Renuncia

Tuve el placer de ver como su sonrisa se convertía en una mueca.

—No puedes renunciar. estamos bajo de personal y te necesitamos, ahora mueve tu jugoso trasero y ponte a trabajar—

—Hablo en serio, Raul. Renunció, conseguí otro trabajo Pero gracias por darme trabajo cuando lo necesitaba— traté de ser lo más educado posible y tomar el camino alto y marcharme con gracia.

—Si te hice un gran favor. ¿por qué no me lo agradeces de la manera que quiero nena?— en cuestiones de milésimas de segundo se desabrochó y sacó su inexistente pene.

No pude evitar jadear, mi boca se abrió de par en par con horror mientras él comenzaba a masturbarse con una sonrisa engreída en su rostro.

No pude detener la ira que había dentro de mí. cada cosa que este bastardo me habia hecho sufrir volvió a mi mente. los toques, las palmadas en el trasero, los comentarios obscenos y inapropiados. me di la vuelta y cerré la puerta con llave.

Tan pronto como escuchó el click, Raúl comenzó a reír pensando que finalmente estaba consiguiendo lo que quería. —Vamos nena, papi está listo para un poco de amor— observé toda su oficina buscando lo que necesitaba y una leve sonrisa se dibuja mi rostro al encontrarlo. me dirigí directamente hacia su colección debate de béisbol y levanté uno que era lo suficientemente duro como para hacer daño pero no permanentemente.

Cuando Raúl vio lo que tenía en la mano, palideció, se levantó con las manos frente a él y comenzó a tartamudear. —Mi-Mira, no-no necesitas ha-hacer esto—

Sin importarme, corrí hacia él y lo golpeé fuerte en las piernas, haciéndolo caer, y seguía golpeándolo en cualquier lugar que pudiera. hubo un golpe repentino en la puerta y escuché a alguien gritar que abriera tal vez escucharon los gritos del cobarde de Raúl

Solté el b**e después de haberme desahogado y observé su estado. El pobre viejo imbécil apenas podía respirar. Me agaché a su lado, lo que lo hizo estremecerse.

—Espero que sepas que no todos van a aguantar tus mierdas— me levanté y me dirigí a la puerta para desbloquearla. Alexa la única mujer con quien me la llevaba bien y otra de las camareras entraron corriendo. Tan pronto como vieron lo que había pasado, estallaron a carcajadas. no pude evitar unirme a ellas, Alexa me tomó del brazo y me llevó al baño.

—¿Qué demonios pasó? No es que no se lo mereciera— preguntó ella tan pronto como quedamos a solas.

—Le dije que renunciaba y él quería que le agradeciera por dejarme trabajar cuando lo necesitaba chupándole su pene. ya estaba harta de sus mierdas, así que le di una lección—dije con indiferencia, arreglándome el cabello mirándome en el espejo, Alexa quien estaba a mi lado comenzó a reírse a carcajadas nuevamente mientras se arreglaba el rímel y el lápiz labial. —Espero que no se te convierta en un problema mucho mayor ahora—

—Que se joda. Daniel se encargará de él— dijo. Y Daniel era el portero de aquí y el novio de ella. —Espera, ¿Por qué renunciaste?—

—Conseguí el trabajo en el corporativo A.W. Empiezo mañana— dije con una enorme sonrisa en mi rostro.

Ella soltó un pequeño grito y me abrazó, saltando de arriba abajo. —Estoy tan feliz por ti. y sé lo que quería hacer su trabajo desde hace varios años—

Me aparte y no pude evitar compartir su emoción. —Si, Eli y yo vamos a salir a celebrar. ¿Quieres venir con nosotros?— pregunté sabiendo que no había forma de que dijera que no.

—Claro que sí, solo mándame un mensaje con ahora y el lugar y ahí estaré. Ahora tengo que irme antes de que el imbécil se despierte y pierde la cabeza—

Empecé a reír mientras ambas salíamos del baño dándonos un abrazo. —Nos vemos esta noche—

—Claro que sí. y por favor vístete sexy— dijo Sandra con una cara seria.

—Siempre me visto sexy— dije con un puchero.

Alexa puso los ojos en blanco y se fue por el pasillo para ponerse a trabajar, lanzando por encima del hombro: —Claro que si—

Me reí sacudiendo la cabeza, sintiéndome extrañamente en paz sabiendo que no tendría que volver a este lugar nunca más.

[•••]

Preparándome para salir, saqué mi vestido favorito de todos los tiempos, que solo guardo para ocasiones especiales. Un vestido rojo con un escote retorcido y un ligero relleno que resalta mis grandes pechos. El vestido me queda como un guante, mostrando mis curvas, de las cuales estoy muy agradecida. Me miré el espejo una última vez antes de ir a ver a Lucía. Ella también lleva el vestirse a otro nivel.

Mis ojos color avellanas se encontraron con los míos en el espejo. Esperando que esto fuera lo suficientemente sexy a petición de Alexa.

Nunca me ha gustado mostrar mi cuerpo. Me hace sentir extrañamente rara e incómoda, ya que siempre he sido de gran volumen por no decir que gorda, porque en realidad hasta allá tampoco llego. Pero hoy en día estoy feliz y por una vez quiero divertirme con mi elección.

Suelto mi cabello negro y este cae hasta la parte baja de mi espalda, aplico en mis labios carnosos un brillo labial rojo brillante, haciéndolos parecer suaves y provocativos. Mis tacones negros de diez cm hacían que mi estatura de 1.57 pareciera mucho más alta. Me di una última mirada y me dirigí hasta la habitación de Elias esperando que estuviera listo.

—Eli, vamos. Alexa nos está esper…— me quedé callada en cuanto entré. Mis ojos se abrieron de par en par al mirar por toda su habitación. Debería estar acostumbrada a esto, pero no pude evitar sorprenderme al ver ropa por todas partes y a Elias sentado en boxer.

—Eli, ¿Qué demonios? ¿Por qué no estás vestido?— camino hacia él, cuidando de no ensuciar su ropa con mis tacones.

—No encuentro nada que ponerme— hizo un puchero mirándome con esos ojos a los que nunca puedo enojarme.

Mire alrededor y escogí algunas prendas que la harían lucir diez veces más atractivo, y se las arrojé.

—Pero ya me puse esta ropa la última vez que salimos— se quejó, pero bastó una mirada mía para que corrieras del baño.

Empecé a recoger su ropa y doblarla, sabiendo que el nunca lo haría. Después de unos minutos que parecieron eternos, Elias salió del baño luciendo como un modelo. no pude evitar mirarlo y sentirme orgullosa.

—Me veo feo— dice con una tristeza y no puedo evitar darle un golpe en la cabeza. —¡Ay! ¿Para qué fue eso?—

—Te ves increíblemente sexy, ahora deja de intentar sacarme cumplidos estamos llegando tarde— dije y salí de su habitación para entrar a la mía y tomar mi bolso con mi móvil.

Caminamos hacia la entrada principal y observo la hora en mi móvil.

—Alexa va a estar muy enojada—

—Relájate, no te hará daño— dijo envolviéndome su brazo alrededor de mi hombro y acercándome a el. —Te protegeré— dijo, dándome su sonrisa más encantadora y no pude evitar sonreírle de vuelta.

—No nos preocupemos por eso, mejor disfrutemos de la noche, estás salidas no se ven todos los días—

Reímos y tomamos un taxi en dirección a donde será nuestra diversión la noche hoy.

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