Me encogí de hombros porque no sabía qué responderle.
—Así fue como la diseñaron, la idea fue del diseñador— —¿Pero cuál es el uso? Hay suficiente espacio para una TV de pantalla plana—dijo con una voz desconcertada que pronto olvidó cuando se inclinó hacia adelante y tomó la caja de pizza para recostarse en el sofá y abrirla dándole una mirada tan soñadora que me hizo desear instantáneamente ser esa pizza. Riéndome de mi locura, que estaba más que seguro provenía de no haber tenido ningún sexo durante dos días, tomé una porción lo que hizo que ella frunciera el ceño y me mirara con furia. No sabiendo lo que había hecho de inmediato me puse en alerta. —¿Que?— Me miró por un rato y luego sacudió la cabeza lentamente, me quitó el control remoto de mis manos y encendió a N*****x, yo lo único que podía hacer era mirarla, cuando encontró lo que buscaba se sentó de nuevo y tomó otra porción, comiendo con una pasión que nunca había visto antes. »¿O está muy hambrienta o realmente ama la pizza?« Y si mi sospecha es correcta sobre la mirada que me dio antes ha puesto por lo último, se percató de que la estaba observando demasiado y me miró. —¿Que? ¿Tengo algo en la cara?— —No, solo pensaba en lo afortunada que es esa pizza— dije inclinándome hacia ella con una voz seductora o teniendo el sonrojo que esperaba, me reí y volví a prestar atención a lo que ella había elegido para ver. Sentarme en silencio, comer, beber y ver la televisión con alguien, especialmente con una chica que recogí en un club, era algo que nunca había hecho. Nunca me importaba la persona, mucho menos traerla aquí a mi lugar. Siento que es demasiado arriesgado y sobre todo, pedir comida y ver la televisión, nunca había sido mi prioridad. »Mi pene lo era« Solo follaba y me iba, ese es mi lema, no podía permitirme el lujo de apegarme y especialmente no en este momento. Pero hora no sentía nada más que satisfacción, reír con ella y escucharla cantar las canciones de los temas no era lo que tenía en mente cuando vi a esta mujer, todo lo que quería hacer era follarla hasta dejarla sin sentido. »No me malinterpreten, todavía quiero hacer eso« Pero estoy aquí. Sentir paz y satisfacción era igual de gratificante. ¿Qué me paso? Siendo un soltero notorio, un imbécil mujeriego. Nunca pensé que me sentiría así. Necesitaba poner mis pensamientos en orden y rápido. Nunca soy de los que muestran sus emociones en la cara. Una máscara constante de falta de emoción, eso es necesario para un tipo como yo. Pero ella me hace sentir cómodo. ¿Como puede una chica que acabo de conocer hacerme sentir así? Mirándola vi que estaba profundamente dormida, considerando la cantidad de vino que consumió era claro que esto sucedería, sin pensarlo dos veces sobre la sonrisa que se formó mi cara al mirarla, la levanté y la llevé a mi dormitorio colocándola suavemente en mi cama, me aseguré de que no se despertara, pero fue una tarea fácil cuando no pesaba nada. Mirando el reloj me sorprendo al ver que este marca las tres Am. ¿A dónde se fue el tiempo? Sabiendo que no era fin de semana y que tenía que despertarme en unas pocas horas para trabajar, caí de cara en la cama junto a Liliana y no tarde mucho en quedarme dormido, pensando en todas las cosas que le haría tan pronto como despertara. [•••] POV Elizabeth —Eliza— —Sal, pequeña—una voz aguda, era la fuente de mi condena llamó. —Sabe cómo se pone papá si no puede jugar con su muñeca favorita— dijo arrastrándo las palabras. Estaba sucediendo de nuevo, no sé cómo me encontró. »¡Por favor Dios, ayúdame!« Me tape la boca con ambas manos esforzándome al máximo por no hacer ningun ruido, pero nunca ayudaba. El siempre sabía dónde estaba y esto era solo una manera de hacer todo más traumático para mí. De un momento a otro las puertas de mi armario Se abrieron de golpe y una mano afilada me jaló, haciéndome gritar de dolor. Un fuerte golpe resonó en mi habitación cuando me abofeteó. —¿Cual es la regla número una pequeña Eliza? —Nun... Nunca hacer un... Un sonido— tartamudeé, esforzándome por controlar a mí yo de dies años para no llorar y romper otra de sus horribles reglas, apestaba alcohol como cada noche que entraba a mi habitación oliendo como si casi se hubiera agotado el alcohol, asegurándose de que no quedara una parte de mí que no estuviera rota. —Ahora súbete a la cama y haz lo que haces todas las noches— Me acosté y me cubri con el cobertor para no tener que verle a la cara. Abriendo los ojos de golpe, no registré nada más que lo que acababa de sentir y no era un sueño, sino que realmente estaba sucediendo no era él... Era David. Mi pesadilla se estaba convirtiendo en realidad, y después de once años no podía mover ni un músculo para salvarme ni de tener las lágrimas. Ahora todo lo que podía sentir eran sus dedos moviéndose de arriba abajo en mis músculos. Su rostro entre mi cuello y hombro besándome suavemente pidiéndome que despierte, no había hecho un sonido, lo que inmediatamente hizo que apartara su rostro de mi cuello y me mirara pero yo aún no lo miraba. Mi mente seguía en mi pesadilla, o ¿debería llamarlo un recuerdo? Escuchando su voz a lo lejos llamando mi nombre una y otra vez se levantó de encima de mí y solo entonces pude respirar. Jadeando me senté tratando de regular mi respiración, parpadeé para aclarar mi visión borrosa y cuando finalmente levanté la vista y conecté mi mirada sin emociones a la suya estaba horrorizada. Ahí supe que tenía que irme ¿Que estaba pensan? Nunca podría tener una vida normal ni siquiera una noche. Vi su mano moverse tentativamente hacia adelante probablemente para alcanzarme, me estremecí tan fuerte que mi cabeza golpeó el cabecero detrás de mí, sin registrar el dolor ni un poco salté de la cama, mi única intención era volver a mi refugio seguro. Elías. Solo el podía ayudarme a superar esto. Bajando las escaleras corriendo no registré nada y me lancé hacia la ropa que estaba esparcida por el suelo. escuché sus pasos detrás de mí, agarré mi ropa sin preocuparme por mi teléfono que Elías me había devuelto anoche y salí corriendo de su apartamento sin querer enfrentar las consecuencias de mi estupidez. Agradeciendo a todos los dioses el ascensor se abrio instantáneamente justo cuando la puerta comenzaba a cerrarse vi a David corriendo hacia mí con una expresión que solo podía describirse como culpa y horror absoluto. Probablemente, pensó que lo metería en problemas ¿porque otra razón correría como un loco tras una chica que recogió anoche en el bar para acostarse con ella? No quería más que tranquilizarlo, decirle que no le causaría problemas, pero simplemente no podía y sin importarme mi estado que aparentemente era la camisa y los calzoncillos de David, salí corriendo del edificio descalza ignorando todas las miradas curiosas. Me subí al primer taxi que vi y le di mi dirección en un trance. Con una mirada preocupada el conductor se dirigió hacia mi calle y solo entonces me relajé un poco. No era culpa de David en absoluto, todo lo que quería era lo que yo ofrecía voluntariamente y él no sabía lo horrible que era mi pasado. Y lo rota que estaba, debería haber sabido que esto sucedería, nunca debi intentar hacer lo que sabía que arruinaría toda esperanza que alguna vez tuve de olvidar todo...