Un rato después Catherine se encontraba parada en el fondo el salón en el que se llevaba a cabo la pequeña recepción de su matrimonio. Los invitados tomaban una copa y disfrutaban de los botadillos. Todos parecían disfrutar de la ocasión; incluso Thomas, quien no dejaba de charlar de forma animada con varios de los nobles presentes.
Parecía estar feliz, pero ahora era consciente de que la verdad es que solo era un excelente actor. Por desgracia, uno mucho mejor de lo que lo era ella; pues no podía evitar que una expresión de miedo y tristeza ensombreciera su rostro una y otra vez.
En aquellos momentos, Thomas dirigió la mirada una vez más en su dirección. La observaba fijamente aun a la distancia, tal como había hecho de vez en vez desde que la ceremonia termino. La verdad es que cada vez que lo hacía, Catherine podía sentir como su cuerpo se estremecía por completo.
—Que romántico, no desea perderte de vista ni un solo momento —escucho como comentaba alguien a su lado.
Volteo entonces con rapidez para encontrarse con Harriet, su hermana menor, la cual no había notado siquiera que se le acercaba. Aquello reflejaba con claridad el poder que Thomas ejercía sobre ella.
Una parte de Catherine deseo sacarla de su error, decirle que sin duda no era amor lo que estaba viendo; pero sabía que eso no solo no sería lo mejor, sino que podría resultar contraproducente. En su lugar, solo la voltea a ver; haciendo el mejor intento de una sonrisa que fue capaz.
—Supongo que si —respondió intentando parecer tan animada como pudo, lo cual sin duda no era mucho.
Harriet entonces le dio un fuerte abrazo, mismo que ella correspondió y es que lo necesitaba desesperadamente.
—Estoy muy feliz por ti —le aseguro.
—Al fin podrás ser feliz. Créeme, hermana, si alguien en este mundo merece la felicidad, esa eres tú, Mereces el haber encontrado a un hombre que te quiera, que te proteja y te cuide; es tu turno de vivir. Ya lo has hecho demasiado por mí y estoy segura de que esta será tu recompensa —le dijo al oído.
—Solo ve, es un Duque. Es rico, alto, apuesto, tiene esos ojos azules que volverían locas a todas y además es claro que te ama. Sé que a su lado serás muy feliz —le aseguro con un entusiasmo que eran innato en ella.
Al escucharla, todo lo que Catherine pudo hacer fue aferrarse a ella con mayor fuerza; causando que Harriet se sintiera un tanto preocupada por ella.
—¿Te encuentras bien hermana?, ¿algo está mal? —le cuestiono deseando asegurarse.
Catherine se vio tentada por un momento a decirle que no estaba bien, a revelarle todo lo que había jurado mantener en silencio. No obstante, al final se detuvo y es que sabía muy bien lo que sucedería de hacerlo.
—No es nada. Solo quiero que sepas que te amo, que aria cualquier cosa por ti. Sin importar que pase, quiero que me prometerás que estarás bien, que serás feliz al lado de Frank —le pidió, pues necesitaba escuchar que así seria. Que sería feliz con el hombre al cual amaba.
—Me estás asustando —reconoció la joven.
—Esa no es mi intención, solo quiero estar segura de que si algo me… —deseo asegurarse.
—¿Hay algo que yo no sepa? —intento entender, pues claramente aquella no era una conversación para tener en su boda.
—Yo… —pretendía calmarla, cuando de pronto sintió como alguien colocaba una mano en su hombro, haciéndola callar en el acto.
No necesito voltear a ver de quien se trataba para saberlo. El calor que desprendía su palma podía sentirlo abrazar su piel, aun atreves de las capaz de ropa. La forma en que le sujetaba tenía una apariencia benigna, pero escondía un rasgo de agresión. Todo aquello acompañado de un aura de poder que le envolvía, solo podía ser de una persona; Thomas.
—Siento mucho el interrumpir —se disculpó con una sonrisa.
—Descuide, solo le decía a mi hermana lo feliz de estoy por ella y que deseo sea dichosa a su lado —afirmo Harriet, claramente encantada con él.
—Le aseguro que solo le daré lo que merece —declaro, más bien como una amenaza o al menos así lo sintió Catherine; en especial cuando su agarre sobre ella, solo se volvió más firme.
—Si nos disculpa, llego la hora de irnos. El viaje será muy largo hasta la casa familiar —le anuncio, haciendo que Catherine sintiera aún más temor, si es que era posible.
—Por supuesto y espero volver a verlos pronto —le aseguro, acercándose a su hermana de nuevo para abrazarla una vez más, antes de alejarse contenta.
—Mucho cuidado con lo que haces, Nadie tiene porque saber las circunstancias de este matrimonio —le advirtió Thomas con severidad.
—Descuida, no diré nada —le aseguro sin voltear a verlo, sino que solo fijo la vista en su hermana mientras se alejaba.
—Mas te vale que sea así.
Un momento después se dirigían hacia la puerta, siendo despedidos por los invitados. Fue entonces que en medio de los deseos de que tuvieran un buen viaje y palabras de aliento para la vida que estaban a punto de comenzar juntos, de pronto se acercó a ella su padre.
No la abrazo o beso, tan solo se paró ante ella para verla fijamente.
—Haz hecho un buen trabajo, me has hecho sentir orgulloso —le dijo con sequedad.
Thomas se encontraba a solo un par de pasos y logro escuchar lo que le decía. Eso le hizo comprobar que lo que creía era verdad, que no había cometido ningún error y eso solo hizo que su odio se acrecentara.
John entonces se acercó un poco más a ella, para hablarle al oído.