus botas se acercaban, su aura nos mantenía sumisas.“Aguanta, está al pasar, es solo un momento” me decía a mí misma conteniendo la respiración.Pero cuando la sombra del príncipe se proyectaba en la cima de la escalera, alguien me empujó desde la espalda.F
Último capítulo