Matrimonio por apariencias (3era. Parte)
La misma noche
New York
Robert
Construir un imperio no es cuestión de suerte. Es una maldita ciencia. Un arte reservado solo para los que saben leer el tablero antes de que las piezas se muevan. El dinero, claro, ayuda. Pero es solo la herramienta. Cualquiera con una herencia o un golpe de suerte puede llenarse los bolsillos. Lo difícil es mantenerlo. Lo verdadero… es crear algo que nadie pueda derribar. Y para eso se necesita más que capital. Se necesita visión. Frialdad. Capacidad de actuar cuando otros tiemblan.
Yo aprendí hace años que los escrúpulos son para los que no tienen nada que perder. Para los tibios. Para los que quieren dormir tranquilos por las noches. En este juego, la conciencia es un lujo que no me puedo permitir. Si hay que mentir, se miente. Si hay que manipular, se manipula. Si hay que traicionar, se hace. ¿Y sabes qué? Se duerme igual. Porque los resultados justifican los medios, siempre.
Las alianzas… los favores… las sonrisas frente a las cámaras, todo eso es