Luciana Herrera pensó que sería la mujer más feliz del mundo al enterarse de que se casaría con el hombre que más amaba. Sin embargo, nunca imaginó que ese matrimonio se convertiría en su peor pesadilla. Ya que durante los dos años que duró aquel matrimonio, él solo se acostó con ella una vez, y todo su afecto fue para Olivia su hermana adoptiva, una mujer calculadora y malvada. Cuando creyó que por fin tenía una oportunidad para ganarse su amor, él la abandonó a mitad del mar, sin siquiera mirar atrás. Ese día, Luciana juró que, si lograba regresar con vida, se vengaría de todos los que le hicieron daño, y especialmente… de su esposo.
Leer másDespués de que toda la familia Herrera estaba sentada en el salón principal, hablando sobre los cinco años que Luciana había estado fuera, no querían dejarla ir a descansar.Ella entendía que su familia necesitaba saber qué había hecho durante todo ese tiempo en el que la creyeron muerta, pero en realidad, lo único que deseaba era darse una ducha y dormir un poco.Luego recordó a su pequeña. Parecía que su familia ni siquiera sabía de su existencia, ya que la habían pasado por alto por completo. Pues nadie le había preguntado por ella.Al pensar en eso, miró a su hija, quien estaba muy tranquila en los brazos de su tío. Fue entonces cuando algo le pareció muy extraño: nadie había mencionado a la niña, como si su hermano no les hubiera contado nada sobre ella.Así que ella llamó a su hija, quien de inmediato se bajó de los brazos de su tío para presentarla como su hija.Todos los presentes quedaron en completo silencio, asombrados. Dado que esa parte, Axel no la había contado, y ahora
Ya habían pasado quince días desde que Luciana se enteró de que su esposo se casaría con Olivia. Y como se había prometido a sí misma, no iba a permitir que esa parejita viviera feliz.Se dijo que se convertiría en la piedra en el zapato para ambos, porque ni muerta permitiría que fueran felices. Además, quería hacer sufrir a aquella familia entera, y qué mejor forma de hacerlo que con su sola presencia.Así que salió del aeropuerto con gafas oscuras y su hija tomada de la mano, caminando con firmeza hacia donde su hermano ya la esperaba. A su lado, la niñera arrastraba un carrito lleno de maletas.Axel, que las esperaba afuera en su coche, al verlas aparecer, se bajó con una gran sonrisa en los labios para darles la bienvenida. Abrazó a ambas con cariño mientras decía:—Vamos, deben de estar cansadas después de un viaje tan largo... Además, tengo el carro mal estacionado.Luego tomó a su sobrina en brazos y exclamó con ternura:—¡Lía, has crecido mucho en estos dos meses que no te ve
Mientras Olivia estaba feliz por su matrimonio, Maximiliano, en cambio, se encontraba desolado en su oficina, contemplando un par de fotografías de Luciana.Una de ellas la mostraba sonriendo con una alegría genuina, y la otra era del día de su boda. En esa imagen, la única que se veía realmente feliz era ella, mientras él aparecía serio, con el entrecejo ligeramente fruncido. Ya que, desde el principio, nunca quiso casarse con ella.Ahora, al mirar esa foto, se golpeaba el pecho con pesar, recordando con culpa las palabras que le dijo aquel día: "No sonrías mucho, pues este matrimonio solo es una farsa… y nunca me enamoraré de ti".Pensar en todas las veces que la evitó dolía más que nunca. Cuántas veces fingió viajes, inventó reuniones y se alejó, solo para no estar cerca de ella.Mientras sus ojos se posaban nuevamente sobre las fotos, susurró con el corazón hecho trizas:—Mi amor... perdóname. Pero no tengo otra opción que casarme con Olivia… por el bien del bebé que está esperand
Ya habían pasado cinco años desde la supuesta muerte de Luciana. En ese momento, ella se encontraba con el teléfono en la mano, muy concentrada, leyendo una noticia que claramente no le agradaba. A medida que avanzaba en la lectura, su rostro se arrugaba más y más, olvidándose por completo de que tenía a su hermano en la línea.Fue entonces cuando la voz de Axel la sacó de su concentración al preguntarle:—¿Entonces qué vas a hacer con esa noticia?Ahí fue cuando Luciana dejó de leer, respiró hondo y respondió:—Creo que ha llegado la hora de volver… y hacerle saber a todos que Luciana Herrera está con vida.Axel, que no estaba del todo seguro con esa decisión, le preguntó:—¿Estás segura?—Sí —respondió ella.—Entonces no te preocupes, yo me encargo de tu regreso.En ese instante, una niña hermosa escuchó la voz de su tío, ya que Luciana tenía el teléfono en altavoz mientras miraba lo que su hermano le había enviado. No se dio cuenta de que su hija se le había acercado, hasta que la
Axel de inmediato le respondió:—Muy fácil —y agregó—. Fue el mismo día en que recibimos los resultados de la prueba que te hicieron.Luego comenzó a contarle:—Cuando mi abuela recibió los resultados, los revisó junto a nuestros padres, y de inmediato comenzaron a discutir. Mi madre ya se había encariñado contigo y no quería devolverte, a pesar de saber que no eras la hija que estaban buscando.Entonces, mi abuela, para presionarla, me contó toda la verdad, esperando que yo la hiciera entrar en razón, que la convenciera de que estaba mal quedarse con una niña que no llevaba nuestra sangre.Pero lo que ella no imaginaba era que, desde el primer momento en que te vi, te quise como mi hermana y fui yo quien le dije que te quería como a mi verdadera hermanita.Y si Lucía volviera a nuestras vidas, era un hecho que tú ya eras parte de nuestra familia, y no podíamos dejarte ir.Por eso, en vez de Lucía —que era el verdadero nombre de mi hermana perdida—, mi madre te dio el nombre de Lucian
Axel, al ver a su hermana llorar, comenzó a secarle las lágrimas con ternura mientras le decía:—No llores… y si te dije algo que te hizo sentir así, por favor, perdóname. No quiero ser la causa de tus lágrimas. Este debería ser un momento de alegría… por nuestro reencuentro.Pero Luciana parecía no escucharlo, pues seguía llorando sin parar, como si todo el dolor contenido durante meses estuviera saliendo al fin. Axel, al verla así, no supo qué más hacer. Solo la abrazó con fuerza, meciéndola suavemente entre sus brazos, dejándola llorar cuanto quisiera.Sabía bien que Luciana era así: siempre necesitaba liberar sus emociones antes de hablar, por eso decidió esperar. Estaba seguro de que, una vez se calmara, le contaría qué la había puesto tan mal, solo esperaba que no fueran sus palabras las causantes de ese dolor.Luciana, que pensaba que su hermano la seguía tratando tan bien solo porque creía que ella era su verdadera hermana, estaba segura de que, si se enteraba de que no compar
Último capítulo