Desde fuera, Aelin parece tenerlo todo: riqueza, elegancia y un prometido ideal. Pero tras la fachada de perfección se esconde un mundo de traición y secretos. Aelin es solo una mujer sencilla es la jefa oculta de una organización secreta que opera desde las sombras para proteger lo que el sistema no puede. Criada por una familia rica que la adoptó solo por interés, Aelin nunca conoció el amor verdadero. Su prometido, Leonard, fue su único refugio emocional… hasta que lo descubrió traicionándola con la amiga de este novia de la infancia. el dolor es devastadora, no porque lo ame sino por la traición. Pero la traición no termina ahí. Leonard, cegado por la ambición, la encierra como castigo. La deja sin comida, sin agua, sin salida durante una semana. Y cuando la debilidad toca a su puerta, Aelin ingresada en el hospital al borde de la muerte. Allí conoce a Darian Vólkov, un empresario millonario, enigmático y poderoso, que guarda un secreto tan profundo como el suyo: también lidera una organización clandestina. Juntos, forjan una alianza oscura y peligrosa para destruir a todos los que alguna vez la humillaron, usaron o traicionaron. Cuando Aelin encuentra un viejo collar escondido entre los archivos secretos de su familia adoptiva, una verdad enterrada resurge: sus padres biológicos no murieron. La están buscando. Pero mientras la esperanza florece, una nueva amenaza se cierne sobre ella. Leonard no ha terminado su juego. Y ahora, Aelin no es la misma mujer rota de antes: es una loba herida… con sed de venganza.
Leer másLeonard estaba solo en su oficina cuando Isabella entró sin tocar. Llevaba un vestido rojo ceñido, perfume caro y expresión decidida, y coqueta. —¿Vienes a celebrar que me dejaste sin fortuna? —gruñó él. —No. Vengo a ayudarte a destruir a la mujer que nos arruinó a los dos —respondió Isabella, cerrando la puerta tras ella. Él levantó una ceja. —¿Y por qué habrías de ayudarme tú? —Porque Aelin me golpeó. Me humilló. Y aun así todos hablan de ella como si fuera una víctima. ¿Sabías que ya hay rumores de que reaparecerá en un evento empresarial en menos de dos semanas? ¿Y sabes con quién? Leonard la miró, tenso. —¿Con quién? —Con Darian Vólkov. Leonard apretó los puños. —Ese bastardo. La está protegiendo. —Y eso no lo podemos permitir —susurró Isabella, sentándose frente a él con una sonrisa venenosa—. Escúchame, Leonard. Tengo las grabaciones, los mensajes de voz, fotos de cuando ella estaba inestable en el hospital. Podemos “reescribir la narrativa”. Podemos volve
La mansión Elizalde olía a desesperación. Amanda caminaba de un lado a otro, con el móvil en la mano y las uñas ya sin esmalte de tanto morderlas. Esteban bebía whisky sin hielo, mirando al suelo con rabia muda. Los contratos estaban rotos, las cuentas bloqueadas, y la promesa de expansión empresarial gracias al matrimonio con Aelin… hechas trizas. —¡No puede haberse salido con la suya! —gritó Amanda por tercera vez. —Lo hizo —gruñó Esteban—. Con esos documentos que trajo… y ese maldito respaldo legal que debe venir de alguien poderoso. Amanda giró hacia él. —¡Esto es culpa de Leonard! Él permitió todo esto — dijo Amanda. —Exacto —asintió Esteban, y lanzó su copa contra la pared. Pedazos de cristal volaron por el salón. Quedando regados por el piso. —Él debió tenerla controlada. Él debió manipularla, y tenerla bajo control, ella era sumisa. Si no se hubiera metido con esa… Isabella, si no se hubiera descuidado, ¡la tendríamos bajo contrato aún! Amanda sacó su móvil y
El día comenzó como cualquier otro: con sudor, metal y entrenamiento. Aelin ya se movía como antes. Su cuerpo era firme. Su respiración, calculada. Pero su alma… esa aún estaba cosiendo cicatrices invisibles. —Has mejorado —dijo Darian, mientras ella giraba con una daga en la mano y detenía su golpe a milímetros de su cuello. —No. Solo me estoy acercando a lo que alguna vez fui —respondió ella, bajando el arma. Esa mañana, Darian había recibido una notificación encriptada en sus servidores privados. Un rastreo indirecto que surgió cuando alguien intentó mover parte del dinero que había recibido la familia adoptiva de Aelin… a nombre de ella. —Tu “familia” está tocando cuentas que no les pertenecen —le dijo Darian, mostrando la pantalla—. Esto viene del banco Aetherium. Tu nombre está atado a su contrato matrimonial con Leonard. Aelin apretó los puños. —Claro… siguen sacando ventaja de mi desgracia. Como siempre. Esa familia solo sirve para sus asquerosos propósitos. La a
MANSIÓN VÓLKOV La mansión Vólkov no era una casa, común y corriente. Era una fortaleza disfrazada de lujo. Muros altos electrificados, vigilancia digital, diurna y nocturna, vehículos blindados ocultos entre pinos negros, y un personal que no hacía preguntas. Todo estaba perfectamente calculado para que nadie supiera quién vivía allí… y para que nadie sobreviviera si entraba sin permiso. Darian la condujo por un pasillo subterráneo iluminado; no parecía túnel, más bien un centro de entretenimiento, con luces tenues. Al fondo, una puerta metálica con lector de retina. —¿Estás segura de esto? —le preguntó él, con la mano sobre el panel. Aelin no titubeó. Estaba segura de sí, misma. —Ábrela. La puerta se deslizó suavemente. Lo que había detrás le quitó el aliento. Ella se quedó en chock. Una enorme sala oculta bajo tierra. Equipos de combate, estantes con armas, rayos Láser, pantallas tácticas, un centro de comando y un cuadrilátero de entrenamiento al centro. Todo
ESCAPANDO La noche cayó como una sombra densa sobre la ciudad. Las luces del hospital titilaban a lo lejos, como si el edificio supiera que algo estaba por romperse. Aelin observaba desde su ventana. Su cabello, suelto, ondeaba levemente con la brisa que entraba por la rendija. A su lado, en la oscuridad, Darian se mantenía en silencio. Ambos sabían que esa noche sería decisiva. —¿Estás lista? —preguntó él, con voz baja. Ella lo miró. Había recuperado algo de fuerza. Había comido, dormido… pero sobre todo, había renacido. En sus ojos ya no había dolor. Solo determinación. —Siempre lo estuve. Darian deslizó una carpeta sobre la mesa. Planos. Rutas de evacuación. Horarios del personal. —A las 02:00, las cámaras del pasillo este estarán desconectadas por mantenimiento. Tengo un vehículo blindado esperándonos dos calles más abajo. Un helicóptero en espera si todo sale mal. Aelin arqueó una ceja. —¿Siempre tan discreto? —No soy discreto —respondió Darian, sonriendo l
DARIAN VÓLKOV Ella frunció el ceño. —¿Aelin Valtierra? —repitió Darian, aun sujetando su mano. Ella no apartó la mirada. Lo escaneo de arriba abajo. —La misma. Él sonrió apenas, como si leyera algo más profundo detrás del nombre. —Tienes la mirada de alguien que ya ha visto demasiado. Ella ladeó la cabeza. Se sentía incómoda ante la presencia de este gran hombre. — luego dijo: —Y tú la de alguien que ha causado más de lo que admite. —Touché. ===/=== Durante los días siguientes, Darian se convirtió en una presencia constante. Al principio venía por cortesía con sus abuelos. Pero luego ya era rutina, estaba en el desayuno, en el almuerzo, la cena, y hasta en el café. Era… simplemente por ella. No hablaban demasiado. Pero cuando lo hacían, las palabras eran precisas. Filosas. Íntimas. Y exactas. Una mañana, Aelin despertó sobresaltada por una pesadilla. Sudaba frío, respiraba agitada, su cuerpo temblaba. Al mirar hacia la puerta, allí estaba Darian, sentado en
Último capítulo