07. ¡SOY INOCENTE SU MAJESTAD!
ISABELLA
—Mírala cómo duerme la muy cerda… —dos chicas hablaban y descorrieron la cortina del cubículo a mi lado.
Sin hacer ruido, volví a mi posición de acostada, por si acaso hacerme la dormida.
Agucé el oído.
Ofendían a la otra paciente, la llamaban salvaje descerebrada.
Parece que se involucró en una pelea con una de sus amigas durante el examen de ingreso.
—Esto te va a enseñar una lección…
Se escuchó cómo arrastraron un mueble y el traqueteo de lo que sea que estuviesen tramando.
—Termina de atar el hilo y vamos, vamos, joder, que si la enfermera nos encuentra estaremos castigadas.
Como mismo vinieron se marcharon.
Cerré los ojos y me mantuve tranquila al ver sus sombras pasar hacia la salida.
No sé qué habían hecho, pero de seguro nada bueno.
Me logré calzar las zapatillas, aún andaba con el mono de deporte todo sucio.
Caminé con cuidado y el cuerpo aún medio lento, dispuesta a irme también.
Pero me detuve después de dar unos pasos y miré hacia atrás.
El salón enorme, lleno de