Elizabeth es una joven a la cual se le ha presentado la oportunidad de trabajar en una de las mejores empresas de la ciudad. El trabajo lo necesitaba tanto que hará lo que sea necesario para mantenerlo... Una noche antes de entrar se va con un hombre atractivo que conoció en la discoteca a su apartamento, aún que las cosas no fueron como tendrían que ser, ella jamás se imagino que se volvería el blanco del jefe, el mismo chico de la noche anterior, siendo una presa fácil para el despiadado Alexander West.
Leer másJadeando, me desperté con un grito atrapado en mi garganta punto con el sudor corriendo por mis sienes, me dirigí al baño retiré mi ropa y entré en la ducha sin importarme que el agua estuviera fría.
Dando saltos en la ducha de lado a lado me mantuve así por un momento mientras mi cuerpo se acostumbra al agua fría, y así poderme olvidar de mi pesadilla. Dispuesta a intentar hacer cualquier cosa que la sacara de mi memoria, pero no es posible. Después de pasar mucho tiempo, demasiado diría, me vestí, esperando que una taza de café con leche pudiera ayudarme a sacar un poco el frío de la ducha. »Si estaba demasiado fría el agua« Sabiendo que ya me era imposible dormir, miré el reloj de mi teléfono y eran las tres de la mañana aún. Salí de mi habitación y me detuve enfrente de la puerta, delante de mí había otra puerta, había estado con mucho cuidado tratando de ser lo más silenciosa posible, vi a Elias, mi mejor amigo, estaba profundamente dormido. Agradecí por no haberlo despertado con mis gritos y ruido en el baño. Cerré la puerta y caminé en dirección a la cocina necesitaba ese café de urgencias. Elias ha estado conmigo desde que teníamos Diez años. El sabía todo lo que había pasado y me ayudaba en lo que fuera posible. Es mi salvavidas personal, mi hermano, y lo más importante, mi salvador. Comencé a preparar mi café cuando vi un montón de Correos en el mostrador. No tenía más nada que hacer así que apenas terminé de preparar mi café tomé los correos y me los llevé conmigo. Me senté en la pequeña sala acomodándome en el sofá, revisando todas las facturas y papeles inútiles, encontré un correo que me dejó congelada inmediatamente. Con mis manos temblorosas, despegué la solapa y saqué el papel que podría darme una inmensa felicidad o una gran angustia. Leyendo cada palabra cuidadosamente, una enorme sonrisa se apoderó de mi rostro. Sin importarme más, corrí directamente a la habitación de Elías y salté sobre su cama con el chillido más fuerte que jamás había salido de mí. —¿Qué demonios Elizabeth?— grito Elias con los ojos bien abiertos, pero tan pronto como vio la sonrisa en mi cara, soltó un profundo suspiro. —Lo conseguí Eli. Mira, finalmente lo conseguí— le puse el papel sobre su rostro mientras saltaba de arriba abajo en la cama. Observando lo que había en el papel El soltó su propio chillido. —Lo conseguiste. Oh si, finalmente— —¿Verdad que sí? finalmente me han dado el trabajo. No puedo creerlo. Dios quería un descanso desde hace tiempo y finalmente lo conseguí— dije emocionada como con un tono soñador que rara vez se escucha en mí. —Te lo mereces, hermana. Dios sabe que sí— me abrazó con fuerza, un abrazo que devolví felizmente. —¡VAMOS A CELEBRAR!—grito Elias soltándome y corriendo por la habitación como si no acabara de despertarse, esa es la cosa con El, no puede evitar estar feliz por mí y yo no puedo evitar amarlo aún más. —Eli, son las tres y treinta de la mañana, vuelve a la cama y duerme. Podemos celebrar más tarde— —Espera un minuto— volvió a su cama con una expresión seria supe que algo lo había enfadado punto y sabía que ese algo era yo. —¿Por qué estás despierta? ¿Tuviste otra pesadilla?— Mire hacia mi regazo con culpa, mis dedos retorciéndose, un hábito nervioso. —No— respondí tímidamente sabiendo cómo se pone Elías cuando se entera de mis pesadillas. Corrió hacia mí y me abrazó con fuerza. —¿Por qué no me despertaste? Sabes que te habría ayudado— Apartándome miré a cualquier lugar menos a el. —Lo sé, pero tú tampoco has dormido bien en las últimas semanas y no quería molestarte— Tomando mi barbilla entre sus dedos, dirigió mis ojos hacia el. —Nunca estoy demasiado cansado para ti— dijo suavemente. No pude evitarlo mirar fijamente. Elías era un chico atractivo, muy alto con ojos café claro y piel oliva. Y su cabello negro, ambos éramos identicos en lo fisico, cada vez que salíamos a la calle, las chicas se le lanzaban a el, lástima que a él no le gusten. A mí no me miraban ya que ante la vista de los demás me veo como una niña. Cosa que agradezco porque no me interesa ahora salir con nadie, y al parecer a el tampoco. Mi Eli era un orgulloso de mal carácter, y siempre decía que antes de estar con alguien que le diera dolores de cabeza preferiría estar solo. —Vamos a dormir, tienes un gran día mañana— susurró y me llevó con el a la cama, acurrucándome a su lado. Suspiré de satisfacción, sintiéndome segura con el. Sabiendo que nada puede hacerme daño mientras esté a mi lado. No tardo mucho la oscuridad en envolverme Y arrollarme de nuevo el sueño. [•••] Me desperté como encontrándome sola en la cama. salté y me fui al baño de mi habitación, me arreglé y me cepillé los dientes para luego salir esta e irme a la cocina. Cuando llego a esta encuentro una nota cerca de la cafetera. —"ME FUI AL TRABAJO. EL DESAYUNO ESTÁ EN EL HORNO. CÓMELO. Y PREPÁRATE ANTES DE LAS OCHO DE LA NOCHE VAMOS A SALIR A CELEBRAR"— Solté un suspiro y comencé a desayunar. Repase todas las cosas que necesitaba hacer hoy punto pero lo más importante era renunciar a mi trabajo actual. me estremecí, sabiendo que tendría que lidiar con Raul, mi jefe. bueno, exjefe. Era un asqueroso, no encontraba otra forma de describirlo, en realidad no había otra. cuando comencé a trabajar, no pasaba un día sin que intentara tocarme. Deliberadamente, elegía el uniforme más provocativo para las camareras. una camisa blanca ajustada y escotada combinada con los shorts negros más cortos que fácilmente podrían pasar por ropa interior. Si no fuera por la crisis financiera habría dejado ese lugar asqueroso una semana después,, pero tienes que hacer lo que tengas que hacer por mantener un trabajo que te pueda mantener llevar algo de dinero a casa, y ahora finalmente tengo la oportunidad de dejar ese lugar olvidado por Dios y trabajar en otro lugar, uno en el que he querido trabajar hace varios años. Tomando el último bocado, me apresuré a ducharme y a prepararme corriendo para tomar el auto y conducir hasta allá. Llegué después de quince minutos al lugar que desearía poder incendiar hasta los cimientos. Entré directamente sin molestarme en saludar a nadie, quería terminar con esto de una vez. Toque la puerta de la oficina de Raul y entré cuando escuché un murmullo que decía "adelante". Y ahí estaba él, con su gran barriga redonda asquerosa. No pude evitar hacer una mueca de desagrado cuando empujó su silla hacia atrás con un chirrido y se recostó con una sonrisa engreída en su rostro al verme. —Bueno, bueno, aquí estás. ¿A que se debe este maravilloso placer de tenerte aqui siendo este tu día libre?— dijo con esa voz irritante y su sonrisa se hizo más grande mostrando sus dientes amarillos cuando me voy a establecerme. el imbécil adoraba vernos retorcernos. Me acerqué a su escritorio y con la barbilla en alto y los hombros rectos anuncié: —RENUNCIO—El se detuvo frente a mi apartamento y vi su disgusto respecto a mi vecindario. En mi opinión, este era el lugar menos inseguro, pero era todo lo que Lucía y yo podíamos pagar. Le di un pequeño agradecimiento que él devolvió con un asentamiento, salí de su coche demasiado llamativo y me apresuré a entrar en mi edificio. Sentí el coche arrancar y alejarse.Al entrar en mi apartamento, me alegré un poco de no escuchar a Elias. Solo quería algo de tiempo para adaptarme a todo lo que había sucedido hoy. Anoche fue la más divertida que había tenido en años. Salir con Eli y Alexa siempre era lo mismo, pero ayer fue algo completamente diferente. Ayer fui completamente yo misma y fue realmente refrescante. Cuando él sostuvo mis manos hoy, sentí el calor recorriendo mi cuerpo. Nadie nunca había tenido tal efecto en mí.Incluso ni con mi ex, yo siempre solía ser reservada. El sexo nunca se trataba de mí. Nunca me tocaba y solo tenía lo que quería. Entonces ¿Por que quería que él me tocara? ¿Por
Me quedé inmóvil. Solo había una persona que sabía lo que pasó hoy, aparte de Elizabeth y yo. Y ese era Sven mi mejor amigo.—¿Así que tú y Sven volvieron?— pregunté deliberadamente cambiando el tema y tomando nota para no volver a contarle nada a él nunca más. Amara y Sven han estado yendo y viniendo durante los últimos dos años. Ambos testarudos y sin querer ser los primeros en admitir que se aman.—No, no, no—meneó su pequeño dedo frente a mi cara, claramente captando mi intención. —Dime qué pasó entre ustedes dos——Nadie debe escuchar sobre esto. Y especialmente ella. No quiero que se sienta incómoda aquí—sabía que no había salida, así que le conté lo que pasó, pero omitiendo lo del suceso de esta mañana. Nadie tenía por qué saber eso.Después que terminé de contarle, ella simplemente se quedó allí mirándome con sus grandes ojos negros.—¿Me estás diciendo que recogiste a esa chica hermosa en el bar anoche y todo lo que hicieron fue comer pizza en tu casa y ver programas de telev
Lo que debería haber sido un día memorable para mí se convirtió en un completo error cuando entré en la oficina después de Amara.—Señor West, esta es Elizabeth su nueva asistente—El tiempo se detuvo cuando él levantó lentamente sus ojos de acero gris. Los mismos ojos que me cautivaron la noche. Los mismos que me trajeron un intenso horror esta mañana.Me miro sin ninguna expresión.El hombre que recogí anoche. El hombre que me cautivó con solo una mirada. El mismo hombre que se sentó conmigo durante horas viendo repeticiones de mis programas favoritos y comiendo pizza. El que se rio y me tomó del pelo. El hombre con el que me quedé dormida anoche estaba justo frente a mí. David, o debería llamarlo Alexander West.Me seguía mirando con una cara inexpresiva, pero podía ver en sus ojos la curiosidad.Sin saber de la atención en la sala, Amara continúa presentándomelo y viceversa.—Ella fue realmente la única candidata que pudo responder cualquier pregunta sin ninguna vacilación y...—Am
Cuando el taxista se detuvo frente a mi edificio, vi a Eli parado allí con una expresión preocupado en su rostro. Tan pronto como nuestras miradas se cruzaron, rompí a llorar. Escuche que abrió la puerta y me tendió su mano para que saliera del auto.Le pagó al conductor y empezamos a caminar hacia el ascensor, el me hablaba, pero no pude registrar ninguna de sus palabras.Cuando entramos a nuestro apartamento, el me llevo directamente a mi habitación, acostándome en la cama con mucho cuidado. Me giré de lado, tratando de calmar mi corazón acelerado y mis lágrimas inútiles.Sabía que había tenido pesadillas antes, pero esta era como nunca antes. Realmente era real. Los dedos y los toques no podía soportarlos.El me levanto, abrí mis ojos y lo vi empujándome a mi baño.Me miró sosteniendo mi rostro con ambas manos. —Quítate la ropa y métete a la bañera. Todo va a estar bien— su voz estaba algo ronca, sabía perfectamente cómo esto lo afectaba a el también.—Lo lamento— dije, completamen
Me encogí de hombros porque no sabía qué responderle.—Así fue como la diseñaron, la idea fue del diseñador——¿Pero cuál es el uso? Hay suficiente espacio para una TV de pantalla plana—dijo con una voz desconcertada que pronto olvidó cuando se inclinó hacia adelante y tomó la caja de pizza para recostarse en el sofá y abrirla dándole una mirada tan soñadora que me hizo desear instantáneamente ser esa pizza.Riéndome de mi locura, que estaba más que seguro provenía de no haber tenido ningún sexo durante dos días, tomé una porción lo que hizo que ella frunciera el ceño y me mirara con furia. No sabiendo lo que había hecho de inmediato me puse en alerta.—¿Que?—Me miró por un rato y luego sacudió la cabeza lentamente, me quitó el control remoto de mis manos y encendió a Netflix, yo lo único que podía hacer era mirarla, cuando encontró lo que buscaba se sentó de nuevo y tomó otra porción, comiendo con una pasión que nunca había visto antes.»¿O está muy hambrienta o realmente ama la pizz
Me separé de el y lo llevé a un lado fuera del alcance del oído de David.—¿De qué estás hablando? ¿Que pasó?—dije tratando de entender lo que quería decir.Eli respiro y puso una mano en mi hombro, dándome un apretón. Mi mente borracha se estaba despejando por momentos y sabía que necesitaba irme antes de racionalizar toda esta situación y volver a casa sola. —Me dio su dirección y me dijo que estarías segura con él. Me sorprendió que te fueras con alguien, pero no te detendré, lo que pasó en el pasado debe quedarse allí y necesitas empezar a vivir, Elizabeth, no te preocupes si te lastima, tú también puedes lastimarlo de igual manera. Ahora sé que nunca debo meterme contigo después de lo que hiciste con Raul—lo que dijo me hizo reír a carcajadas.—No te preocupes, sé que estoy rompiendo todas mis reglas, pero realmente quiero esto— volví mi mirada hacia David y lo vi hablando con el portero. Probablemente sintiendo mi mirada sobre el, lo vi girarse hacia mí y darme una pequeña sonri
Último capítulo