 Mundo ficciónIniciar sesión
Mundo ficciónIniciar sesiónMi nombre es Esther McHill, o bueno, así es como me llaman en este universo antes de morir en mi vida anterior. ¿Cómo lo explico? O sí, soy una reencarnada y no en cualquier mundo, reencarnada en un mundo donde los hombres lobo existen y donde además la historia es del tipo boys love. Soy la prima adoptiva del alfa de una manada y de uno de los protagonistas de la historia, Aldrec McHill. Les explico, mi papel es muy insignificante. Luego de querer llamar la atención de la familia, en este caso de mi primo, torturo al enemigo de la familia quien es el otro protagonista de la historia y su pareja destinada, además de ser el próximo alfa de la familia rival, Lucian Thorne. Al saber mi destino en mi primera vida, decidí seguirlo al pie de la letra con la esperanza de morir y descansar en paz. Sin embargo, luego de ser asesinada a manos de Lucian desperté justo una semana antes de secuestrar a Lucian y morir sin tener idea de qué fue lo que sucedió. Decidida a no morir de nuevo, creé un nuevo plan, hacer que la pareja principal sea feliz sin que yo los irrite y luego escaparme. Sin embargo, no contaba con que mi plan podría salirse de las manos.
Leer másHonestamente, no recuerdo mucho mi vida anterior. Sé que era una universitaria en finanzas que se mataba estudiando, creo que alcancé los veintidós años de edad antes de que el exceso de bebidas energizantes acabara con mi vida. Bueno, solía vivir bajo estrés y tomaba muchas pastillas. Alguna de esas dos cosas terminó acabando con mi vida claramente.
Como sea, ahora ya no vivía en ese mundo, ahora me encontraba atrapada en el mundo de un libro donde mi nombre es Esther McHill, la prima adoptiva de Aldrec, el protagonista de una novela BL que había leído en mis últimos meses de vida, Classic Wolf. Se trata de una historia de enemigos a amantes muy básica, pero interesante. Un joven magnate, Aldrec McHill, alfa de su manada que vive en constante rivalidad con la familia Thorne, la cual fue la responsable de la muerte del tatarabuelo de los McHill y Lucian, un joven heredero a Alfa y miembro de la familia rival. Ambas familias se han odiado por más de cien años por lo que siempre han sido competitivas entre ellas, asesinando, secuestrando y robando sin sentido.
Sin embargo, las cosas empeoran cuando los McHill roban un cliente importante de los Thorne. A pesar de que ambas familias lleven diferentes negocios empresariales, tienen socios por lo que se han expandido en la ciudad y McHill aprovechó su expansión en el mundo del entretenimiento para robar un actor muy reconocido de las manos de los Thorne. Un negocio, que le costó caro al heredero de los Thorne, Lucian, el cual no está contento con la situación.
Por ello, en un intento de asesinato, el carro donde Esther y Aldrec iban a viajar explota en pedazos justo cuando el chofer lo encendió. Para su suerte y por conveniencia del guion ninguno murió, sin embargo, sabían quién había sido. Esther, enamorada de Aldrec (o más bien obsesionada) decide capturar a Lucian Thorne por su cuenta y las cosas salen mal ya que ella termina siendo asesinada. Luego de eso, Aldrec decide vengar la muerte de su familiar y al conocer a Thorne ambos se enamoran a primera vista.
Si, resulta algo turbio, pero Aldrec no quería mucho a Esther, debo admitirlo. Es que era muy odiosa, incluso a mí no me caía bien. Como sea, la historia inicia así y a lo largo de la novela atraviesan muchos problemas ya que son miembros de familias rivales, hay mucha sangre, sexo y romance con un final feliz. Claro, aunque varios personajes con los que me había encariñado mueren.
Y cuando desperté en este mundo sabiendo quién era decidí cumplir mi papel al pie de la letra, siendo la prima obsesiva y loca de Aldrec, la que secuestra a Lucian y la que muere en sus manos. Y sí, pensé que ahí acabaría mi pesadilla, pero no.
Desperté nuevamente, cinco días antes del acontecimiento sintiendo las manos de Lucian sobre mi cuello mientras me asfixiaba hasta la muerte. Cuando me levanté de la cama, sudando y con el cabello pegado a mi nuca, sentí mi respiración agitada.
Miré hacia todos lados pesando en dónde rayos me encontraba. Noté el espejo de cuerpo completo al lado de la cama a unos cuantos metros, frente a mí un escritorio pequeño blanco con una laptop gris y un par de repisas con varios libros sobre este. La puerta abierta del baño ubicada al otro lado de la habitación y el clóset de puertas blancas. Me levanté de la cama sabiendo dónde estaba, la habitación de Esther.
Me asomé al espejo mirando mi rostro, al cual ya me había acostumbrado. Un rostro angular, con labios rosados y finos, ojos algo grandes, pestañas largas, cabello negro medio ondulado y una figura decente. Llevaba puesta una camisa blanca la cual era de Aldrec.
―Por dios Esther, no podías haber robado un pants. Muero de frío. ―Corrí hacia el armario en busca de ropa abrigada. Esther estaba llena de vestimentas de marca. No había ropa ahí que no estuviera a la moda costará menos del valor de mi riñón. Busqué al fondo encontrando una sudadera y un pants, no parecían a la moda, pero me los puse. Con eso me sentí calientita.
―¡Esther! ― luego de que tocara la puerta, Aldrec entró a la habitación. Cuando me giré a verlo me quedé en silencio. No podía olvidar lo hermoso que era. Un joven alto, medía un metro ochenta y ocho, cabello negro partido de lado con fleco que le cubría la frente y resaltaba sus pómulos y ojos de color gris como un día nublado, la marca de la familia McHill. Llevaba un traje negro que se ajustaba a su ejercitado cuerpo.
―¿Qué llevas puesto? ―Preguntó al verme con el pants y el sudadero grande.
―Ammm ¿ropa? ―Frunció el entrecejo.
―Okay. ―Suspiró. ―Como sea, arreglate, debemos ir a la rueda de prensa. ―Tragué nerviosa. Claro, la rueda de prensa donde presentarían al nuevo actor que había firmado con los socios de McHill, el mismo día en que el carro estallaría debido a la bomba de Lucian.
―Entiendo. Dame media hora y bajo.
―¿Media hora? ¿Es eso suficiente para ti? ―Su tono burlón me puso en alerta. Era cierto, la Esther original no habría dicho eso.
―¿Quieres que me tarde más? ―Pregunté sarcástica. Él suspiró de nuevo.
―Solo apúrate ¿quieres? ―Cerró la puerta y pude respirar tranquila. Necesitaba un plan. Evidentemente seguir el papel de la villana no me había funcionada. Esta era mi tercera vida, por así decirlo, la segunda en este mundo.
¿Qué había hecho mal? Solo seguí mi papel.
Volví a abrir mi armario y vi el traje celeste que Esther llevaba para esta ocasión.
―¿Y si seguir la historia original no es lo que debo hacer? ―Respiré hondo. Necesitaba un plan nuevo. Si siguiendo la historia original había despertado de nuevo, tal vez debía cambiar las cosas para sobrevivir aquí.
Tomé un traje blanco que consistía en una falda y un blazer.
―Bien destino, si planeas ponerme a prueba, te metiste con la chica equivocada.
Una hora más tarde, me encontraba bajando las escaleras de aquella enorme mansión. Llevaba la falda que llegaba hasta mis rodillas y el blazer que dejaba a la vista una mínima parte de mi vientre. Me había peinado con ayuda de un gancho con moño y había aplicado maquillaje que luciera natural.
Al llegar a la entrada noté las miradas de los omegas de Aldrec. Sí, Esther era muy hermosa como para no llamar la atención.
―¿No dijiste media hora? ―El tono enfadado de Aldrec me advertía que ya lo había irritado. Mal comienzo.
―Pero ya estoy lista. Vamos. ― Kael White, la mano derecha de Aldrec, abrió la puerta y agradecí para luego caminar hasta el auto. Tragué nerviosa al ver al chófer que sostenía la puerta del coche para que yo entrara.
―Primo. ―Aldrec se detuvo en el momento que yo lo hice. Me giré a verlo antes de llegar al auto. Di un paso cerca de él y luego me puse en puntillas para acercar mis labios a su oído.
―¿Podrías revisar el auto? Ayer vi un hombre sospechoso desde la ventana de mi habitación merodeando alrededor de él. ― Al alejarme me encontré con su mirada gris, gélida e intensa. ―Por favor. ―Intenté actuar lo más inocente posible.
―Kael, Thom, revisen el auto de arriba abajo. ―Los chicos obedecieron la orden de Aldrec. Observé desde mi sitio su inspección y entonces, cuando Aldrec salió de debajo del auto, noté su mirada seria. Se acercó a Aldrec y le murmuró algo que a pesar de todo, logré escuchar.
―Hay una bomba señor. ―Aldrec abrió los ojos de par en par y dio la orden en seguida de que vigilaran las cámaras de seguridad y que trajeran otro el cual debía ser inspeccionado frente a él.
Otra hora más tarde, por fin llegamos al hotel South Village, donde sería el evento. Durante todo el viaje sentí la mirada de Aldrec sobre mí. Sin embargo, yo no volteé a verlo, intuí lo que querría decirme, pero eso era lo de menos. Había arruinado el plan de Lucian, eso quería decir que estaría más enfadado que nunca.
―Y aquí vienen, el heredero de Apex Capital Partner y su querida prima, la señorita Esther McHill. ―Para mi sorpresa, Alec me había dado su brazo para que lo sostuviera, no dijo nada, pero entendí la acción de inmediato. Los periodistas estaban tomándonos fotografías y haciendo preguntas. Debíamos actuar como la familia normal y feliz que supuestamente éramos.
Unos minutos más tarde, la presentación del actor y la rueda de prensa dieron inicio. La empresa tenía ya un proyecto para el actor, una serie adolescente sobre ángeles caídos. Era increíble, pero estaba de acuerdo con que la fantasía vendía muy bien en estos tiempos.
No presté mucha atención, ya que aun seguía pensando en qué debía hacer. Aun quedaba la posibilidad de que Lucian usara otro truco para hacer explotar el auto.
Me giré un poco para ver a Aldrec y él me devolvió una mirada helada. Incluso sentí escalofríos cuando lo hizo. Sabía que me odiaba, pero esto era mucho para mí. Sin embargo, a pesar de todo, me acerqué a él levantando un poco mi silla a él, lo cual hizo que se enfadara más.
―Aldrec, tengo algo que decirte.
―¿Ahora qué?
―Pero no te enojes, es solo que estoy algo asustada por lo de esta mañana. Será mejor tener cuidado con el coche en que regresemos.
―Estás actuando muy raro. ¿Por qué de repente estás tan paranoica? ―No podía decirle la verdad. Si no me diría que estoy loca. ― ¿Acaso tu eres la que está haciendo estas travesuras?
―¿Crees que pondría en peligro nuestras vidas por un capricho? ―Solté con seriedad, aun tratando de no llamar la atención. Aldrec inclinó levemente la cabeza, un poco pensativo por lo que pensé que no me creería. Sin embargo, hizo una seña con la mano y uno de los guardaespaldas se acercó.
Gracias a Dios, dio la orden de la revisión, no solo del auto, también del perímetro. Me sentí aliviada.
Unos minutos pasaron cuando tuve ganas de ir al baño. Me levanté de la mesa y sin pedirlo, dos guardaespaldas me siguieron. Al salir del salón, sentí que respiraba un poco. Aun no tenía un plan fijo, pero lo mejor por ahora era sobrevivir y cambiar las cosas. De seguro esa sería le mejor forma para vivir una vida en paz.
Seguí las indicaciones para ir al baño y los hombres de Aldrec se quedaron en la puerta. Entre tranquila a hacer mis necesidades y al salir noté que había una ventana. Se podía ver un árbol que dejaba caer sus hojas debido al otoño, la brisa fría entró por el baño, pero a pesar de eso se sintió bien. Sin embargo, antes de entrar pude ver cómo un auto negro, parecido al que llevábamos explotó frente a mis ojos haciendo que la fuerza de la explosión me lanzara hacia el suelo.
¿Qué diablos había pasado?
Volver a la universidad después de todo lo ocurrido se sintió como despertar en una vida que no terminaba de reconocer.Las aulas seguían igual, el murmullo de los estudiantes, el sonido de los pasos en los pasillos, los anuncios pegados en los muros… todo era familiar y, al mismo tiempo, diferente. Tal vez porque yo era diferente.Habían pasado solo dos semanas desde que desperté, pero sentía que dentro de mí había vivido una vida entera. Aun así, estaba decidida a recuperar lo que la bruja me había arrebatado: mi normalidad.El alta médica llegó un lunes, y con ella la sensación de libertad. Lucian me acompañó a casa, y más tarde, reunimos a la manada para hablar del siguiente paso.El plan era simple, aunque agotador: actuar con normalidad hasta que la bruja apareciera. No podíamos ir a buscarla directamente; era como cazar una sombra. Lo mejor era esperar a que ella diera el primer movimiento.Era frustrante. Esperar siempre lo era. Pero todos estuvimos de acuerdo.Kael resumió la
Había pasado una semana desde que desperté.El mundo seguía girando, aunque a veces sentía que el mío apenas intentaba ponerse en movimiento otra vez. El hospital olía a desinfectante, a limpieza artificial, a tiempo suspendido. Cada día era igual al anterior: las mismas paredes blancas, las mismas voces apagadas en los pasillos, las mismas enfermeras que entraban y salían para comprobar que seguía viva.Pero lo estaba.Estaba viva. Y eso, después de todo lo que había pasado, ya era un milagro.Durante esos días, recibí visitas de todos. Kael, Demian, Jimmy, incluso Brett y Val se aparecieron con flores y dulces que jamás toqué porque el simple olor del azúcar me revolvía el estómago. Todos parecían aliviados de verme despertar, aunque sus miradas tenían un matiz de tristeza, como si no supieran cómo hablarme sin recordarme que estuve tan cerca de perderlo todo.Esa mañana, Thara me había contado algo que me dejó pensativa.—No hemos visto a Cardan desde que te enfermaste —dijo, cruzá
Lucian se quedó en silencio unos segundos después de que Aldrec apareció en la habitación. Su mirada, tensa, oscilaba entre la mía y la de mi primo. El aire en la habitación se volvió denso, cargado de algo que no podía describir: una mezcla de alivio, rencor y un cansancio algo bestial. La plática había sido intensa.Finalmente, Lucian se pasó una mano por el cabello y suspiró.—Necesitan hablar —dijo con voz suave, mirándome con ternura—. Te esperaré afuera.—Lucian… —quise detenerlo, pero él me sonrió, esa sonrisa tranquila que siempre conseguía desarmarme.—No tardaré —añadió, y antes de salir, me acarició la mejilla con los dedos—. Te amo.Sus palabras se quedaron suspendidas en el aire, tibias, y el sonido de la puerta al cerrarse fue un recordatorio de que, por primera vez en mucho tiempo, Aldrec y yo estábamos solos.El silencio se alargó. No sabía cómo empezar. Había tanto que decir, tanto que no entendía todavía. Aldrec fue el primero en hablar.—Te ves diferente —comentó, c
Despertar fue como salir a flote después de hundirme durante horas.Mis párpados pesaban, mis manos se sentían frías y había un pitido constante acompañando cada latido de mi corazón. Tardé unos segundos en reconocer el lugar: paredes blancas, luz artificial, el olor a desinfectante.Un hospital.Intenté moverme, pero algo me lo impidió. Una mano cálida sostenía la mía. Cuando giré la cabeza, lo vi. Lucian estaba allí, con la mirada fija en mí. Su rostro estaba agotado, sus ojos hinchados, como si hubiera pasado días enteros sin dormir. Y cuando nuestros ojos se encontraron, su expresión se quebró.—Esther… —susurró mi nombre con una mezcla de alivio y desesperación.Antes de que pudiera decir algo, él se inclinó sobre mí y me rodeó con sus brazos. Su cuerpo temblaba, y sentí cómo las lágrimas caían sobre mi hombro.—Por fin regresaste —dijo con la voz entrecortada—. No sabes cuánto te extrañé… cuánto recé por esto.Sus palabras me descolocaron. Lo miré, confundida, mientras él seguía
El eco de la voz de aquella mujer seguía resonando en mi cabeza.―Tú me quitaste a mi ser amado. ¿Lo viste, no? Una sirvienta y el joven amo de la casa estaban juntos. Y el amigo de ese tal Luke, era mi amor, la persona que más amé.El bosque comenzó a temblar.—¿De qué hablas? —grité.Ella levantó la mano y el viento se detuvo.—No mereces lo que tienes Esther.No entendía qué quería decir. ¿Cómo podía yo quitarle algo que yo ni siquiera recordaba tener? ¿A qué se refería con mi amor? ¿Lucian? ¿Luke? ¿O acaso hablaba de una historia que se repetía una y otra vez?Antes de poder formular más preguntas, el bosque se deshizo otra vez. Las sombras se estiraron, los árboles se inclinaron y el suelo desapareció bajo mis pies. Sentí que caía, que mi cuerpo se deslizaba hacia otra existencia.Cuando abrí los ojos, el aire olía a jabón y a lino fresco.---Estaba al aire libre, bajo el cielo de la mañana. El viento movía suavemente las sábanas blancas que colgaban en un tendedero. Las gotas de
El sonido del viento fue lo primero que escuché. Un murmullo suave, constante, como si alguien respirara muy cerca de mí. Abrí los ojos lentamente y me encontré rodeada de árboles. El suelo estaba cubierto por hojas húmedas y el aire olía a tierra, a lluvia y a vida. Un bosque.Me incorporé con dificultad, sintiendo la cabeza pesada, el cuerpo frío. Miré a mi alrededor tratando de entender cómo había llegado ahí. Todo era tan… familiar.Había algo en ese lugar, en la manera en que el sol se filtraba entre las ramas, en el silencio que lo envolvía todo, que me resultaba dolorosamente conocido.Como si alguna parte de mí ya hubiera caminado por esos senderos, respirado ese aire, sentido ese miedo.Di un paso, y entonces lo vi. Un joven estaba arrodillado frente a una roca cubierta de musgo. Lloraba. Sus hombros se movían con el ritmo de su llanto, y el sonido que escapaba de su garganta era tan profundo que me encogió el corazón.Quise acercarme, pero algo me detuvo.El chico vestía un

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