Libro n° 5 de la Saga Sacerdocio. Siete años habían transcurrido desde la última vez que Aleksandr, o más conocido como Sasha, le habían roto el corazón. La única mujer que había amado sin control y lo había hecho un humano con sentido común, lo había dejado para siempre. Ahora la veía a distancia ser feliz, mientras él cargaba con un eterno duelo. Sasha había pasado toda su vida buscando a su hermana menor. Aquella pequeña que fue robada de su lado de la peor manera. Él siempre se culpó y veinte años después, continua en la búsqueda de Natasha. Sasha había renunciado a ser el líder de la mafia rusa y había decido cortar todos los lazos que lo unían a su familia, pero su abuelo, Dmitry Bogdánov, le puso un ultimátum a su rebeldía. Estaba cansado de verlo ser lamentable y necesitaba razones para hacerlo entrar en razón. Sasha tenía dos opciones, tomar el lugar que le correspondía como líder de la mafia y casarse o, ver como la mujer que más amaba, era asesinada. Al ruso no le gustaba que lo amenazaran y la paciencia no era su virtud. Si tenía que destruir todo para hacer su voluntad, lo haría. Después de todo, él era el segundo hombre más peligroso del mundo, y solo porque Fabrizio seguía vivo.
Leer másUn año y medio atrás...
Moscú, Rusia. Casa de la familia Bogdánov. Sasha Nadie podía decir que había elegido a su familia y ahí nacer. No era como si pudieras tener una bara magica y dependiendo de los antecedentes que encontraras, tomaste la decisión de que ellos serían los encargados de tenerte y criarte hasta que pudieras valerte solo. La familia no se elige, pero dependiendo de la que te tocara, o te jodía mucho, o simplemente, eran personas normales. En mi caso, mis padres no pudieron criarme. Era la tipica familia difuncional controlada por las drogas y el alcohol. Me dejaron en la puerta de un colegio cuando tenía seis años, fui llevado a una casa hogar y los dos años de vivir ahí, fui adoptado por una familia adinerada. Al principio no los quería, tenía la sensación de que eran unos hipocritas, pero después de que naciera Natasha, todo mi mundo cambió. Mi hermana era la luz de mis ojos y mi todo. Al pasar los años, logré confiar en la que era mi nueva familia y sentir el amor de ellos. A los catorce años casi muero intentando proteger a mi hermana menor. Desde ese día, mi vida ha sido un infierno tratando de encontrarla. Nadie sabía en donde se encontraba Natasha. Y por esa razón, estoy aquí, en la oficina de mi abuelo, en una reunión con el Sacerdocio. Veran, es que ya no saben que hacer conmigo para detenerme. Soy el más joven de todos y no me siguen el ritmo. Creo que pasé de ser un mafioso, a un asesino en serie. ¡Que divertido! —Sasha —mi abuelo interrumpe mis pensamientos. Odio que me diga así. Solo se lo permito a ciertas personas y él, no es uno de ellos—, ¿vas a seguir dañando la reputación de nosotros? ¡Te van a descubrir! ¿Hasta cuando esa actitud, hombre? —Hasta que se me dé la gana —respondo de mala manera—. ¿O es que también me lo vas a prohibir? —Él no te lo prohibió, fuimos nosotros y mira que teníamos razón —responde Fabrizio. —¡Esa princesa está lejos de tu alcance —el abuelo le dió un golpe a su escritorio—. Ella es reina y nosotros somos mafiosos. ¡Jamás podremos estar en un mismo lugar! —Te equivocas, viejo —me río—. Tu familia es la mafiosa. Yo renuncié a todo lo que me liga con ustedes. —¡Aleksandr Kozlov, se acabó la maldita compasión contigo! —gritó, lo veo con frialdad, mientras ladeo la cabeza—. Esa mujer no te convenía y te hizo dejar todo por lo que tanto luchaste —se levanta de la silla, sonrió al darme cuenta de que va a decir algo jodido para mí—. ¡Estás tan obsesionado con ella que no te das cuenta de que ya la superaste! —¡Yo la amo y por tu culpa no está más conmigo! —grito molesto, levantandome de la silla. —Esta m****a se acaba ahora mismo —llama a uno de sus soldados—. Aleksandr, tu carrera y esa mujer es lo más preciado que tienes —frunzo el ceño—. Te casas y tomas el lugar como líder de la mafia, o te juro por mi nieta que termino con tu carrera y la vida de la mujer que más ames. —No te atreverías, Dmitry... —espeto entre dientes. —O te casas y te haces líder de la mafia, o acabo con tu carrera y la vida de la mujer que más ames en un año, Aleksandr —repitió, con una risita de medio lado se le formó. —¿Me estás amenazando? —asiente, suelto una carcajada sin gracia—. Yo no voy a casarme. Yo amo a Emili y no voy a permitir que le hagas daño. Si tan solo intentas tocar mi perfecta e intachable carrera, te juro que no me va a importar quién eres, Dmitry. Te destruyo, a ti y a todo tu saco de ineptos. Todo lo que te rodea. Cae la Bratva y se pierde el maldito legado de sangre que corre por tu cuenta. —¿Por qué la tuya no? —miré a Kylian cuando habló, tenía una sonrisa de diversión. —No, porque yo no uso armas. —Utilizas tu poder como médico —respondió, Nikolas. —Que facil perderías la licencia —se burló Maksym. —¿Están en mi contra? —los miró con indignación. —No, pero Dmitry tiene razón. Luchaste tanto para tener lo que ahora te pertenece y lo dejaste por una mujer. Ser líder de la Bratva no es una maldición. Ser el líder nunca te afectó mientras estuvieron juntos —habló Fabrizio. —Pero ahora sí y no quiero seguir en esto —miro a mi abuelo—. No me tientes, Dmitry. No me hagas acabar contigo. —Al final del día tenías que ser mi nieto —suelta una carcajada con alegría—. Consigue a una buena mujer y toma tu puesto. No es demasiado lo que estoy pidiendo. Sé que sigues buscando a nuestra pequeña y si tu reputación se mancha por estar ligado con la mafia, dudo mucho que puedas seguir haciendo tu amado trabajo y encontrar a Natasha. Por qué me imagino que quieres seguir buscando a mi nieta, ¿verdad? —lo miró fijamente—. Digo, esa que te robaron cuando eras un muchacho indefenso. —¡Eres un hijo de puta! —pateo la silla y antes de que salga de su oficina porque ya no tenía nada que ver con ellos, su voz me detuvo. —Feliz regreso a casa, querido nieto. Nos vemos cuando traigas a tu mujer, o tal vez, cuando acabe con la que más amas —dijo burlón. —Te mataré, Dmitry —señaló al Sacerdocio—. A ustedes también y lo voy a disfrutar. No voy a casarme para cumplir su maldito deseo. No me haré cargo de la organización ni le daré ordenes a ninguno de esos imbeciles que trabajan para él. Tengo a mi propia gente y sí a Emili le pasa algo, juro por mi vida que los destruyo. Al final de cuentas, yo solo quiero encontrar a mi hermana menor y hundirme en mi propia miseria por haber perdido a la mujer que más amé en mi vida. No puedo creer que dejé ir a Emili con tanta facilidad. Debí luchar por ella de la misma manera en la que Nikolas luchó por Selene. No debí dejarle el camino libre a que fuera feliz con otro. Debí ser más egoísta con lo que sentía. Pero perdí mi oportunidad y ella ya no es parte de mi vida. El amor es una m****a y no es para mí.Reikiavik - Islandia.Seis meses después.SashaEl amanecer se filtraba por las rendijas de las cortinas. La habitación, un santuario efímero en medio del helado desierto islandés, olía a ella. A piel tibia, a sexo salvaje y a la obsesión que me consumía. Me giré en la cama para encontrarme a Arya dormía, su cabello extendido sobre mi almohada como un aura caótica. Su cuerpo, apenas velado por la sábana, era la prueba viviente de mi victoria nocturna. Una obra de arte que yo, solo yo, había deshecho y rehecho a mi antojo.No pude evitar tocarla. Primero fue con la mirada, un rastreo lento y posesivo. Luego, con los dedos. Recorrí su columna con una lentitud que rozaba lo cruel, deteniéndome en cada curva, en cada marca que mis manos, mi boca y mi cuerpo le habían dejado. Mis labios buscaron el hueco entre sus omóplatos. Ella suspiró, era un sonido perezoso y volvió a rendirse al sueño.—Buenos días, bella durmiente —murmuré contra su nuca, con mi voz ronca.Ella no respondió de inmed
Mansión de Kylian.Irlanda.SashaKylian había dejado la puerta entreabierta. El fuego de la chimenea ardía a nuestras espaldas mientras todos bebíamos whisky y fingíamos que no estábamos despidiéndonos.—¿Sabes qué es lo peor de todo esto? —les pregunté, girándome hacia ellos con una sonrisa torcida—. Que ahora van a poner a cinco críos a hacer el trabajo sucio y nosotros vamos a terminar cuidando viñedos como si fuéramos jubilados.Fabrizio rió, de ese modo gutural que siempre parecía una amenaza. Estaba más relajado que nunca, con una copa en mano y los pies estirados sobre la mesa de roble como si le perteneciera.—Tú no vas a cuidar ni tus propios zapatos —disparó, sin mirarme siquiera—. Lo único que vas a criar es panza, Sasha.—Qué amable de tu parte —le brindé con mi copa—. ¿Y tú qué? ¿Te vas a dedicar a criar gallinas en Sicilia?—Caballos —Nikolas intervino desde el sillón—. A mí no me molesten cuando esté descansando, porque juro que mato al que me escriba después de median
Había dejado a Arya en buenas manos. Solo necesitaba calmar mi sed de venganza e iría nuevamente hacia ella. No podía ni iba a dejarla sola, pero más me ganaba acabar con el tipo que tocó a mi mujer.El sótano olía a humedad y a miedo. La tenue luz de las lámparas colgantes lanzaba sombras danzantes sobre las paredes manchadas de sangre seca. Los hombres estaban encadenados, sus cuerpos temblaban y la desesperación era un manto pesado que les aplastaba el alma.Duff estaba entre ellos, altanero hasta el último aliento, con la arrogancia de quien cree que el mundo le pertenece. El mundo me pertenecía a mí. Sus ojos, al vernos llegar, estaban llenos de un terror palpable, porque sabía lo que se avecinaba.—Fui engañado por mis superiores —¿rogó o suplicó? Debe ser lo mismo, pero soy bruto y no lo entiendo—. ¿Dónde están mis hombres? ¿Dónde está la información que debían sacar de ustedes?Su voz se quebraba, y cada palabra era como un puñal para él mismo.Me acerqué, con la sonrisa oscu
Las horas siguientes fueron un torbellino de movimiento y tensión. Nadie dormía, nadie hablaba sin razón. El auto era un maldito infierno andante. Tuve que explicarle a Silas quien era Duff. Ryan lo había investigado porque no me había gustado la manera de hablarle a Arya. Además, el tipo había secuestrado a otro Coronel, Anderson, pero eran problemas militares y solo me importaba Arya. Le reconocí la voz al verlo en el vídeo. Los chicos, bueno, ellos leyeron su apellido en su uniforme.Fabrizio comandaba con frialdad.—Equipo uno: infiltración. Sasha, lideras con Kylian, Lauren y tres hombres de confianza de Silas. Entrarán por el flanco este, aprovechando la cobertura de los almacenes abandonados.—Equipo dos: extracción médica —dijo Nikolas, con los ojos enrojecidos, pero la voz firme—. Los hombres entrarán con Silas. Tienen experiencia en evacuar civiles en zonas complicadas.Lauren y Logan revisaban sus armas, sus rostros eran una máscara de miedo y determinación. Nos comunicábam
SashaEl sonido del silencio me arañaba los tímpanos. Todavía teníamos el eco de los disparos clavado en el pecho, pero no podíamos movernos sin una nueva señal. La espera era un infierno con nombre y apellido. Para cada uno era completamente diferente, pero el mío, era el de Arya.Todos estábamos al borde de la locura.Y créanme, yo nunca he estado lo suficientemente cuerdo.—Esto no puede ser una trampa. Las tienen ahora mismo... —gruñó Maksym, apoyado sobre la mesa con los puños apretados. Aún tenía la mirada vidriosa, pero su voz sonaba tan firme que helaba la sangre.—No lo puedo creer... —respondió Nikolas, con el ceño fruncido, sin dejar de tocarse el anillo de matrimonio—. Pero Selene fue la única que no salió. Ella... eso no es normal. Ella siempre encuentra una forma de dejarme verla... Siempre. Esto me huele mal.Lo miramos. Su tono era distinto y lleno de completa preocupación. Era verdad, Selene no había salido.—¿Sientes algo? —preguntó Kylian, rompiendo el silencio que
SashaEran pasadas las nueve de la noche y no había rastro de ninguna de nuestras esposas. Normalmente, ellas hacían lo que les daba la gana, pero nunca estaban tan ausentes. Tenían libertad aquí, porque nadie sabía quienes eran ellas. No era Europa.No hay silencio más denso que el que se cuela por las rendijas de la tormenta. Afuera, el cielo se parte en dos y aquí adentro, lo único que se rompe es la poca paciencia que nos queda.Arya no contesta y las chicas tampoco. Desde hace horas. Horas, carajo. Y yo tengo el corazón metido en la garganta.—Esto no es normal... —murmura Maksym. Su voz era baja, pero es suficiente para qué la copa en su mano temblara.No necesito mirar para saber cómo están los demás. Nikolas está clavando los ojos en el suelo como si pudiera abrirlo con la mirada, metido en sus pensamientos. Kylian no deja de caminar de un lado a otro, como un depredador que huele sangre, pero no ve al enemigo. Fabrizio, en cambio, enciende un cigarro que no fuma, pero el hum
Último capítulo