Bodas de Odio Kelly Parker siempre ha sabido que, en su mundo, ser obediente equivale a ser invisible. Rebelde, indomable y decidida a no dejarse moldear por nadie —ni siquiera por su poderoso padre, dueño de uno de los mayores imperios aeronáuticos del país— Kelly desafía las reglas de un juego que nunca eligió jugar. Pero hay pactos que no se anuncian y alianzas que se firman en silencio. Una noche. Un encuentro. Y una propuesta que lo cambia todo. Matthew Darcy, el soltero más codiciado de Nueva York, arrastra tras de sí una sombra que amenaza con destruir su carrera política. Kelly, por su parte, está a punto de descubrir que algunas decisiones se toman con la cabeza… y se pagan con el alma. Un matrimonio por conveniencia. Una red de secretos, traiciones y ambiciones ocultas. Y una verdad que nadie está preparado para enfrentar. En el mundo de los poderosos, nada es lo que parece. Y a veces, el odio es solo el comienzo.
Leer másUnos días despuésNew YorkMatthewLa ilusión, los miedos, los nervios… todo se mezcla con la llegada de un hijo. Algunos se preparan durante años para ese momento, otros apenas logran creerlo cuando tienen el test en la mano, y también estamos los que, por un tiempo, lo vimos como un sueño lejano, inalcanzable… hasta que se volvió real. Pero sin importar el caso, hay algo que todos sabemos: nada vuelve a ser igual.Porque la paternidad no llega con un manual bajo el brazo. No hay reglas claras, ni garantías de que lo estás haciendo bien. Solo aprendes sobre la marcha, a base de errores, de instintos, de amor. A veces dudas. A veces fallas. A veces te sientes el peor padre, pero entonces esa criatura te toma de la mano, te mira, sonríe… y todo cobra sentido. Esa es, quizás, la magia más honesta de ser padre: no tener certezas, pero entregarse igual. Amar sin medida. Estar, aunque tiemblen las piernas. Asumir que los días difíciles vendrán y que nadie nos salva del miedo, de las noches
Unos meses despuésNew YorkKellyVivir a pleno tu felicidad… eso es lo mejor. Y lo es aún más cuando estás enamorada, cuando acabas de casarte, cuando cada mirada, cada roce, te recuerda que elegiste bien. Pero la verdad es que ese instante perfecto no es un final feliz, como en las películas. Es apenas el principio de otras etapas. De las reales. De esas que consolidan el amor con acciones, paciencia y complicidad.Y por eso la luna de miel no es solo una escapada romántica. Es ese primer espacio sagrado, esa pausa necesaria para respirar juntos, para conocerse sin distracciones, para empezar con el pie derecho. Para amarse sin interrupciones, sin agendas, sin deberes.Yo juro que entiendo a quienes desean quedarse ahí para siempre… porque también me pasa. También quisiera seguir refugiada en esa burbuja que creamos, donde el mundo se detiene, donde todo es más suave, más intenso, más nuestro. Donde las noches se sienten eternas en sus brazos y el amanecer trae promesas nuevas con c
El mismo díaLas Vegas, NevadaMatthewHay momentos que lo sabes…sabes que debes dar el paso. Es como si todo se alineara y te susurrara al oído: ahora. Te repites que ya no quieres seguir viviendo a medias tintas, ni aferrarte a lo seguro. Lo primordial: ya no existen dudas, sino certezas. Entonces enloquece, se impulsivo y haz lo que grita tu corazón, porque a veces lo más hermoso surge de esos instantes.Y yo lo sabía…sabía que era hora de unir mi vida a Kelly. Pues no me conformaba con las citas, tampoco me alcanzaban sus mensajes en la madrugada, ni las risas compartidas, ni los silencios que decían tanto. Sí era lindo, mágico, y ridículamente romántico, pero necesitaba mucho más o mejor dicho comenzar a reescribir nuestra historia. Y qué mejor que casándonos sin ese circo de los invitados, sin presiones, sino siendo los dos.Y siendo sincero… estaba más nervioso que la primera vez.Tal vez porque ahora era real. Esta vez no había acuerdos, ni convenios entre familias. Esta vez e
Al día siguienteLas Vegas, NevadaKellyDicen que las segundas oportunidades son como los eclipses: raras, intensas… y peligrosamente hermosas si no sabes cómo mirarlas. La mayoría no las da. Porque nos cuesta —aceptémoslo— confiar otra vez, soltar el rencor, cerrar la herida sin miedo a que vuelva a abrirse. Pero cuando una segunda oportunidad aparece, no somos los mismos que la primera vez. No amamos igual. No soñamos igual. No olvidamos igual.Y si decidimos volver a intentarlo, esta vez es con los ojos bien abiertos, el corazón remendado, y con ese instinto alerta que se activa cuando ya aprendiste que el amor también puede doler. Aun así, ¿sabes qué? Creo que todos merecemos una segunda oportunidad. No porque lo digan los libros cursis o las películas con finales felices, sino porque, a veces —solo a veces—, esas segundas veces resultan ser mejores que cualquier primera.Y yo quería eso con Matthew. Porque lo nuestro nunca fue un cuento de hadas. No hubo príncipes, ni bailes, ni
Unos días despuésNew YorkMatthewAquella tarde en Sleepy Hollow marcó un antes y un después en mi vida. Por fin tuve acceso a una verdad que durante años me carcomió por dentro como veneno lento. No voy a mentir: no sentí alivio. El dolor por la muerte de Allison sigue siendo una herida abierta que sangra cada vez que la recuerdo. La impotencia, el nudo en la garganta, el maldito sentimiento de culpa... siguen ahí. Pero, al menos, esa tarde descubrí algo más grande: que no soy un monstruo. Que tengo derecho a seguir adelante. A vivir sin la carga de una condena que no merecía.Aun así, fue extraño —casi antinatural— ver a Ralph esposado. Su rostro sin emoción, la sangre manchando su ropa, la mirada ida. Y por más que él haya querido destruirme… era mi hermano. Mi propia sangre. Un lazo que, aunque envenenado, no deja de doler cuando se rompe. No pude evitar pensar en mis padres. En cómo el arresto de Ralph sería el derrumbe final de todo lo que construyeron. La carrera política de m
Unos días despuésNew YorkKelly¡Qué difícil es confiar a ciegas! Y, sin embargo, lo hacemos todo el tiempo. Con el entorno, con los amigos, con la familia... pero, sobre todo, con esa persona que, sin pedir permiso, se ha colado en nuestro corazón. Porque amar, al final, es eso: saltar al vacío. Sin red. Sin frenos. Con el miedo aun latiendo dentro del pecho.Sin embargo, hay momentos en que confiar se vuelve aún más difícil. Pero no se trata solo del temor a salir herida. Es más profundo. Es esa incertidumbre que te paraliza cuando las circunstancias son borrosas, cuando estás al lado de alguien a quien, de pronto, ya no reconoces... o descubres que guarda secretos. Y eso, duele más que cualquier traición, porque una relación se construye con confianza. Y si no la hay, tarde o temprano, todo se desmorona.Aun así… a veces, solo a veces, hay que dar un paso al frente. Apostar sin tener todas las respuestas. Dar un voto de confianza, aunque las piezas no encajen del todo. Porque amar
Último capítulo