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La esposa rebelde del Árabe

La esposa rebelde del ÁrabeES

Romántica
Tory Sánchez  Recién actualizado
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10
Reseñas insuficientes
118Capítulos
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Resumen
Índice

Sinopsis

ComediabxgArroganteRebeldeRomanceMultimillonarioMatrimonio por contrato

Hasan Rafiq, es el Emir de los Emiratos Árabes Unidos. Un hombre ambicioso y con una visión de negocios que ha llevado a su familia a ser la más rica del Medio Oriente. Su deseo de extender su poder y riqueza al resto del mundo lo lleva a Nueva York donde conoce a una joven que lo cautiva a primera vista y con quien pasa una noche de ardiente pasión. Una noche que le hace desistir de su matrimonio por contrato con la hija de uno de sus socios que recién ha fallecido. Sienna es una joven que se ve obligada a aceptar el acuerdo matrimonial que su padre firmó con un extranjero para no perder su empresa. Sin embargo, en un acto de rebeldía, Sienna pasa la noche con un extraño de quién huye a la mañana siguiente. Horas más tarde, Sienna descubre que se ha acostado con su futuro marido.

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Último capítulo

  • Capítulo ciento dieciocho. Ten cuidado con lo que pides

    NUEVA YORKEl Emir trató de comunicarse con Scarlett, la llamó varias veces, pero ninguna de sus llamadas fue atendida por la joven, por lo que decidió enviarle un par de mensajes para explicarle que tenía que marcharse. Sin embargo, no resultó fácil, escribió y borró un par de veces hasta que, finalmente pudo escribir algo decente, envió el mensaje, mientras tomó su maleta de viaje con sus documentos para salir del país. Revisó el móvil para verificar si Scarlett había leído su mensaje, pero seguía sin ser visto.Jahir ya no tenía tiempo para ir a buscarla, no corría a Abu Dabi por su padre, sino por su madre, pues lo aceptara o no, Kalila amaba a su padre y podía imaginar el dolor que estaba sintiendo al perderlo.Así que, sin remedio, se metió al elevador y bajó hasta la primera planta. Le entregó una nota a la recepcionista, le dejó instrucciones y se marchó al aeropuerto, era la media noche cuando su avión despegó de suelo neoyorquino y tenía alrededor de trece horas de vuelo ant

  • Capítulo ciento diecisiete. Tienes que volver, Jahir

    NUEVA YORKScarlett acarició los pétalos que se les habían caído a las rosas, la suavidad de un pétalo le hizo comprender su fragilidad y de un momento a otro, pensó en la vida. Lo difícil que era y lo corta y frágil que podía ser.Ella dejó escapar un suspiro, tomó su copa de vino y continuó mirando al cielo, como si esperase que una respuesta cayera de él.—¿Qué puedo hacer? —preguntó en un bajo murmullo, mientras bebió un nuevo sorbo, sin embargo, no se engañaba, ni todo el vino del mundo iba a lograr que su herida dejara de sangrar y cerrara.Quizá si Jahir le hubiese contado la verdad desde un principio las cosas fueran diferentes y de haber terminado en el inicio, no le dolería tanto como ahora.Para Scarlett, pensar en Jahir ahora, era pensar en las esposas que había tenido, en las que había dejado y en la que le quedaba. Anisa, solo el nombre le causaba escalofrío.Un ligero carraspeo de Nayla le hizo girar en su dirección, la muchacha la vigilaba muy de cerca, como si temiese

  • Capítulo ciento dieciséis. Déjame ir

    DUBÁIAhmed entró al salón donde sus padres esperaban, él había pedido ser atendido antes de volver a Europa. Necesitaba hablar con ellos sobre sus planes a corto y largo plazo, y en ambos, Nayla era la figura principal. Sin embargo, no deseaba equivocarse, ni echar a perder todo lo que ellos habían hecho para protegerla.—Padre —saludó Ahmed haciendo una ligera inclinación de cabeza, mostrando respeto a Abdel para luego girarse en dirección de su madre, a quién le dejó un beso sobre la frente—. Madre —saludó.Azahara le dedicó una cálida sonrisa por el gesto, era la primera vez que Ahmed tenía ese tipo de acercamiento con ella, él no era grosero, ni mal hijo; sin embargo, se había mostrado distante, prudente.—Tú dirás el motivo de nuestra reunión —dijo Abdel, orgulloso de ver como su hijo, le presentaba respeto a Azahara.—Primero que nada, quiero agradecerte por lo que has hecho por Nayla, sé que no era tu obligación responder por ella —dijo.—Nayla es parte de nuestra familia por

  • Capítulo ciento quince. Una brecha entre los dos

    NUEVA YORKUn silencio sepulcral se hizo en la sala, Scarlett tenía miedo hasta de respirar, pues creía que el dolor sería más agudo e intenso si lo hacía. Sus pulmones quemaban, como si no tuviesen suficiente oxígeno, incluso los latidos de su corazón cambiaron y de ser agitados y erráticos, pasaron a ser lentos, como si fuera a detenérsele en cualquier momento.—¿Por qué? —preguntó viendo a la nada—. ¿Por qué me has engañado? —Scarlett deseaba salir huyendo del ático, escapar tan lejos como le fuera posible, sin embargo, seguía pegada al piso del sitio, como si fuera una estatua de mármol. Quizá en el fondo esperaba que esto fuera una broma de muy mal gusto por parte de Jahir.Esperaba que él le dijera que nada era cierto.—Me enamoré de ti —respondió Jahir.Él sabía que debía tener cuidado con las respuestas que daba y como las daba. Quería hacerle ver a Scarlett que ella era la única mujer de su vida, que solamente a ella amaba, pero las cosas no serían fáciles y sencillas. Saberl

  • Capítulo ciento catorce. Entre la espada y la pared

    NUEVA YORKNayla se quedó de piedra al mirar el rostro de Jahir Ahmed Rafiq, por un momento deseó que esto no fuera cierto, pues era evidente que Scarlett no sabía la verdad, de lo contrario no estaría tan entregada. Ella conocía a Sienna y no dudaba que su hermana era igual a ella, que no desearía compartir a su esposo con nadie.Un nudo se formó en su garganta al darse cuenta de que estaba entre la espada y la pared. Scarlett había sido muy buena con ella al recibirla y dedicarle su tiempo. Decirle la verdad sobre Jahir sería romperle el corazón, pero…, ¿qué podía hacer? ¿Debía dejar que las cosas cayeran por su propio peso? ¿Hablar con Jahir?—Nayla, déjame presentarte a Jahir Ahmad, mi… —Scarlett hizo una pausa al no saber cómo presentar a Jahir ante Nayla, pues su relación se había hecho estrecha e íntima, pero no habían sido pronunciadas las palabras de rigor para asegurar que eran novios.—¿Novio? —preguntó Nayla, sin apartar la mirada de Jahir.Scarlett movió la cabeza aún sin

  • Capítulo ciento trece. Regreso a Nueva York

    DUBÁIUn silencio sepulcral se hizo en el salón en el momento que Jahir entró, ninguno sabía exactamente la razón. Jahir sabía con antelación que Nayla había escapado con ayuda de la familia Rafiq, por supuesto, que se hizo el desentendido durante el juicio para poder ayudarles, pero entonces…, ¿por qué el silencio y la mirada fija sobre Sienna?Hasan gruñó por mero instinto, ya Jahir había visto una vez a Sienna de esa manera peculiar y no deseaba recordar. En ese momento también lo había considerado el responsable de los ataques sufridos en la fábrica de aluminios en Abu Dabi. Ahora era distinto, Jahir los había ayudado y no era la primera vez, eran ya tres favores que le debía a su primo, pero Sienna no estaba incluida en el paquete de pagos.—Se puede saber…, ¿qué tanto miras a mi esposa? —preguntó. Su tono era molesto y lleno de celos, por supuesto que Hasan no apreciaba que alguien mirarse a Sienna con tanto interés.La burbuja en la que Jahir se había sumergido se estalló ante

  • Capítulo ciento doce. Fallo

    NUEVA YORK.Scarlett esperó a que Nayla le dijera algo, pero el silencio fue todo lo que recibió de ella por un largo tiempo.—¿Nayla? —preguntó.—Lo siento, me distraje —mintió.Scarlett dejó escapar una ligera carcajada.—Estás sorprendida, no puedes negarlo, Nayla. Hasta tu rostro cambió de color —dijo alegremente, sin imaginar lo que pasaba por la cabeza de Nayla.—Scarlett…—¿Sabes? Quizá es la manera que la vida tiene de compensarnos a Sienna y a mí por la madre que nos tocó. Mi hermana tiene un gran hombre a su lado, Hasan es tan maravilloso —declaró.Nayla lo sabía, en su momento ella…, la joven cortó el hilo de sus pensamientos, se debatía entre decirle o no a Scarlett lo que sabía sobre Jahir, el problema era que, no sabía si era el mismo Jahir que ella conocía u otro hombre que coincidentemente se llamaba como el Emir de Abu Dabi. También podía ser una mera coincidencia, ¿verdad?—¿Conoces su otro apellido? —pregunto Nayla de repente.Scarlett negó.—Se presentó como Jahir

  • Capítulo ciento once. Preocupación y denuncia

    DUBÁIJahir entró al palacio Rafiq una hora más tarde, después de dejar a Dalila en el aeropuerto. Trató de concentrarse en los asuntos que tenía por delante, sin embargo, no era tan sencillo. La preocupación que sentía por su amiga era demasiada, jamás creyó que Rayan fuera capaz de traicionarla de esa manera.Dalila había creído ciegamente en que el amor de Rayan sería para siempre, que no le importaba esperar. Evidentemente, se había equivocado y Rayan se había casado solo semanas antes de que ella fuera libre.—Jahir…La voz de Abdel sacó al hombre de sus cavilaciones y preocupaciones. Jahir saludó a su tío y a Azahara, su nueva esposa, también lo hizo con Hasan y Farid, quienes se habían reunido para enfrentar la situación con Anás.—¿Ahmed? —preguntó al no ver al otro hijo de su tío.Jahir se había puesto al día con todos los sucesos que pasaron en su ausencia, fue por eso que no llegó a Dubái de inmediato, pero retraso su llegada a Abu Dabi.—Está con Basima —respondió Azahara.

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Capítulo uno. Un contrato matrimonial
La esposa rebelde del Árabe/Tory Sánchez
Un contrato matrimonialSienna miró fijamente el rostro de su madre, ella no podía dar crédito a lo que estaba escuchando.—¿Qué estás diciendo? —preguntó.Sienna pensaba que la pérdida de su padre era la peor de las tragedias que podía haberle sucedido, verlo sufrir a causa de su enfermedad había sido duro, saber que ahora descansaba en paz y sin sufrimiento había sido un pequeño consuelo para ella, que ahora se veía alterado por las palabras de su madre.—Escucha Sienna, no tenemos más opciones, tu padre dejó todo dispuesto en caso de que esto llegara a suceder —dijo Fiona como si estuviera hablando del clima.—Dudo mucho que mi padre haya dispuesto mi matrimonio sin tomar en cuenta mi opinión, ¡papá no era ese tipo de hombre! —refutó con vehemencia y poniéndose de pie.—Tu padre solo quería lo mejor para sus hijas, Scarlett y tú son lo que Steven más amaba en la vida, no puedes culparlo por tratar de protegerlas desde la tumba —refutó Fiona caminando para tomar el brazo de Sienna.
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Capítulo dos. Regla de oro
La esposa rebelde del Árabe/Tory Sánchez
Regla de oroHasan Rafiq sedujo a Sienna con una simple y sexi sonrisa o quizá era la necesidad de la muchacha por experimentar la pasión que le prometían aquellos ojos verdes. Ella no tenía ninguna posibilidad, había caído hechizada bajo el encanto del desconocido.—Esta noche te haré mía —le susurró al oído, provocando que el cuerpo de Sienna temblara como si fuera una hoja mecida por un bravo viento, pero no sentía frío. El fuego que recorrió cada centímetro de su piel fue como lava, derritiéndola y dejándola a merced del extraño.Sienna no fue consciente del momento que el hombre guapo la sacó del antro, ni supo exactamente el lugar al que la llevó. No se preocupó por ver el lujoso ático, sus ojos cielo estaban clavados en el rostro perfecto del hombre, Sienna llegó a pensar que todo se trataba de un sueño. ¡Eso era! Ese hombre no podía ser real, era demasiado guapo y perfecto.Un momento de lucidez se coló por los pensamientos de la muchacha, pero pronto fue borrado como si solam
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Capítulo tres. ¡Descarada!
La esposa rebelde del Árabe/Tory Sánchez
¡Descarada! Hasan miró a Sienna con ojos que advertían peligro, el Emir jamás se había sentido engañado cómo en ese momento. Sus pensamientos fueron rápidos y recordó exactamente las palabras que su consejero había dicho mientras se preparaba para venir a este encuentro y cancelar el trato. «Quién se rehúse a contraer matrimonio, lo perderá todo». —Me gustaría decirle que es un placer conocerla, pero el placer ya lo hemos tenido —dijo de manera mordaz. Sienna tragó el nudo que se había formado en su garganta, sus manos se apretaron bajo la mesa mientras rogaba porque el hombre delante de ella no dijera nada sobre la noche que habían pasado juntos. —¿Qué quiere decir con eso? —preguntó Fiona mirando a Sienna y luego a Hasan. —Su hija sabe muy bien de lo que hablo, señora Mackenzie —dijo, tirando la piedra sobre el tejado de Sienna. —¿Cariño? —llamó Fiona. —Mamá, no tengo idea de lo que habla el señor Rafiq —mintió con voz temblorosa. ¡Descarada! ¡Eso era lo que Sienna era, ¿cómo
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Capítulo cuatro. ¡Eres cruel y egoísta!
La esposa rebelde del Árabe/Tory Sánchez
«Discúlpame con tu madre, no tengo estómago para quedarme y ver cómo finges inocencia»«Si tienes un poco de dignidad, espero que no te presentes al Ayuntamiento y solo entonces creeré en ti»«Espero que no te presentes al Ayuntamiento»Las palabras de Hasan se repitieron como un mantra en la cabeza de Sienna, la joven no tenía ningún interés en casarse con él y si esta era su oportunidad para escapar, ella no iba a dudarlo. No le importaba el concepto que el árabe podía tener de ella, eso era irrelevante para Sienna, pero si podía limpiar su imagen, aunque fuera un poco, tampoco iba a desaprovecharlo, ¿A quién le daban pan que llore?—¿Dónde está Hasan?La voz de Fiona sacó a Sienna de sus pensamientos.—Se ha marchado ­—dijo casi sin interés.—¿Se ha marchado? —preguntó como si Sienna no hubiese sido clara.—Sí.—¿Cómo pudo marcharse? ¿Qué fue lo que le hiciste o dijiste para que se fuera de esa manera? —preguntó acusándola en el proceso.—¿Por qué piensas que tuve que decirle o hac
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Capítulo cinco. Promesa matrimonial
La esposa rebelde del Árabe/Tory Sánchez
Hasan se sintió insultado por el vestido que Sienna portaba como si fuera una reina, apretó sus manos en dos puños y caminó en su dirección.—¿Qué se supone que haces? —preguntó con los dientes apretados.—¿Casarme contigo? —respondió Sienna con una sonrisa retadora en el rostro.La joven había discutido con su madre por no aceptar venir con el vestido que Hasan le había enviado, pero Sienna había sido firme en su decisión y allí estaba ella, portando un vestido color dorado que para los árabes significaba no solo majestuosidad, sino también divinidad y honor. Porque Sienna estaba allí, parada frente a aquel oriental con dignidad. Con el honor de toda mujer que no le debía nada a nadie y menos a él.Hasan achicó los ojos al escuchar su pregunta como respuesta, ¿Qué es lo que esa mujer se creía para desobedecerle?—¿Por qué traes ese vestido? —preguntó con los dientes apretados, luchando para no perder la compostura y ceder al deseo de apretar el cuello de Sienna con sus propias manos.
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Capítulo seis. ¡No es mujer para ti!
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Sienna se movió inquieta entre los brazos de Hasan, deseaba alejarse de él, no necesitaba recordar lo mucho que él podía hacer con “eso” duro allí abajo. ¡No lo necesitaba!—Deja de moverte o no responderé por mis acciones —murmuró en tono ronco.Sienna no pudo evitar recordar esa noche y los excitantes gemidos que salieron de la boca de Hasan, por lo que se quedó tan quieta como una estatua, igual de dura que una.—Muévete —dijo él, haciendo que Sienna frunciera el ceño.—¿Quieres que me quede quieta o que me mueva? —cuestionó confundida.Hasan apretó los dientes con fuerza antes que un rictus apareciera en sus labios.—Debemos abordar el avión —dijo en tono bajo.Sienna se había olvidado momentáneamente de la situación que la había traído hasta ese punto, ¡el avión! Hasan pretendía sacarla del país y alejarla de todo lo que ella conocía y quería.—¡No iré contigo! —repitió, moviéndose con ímpetu para liberarse de las manos del hombre.—¡Joder, Sienna! ¡Deja de restregar tus bonitas
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Capítulo siete. Son negocios
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«¡No es mujer para ti!»«¡No es mujer para ti!»Las palabras de la madre de Hasan penetraron en la cabeza de Sienna, ella sonrió, porque no podía estar más de acuerdo con la extraña y dura mujer.—Es exactamente lo que yo pensé, señora, pero su hijo es más terco que una mula y aquí estamos, casados por su plena voluntad y en contra de la mía —respondió Sienna, dejando perplejos momentáneamente a sus suegros.Entre tanto, Hasan sintió de nuevo esa corriente eléctrica atravesarle el cuerpo, ¡su esposa era rebelde como solo ella podía serlo! ¿Así sería su relación? ¿Una constante guerra?—Sienna…La mano del hombre mayor se elevó y Hasan guardó silencio en señal de respeto, lo que sorprendió a Sienna.—Permítame presentarme, soy Abdel Rafiq, mi hijo menor, Farid y mi esposa, Zaida —dijo con voz cordial, pero formal y distante.Sienna asintió.—Sienna Mackenzie —dijo, no se atrevió a extender la mano, recordaba haber buscado información sobre la cultura árabe, pero ahora mismo era incapaz
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Capítulo ocho. Sentencia
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Hasan echó la cabeza atrás, se había olvidado de solicitar a Adila una habitación para Sienna, aunque tampoco es que estarían mucho tiempo en Dubái, él tenía reuniones y negocios que hacer en el golfo pérsico, por lo que su estadía en la ciudad era breve, pero ¿Qué tan breve sería? Esperaba que no tanto, de lo contrario, tendría que soportar a su madre despotricar en contra de Sienna.«Esa mujer es de un mundo distinto al nuestro, debe tener sus mañas, seguramente te ha engañado»Hasan trató de no pensar en las palabras de Zaida que habían sido dichas con enojo, además, no había manera de que Sienna lo engañara, ¿verdad? Entonces recordó que había sido ella quién se había despertado primero y huyó de su lado, dejando únicamente las sábanas manchadas con la evidencia de su inocencia.¿Sería posible que…?Hasan apartó los pensamientos de su cabeza, no quería pensar de más. No sería capaz de soportar no haber sido el primero en la vida de Sienna, no ser quién tuviera su cuerpo por primer
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Capítulo nueve. Castigo
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—¿Sentenciada? —preguntó Sienna, pese al apretón de Hasan sobre su brazo.—¿No has escuchado? ¿O aparte de sinvergüenza estás sorda? —cuestionó Zaida con rapidez.—Escuché perfectamente, señora —gruñó Sienna con rabia.—¡Basta, Sienna! —gritó Hasan elevando la voz, ganándose una mirada furiosa por su parte.—¿Basta? —refutó ella con un brillo peligroso en la mirada—. ¡Ningún basta, Hasan!, te dije claramente que no quería casarme contigo, que si tu madre quería que me marchara lo haría sin dudarlo. Has sido tú quien se ha empeñado en traerme a este país y a esta cultura que no conozco. ¿Por qué tengo que ser yo quién pague por tu necedad? —preguntó airada, sabiendo que bien podía complicarse más la vida, pero ella no iba a quedarse callada, ni mucho menos cargar con toda la culpa.Había sido Hasan el necio.—¡Silencio! —ordenó Abdel haciendo que todos se callaran, incluso Sienna.—He dicho que serán cinco latigazos y en adelante, por tu propio bien, espero que te comportes y aprendas
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Capítulo diez. ¿Descubiertos?
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Sienna abrió los ojos cuando unos golpes a la puerta se escucharon, pareció aturdida por unos pocos segundos, intentó levantarse de la cama, pero la mano de Hasan se lo impidió.—No te muevas, Sienna, y por lo que más quieras hazme caso —pidió con voz neutra.Sienna asintió, fue en ese momento que se dio cuenta de que estaba acostada de medio lado sobre la cama, de tal manera que su espalda quedara libre de miradas curiosas.Hasan se puso de pie, se cuadró los hombros pese al dolor y concedió el permiso para que quien fuera el visitante no tuviera ninguna mirada de Sienna.—Hijo —dijo Zaida entrando a la habitación con un séquito de mujeres, quienes traían ropa, comida y medicinas.—Madre —respondió él, mirando a las mujeres en su habitación—. ¿Qué haces aquí? —preguntó ante el silencio que le concedió Zaida.—Mi personal se hará cargo de curar las heridas de Sienna, la alimentarán y vestirán —dijo mientras hacía una señal para que las mujeres pasaran de Hasan.—¡Alto ahí! —pronunció
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