Honestamente, no recuerdo mucho mi vida anterior. Sé que era una universitaria en finanzas que se mataba estudiando, creo que alcancé los veintidós años de edad antes de que el exceso de bebidas energizantes acabara con mi vida. Bueno, solía vivir bajo estrés y tomaba muchas pastillas. Alguna de esas dos cosas terminó acabando con mi vida claramente.
Como sea, ahora ya no vivía en ese mundo, ahora me encontraba atrapada en el mundo de un libro donde mi nombre es Esther McHill, la prima adoptiva de Aldrec, el protagonista de una novela BL que había leído en mis últimos meses de vida, Classic Wolf. Se trata de una historia de enemigos a amantes muy básica, pero interesante. Un joven magnate, Aldrec McHill, alfa de su manada que vive en constante rivalidad con la familia Thorne, la cual fue la responsable de la muerte del tatarabuelo de los McHill y Lucian, un joven heredero a Alfa y miembro de la familia rival. Ambas familias se han odiado por más de cien años por lo que siempre han sido competitivas entre ellas, asesinando, secuestrando y robando sin sentido.
Sin embargo, las cosas empeoran cuando los McHill roban un cliente importante de los Thorne. A pesar de que ambas familias lleven diferentes negocios empresariales, tienen socios por lo que se han expandido en la ciudad y McHill aprovechó su expansión en el mundo del entretenimiento para robar un actor muy reconocido de las manos de los Thorne. Un negocio, que le costó caro al heredero de los Thorne, Lucian, el cual no está contento con la situación.
Por ello, en un intento de asesinato, el carro donde Esther y Aldrec iban a viajar explota en pedazos justo cuando el chofer lo encendió. Para su suerte y por conveniencia del guion ninguno murió, sin embargo, sabían quién había sido. Esther, enamorada de Aldrec (o más bien obsesionada) decide capturar a Lucian Thorne por su cuenta y las cosas salen mal ya que ella termina siendo asesinada. Luego de eso, Aldrec decide vengar la muerte de su familiar y al conocer a Thorne ambos se enamoran a primera vista.
Si, resulta algo turbio, pero Aldrec no quería mucho a Esther, debo admitirlo. Es que era muy odiosa, incluso a mí no me caía bien. Como sea, la historia inicia así y a lo largo de la novela atraviesan muchos problemas ya que son miembros de familias rivales, hay mucha sangre, sexo y romance con un final feliz. Claro, aunque varios personajes con los que me había encariñado mueren.
Y cuando desperté en este mundo sabiendo quién era decidí cumplir mi papel al pie de la letra, siendo la prima obsesiva y loca de Aldrec, la que secuestra a Lucian y la que muere en sus manos. Y sí, pensé que ahí acabaría mi pesadilla, pero no.
Desperté nuevamente, cinco días antes del acontecimiento sintiendo las manos de Lucian sobre mi cuello mientras me asfixiaba hasta la muerte. Cuando me levanté de la cama, sudando y con el cabello pegado a mi nuca, sentí mi respiración agitada.
Miré hacia todos lados pesando en dónde rayos me encontraba. Noté el espejo de cuerpo completo al lado de la cama a unos cuantos metros, frente a mí un escritorio pequeño blanco con una laptop gris y un par de repisas con varios libros sobre este. La puerta abierta del baño ubicada al otro lado de la habitación y el clóset de puertas blancas. Me levanté de la cama sabiendo dónde estaba, la habitación de Esther.
Me asomé al espejo mirando mi rostro, al cual ya me había acostumbrado. Un rostro angular, con labios rosados y finos, ojos algo grandes, pestañas largas, cabello negro medio ondulado y una figura decente. Llevaba puesta una camisa blanca la cual era de Aldrec.
―Por dios Esther, no podías haber robado un pants. Muero de frío. ―Corrí hacia el armario en busca de ropa abrigada. Esther estaba llena de vestimentas de marca. No había ropa ahí que no estuviera a la moda costará menos del valor de mi riñón. Busqué al fondo encontrando una sudadera y un pants, no parecían a la moda, pero me los puse. Con eso me sentí calientita.
―¡Esther! ― luego de que tocara la puerta, Aldrec entró a la habitación. Cuando me giré a verlo me quedé en silencio. No podía olvidar lo hermoso que era. Un joven alto, medía un metro ochenta y ocho, cabello negro partido de lado con fleco que le cubría la frente y resaltaba sus pómulos y ojos de color gris como un día nublado, la marca de la familia McHill. Llevaba un traje negro que se ajustaba a su ejercitado cuerpo.
―¿Qué llevas puesto? ―Preguntó al verme con el pants y el sudadero grande.
―Ammm ¿ropa? ―Frunció el entrecejo.
―Okay. ―Suspiró. ―Como sea, arreglate, debemos ir a la rueda de prensa. ―Tragué nerviosa. Claro, la rueda de prensa donde presentarían al nuevo actor que había firmado con los socios de McHill, el mismo día en que el carro estallaría debido a la bomba de Lucian.
―Entiendo. Dame media hora y bajo.
―¿Media hora? ¿Es eso suficiente para ti? ―Su tono burlón me puso en alerta. Era cierto, la Esther original no habría dicho eso.
―¿Quieres que me tarde más? ―Pregunté sarcástica. Él suspiró de nuevo.
―Solo apúrate ¿quieres? ―Cerró la puerta y pude respirar tranquila. Necesitaba un plan. Evidentemente seguir el papel de la villana no me había funcionada. Esta era mi tercera vida, por así decirlo, la segunda en este mundo.
¿Qué había hecho mal? Solo seguí mi papel.
Volví a abrir mi armario y vi el traje celeste que Esther llevaba para esta ocasión.
―¿Y si seguir la historia original no es lo que debo hacer? ―Respiré hondo. Necesitaba un plan nuevo. Si siguiendo la historia original había despertado de nuevo, tal vez debía cambiar las cosas para sobrevivir aquí.
Tomé un traje blanco que consistía en una falda y un blazer.
―Bien destino, si planeas ponerme a prueba, te metiste con la chica equivocada.
Una hora más tarde, me encontraba bajando las escaleras de aquella enorme mansión. Llevaba la falda que llegaba hasta mis rodillas y el blazer que dejaba a la vista una mínima parte de mi vientre. Me había peinado con ayuda de un gancho con moño y había aplicado maquillaje que luciera natural.
Al llegar a la entrada noté las miradas de los omegas de Aldrec. Sí, Esther era muy hermosa como para no llamar la atención.
―¿No dijiste media hora? ―El tono enfadado de Aldrec me advertía que ya lo había irritado. Mal comienzo.
―Pero ya estoy lista. Vamos. ― Kael White, la mano derecha de Aldrec, abrió la puerta y agradecí para luego caminar hasta el auto. Tragué nerviosa al ver al chófer que sostenía la puerta del coche para que yo entrara.
―Primo. ―Aldrec se detuvo en el momento que yo lo hice. Me giré a verlo antes de llegar al auto. Di un paso cerca de él y luego me puse en puntillas para acercar mis labios a su oído.
―¿Podrías revisar el auto? Ayer vi un hombre sospechoso desde la ventana de mi habitación merodeando alrededor de él. ― Al alejarme me encontré con su mirada gris, gélida e intensa. ―Por favor. ―Intenté actuar lo más inocente posible.
―Kael, Thom, revisen el auto de arriba abajo. ―Los chicos obedecieron la orden de Aldrec. Observé desde mi sitio su inspección y entonces, cuando Aldrec salió de debajo del auto, noté su mirada seria. Se acercó a Aldrec y le murmuró algo que a pesar de todo, logré escuchar.
―Hay una bomba señor. ―Aldrec abrió los ojos de par en par y dio la orden en seguida de que vigilaran las cámaras de seguridad y que trajeran otro el cual debía ser inspeccionado frente a él.
Otra hora más tarde, por fin llegamos al hotel South Village, donde sería el evento. Durante todo el viaje sentí la mirada de Aldrec sobre mí. Sin embargo, yo no volteé a verlo, intuí lo que querría decirme, pero eso era lo de menos. Había arruinado el plan de Lucian, eso quería decir que estaría más enfadado que nunca.
―Y aquí vienen, el heredero de Apex Capital Partner y su querida prima, la señorita Esther McHill. ―Para mi sorpresa, Alec me había dado su brazo para que lo sostuviera, no dijo nada, pero entendí la acción de inmediato. Los periodistas estaban tomándonos fotografías y haciendo preguntas. Debíamos actuar como la familia normal y feliz que supuestamente éramos.
Unos minutos más tarde, la presentación del actor y la rueda de prensa dieron inicio. La empresa tenía ya un proyecto para el actor, una serie adolescente sobre ángeles caídos. Era increíble, pero estaba de acuerdo con que la fantasía vendía muy bien en estos tiempos.
No presté mucha atención, ya que aun seguía pensando en qué debía hacer. Aun quedaba la posibilidad de que Lucian usara otro truco para hacer explotar el auto.
Me giré un poco para ver a Aldrec y él me devolvió una mirada helada. Incluso sentí escalofríos cuando lo hizo. Sabía que me odiaba, pero esto era mucho para mí. Sin embargo, a pesar de todo, me acerqué a él levantando un poco mi silla a él, lo cual hizo que se enfadara más.
―Aldrec, tengo algo que decirte.
―¿Ahora qué?
―Pero no te enojes, es solo que estoy algo asustada por lo de esta mañana. Será mejor tener cuidado con el coche en que regresemos.
―Estás actuando muy raro. ¿Por qué de repente estás tan paranoica? ―No podía decirle la verdad. Si no me diría que estoy loca. ― ¿Acaso tu eres la que está haciendo estas travesuras?
―¿Crees que pondría en peligro nuestras vidas por un capricho? ―Solté con seriedad, aun tratando de no llamar la atención. Aldrec inclinó levemente la cabeza, un poco pensativo por lo que pensé que no me creería. Sin embargo, hizo una seña con la mano y uno de los guardaespaldas se acercó.
Gracias a Dios, dio la orden de la revisión, no solo del auto, también del perímetro. Me sentí aliviada.
Unos minutos pasaron cuando tuve ganas de ir al baño. Me levanté de la mesa y sin pedirlo, dos guardaespaldas me siguieron. Al salir del salón, sentí que respiraba un poco. Aun no tenía un plan fijo, pero lo mejor por ahora era sobrevivir y cambiar las cosas. De seguro esa sería le mejor forma para vivir una vida en paz.
Seguí las indicaciones para ir al baño y los hombres de Aldrec se quedaron en la puerta. Entre tranquila a hacer mis necesidades y al salir noté que había una ventana. Se podía ver un árbol que dejaba caer sus hojas debido al otoño, la brisa fría entró por el baño, pero a pesar de eso se sintió bien. Sin embargo, antes de entrar pude ver cómo un auto negro, parecido al que llevábamos explotó frente a mis ojos haciendo que la fuerza de la explosión me lanzara hacia el suelo.
¿Qué diablos había pasado?
En cuánto sucedió aquello, pronto los guardaespaldas entraron al baño para ayudarme a ponerme de pie. Mis oídos se apagaron por un momento mientras intentaba pensar qué había hecho mal. Aldrec había enviado a sus hombres para revisar el auto. ¿Y si habían muerto? Había cambiado algo, pero ¿acaso se cobró más vidas de lo que se mencionaba en la historia original?Me encontraba siendo arrastrada por el pasillo mientras la gente salía debido al pánico. No comprendía la situación, aun así, avancé entre el gentío cuando una mirada pesada cayó en mí. Al girarme me encontré con unos ojos azules profundos como el mar que me dejaron helada. A pesar de que llevaba una peluca sobre su bella cabellera gris, supe que Lucian había sido el culpable de todo.Cuando su mirada se cruzó con la mía, sentí escalofríos recordando esa misma mirada que me asfixiaba hasta la muerte.―¡Esther! ―La voz de Aldrec me regresó a la realidad. Él me miraba con el ceño fruncido y, a lo mejor me lo imaginaba, pero pude
Estaba en problemas. Lucian sonreía como todo un desquiciado, tenía la misma sonrisa que me había mostrado cuando me asesinó. Sin embargo, era obvio que él no recordaba nada de eso. Mi cuerpo temblaba inconscientemente. Esto no tenía que haber pasado. ¿Cómo no me di cuenta que el loco me seguía? Pero ¿por qupe?Se suponía que el entraría de incógnito por este lado para luego ser capturado por mí. No era al revés. ¿De que iba todo esto? Destino, solo te pido sobrevivir. ¿Por qué me haces esto?―¿Cómo me encontraste?―Es fácil sentir tu dulce aroma pequeña McHill. ―Di un paso atrás topándome con la puerta. Mi mano cayó sobre el picaporte. Tenía que huir, debía abrir esa puerta y que mi primo viera a Lucian y así podrían enamorarse. Esa era mi única opción.―¿Mi aroma? ¿De qué hablas? ―Sonrió levemente mientras pasaba su mano sobre mi rostro, pronto tomó mis mejillas con algo de fuerza.―Eso no importa. Te he estado siguiendo pequeña McHill. ¿Cómo te atreviste a interrumpir mis planes? ¿
Mi corazón latía con fuerza mientras intentaba comprender mi situación. Había besado a Lucian, por mi propia voluntad.Definitivamente mi sentido de supervivencia me atacó feo.Ahora me encontraba abrazada a mí misma sola, luego de que Lucian me dejara ahí en el cuarto después de que lo alejara violentamente. Suspiré desesperada. Esto era incómodo y quería salir de ahí cuanto antes, pero claramente eso no era posible.―Voy a volverme loca. ―Sacudí mi cabello mientras me recostaba de lado sobre la cama. ¿Cómo diablos iba a salir de aquí? ¿Cómo diablos haría que Lucian se enamorara de Aldrec? Y si Aldrec no me rescataba, cosa que era más que segura, cómo podía escapar. ¿En serio moriría de nuevo a manos de Lucian?―¿Qué haces? ―La grave voz de Lucian me asustó. No sentí en qué momento entró a la habitación. Apoyé mis manos sobre la cama mientras levantaba la mitad de mi cuerpo y giraba mi cabeza para verlo. Mi cabello caía sobre mi cara por lo que me sentí más avergonzada, pero era mejo
Mientras observaba la luna llena de mi habitación parpadeé varias veces. De seguro Lucian y Aldrec ya se habían convertido en lobos. Era increíble que en esta realidad, habían hombres lobos rondando por las calles de la ciudad. Lo más sorprendente era que en mi primera vez en este mundo no tuve la oportunidad de ver uno ya que morí en menos de un mes.Además, estaba segura que Aldrec ya sabía dónde estaba, después de todo, el olfato de un lobo era mil veces mejor que el de un lobo. Y considerando la situación, Aldrec no vendría a mi rescate. Estaba acabada.―Esto es una pesadilla. ―Me quejé. Al regresar la vista a la cama, noté una sombra negra que se movió hacia la puerta. Corrí a encender la luz y tal como esperaba, no había nada ni nadie ahí.―Este encierro me está volviendo loca. ―Fue lo que pensé en ese momento. Al acercarme a la puerta de salida, noté que estaba encerrada. Me tiré al suelo para observar debajo de la puerta si había alguien, por lo visto no lo había. Corrí a la m
El fuego consumía el oxígeno en el aire. Sentía queme ahogaba, pero por alguna razón, sentía que Lucian estaba ahí. Había muebles de madera sobre el suelo y la verdad, no creía aguantar mucho. Iba a darme la vuelta cuando alcancé a ver una cabellera grisácea en el suelo. Corrí hacia la esquina encontrando a Lucian inconsciente. Tenía un golpe sobre su frente y evidentemente, no podría moverse.No tenía tiempo para llamar a alguien, así que hice lo posible para cargarlo conmigo. Lo levanté con dificultad coloqué su brazo sobre mis hombros. SI que pesaba, aún así debíamos vivir. No tenía planeado que mi muerte fuera ahí, quemada por un incendio. Me llevé a Lucian fuer de ahí, sentía mis músculos arder debido a la fuerza extra que estaba dando. Comenzaba a ver borroso debido a la contaminación en el aire, pero debía resistir. No podíamos morir ahí.Fue entonces cuando vislumbré el lobby. Alcancé a ver a Demian y al salir él me sonrió. Se acercó para ayudarme cuando un ruido extraño sobr
Lucian me preguntó si estaba bien. Le dije que sí. Sin embargo, a pesar de haberme lavado los dientes todavía sentía amarga la boca y no solo eso, sentía un vacío en mi estómago. Lo primero que pensé fue que la comida chatarra me había hecho daño. Al estar en el cuerpo de otra persona, no conocía sus hábito alimenticios y no es como si en la novela dieran muchos datos sobre Esther. Ahora, ya sabía que la comida chatarra no era para ella.―No tiene fiebre. ―El médico de la familia me revisó. Luego de mi episodio vomitivo, Lucian fue por el doctor ya que no era normal lo que había sucedido. Se lo agradecí, pero le dije que exageraba. Se molestó conmigo porque mi salud era importante y yo no lo tomaba en cuenta.En conclusión, me ignoró y por la mañana había traído al médico. Me preguntó si tenía síntomas previos, que era lo que había comido en los últimos días y fui honesta.―Probablemente sea a causa del estrés. ―Miró a Lucian. ―Lleva mucho tiempo encerrada y como verá, las emociones r
Cuando desperté, estaba en una habitación del hospital. Lucian estaba frente a mi cama leyendo algo.―¿Ya pasó? ―Lucian alzó la mirada y luego se levantó para caminar hasta mí.―Sí, los resultados también.―¿Es algo malo?―De eso vamos a hablar con el médico. Iré por él. ―Lucian salió de la habitación y en minutos regresó con el médico. Era un gastroenterólogo, se llamaba Justin Baxter.―Señorita Esther, ¿cómo se encuentra?―Me siento mareada.―Es comprensible. En un rato traeremos comida para ti, pero debemos esperar a que la anestesia pase. ―Asentí.―¿Y qué encontraron? ―Me mostraron las imágenes de mi estómago. Pude observar un tejido como ovalado en el estómago.―¿Qué es eso?―Una ulcera. ―Mi expresión era todo un poema. ―Esta pudo haber sido ocasionada por diversas causas. Le dejaremos un tratamiento para que sane, así como una dieta saludable. ―Asentí. ―Sin embargo, me gustaría que el doctor Terrance hable con usted, en privado.―¿Es colega suyo? ¿Es otro problema por mi úlcera?
―Te encontraron fuera del hospital inconsciente. ―Me dijo Demian en cuanto comencé a hacer preguntas sobre lo que había sucedido. Luego de despertar, me di cuenta de que, tanto Lucian como Demian estuvieron esperando a que reaccionara. Me sentía magullada, pero más que todo, aterrada por lo que había sucedido.―¿Y el doctor Terrance? Él me atacó, pero no sé, todo se volvió borroso. Recuerdo que llegué afuera, pero luego vi…algo grande que lo atacó… ―Me quedé en silencio. Miré a Lucian y estese tensó. Había sido él en su forma de lobo. No sabía por qué, pero estaba segura de eso.―¿Algo grande? Debiste estar alucinando. Un guardia te encontró y Lucian pronto llegó.―¿Qué pasó con él? ―Miré a Lucian. Sus profundos ojos azules se fijaron en los míos sin expre