Las mujeres tenemos la paciencia como incrustada en la sangre, pero muchas veces ni la mujer más paciente y buena de este mundo puede soportar tanto, porque cuando la puñalada viene del ser amado, es suficiente para formar en su corazón sentimientos tan funestos como la venganza, aquella que no le importa a quien se lleve en el camino, alguien tiene que pagar todo el dolor sufrido, pero solo una persona debe saber que un dolor así se paga con algo más que dolor.
Ler maisSantiago Montiel, era un muchacho despreocupado, que no le tomaba importancia a los sentimientos de los demás, si es que eso no le convenía, porque al final él sentía, que nadie era más importante que el mismo, ante los ojos del mundo, era el muchacho perfecto, buen hijo, buen amigo, el típico chico estrella de futbol de la escuela y asediado por las mujeres, en resumen el modelo idóneo de perfección, pero que guardaba sus propios secretos como aquel amorío con La hermosa Fernanda Del Castillo, él sabía que ella era capaz de lo que sea por él, confiaba en su amor ciego, se sentía cómodo tenerla en su vida, porque siempre que él quería ella estaba ahí para él, nadie imaginaba que él pudiera ser tan ruin con una mujer que en el fondo amaba, pero era tan egoísta que se negaba a dejar que ese amor ganara a su ego, a su prestigio de macho alfa, las mujeres no eran problema para él, todas eran especiales, pero ella ocupaba un lugar que nadie podía ocupar algo que ni siquiera él sabía, pero más tarde que temprano descubría.
Fernanda Del Castillo, era una muchacha ingenua que se había entregado en cuerpo y alma a un hombre, a un amor que creía ella que los uniría para siempre, ella una muchacha dulce, tierna que no creía en la maldad del mundo hasta que escucho aquella conversación, una donde ella era tratada casi como un tapete viejo, uno creado para ser ensuciado y maltratado, escucho ser llamada LA INCONDICIONAL, apodo que la seguiría está en sus peores pesadillas, pero aquel día también tomo una decisión, regresaría el día en que tuviera el poder suficiente para destruir al hombre que la había lastimado, que la había destruido desde sus cimientos, un hombre que con un par de palabras, destruyo su inocencia y candidez, remplazándola por una coraza de frialdad y rencor, al punto que la obligo a poner un continente de distancia por no poder soportar esa traición, ese puñal y aquel dolor, sin imaginar que con su ausencia provocaría que un corazón despierte de su letargo, uno que nunca creyó sentir algo así por ella.
La vida nos da lecciones muchas veces que no pedimos, porque no siempre obtenemos lo que merecemos, pero otras veces debemos hacer que las personas obtengan lo que realmente merecen, porque ser mujer no es sinónimo de debilidad, sino de un alma capaz de tomar una desgracia y volverla un objetivo sin importar las consecuencias o a pesar de ellas mejor dicho.
Las mujeres tenemos la paciencia como incrustada en la sangre, pero muchas veces ni la mujer más paciente y buena de este mundo puede soportar tanto, porque cuando la puñalada viene del ser amado, es suficiente para formar en su corazón sentimientos tan funestos como la venganza, aquella que no le importa a quien se lleve en el camino, alguien tiene que pagar todo el dolor sufrido, pero solo una persona debe saber que un dolor así se paga con algo más que dolor.
Fernanda, mientras tanto, revisaba la bolsa de valores, cuidaba sus inversiones, después de todo era herencia de su abuelo, su patrimonio, su legado.—Señorita Del Castillo, los de Japón han confirmado la reunión online.—Muchas gracias —respondió ella, sin ánimos de dejar que su parlanchina secretaria siguiera hablando. Solo eran días que se había instalado ahí, pero ya sabía cómo era ella.Habían pasado horas y decidió tomarse un respiro, un café caliente, mirando hacia la ventana, aunque el aire acondicionado está haciendo que el ambiente fuera tibio, ella no dejaba de sentir frío, después de todo su venganza había empezado, pero, aun así, su corazón no lograba calmarse, solo había pequeños destellos de satisfacción al ver su cara por la mañana, como la miraba desde abajo hacia arriba, no era la misma chiquilla con trenzas y lentes que vivía como abeja alrededor suyo, revoloteando, buscando su atención, haciendo todo lo que él quisiera, en cambio, ahora era otra, una mujer de negoc
ACTUALIDAD—¡¿Tú?!—Si Santiago, soy Fernanda Del Castillo, tu peor pesadilla —Era ella, la mujer que había regresado dispuesta a cobrar aquella venganza, solo hoy con las armas suficientes podría tomar su revancha, era su momento Santiago Montiel Salva tierra, pagaría el dolor causado tal cual se había prometido a sí misma ocho años atrás con lágrimas en los ojos y el corazón destrozado.Trató de acercarse a ella, de tocarla, estaba tan cambiada, pero era su Fer, su nena. Los recuerdos, las veces que la hizo suya, cuando tuvo que taparle la boca para que no gritara del placer que le proporcionaba, las veces que había tomado su cabello, enredándolo entre sus dedos, jalarla ligeramente hasta hacerla delirar y juntaba su pelvis hacia su entrada, sin embargo, ahora, frente a sus ojos, estaba una mujer en apariencia muy similar, pero esparcía algo que tenía miedo de identificar, rencor en cada una de sus palabras, esa sonrisa cínica le escarapelaba la piel y eso que aún no sabía de sus in
0CHO AÑOS ATRÁS.—Si mamá, Santiago, sabe que me voy — Como confesarle, que él era el motivo de su huida, porque eso estaba haciendo, estaba huyendo, era preferible alejarse con el corazón destrozado a seguir siendo la burla de aquel mal nacido que solo la había humillado y menos preciado durante mucho tiempo, aquel hombre muy a su pesar aún era dueño de su corazón, dolía amar a un imposible y más dolía amar a un hombre que solo la veía como LA INCONDICIONAL—Qué bueno, hija, ese muchacho lo quiero mucho, es como de la familia, hasta hubiera sido su madrina, si no fuera que Eliana y yo nos separamos y vivimos en lados extremos del país.La madre de Fernanda quería mucho a los Montiel Salvatierra, en especial a su amiga Eliana, una que conocía desde niña, cuyo sueño siempre fue que si algún día tuvieran hijos, estos se casen y así ser una familia de verdad.Aquellas horas le sirvió para empacar rápido lo esencial, ropa interior, artículos de aseo personal, fotografías de sus padres y s
OCHO AÑOS ATRÁS.Fernanda un día despertó y dijo basta, decidió que había tenido la suficiente paciencia con Santiago para soportar que esto siguiera sucediendo, estaba cansada de mentir, de decir que no le gustaba nadie, de rechazar invitaciones con la excusa de que quería concentrarse en sus estudios, eran tantos los pretextos que hasta los había olvidado, no quería seguir así, debían de una vez sacar a la luz su amor después de todo no estaban haciendo nada malo, se suponen que se amaban y eso no era pecado, en el fondo dudaba si sería así de fuerte, pero tenía que hacerlo, pero nunca espero que todo se tonara tan oscuro y doloroso al punto de sentir que su mundo se vino abajo junto con esa niña tonta que había sido para él, aquella que sus ojos solo se veían al hasta que oyó aquello que destruyo sus sueños sin sentido.—Fer ¿es tu novia? No me mires así, hombre, es que siempre te veo con ella.—¿De dónde sacas eso? Bueno, es solo un entretenimiento, tú sabes, este cuerpecito qué d
Santiago Montiel, era un muchacho despreocupado, que no le tomaba importancia a los sentimientos de los demás, si es que eso no le convenía, porque al final él sentía, que nadie era más importante que el mismo, ante los ojos del mundo, era el muchacho perfecto, buen hijo, buen amigo, el típico chico estrella de futbol de la escuela y asediado por las mujeres, en resumen el modelo idóneo de perfección, pero que guardaba sus propios secretos como aquel amorío con La hermosa Fernanda Del Castillo, él sabía que ella era capaz de lo que sea por él, confiaba en su amor ciego, se sentía cómodo tenerla en su vida, porque siempre que él quería ella estaba ahí para él, nadie imaginaba que él pudiera ser tan ruin con una mujer que en el fondo amaba, pero era tan egoísta que se negaba a dejar que ese amor ganara a su ego, a su prestigio de macho alfa, las mujeres no eran problema para él, todas eran especiales, pero ella ocupaba un lugar que nadie podía ocupar algo que ni siquiera él sabía, pe
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