Tras ser engañada por su esposo, Eloise acaba en la cárcel por atacar a la amante embarazada de su marido. Tras salir de prisión, su principal anhelo es vengarse, lo cual incluye quitarle a su antiguo esposo Trevon todo lo que él le ha quitado. En el transcurso de esta tarea, tendrá a su disposición un aliado sorpresivo: El primo de su expareja, Derek Montenegro. Ella afirmaba que él era un CEO de hoteles común y corriente, con una presencia tan sombría que parecía reflejar el tono de su tatuaje. Sin embargo, a pesar de las circunstancias, ella le hace una oferta irresistible, sin saber que estará pactando con el mismísimo demonio. Aunque parecen ser muy distintos, comparten una meta en común: terminar con la vida de Trevon de todas las formas posibles, sin recurrir al asesinato, ya que sería una alternativa demasiado sencilla. A medida que logran sus metas, descubren que ellos sienten una fuerte conexión que no puede ser negada. Eloise dudara si caer en las manos pecaminosas de Derek más cuando el secreto de él sea revelado como líder de una de las organizaciones criminales más poderosas de California. En el momento que Eloise descubra que Derek es el líder de la mafia, su vida comenzara a peligrar ¿Logrará Eloise obtener su venganza sin perder la vida en el proceso? ¿Será capaz de resistir la fuerte atracción magnética que Derek provoca en ella?
Leer más—Señora, ya le he dicho previamente que no es posible proporcionarle detalles sobre la presencia de su esposo en el hotel —explicó el joven con calma—. Esa información es confidencial y debe respetarse la privacidad del cliente.
El sonido de las teclas al ser presionadas por el chico se volvió una distracción perfecta que alimentaba mi enojo. La manera tan ineficaz con la que me ignoraba me hacía preguntarme si esa actitud formaba parte del protocolo de la empresa. Seguía concentrado en la pantalla del computador, como si estuviera familiarizado con este tipo de situaciones. Llevaba unas uñas acrílicas que producían un estrepitoso sonido de tamborileo mientras toqueteaba el escritorio de madera. Había llegado rápidamente al hotel de dos estrellas en California. ¿Cómo descubrí la presencia de mi esposo allí? De manera sencilla: coloqué un dispositivo de rastreo en su vehículo cuando comenzó a comportarse de forma inusual conmigo. Durante tres años de matrimonio, tuve que sacar adelante a ese hombre despreciable de la miseria. Invertí todos los ahorros que mi padre me había dado para colaborar en levantar su hotel. Durante tres largos años, me dediqué por completo a trabajar incansablemente en su empresa de hotelería, que ahora brilla gracias a mis esfuerzos. Cumplí el papel de esposa ideal. Mi dedicación era tan evidente que cualquiera que me observara no podía evitar admirarme. Me esforzaba en el trabajo y en las labores domésticas, ejecutando cada tarea con excelencia. Sin embargo, a pesar de todo ello… —No me entiende, solo quiero verificar si él está aquí, eso es todo. Nadie sabrá que la información vino de ti —traté de sonreír falsamente para disimular mi creciente furia—. Te puedo ofrecer quinientos dólares a cambio de confirmar si él se encuentra aquí. El frío tacto metálico del b**e en mi mano derecha revelaba claramente mis intenciones. Luci, mi preciado b**e, ya había sido utilizado para destrozar el automóvil de mi esposo en el estacionamiento. Ese precioso vehículo lo adquirió con fondos de nuestra empresa, fondos que provenían de mi contribución. La empresa de hotelería experimentó un crecimiento significativo bajo mi liderazgo. Cuando la tomé, estaba en tan malas condiciones que no lograban obtener reservas… hasta que yo llegué. De pronto, el joven detuvo su tecleo en la computadora y me miró con atención. —Señora, si no se retira, tendré que llamar a seguridad —comentó con severidad. Rechinaba los dientes por la furia. Al ver que no lograría obtener nada, estaba a punto de marcharme, pero entonces lo vi. Lo divisaba a lo lejos… ese hombre inepto en quien alguna vez creí encontrar a mi pareja ideal. Ese desgraciado se paseaba sonriente junto a su asistente, tomados de la mano. Estaba tan desaliñado, vestía de forma tan informal, que era evidente que no estaban allí por motivos laborales. Mi mente se dispersó. Mi pensamiento se fue a la Unión Soviética, mi raciocinio a Brasil y mi ética a Australia. No había armonía en mi ser. «¡Maldito desgraciado, hijo de mil putas!» Pensaba con rabia, mientras mis ojos echaban chispas. Me dirigí directamente hacia el hombre que se suponía era mi esposo, tan absorto que ni siquiera notó mi presencia. Con un solo golpe de mi b**e en su pierna derecha, logré que cayera al suelo, provocando que la promiscua de su amante empezara a gritar descontroladamente. Otro golpe en la cabeza de Trevon hizo que quedara ligeramente inconsciente en el suelo. —¡Pero estás desquiciada! —gritó la pequeña pelinegra resbalosa. Sujetaba el b**e con la mano izquierda, mientras con la derecha le jalaba el cabello con violencia. La arrastré por el suelo, gritándole furiosa. —¿Desquiciada? Aún no me conoces —vociferé llena de rabia—. Deja que me conozcas como una verdadera lunática —bramé. ¿Saben cuál es el beneficio de tener tres hermanos? El menor me enseñó a pelear de forma agresiva, el mayor me instruyó en boxeo, y el del medio me enseñó a aprovechar mi fuerza. Fue imprescindible saber todo eso, ya que logré golpear a esa mujer a pesar de los intentos de varios hombres por detenerme. ¿La arrastré? Por supuesto. Sin duda. El suelo quedó cubierto de maquillaje de esa amante de pacotilla. El rastro del lápiz labial rojo en el piso lo confirmaba. Le di tantas cachetadas que mis manos se pusieron rojas. —¡Señora, deténgase! —me gritó uno de los guardias. Los ignoraba, seguía golpeándola con tanta rabia que era insoportable de contener. ¿Por qué estaba enojada? Esa joven acababa de graduarse de la universidad. Era hermana menor de un conocido de mi hermano. Provenía de una familia humilde, tan ávida de riqueza, que se ponía a bailar con solo oír la palabra dinero. Lo que más me frustraba era saber que mi esposo gastaba el dinero por el cual yo había trabajado como loca… en regalos lujosos para ella. Mientras que a mí, ni siquiera me obsequió un chocolate en nuestro aniversario. Hace apenas 48 horas. El día de mi cumpleaños, se ausentó alegando que necesitaba “trabajar”. Y aunque no merecía compasión, era evidente que esa mujer lo había conquistado por completo. Desde que la vi entrar a la oficina con esa falda tan corta, supe que iba tras el vicepresidente. Se le notaba a leguas que buscaba a un hombre con dinero. Pero jamás imaginé que se metería con un hombre casado. —¡Deja de pegarme! ¡Me duele! ¡Mi bebé! Eso me hizo detenerme en seco. ¿Un bebé? Mientras me sumergía en mis pensamientos, la seguridad me sorprendió. Poco después llegó la policía. Mi corazón se hundió en tristeza. Nunca logré darle a mi esposo lo único que anhelábamos juntos: un hijo. A pesar de todos mis esfuerzos por quedar embarazada, las posibilidades eran tan escasas que incluso comenzamos a contemplar la opción de fertilización in vitro. Trevon despertaba lentamente del aturdimiento que le causé, dándose cuenta de que tenía las manos esposadas. Se tocó la parte trasera de la cabeza, notando que sangraba. Mientras me conducían bajo custodia, Trevon me espetó con enojo: —Eloise… estás desequilibrada.Dimitrik había experimentado malestares y náuseas durante más de cuatro meses. Parecia ser que nuestra conexión era tan fuerte que él llegó a experimentar lo que se suponía que yo debía sentir.¿Qué habia cambiando en mi vida?Dimitrik se mostraba muy protector últimamente y también había disminuido mi horario laboral. No deseaba que recogiera nada y siempre me buscaba para alimentarse. El se habia vuelto sumamente tierno, incluso en una ocasión lo encontré buscando ropas de bebes en su ordenador cuando fue a una reunión. A pesar de afirmar que no se sentía listo para la llegada de nuestro bebé, se mostraba muy ilusionado.¿Sabiamos que tendríamos?Dimitrik y yo optamos por dejar las cosas en manos del destino. En aquella día, Dimitrik, lleno de entusiasmo, me invitó a subir a su vehículo y empezó a manejar sin revelarme el destino. Después de vendarme mis ojos, simplemente se puso al volante. Mis sentidos de la audición se habia intensificado intentando saber que estaba pasando. Desp
POV Dimitrik RudakovEn la sala de conferencias, el zumbido de las conversaciones y el sonido del proyector creaban un ambiente animado. Mientras me encontraba sentado en mi asiento, intentaba enfocarme en las presentaciones de PowerPoint que se sucedían en la pantalla. Después de volver de nuestra luna de miel, ya habían transcurrido seis meses, meses inolvidables en los que compartí mi tiempo con Darianna. Tenía planeado sorprender a Darianna este fin de semana, ya que celebraría su cumpleaños. Nikolai se habia encargado de la mafia, para todos en California y Rusia Dimitrik habia “muerto” por eso ni me molestaba en cambiarme mi nombre. Había experimentado tantos cambios que me encontraba en un estado de calma total, lo cual me parecía perfecto.¿Me arrepentía?De ninguna manera. Mientras mi mente divagaba, continuaba examinando los números, diagramas y previsiones destinados a nuestros potenciales clientes. Todo comenzaba a confundírseme en una bruma difusa al no entenderlo comple
Dimitrik me guiaba hacia el salón de celebraciones del hotel para la fiesta que íbamos a tener. Una preciosa alfombra floral recibía a la decoración de cristales colgantes en forma de lágrimas. Me encantaba la sofisticación y elegancia que cada mesa exhibía con sus juegos de mesa en cristal y rodeada de flores. Las sillas estaban rodeadas por una tela que combinaba con la decoración que teníamos.Con suavidad, Dimitrik me conducía hacia donde pude apreciar una preciosa escultura que nos representaba a ambos, con la elegante inscripción que decía Señor y Señora Rudakov. Una persona comunicaba nuestra llegada a medida que nos acercábamos, indicando a los presentes que íbamos a realizar nuestra primera danza nupcial. Guiado por la canción "Al lof me", Dimitrik me conducía con una destreza casi encantadora. Aunque había completado sus sesiones de terapia, en ocasiones daba algunos pasos con cierta cojera, sin embargo, no nos preocupaba. Bailábamos al compás de la música, en ese momento éra
Se filtraba la luz, brindando la bienvenida a lo que en pocos minutos sería mi nueva vida. Pronto…muy pronto seria la señora Rudakov… Mi vestido corto colgaba con elegancia por delante, mientras que su cola larga se extendía como una catedral por detrás. Largo por detrás, corto por delante, dando una contradicción de lo que yo era….un rostro angelical que podría aniquilar a quien sea en cuestión de segundos. El encaje del vestido presentaba preciosas ornamentaciones florales que se fusionaban a la perfección con las deslumbrantes piedras incrustadas. Un leve golpe en la puerta me hizo voltear, mi madre estaba allí. Con una sonrisa radiante, era evidente que ella rebosaba de emoción. —¿Estás preparada para ponértelo? —Asi es mamá. —Contestaba con gran entusiasmo. Con la asistencia que me brindaba, me ponía el vestido y lo abrochaba en la parte posterior. Con una sonrisa única, experimentaba la suave tela translúcida de las mangas largas y no pude evitar sentirme como la mujer más b
Hacía aproximadamente un año desde que Dimitrik había asumido el cargo de mi jefe. Mi padre no aceptaba que fuese mi novio, fue tanto así que el se lo llevaba día tras días a demostrarle que no era el hombre de mi vida. ¿A dónde? Iban a los campos de paintball para “demostrar” porque no debería ser mi novio. De acuerdo a lo que mi padre decía, eso solo tenía como propósito mostrarle lo que le aguardaba si intentaba contraer matrimonio conmigo. Aunque solía llegar desanimado, un día apareció con una gran sonrisa que contagiaba a todos a su alrededor. Mi cumpleaños estaba cerca, así que Dimitrik organizó un viaje a Lofoten, un archipiélago suizo. Las zonas montañosas ofrecían un paisaje impresionante, sin embargo, lo más emocionante estaba reservado para la noche. La oscuridad ejercía un poder de atracción, al igual que nuestras almas. Una brisa fresca acariciaba mis pulmones. Mientras contemplábamos el precioso paisaje, sujetaba la mano de Dimitrik. Avanzábamos, envueltos en nuest
Recogía mis pertenencias de mi habitación, por petición de mi madre me pidió que fuese un tiempo a Suiza para intentar pensar que hacer. Además, una empresa suiza me propuso realizar una pasantía remunerada con una oferta mucho más competitiva que la de Rusia. Colocaba varias de mis bufandas en mi maleta cuando un toque en mi puerta me hizo elevar el rostro, era Dimitrik.—¿De verdad tienes que marcharte, Krolik(conejita)?Sonreia ligeramente. Dimitrik había empezado a sentirse más cómodo al venir a verme con mayor frecuencia a pesar de que mi padre aun le decia mafioso criminal, que no me dejaria con el. Tambien, a pesar de que todavía tenía dificultades para caminar, los especialistas afirmaban que solo eran efectos residuales y que pronto habría una mejoría. Consideraban que era un caso excepcional, ya que logró dar sus primeros pasos antes de cumplir un año.—Solo serán unos meses. —No me gustan las relaciones a distancia.Al oírlo, esbocé una sutil sonrisa con mis labios. —¿Lo d
Último capítulo