DARIAN VÓLKOV
Ella frunció el ceño.
—¿Aelin Valtierra? —repitió Darian, aun sujetando su mano.
Ella no apartó la mirada. Lo escaneo de arriba abajo.
—La misma.
Él sonrió apenas, como si leyera algo más profundo detrás del nombre.
—Tienes la mirada de alguien que ya ha visto demasiado.
Ella ladeó la cabeza. Se sentía incómoda ante la presencia de este gran hombre. — luego dijo:
—Y tú la de alguien que ha causado más de lo que admite.
—Touché.
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Durante los días siguientes, Darian se convirtió en una presencia constante. Al principio venía por cortesía con sus abuelos. Pero luego ya era rutina, estaba en el desayuno, en el almuerzo, la cena, y hasta en el café. Era… simplemente por ella.
No hablaban demasiado. Pero cuando lo hacían, las palabras eran precisas. Filosas. Íntimas. Y exactas.
Una mañana, Aelin despertó sobresaltada por una pesadilla. Sudaba frío, respiraba agitada, su cuerpo temblaba. Al mirar hacia la puerta, allí estaba Darian, sentado en una silla del rincón, hojeando un libro. Sin escoltas. Sin pretensiones. Solo, como una persona común.
—Tu voz se quebró en sueños —dijo él, sin mirarla—. Como si recordaras algo que no quieres, recordar.
—O como si quisiera algo que ya no puedo recuperar —respondió ella.
—¿Y qué es? — preguntó él.
Ella dudó. —Libertad.
Darian cerró el libro. —No estás tan lejos de ella como crees.
===/===
Los doctores estaban intrigados con el caso de Aelin. Cuando les preguntaban por qué no quería que la recogieran sus «familiares», ella simplemente respondía:
—No me queda familia.
Intentaron localizar a Leonard. Pero cada vez que alguien del personal se acercaba con información, misteriosamente, todo desaparecía. Documentos perdidos. Registros alterados.
Lo que Aelin no sabía era que Darian ya se había enterado de todo.
Gracias a sus contactos.
Gracias a su instinto.
Y gracias al rastreo que había iniciado sin decírselo a nadie.
Porque el nombre “Elizalde” había llegado a sus oídos tiempo atrás… en informes que hablaban de corrupción, tráfico de influencias y blanqueo de capital.
Ahora sabía que el prometido de Aelin no era solo un traidor. Era un peligro.
Y eso no lo iba a permitir.
===/===
Un día, mientras ella caminaba lentamente por los jardines del hospital con ayuda de una enfermera, lo vio. A lo lejos.
Leonard.
Saliendo de un auto oscuro, con traje elegante, mirando a su alrededor.
Ella sintió que el aire se le cortaba.
Intentó esconderse, pero sus piernas aún no tenían fuerza. Tropezó. Cayó al suelo. La enfermera corrió a ayudarla.
Entonces, apareció Darian. Fue directo hacia Leonard.
—¿Leonard Elizalde?
—¿Y tú eres?
—Darian Vólkov.
Leonard frunció el ceño, incómodo. El nombre le sonaba… peligroso.
—Estoy aquí para ver a mi prometida —dijo Leonard, altanero.
—Ya no estás comprometido con nadie —dijo Darian con voz baja.
—. Pero si te acercas a ella una vez más, haré que desaparezcas de todos los registros públicos… y que nadie recuerde que alguna vez exististe.
Leonard lo miró con rabia. —¿Es una amenaza?
—No. Es una garantía.
Darian dio un paso más, lo suficiente para que su sombra lo cubriera.
—Lárgate. Mientras todavía puedes caminar.
Leonard retrocedió, pero murmuró:
—Ella es mía.
—Esa mujer no le pertenece a nadie. Y si vuelves a decir lo contrario… no vivirás para repetirlo.
Darían había investigado, y sus fuentes le habían dicho, cómo Leonard, había encerrado por casi una semana, a Aelin, sin agua y sin comida. Eso lo tenía enfurecido.
Pensaba, que como un prometido, tenía el valor de tratar tan mal a su prometida, preso lo enfurecía.
Ni los animales, tenían ese trato.
===/===
Aelin lo vio todo desde la ventana.
Y algo en su interior… se rompió.
No por miedo.
Por primera vez, se sintió protegida. Y eso era nuevo.
Eso… era peligroso.
===/===
Esa misma noche, Darian volvió a verla.
—Gracias —le dijo ella, sin mirarlo directamente.
—No fue nada.
—Sí lo fue. Nadie me ha defendido así desde…
No terminó la frase.
Darian caminó hacia ella. Se detuvo frente a su cama.
—Aelin… ¿Quién eres en realidad?
Ella lo miró. Por primera vez, sin barreras.
—Alguien que ha matado para sobrevivir.
Darian no reaccionó. No se alejó. Solo asintió.
—Entonces somos iguales.
Ella frunció el ceño.
—¿Tú también has…?
—He hecho cosas que no se pueden contar —respondió él, y por un segundo, su mirada se ensombreció.
El lugar se quedó en silencio total
Hasta que Aelin dijo:
—¿Y si algún día descubres lo que realmente soy?
—Ya lo estoy descubriendo —dijo Darian—. Y no me asusta.
«El Siguiente capítulo será una bomba: una mezcla de acción, tensión, escape clandestino y química intensa entre Aelin y Darian. Es el momento perfecto para mostrar que ambos son estrategas, guerreros y criaturas rotas, pero que juntos comienzan a formar una alianza tan poderosa como peligrosa.
Veremos a Darian como el magnate letal que lidera desde las sombras, y a Aelin como una mujer que, aunque herida, empieza a recuperar su poder. El escape no será fácil. Pero será inolvidable».