Mundo de ficçãoIniciar sessãoEn la Inglaterra Victoriana, donde la sociedad es rígida y las apariencias lo son todo. Catherine Ashwood una joven bondadosa, valiente y con un gran corazón; se ve obligada a casarse con un hombre al que no ama, al que ni siquiera conoce. Thomas Devereaux, recién nombrado conde de Essex. Un hombre acostumbrado a seguir solo sus propias reglas y deseos; de pronto se ve envuelto en un escandalo que podría destruirlo a él y a su familia. Para evitarlo esta dispuesto a hacer lo que pensó jamás haría, acceder a un matrimonio arreglado. Los malentendidos entre ambos, las responsabilidades y los secretos harán de sus vidas un verdadero infierno, que amenazara con consumirlos a ambos. Sin embargo, en medio del dolor y el odio; comenzara a surgir entre ellos un sentimiento aún más poderoso, el amor. ¿Tendrán el valor suficiente para con luchar por lo que sienten y abrir sus corazones? ¿O permitirán que el dolor y el silencio termine condenándolos a una vida alejados en uno del otro?
Ler maisLondres, Inglaterra. Siglo XIX
Catherine caminaba hacia el altar del brazo de su padre. La catedral se encontraba repleta de rosas blanca, más de las que había visto juntas en toda su vida. Una débil corriente de aire hacía que las velas de los candelabros titularan, arrastrando a ella el aroma de las rosas que lo inundaba todo.
La crema y nata de toda la sociedad de Londres se encontraba presente para ser testigos de la feliz ocasión.
Se encontraba tan nerviosa que sentía como sus piernas apenas eran capaces de sostenerle y es que de no ser por su padre que se encontraba a su lado, no habría sido capaz de dar un solo paso.
Sentía como la mirada de todos los presentes se encontraba puesta en ella. Sin embargo, todo lo que ella podía ver era a Thomas; quien le esperaba justo ante el altar. Portaba un traje color negro de terciopelo que le hacía destacar entre el resto. Su postura era regia, su apariencia perfecta y tenía un aura de poder que resultaba imposible no sentirse nerviosa por estar a su lado.
Aun a la distancia podía sentir como aquellos poderosos y profundos ojos azules le observaban fijamente, era como si le atravesaran.
Thomas la vio desde el momento en que atravesó las puertas de la catedral. Ataviada en aquel impoluto y enorme vestido blanco de sedas y encaje. Aun cuando en esos momentos un largo velo cubría su rostro, recordaba cada una de sus facciones; las tenía gravadas a fuego en su memoria.
El escaso par de minutos que tardo en recorrer aquel pasillo se le antojaron eternos, a la vez que sintió como si solo hubiese pasado un segundo. Pronto la tuvo ante sí, siendo entregada a él por John, su padre.
Este no dijo palabra alguna, tan solo coloco la mano de su hija en la suya y se alejó en silencio.
La ceremonia pronto dio inicio y el sacerdote le indico a Thomas que descubriera el rostro de su novia. En el momento en que lo hizo, las miradas de ambos se encontraron y fue como si el mundo a su alrededor solo desapareciera. Era como si fuesen los únicos seres vivos en kilómetros a la redonda y es que todo cuando escuchaban era el latir de sus corazones y el sonido atronador de la sangre recorriendo sus venas.
Fue de ese modo hasta que el sacerdote llamo a su atención, trayéndolos de regreso al lugar y momento en que se encontraban.
Thomas enseguida tomo el anillo que el sacerdote le tendía y viéndola a los ojos le dijo.
—Yo Thomas Francis Devereaux, Conde de Essex. Te tomo a ti Catherine Marie Ashwood como mi esposa. Prometo que nada en el mundo me impedirá darte todo lo que mereces, que no descansare hasta que sientas todo lo que has despertado en mí. Te juro que estaré contigo hasta el último de tus días, recordándote lo que significas para mí —le prometido viéndola a los ojos con una intensidad que era casi abrazadora.
Coloco entonces el anillo en su debo como un símbolo de la promesa que acababa de hacerle. Fue entonces turno de Catherine, así que aun cuando se sentía atrapada por este; extendió su mano hacia el sacerdote y tomo el anillo.
—Yo Catherine Marie Ashwood te acepto a ti Thomas Francis Devereaux como mi esposo y te prometo que honrare nuestro matrimonio sin importar lo que suceda. Estaré a tu lado en las buenas y en las malas, que mi silencio dirá más que mis palabras —le respondió sosteniéndola la mirada, lo cual le resultaba muy difícil y entonces le coloco el anillo.
Todo eso fue presenciado por los invitados, quienes encontraron sus botos únicos y muy hermosos.
—Por el poder investido en mi por la santa iglesia católica y el rey. Los declaro marido y mujer —pronuncio el sacerdote.
—Puede besar a la novia —le indico a Thomas.
En ese momento, Catherine no pudo mover ni un solo musculo de su cuerpo. Sentía como si estuviera paralizada ante lo que estaba a punto de suceder. Por fortuna no se vio obligada a hacer nada, pues fue Thomas quien dio un paso al frente eliminando la distancia que les separaba. Antes de que ella pudiese asimilarlo siquiera, coloco una de sus manos en su cintura, la otra en su mejilla y la beso.
El contacto de sus labios sobre los de ella, era algo que Catherine jamás había experimentado y que le resulto verdaderamente maravilloso. Pronto aquel leve rose se volvió algo un tano más apremiante; su agarre sobre ella se volvió más firme y la presión de sus labios fue mayor.
Catherine podía sentir su aliento filtrándose entre estos. Una calidez desconocida pronto pareció envolverla por completo y las sensaciones que aquel beso despertaba en ella, pronto hicieron que nada más en el mundo importara. Fue perfecto y es que no había otra forma que esa para describirlo.
Al menos fue así hasta que algo cambio y es que de pronto sintió un agudo dolor en el labio interior, mismo que le hizo separarse con rapidez de Thomas. Tenía perfectamente en claro lo que acababa de suceder, este le había mordido con tanta fuerza que podía ver una leve mancha de sangre en sus labios.
Al ver eso Catherine se llevó la mano a los propios labios, dándose cuenta de que estaba sangrando. Aquel acto le asusto e intento alejarse en consecuencia.
Por desgracia, Thomas no se lo permitió. En su lugar, solo la volvió a acercar a él y sin dejar de verla directo a los ojos con una mirada sombría y hasta peligrosa, paso uno de sus dedos por sus labios con fuerza para limpiar la sangre. Acercándose entonces a su oído para hablarle.
Fueron solo unas pocas palabras, pero estas resultaron más que suficientes para hacer que Catherine sintiera como el terror la invadía por completo. Fue de ese modo, en especial, cuando solo un segundo después las personas comenzaron a acercárseles para felicitarlos y la actitud sombría y hasta peligrosa de Thomas cambio con rapidez. Lo hizo, dando paso a una sonrisa, tal como si nada hubiera pasado.
Catherine lo observo a solo un par de pasos de distancia, mientras la sangre de su labio volvía a fluir y una gota de esta caía sobre su impoluto vestido blanco.
Sabía perfectamente bien lo que vendría.
2 años después…Thomas corría por el jardín de la casa de campo, persiguiendo a Christopher. Este se había convertido en un pequeño fuerte y lleno de energía, con un carácter tan fuerte como el de su padre. Hacia solo un par de semanas había cumplido dos años y se parecía cada vez más a Thomas. Era todo un futuro Conde de Essex. En esos momentos corría y saltaba por todo el jardín, intentando evitar que su padre lo alcanzara. En tanto que Thomas lo perseguía con lentitud, disfrutando de verlo reír. —Papá —le gritaba de vez en vez, llamando su atención. —Aquí voy —le respondía con voz profunda, tal como si tratara de asustarlo; pero lo único que conseguía era que riera con aun más fuerza. Catherine los veía desde la distancia, sentada a la sombra de un árbol mientras disfrutaba de un vaso de limonada. Apenas podía creer que su vida fuera así ahora; tranquila, plena y sumamente dichosa. Habían decidido instalarse de forma permanente en el campo. Thomas amaba esa casa y la calma
Su respuesta lejos de molestarle, causo que una tenue sonrisa apareciera en su rostro. —Puede que sea de ese modo, pero esta vez deseo hacerlo de la forma correcta —reconoció. —Sin trampas, presiones, chantajes, mentiras o secretos. Quiero casarme contigo porque te amo mas de lo que alguna vez creí posible, porque no soporto la idea de estar ni un solo día mas alejado de ti y la sola idea de no volver a verte me destruye por dentro —le aseguro y es que se había sentido de ese modo desde el momento en que se enteró de que pretendía marcharse. —Eres lo mejor que me pudo pasar —le hizo saber. —No siempre pensaste de ese modo —se vio en la necesidad de recordarle y es que en el pasado había sido claro al respecto de que el conocerla fue lo peor que pudo haberle sucedido. —Lo se y jamás dejare de lamentar el no haberme dado cuenta antes de mi error —acepto. —Si me dejas, te prometo que pasare cada minuto de lo que me resta de vida borrado todo el daño que te cause. Dedicare to
Thomas había ido a buscarla, deseando poder hablar un momento con ella. Sin embargo, pronto se encontró con que estaba en compañía de Harriet; estaban charlando. Deseo poder alejarse y regresar después, pero lo que escucho lo detuvo.Si bien estaba al tanto de sus planes, había creído que después de lo que paso habría cambiado de parecer. Espero que entendiera que la amaba y que no podría vivir sin ella. Aunque no se lo hubiera dicho en voz alta, creyó que sus acciones y hasta su mirada hablarían por si solos.Sin embargo, se daba cuenta de que no era de ese modo. Ella no sabia cuanto es que la amaba y se encontraba dispuesto no solo a decírselo, sino a demostrárselo.No estaba dispuesto a permitir que se marchara de su lado, eso jamás. Pelearía porque se quedará, porque le permitiera pasar el reto de su vida demostrándole con
Apenas regresaron a la casa, todo en lo que Catherine pudo pensar fue en su hijo. Corrió sin demora alguna hacia el segundo piso y hasta su habitación, entrando en esta sin demora. Se encuentra profundamente dormido en su cuna, tan tranquilo como si nada hubiera sucedido; lo cual sin duda agradecía y es que era mejor que no recordara nada de lo que sucedió.Sabía que solo habían pasado unos pocos días y aun así le resultaba una verdadera eternidad lejos de su hijo. Lo tomo pues entre sus brazos con sumo cuidado, acunándolo en estos y lo beso.—Perdóname —le pidió con lágrimas en los ojos.—Siento mucho por todo lo que tuviste que pasar, se que fue mi culpa por no saberte proteger —le dijo convencida de que era de ese modo.Harriet la observaba desde la puerta, cuando de pronto le escuchó decir eso y no pudo
Arthur entonces camino para detenerse justo ante el juez y lo vio con una sonrisa de satisfacción, misma que le generaba tener toda la verdad en la palma de su mano.—Me pregunto si solo aprovecharon todo lo ocurrido para detener a la Condesa y evitar que estas pruebas llegaran a conocerse. Por qué tenían en claro que en el momento en que eso sucediera y se comenzara a investigar a fondo los negocios de John, todos los involucrados saldrían a la luz. Entonces nos abrimos encontrado con que usted y su familia están involucrados en estos — declaro, atrayendo la atención de aquellos a su alrededor.—Yo no… —intento defenderse.—Contrabando, esclavitud, prostitución y toda una serie más de delitos que puedo enlistar si es que lo desea —le interrumpió con tranquilidad.—No, eso no es verdad —afirmo, desespera
Catherine se encontraba en su celda sin tener idea de lo que sería de ella. Aunque no por eso se encontraba arrepentida por su acción, no cuando sabia que gracias a lo que había hecho su familia estaría a salvo.Entonces de pronto entraron un par de guardias, los cuales sin mediar palabra con ella la pusieron de pie con brusquedad y la sacaron de ahí prácticamente a rastras. No es que ella se negara a andar o que tratara de impedírselos; solo que estaba demasiado débil y congelada como para poder ponerse siquiera en pie.Estos la llevaron arriba hasta una sala y la dejaron ante el juez. Se trataba de un hombre alto y robusto, quien le veía con expresión fría y hasta hostil. Parecía molesto, tal como si tuviera algo en su contra y pronto tuvo en claro que era de ese modo.—Ha sido encontrada culpable por el asesinato del señor John Ashwood —le dijo c
Último capítulo