Seduciendo al rey de la mafia 46. Limusina
Dimitrik me guiaba hacia el salón de celebraciones del hotel para la fiesta que íbamos a tener. Una preciosa alfombra floral recibía a la decoración de cristales colgantes en forma de lágrimas. Me encantaba la sofisticación y elegancia que cada mesa exhibía con sus juegos de mesa en cristal y rodeada de flores. Las sillas estaban rodeadas por una tela que combinaba con la decoración que teníamos.
Con suavidad, Dimitrik me conducía hacia donde pude apreciar una preciosa escultura que nos representaba a ambos, con la elegante inscripción que decía Señor y Señora Rudakov. Una persona comunicaba nuestra llegada a medida que nos acercábamos, indicando a los presentes que íbamos a realizar nuestra primera danza nupcial. Guiado por la canción "Al lof me", Dimitrik me conducía con una destreza casi encantadora. Aunque había completado sus sesiones de terapia, en ocasiones daba algunos pasos con cierta cojera, sin embargo, no nos preocupaba. Bailábamos al compás de la música, en ese momento éra