Antes de lograr entender del todo lo que estaba pasando, sintió como su padre la arrastraba por la fuerza hacia el jardín. La llevo justo hasta donde aquel hombre continuaba tirado en el piso, inerte. Le aterraba lo que su padre había hecho, pero sobre todo el haber sido testigo de eso. Estaba consciente de que, si era un problema, su padre no tendría ningún inconveniente en hacer que corriera su mismo destino.
Intento zafarse de su agarre y huir, pero le resultó imposible.
—¿Qué fue lo que hizo? —se atrevió a cuestionarle, aun cuando podía no ser la mejor decisión.
—Descuida, que esta vivo. Tan solo lo he dejado inconsciente —le dijo, haciendo que sintiera al menos un poco de alivio por ese hecho; aunque no por eso se sentía del todo tranquila.
—¿Por qué? —deseo entender lo que tramaba, aun cuando podía no ser la mejor idea.
—Veras. Este hombre que ves aquí se acaba de convertir en Duque. En el duque de Essex —comenzó a explicarle, mientras se acercaban un poco más al hombre en el piso.
—Esta noche mientras jugábamos escuche algo muy interesante, algo que sin duda podría convenirnos —reconoció con aparente entusiasmo.
—Su titulo requiere que tome una esposa y planeo ayudarlo con eso —revelo.
En el momento en que Catherine escucho eso, supo exactamente lo que pretendía y no pensaba permitirlo. Intento alejarse con aún más ahincó, infortunadamente fue en vano y es que su padre no pensaba liberarla.
—Él, por supuesto que no lo desea y aun cuando lo hiciera, dudo mucho que te elegiría a ti entre todas —reconoció, viéndola con el mismo desprecio que lo había hecho siempre.
—Entonces no haga esto, se lo suplico —imploro desesperada.
—Yo no he visto nada, solo déjeme ir. Le aseguro que nadie lo sabrá —intento convencerlo.
Al escucharla, John profirió una profunda carcajada y le vio con humor. Lo hizo solo para un segundo después, transformar su expresión en una mucho mas sombría.
—Me temo que deseo todo lo contrario, quiero que todos se enteren de lo que aquí ha pasado —le corrigió, dejándola más que confusa.
—¿Qué quiere decir? —trato de comprender.
—Quiero que todos se enteren que el Conde de Essex se ha aprovechado de mi bella hija, que la ha deshonrado y que debe casarse con ella para reparar ese daño —revelo para el más profundo horror de Catherine.
Aun cuando era doncella, sabia perfectamente lo que su padre pretendía. Entendía lo que implicaba y no lo deseaba, no se encontraba dispuesta a permitirlo.
—No, eso no. Por favor padre, no puede hacerme esto —intento convencerlo, hacerle entrar en razón.
—Pasara ya sea que lo quieras o no. Ahora quítate el vestido, yo me encargare de él —le ordeno para su horror y es que apenas podía creer que dijera algo como eso.
—Es claro que no podrá intentar nada en su estado, pero debemos dar la ilusión de que si ha ocurrido —le dijo con una frialdad y desinterés por ella y por su dignidad, que resultaba sinceramente terrible.
—No padre, no lo are —se negó de forma tajante, quizás por primera vez en su vida y es que no estaba dispuesta a caer tan bajo como pretendía.
Al escucharla, John tiro de ella con más fuerza, haciendo que quedara exactamente frente a él. La sujeto por los hombros para que lo viera justo a la cara y es que necesitaba que entendiera lo que diría.
—¿Qué has dicho? —le cuestiono con firmeza, sin duda intentado intimidarla.
—No lo are, no permitiré que me utilicé de esta forma —se negó de forma rotunda y es que no podía permitir que la denigrara, que la vendiera.
—No hay tiempo que perder, así que debes entender algo y es que si te niegas, entonces iré a buscar a tu hermana para que ocupe tu lugar. Esto sucederá ya seas tu o ella, sinceramente no me interesa —le dijo, soltándola al fin.
Entonces sin perder ni un solo segundo se encamino hacia la casa, sin duda pretendiendo cumplir con sus palabras y buscar a Harriet. La sola idea de que su hermana supiera de lo que su padre era capaz, que supiera lo que pretendía le resultaba terrible y aún más si alcanzaba su objetivo. No estaba dispuesta a permitir que lo hiciera, que le causara ningún tipo de daño y para evitarlo se encontraba dispuesta a hacer lo que fuera necesario.
Con rapidez y sin pensarlo demasiado, detuvo a su padre.
—Lo are —declaro sin más, sin detenerse a considerarlo y es que sabia que de hacerlo quizás no tendría el valor necesario.
Al escucharla, John se detuvo, volteando a verla con gran satisfacción y es que había logrado justo lo que quería. Sabia exactamente como presionarla para que hiciera lo que deseaba y por desgracia, esa ocasión no había sido la excepción.
—Entonces haz lo que te he dicho. ¡Rápido! —le ordeno.
Sin otra opción, Catherine comenzó a desvestirse. Apenas estuvo lista y sosteniendo su vestido contra su cuerpo para tratar de cubrirse siguió las indicaciones de su padre. Se recostó al lado de aquel hombre y espero.
—Sin importar lo que suceda, quédate callada. Yo me encargare de todo —le instruyo justo antes de marcharse.
Recostada contra el torso desnudo de aquel hombre, el primero que había visto de ese modo. Sintiendo la calidez de su piel y el aroma a alcohol que provenía de este, no pudo evitar sentir el impulso de huir, de marcharse con rapidez. Sin embargo, sabía que eso solo condenaría a su hermana en su lugar y no pensaba permitirlo.
Años atrás le había hecho una promesa a su madre en su lecho de muerte, le juro que protegería a Harriet ante todo. Le aseguro que aria lo que hiciera falta para mantenerla a salvo y feliz. Había cumplido esa promesa cabalmente todos esos años, aun a costa de si misma; pero sin duda, nunca había tenido que dar tanto de si como en esos momentos.
Lo siguiente que sucedió se encontraba borroso en su memoria, pues todo lo que pudo hacer fue llorar desesperada por lo que estaba pasando y en especial por lo que vendría. Sabía que mucho podría pasar, pero si de algo estaba segura era que su futuro estaría marcado por el dolor, el odio y el desprecio. Lo supo en el mismo instante en que aquel hombre le volteo a ver y aun asi tomaría la misma decisión cuantas veces fueran necesarias con tal de proteger a su hermana.
Fin del Flashback