Capítulo 149. La verdad de la desaparición de Lucía
Maximiliano, por su parte, solo cruzó las piernas y alzó una ceja, invitándolo a adivinar el motivo por el cual estaba en su lista negra.
Al ver que Óscar no era capaz de responder, lo observó fijamente durante un largo instante y luego, con voz dura, le dijo:
—¿Acaso no recuerdas lo que le hiciste a mi esposa en el pasado? No me digas que eres de esos hombres que olvidan el sufrimiento que causan a los demás. Déjame recordártelo, ya que, por tu culpa, mi esposa sufrió demasiado. ¿No pensaste que estabas alejando a una niña de su verdadera familia? ¿O acaso eres tan cobarde que, en vez de enfrentarte a un adulto de tu tamaño, preferiste atacar a una niña inocente?
Óscar entendió de inmediato que Maximiliano ya lo sabía todo y empezó a disculparse, alegando que lo había hecho cegado por el dolor de ver a la mujer que amaba feliz con otro hombre. Sin darse cuenta, terminó delatándose al confesar cómo se le ocurrió llevarse a Luciana, convencido de que, si él no era feliz, tampoco lo ser