Su vida parecía ser perfecta delante del mundo, pero en el fondo no era feliz, no sabía lo que eso significaba, pero cuando la conoció a ella, todo fue muy diferente. Samantha lo cambió todo. Ella logró despertar en él un deseo irrefrenable de ser alguien distinto y ser capaz de sentir algo real. Sin embargo, ambas familias guardan un secreto que los alejan; al igual que la vida que siempre tuvo y que cada día amenaza con volver a ser parte de él. Samanta es una joven soñadora y amante del diseño de moda, sin embargo, la repentina muerte de su madre la hace apartarse de eso que sueña. Debe cuidar a sus hermanitas, superar la pérdida de su hogar y enfrentarse al mundo que no conocía. Liam Parker le robará el corazón por más que quiera evitarlo, pero es un amor imposible. Él está comprometido… y eso solo es la punta del iceberg.
Leer másEran más de las dos de la mañana, pero el reflejo de la luna llena no me dejaba dormir. Amo la oscuridad y el más mínimo destello de luz me lo impide. Me puse de pie y me acerqué a la ventana para cerrar las cortinas, pero la luna alumbrando las calles de Nueva York me dejaron sin aliento. Sin duda, la vista desde mi apartamento era envidiable.
Mi nombre es Liam Parker y soy el dueño del imperio de zapatos “Fast” y de “Glamour”, y aunque quizás tengo muchas manías como la luz para dormir y el color negro en la mayoría de mi vestimenta, hay mucho que ni yo mismo conozco de mí.
Volví a la cama, y mi prometida, Alicia, estaba ocupando parte del lado de mi cama. A veces dormía como una piedra, pero si bebía, los efectos los sentía con sus movimientos nocturnos. La noche anterior celebramos un gran acontecimiento: Oficialmente habíamos elegido la fecha de nuestra boda; el 10 de diciembre. Aún faltan cuatro meses, pero debo admitir que no es una celebración para mí.
Desde hace dos años vivimos juntos, y en realidad la boda no hará un gran cambio entre nosotros, solo será un papel firmado. Aunque para mi padre y el de ella significa la alianza más importante de todas al fusionar nuestro imperio de calzado, con el de las joyas de su familia. Es simplemente la boda perfecta para las portadas de revistas del mundo, lo que se traducirá en ventas millonarias para ambas familias.
Afortunadamente, nuestras empresas están en la cima, pero la ambición que arropa a nuestros padres no tiene límites.
Intenté acostarme y Alicia se despertó.
―¿Todo bien, cariño? ―dijo, ella acercándose a mi espalda. Estaba sentado en la orilla de la cama.
―Sí, todo bien. Vuelve a dormir ―Besé su frente como acostumbraba a hacer.
Era más un movimiento involuntario de mi cabeza junto a mis labios, no un sentir. Desde hace un tiempo no estaba feliz a su lado; o quizás debo admitir que nunca he sido feliz y en realidad no sé qué se siente serlo.
―¿Qué hora es? ―preguntó en medio de un gran bostezo y observó el reloj de su móvil―.¡Liam, son casi las 3 de la mañana! ¿Porque no me levantaste? ¡Mi vuelo es en tres horas! ¡Debemos irnos! ―gritó saliendo apresurada de la cama.
La puntualidad es una muy buena virtud, pero llegar una hora antes a una cena o al cine, es absurdo. Pero ella siempre es igual para todo; y debo muchas veces adaptarme a su ritmo sin sentido.
Ella tiene un vuelo para Francia con sus padres para comprar el vestido de bodas de un reconocido diseñador de Paris. Sin duda, otra muestra de su afán de hacer las cosas como si se casara esta misma tarde.
A Alicia la conocí hace casi cuatro años y debo admitir que me flechó justo en el momento que la vi llegar a una de mis empresas. Tenía una falda roja perfectamente ceñida a su cuerpo que cubría un poco más arriba de sus rodillas; su blusa era de mangas cortas de color blanco, y su largo cabello negro como la noche caía completo sobre su hombro derecho. Pero ahora siento que nada es como en un principio. Esas noches de pasión desaparecieron desde hace no sé cuánto tiempo.
Ella es hija de un diseñador de joyas muy reconocido en el mundo, y acudieron mi empresa para un lanzamiento en conjunto de una colección de nuestros calzados de alta categoría para caballeros y empresarios de lujo, junto a un diseño delicado de joyas de oro y plata para caballeros. La unión tuvo tanto éxito que hasta la fecha comparto sociedad con Alicia en una empresa de joyería donde se exhibe una colección exclusiva de nuestros calzados y sus propias joyas exclusivas para caballeros de alta categoría “Elegance”. Sus brazaletes y relojes son los accesorios estrella. Además, próximamente vamos a incluir calzado y joyas para damas. El crecimiento sigue imparable para todos.
―¿Qué tanto piensas que no te has vestido? ―exclamó Alicia malhumorada por mi falta de interés en ponerme de pie para colocarme la ropa.
―Voy… ―dije entre dientes y me puse de pie.
―Cariño, ¡estoy tan emocionada! El vestido te va a encantar; claro, solo lo vas a ver el día de la boda, no quiero tener mala suerte ―dijo efusiva al mismo tiempo que se maquillaba en la peinadora enorme que colocó en nuestra habitación con más de cien pinturas de labios, sombras de ojos y todo lo que una mujer, según ella, debe tener. Yo creo que a veces exagera, y que las mujeres al natural son hermosas. No estoy diciendo que ella no lo sea, pero su extrema elegancia y perfeccionismo a veces me desespera. Solo me queda aparentar y vivir la vida de lujo que me ha tocado vivir.
―Estoy seguro de que te quedará muy bien ―Le respondí y me metí a la ducha.
Me bañé en dos minutos para evitar que volviera a reclamarme por el tiempo, y me coloqué un pantalón negro de lino, mi blusa gris claro con ligeros toques dorados y mi saco negro con mi corbata dorada. Me coloqué mis lentes oscuros, aunque el sol aún no se asomaba; y enseguida llegó nuestro chofer a buscarnos para ir al aeropuerto.
―Te voy a extrañar ―dijo, Alicia colocando su cabeza en mi hombro mientras el auto iba en movimiento.
―Solo serán tres días.
―No, cariño, tengo que quedarme un poco más ―La observé con curiosidad―, debo medirme varios vestidos, que tomen las medidas y asegurarme de que sea perfecto. Además, voy a aprovechar de comprarme los zapatos que vimos la última vez que fuimos.
―¿No tienes un par?
―Sí, tengo dos, pero necesito unos dorados o plateados, no sé.
―Está bien ―asentí como una marioneta, y en el fondo sentí un poco de alivio. Necesitaba estar lejos de ella unos días.
―¿Y qué vas a hacer en mi ausencia? ―Se acercó más a mí y besó mis labios.
―Voy a la granja.
―No lleves tus trajes de lujo a ese lugar y menos tus zapatos ―dijo frunciendo el ceño y levantó sus manos.
―¿Qué tienes en contra de la granja? ―dije muy serio.
―Nada cariño, es que sabes que…
―Lo sé… ahórrate las explicaciones.
―¿Estás molesto, cariño?
―No, no estoy molesto―Mentí descaradamente.
La granja es una enorme casa que tienen mis padres a las afueras de Nueva York, a solo treinta minutos de la ciudad. Es un lugar que visito poco, pero que guarda todos los recuerdos de mi niñez.
A Alicia no le gusta porque se llena de barro los zapatos y los perros le ensucian sus elegantes vestidos; pero cada vez que voy, por dentro me siento vivo; aunque por fuera las apariencias nunca debo perderlas. Cuando mis padres están, debo ser siempre el empresario, el hombre de negocios, el prepotente o el ambicioso, pero cuando voy solo, puedo visitar la cocina y ver a Martina; la cocinera que ha estado en la granja desde que tengo memoria, para disfrutar de su delicioso y único chocolate caliente que me prepara cada vez que voy; y su cariño. Es como la abuela que nunca tuve.
Llegamos al aeropuerto, me bajé a despedir a Alicia y le pedí al chofer que me llevara a la “Elegance”. Tenía una reunión importante para un comercial que próximamente haremos para el nuevo lanzamiento. Había mucho que hacer.
Todo parecía ser un sueño, despertar y ver que en la otra habitación estaban mis hermanitas eran momentos que valoraba con el alma, llevarlas a la escuela, hacer con ellas sus tareas y disfrutar de sus bellas ocurrencias. Con Liam todo era cada vez mejor, salíamos juntos, compartíamos y las niñas lo adoraban. Y yo podía al fin decir a los cuatro vientos que era el amor de mi vida y yo el suyo. Me sentía completa.―¿Están listas? ―dije entrando a su habitación que estaba un poco desordenada con sus juguetes―. Su papá ya está por llegar y tenemos que irnos a la granja.―¡Sí!―dijo Luci mientras buscaba una muñeca, y Lucía se colocaba los zapatos.―¡Vamos!―Salimos del apartamento apresuradas y Arturo las esperaba. Al verlo, corrieron a abrazarlo. Íbamos todos juntos a pasar la navidad en la granja. También estaba Liam esperando por mí. Las niñas viajarían con su papá, su pareja y la hija de ella. Nos despedimos de las niñas.―¿Estás bien? ―dijo Liam y me abrazó…―. ¿Lista para estas navid
A la mañana siguiente desperté con una enorme sonrisa que no podía borrar de mis labios. Abrí mis ojos y Liam no estaba.Sobre la mesa había una nota:Princesa, no quise despertarte, nos vemos más tarde en el lanzamiento. Prepárate para vivir un día lleno de emociones. Es un día especial y me encargaré de que no solo sea este día, sino toda tu vida. Te amo, Liam.Leí la nota y no pude evitar cerrar mis ojos y suspirar. Liam Parker oficialmente se había robado mi corazón y no quería resistirme a lo que teníamos, a lo que sentía. Tomé una ducha, busqué el vestido que tenía preparado para el lanzamiento y el collar especial que Liam me había regalado. Me maquillé un poco y aunque sentía el corazón en mi garganta a punto de salir, estaba lista.Salí del edificio y un auto negro grande de la empresa esperaba por mí. Llegamos a la empresa y estaban algunos periodistas en la puerta. Se había anunciado el gran día y estaban todos esperando el lanzamiento. Me sentí muy nerviosa al bajarme del
Tener a Samantha entre mis brazos, besarla, acariciarla, estaba robándose todos mis sentidos, mi normalidad, mi paz… pero no podía resistirme más. Estaba feliz a su lado, con su compañía cada mañana que, cada vez la necesitaba más. Acaricié su cabello despacio, lo aparté de su cuello y dejé cada beso que demostraba lo que sentía por ella. La senté sobre una de las mesas y me coloqué entre sus piernas mientras mis manos curiosas recorrían su ropa deseando hacerla desaparecer. Sus manos quitaron algunos de los botones de mi camisa y aunque no quería parar… escuchamos un ruido.Me aparté de ella y vimos que Ana y otras personas entraban a la sala. Nerviosa se alejó al baño y yo actúe de la mejor manera acomodando algunos papeles que su cuerpo había arrugado. De nuevo nerviosa se acercó, me sonrió con ternura y entendí que debía retirarme. Por poco nos veían, pero no me importaba.Volví a mi despacho para los últimos detalles relacionados con el lanzamiento y asegurarme de que todo iba a
Estar de regreso en la empresa de Liam era realmente difícil de procesar, de creer. Ahora sí era diseñadora y, mis diseños, aquellos que me recordaban a mi madre, iban a ser reconocidos. Y aunque todo era extraño, sentía una alegría enorme. En ese momento parecía que el pasado no importaba, que todo lo que había vivido era una estrella fugaz que había dejado una marca en mí, pero que simplemente ya no estaba y no me lastimaba.Entrar a esa sala blanca y enfrentarme a hacer lo que siempre amé, me hacía sentir paz. Por supuesto, fue inevitable no traer a mi madre a mi presente, a los recuerdos que atesoraba de ella; y aunque no era mi madre biológica, ella era mi madre y lo iba a seguir siendo siempre.Empecé a trabajar en unos diseños y Liam llegó a verme nuevamente. Cada vez que estaba cerca de él deseaba que las cosas fueran diferentes, que nada me alejara de lo que él me despertaba, pero, en el fondo sabía que yo misma me alejaba buscando excusas absurdas.Sentir sus brazos, su todo
Regresé a Nueva York y no quería ni debía volver a mi apartamento. Busqué una habitación en un hotel cercano a la empresa y recibí el mensaje de mi chofer confirmándome que Samantha estaba con él. Había aceptado. Sonreí feliz, tomé una ducha y me acosté. Deseaba que amaneciera rápido.Llegó la mañana, fui rápidamente a la empresa y busqué a Samantha con mi mirada en todo momento. La esperaba muy ansioso. Por un momento pensé que en el último segundo se había arrepentido de volver, pero de pronto la vi, y al verme, sonrió tímidamente.Respiré profundo y tal como le había prometido, me mantuve un poco distante, aunque deseaba todo lo contrario. Entramos juntos al elevador y afortunadamente no estábamos solos, si no hubiera sido imposible no acercarme. La acompañé a la que sería su nueva oficina.―Bienvenida…―Gracias…―Ana será tu asistente―dije mientras Ana, la misma que había trabajado con ella en el almacén de las telas, se acercaba. Se dieron un abrazo.―Acompáñame al despacho para
Terminé la llamada con Liam y aunque había sentido una enorme alegría por ese correo, era absurdo aceptar, por más que las condiciones fueran diferentes.―¿Qué sucedió? ―dijo mi tía al verme llorar―. ¿Quién te llamó?No quise responderle nada y me retiré a la que era ahora mi habitación. Ya no tenía una para mí de verdad. Me recosté algunas horas y volví a bajar. Mi tía estaba limpiando la sala. Me detuve frente a ella y me recosté en el marco de la puerta.―Es una larga historia―Le dije en respuesta a lo que me había preguntado horas atrás. ―Tengo todo el tiempo del mundo y tú también―Ambas reímos un poco, pero era cierto.Nos sentamos en la cocina y le hablé de Liam, de cómo lo conocí, de tantas emociones extrañas que me hizo sentir desde casi el primer segundo. Mientras más decía algo sobre él, más se hacía parte de mí y más difícil era sacar el recuerdo de su piel en mi piel, en mis labios…Mi tía se quedó en completo silencio como si estuviera viendo alguna historia romántica q
Último capítulo