Capítulo 5

No fui a la mansión principal porque sabía que mi vida personal, sería el tema principal de conversación. No es que no quiera tocarlo, pero se acercaba la fecha límite de lo que mi abuelo me había propuesto, y no lo había pensado hasta que el hospital esta mañana se empezó a llenar con los soldados de la organización.

Eso quería decir que estaba perdiendo el control y soy de las personas que no le gusta perder.

Las cosas son como yo digo y porque yo lo digo.

El Sacerdocio está de acuerdo en que me case y también en que debo conseguir una mujer. Pero yo me rehúso a aceptar a cualquiera. Por eso siento que eso que sucedió anoche en el burdel me saldrá caro.

Tal vez, con mi alma bondadosa y mi ser maravillosamente sano, pueda hacer uso de Arya. Si fui increíblemente bueno para aceptar el regalo... m****a, tengo que devolver el dinero que debía ser mío.

Bueno, soy extremadamente amable. Sacar de mi preciado dinero y pagar por el regalo que me dieron para que mis amigos no duerman en la calle, es de nobles.

Muchos mafiosos con miedo a sus mujeres. Agradezco en estos momentos no tener a nadie en mi vida. Nada como la libertad. Y si pensamos en lo excelente tipo que soy, la sobrina de Alda debe estar agradecida con mi existencia.

"Tu ego no cabe en tu cuerpo", agrega mi cerebro.

Lo sé, soy perfecto y ser ruso me hace más sexy que al hombre promedio. Si fuera mafioso, alguien más irresistible, pero soy un gran doctor millonario. 

—La bondad que se les está ofreciendo viene de nuestro noble corazón —admite, Ryan, con orgullo. Me ve y con mala cara y me entrega los papeles que indicaban que ellas eran nuestras—. Hablando de eso... tuve que pagar una parte de lo que dijiste, ¿pero por qué tuve que pagar más que tú? Regrésame el dinero extra...

Veo a las mujeres. 

—No tenía dinero en ese momento. Hace rato que te pagué de vuelta —veo a Arya nerviosa y jugar con su pulgar—. Eres el tipo de persona que incomoda. Deja de hacer eso —le ordeno.

—¿Eh? —me mira confundida, le señalo el dedo, haciéndola bajar la cabeza y mirar sus manos—. Ah... bueno, es mi manera de despejar mi ansiedad —me ignora y ve a Ryan—. ¿Pueden guardar el secreto de lo que vieron anoche? Nos dijeron que nos meteríamos en problemas si alguien de la mafia rusa se enteraba. Solo trabajamos ahí una noche, nos dieron dinero y después nos vendieron. 

Me río ante su comentario. No me enteré, las vi, pero como soy del Sacerdocio y no la mafia, lo dejaré pasar.

—Ese pedido está muy fuera de nuestro alcance ahora —responde, Ryan—. Solemos hacer caridad y bueno... es turno de ustedes.

—¿Estás escuchando lo que dijiste? ¿Hablas de caridad? —interviene la castaña, oh, parece que está molesta—. Ni siquiera tuvimos oportunidad de elegir a nuestros... —se interrumpe y decide guardar silencio por unos segundos—. Todo estaba saliendo de acuerdo a nuestro plan. Solo debíamos dejar que nos compraran y luego...

—Por supuesto. Aunque creo que estoy confundiendo el tipo de significado que ustedes le dan a eso de tener las cosas bajo control —hablo con frialdad—. Ahora están en nuestras manos. Pagamos por ustedes y creo que un trato justo sería que trabajaran por su libertad. Pueden pagar por ella también si lo desean.

—¿Qué se supone que significa? —dicen las dos al mismo tiempo.

—¿Por casualidad tienen la mitad de lo que fue pagado por ustedes anoche? —pregunto, ambas se miran a la cara y no dicen nada—. Eso pensé. Supongo que es todo por hoy con ustedes.

—¡Podemos pagarlo! —exclama, Arya. Mi buen amigo me ve, y entiende mi silencio—. Solo deben darnos un poco de tiempo. Unos años, tal vez. ¿Algo como pagar en cuotas y sin intereses?

Esta mujer debería ser comediante. Decido levantarme de la silla por la simple razón, de que para cualquier ser humano promedio, eso es una cantidad muy alta. Solo las personas que hacen cosas malas pueden conseguirlo en un periodo de tiempo muy corto.

—Arya, soy un hombre ocupado. Ya terminamos de hablar —le informo con frialdad—. ¿Debo volver a hacer la pregunta de hace un rato? No me gusta que me interrumpan ni me lleven la contraria —hace puño sus manos—. ¿Puedes esperar por mí y las funciones que realizaras cuando termine de atender unos pacientes? —alzo una ceja—. ¿No hablas?

—Esperaba que me dieras permiso para hacerlo —sonrío. De verdad que es interesante, abro la puerta de la oficina y le hago señas para que todos se vayan.

—¿Lauren? —le pregunta Ryan a la otra mujer—. Terminemos de hablar en otra parte. Yo si tengo tiempo libre en estos momentos.

—¿Qué se supone que haré yo? ¿Me das permiso para actuar como un humano o debo ser obediente como un animal adiestrado?

Suelto una carcajada seca. Quiero su cerebro. Necesito saber como está compuesto el de ella.

—No, tu amo no te da permiso de ser un humano. Quédate sentada en medio del sol como una buena chica y espera a que tu salvador aparezca. Si te mueves, esos lindos pies podrían dejar de estar pegados a tu cuerpo —intento no ser amenazador.

—Estúpido ruso...

Todos salieron de mi maravilloso espacio. Me siento en mi silla giratoria y pienso en lo malditamente interesante, que resulta Arya.

¿Si le quito los ojos y el cerebro sería algo muy obvio? Digo, que aparezca así de la nada y sin esas pequeñeces. Estoy seguro de que perderé el interés en el momento en el que ella me entregue voluntariamente lo que necesito.

A nadie le haría falta si se va de la vida de Alda. Yo me quedo con sus ojos, cerebro y nada habría pasado. Nadie extraña a las mujeres interesadas.

—De acuerdo a lo que Dereck nos fue explicando durante un tiempo, importa el desaparecido después de cuarenta y ocho horas, pero como esa mujer de ojos emocionales vive perdida, no hará ruido. Soy un mafioso retirado...

—No puede ser... —miro a Nikolas, que está parado en el marco de la puerta—. ¿Estás pensando en hacerle daño a quien?

—A la mujer que compró el Sacerdocio, pero soy inocente de esa compra —sonrío de lado.

—Nos pagaste para recibir el documento en donde decía que pasaban a tus manos —comenta, Maksym, entrando al consultorio.

—¿A quién vamos a cortar? —dice, Kylian, entrando también.

—Tenemos que venir a ti, porque tú no quieres vernos —finalmente, llega Fabrizio, cierra la puerta y frente a mí, se encontraba el Sacerdocio.

Casi dos años sin verlos.

—No fui yo y no hice nada. Estoy sano. Es más, tengo años de no quitarle la valiosa vida a alguien —me levanto de mi silla y voy hacia la pequeña sala que tengo.

—¿Por qué mandaste a investigar a la sobrina de tu nana? —pregunta, Fabrizio. Los cuatro se sientan a esperar mi respuesta.

—Porque no me salió nada en internet y son italianas. ¿Qué tiene de malo eso? —pregunto, inocentemente.

—Estaba hablando de desaparecer a alguien —dice, Nikolas.

—Vieja chismosa —me quejo.

—¿Las italianas? ¿Las vas a desaparecer? —me pregunta, Kylian.

—A una sola, verán... —los cuatro me miran con interés—. No es lo que piensan. Sucede que ella tiene una malformación en la mejilla que la hace tener un hoyuelo. Tiene ojos verdes, pero le cambian de color con su estado de ánimo y para más colmo, es inteligente. Me ha dicho cosas que me cabrean y no me gusta ese sentimiento de interés que genera en mí.

—Vaya, esa pobre mujer debería morir al amanecer —el sarcasmo en la voz de Kylian me molestó.

—¿Y qué harás cuando ya tengas lo que te interesa? —pregunta, Maksym.

—¿Sopa? —miro a Nikolas.

—Eres un maldito enfermo —se quejó riéndose.

—No veo razones para que la desaparezcas. Si Arya no es enemiga ni pertenece al mundo de Dereck, no la considero amenaza —interviene, Fabrizio—. Tengo entendido que el plazo para que no te doblegues al líder temporal, se está acabando.

—Fabrizio...

—Elegiste una mujer y la otra se la diste a Ryan. Lo que tu mano derecha haga me importa una m****a, pero si sigues estando ausente en la mafia, perdemos poder. Tu abuelo no necesita saber como la conseguiste, solo pide una mujer que se case contigo y tomes tu lugar en sana paz —continúa.

—No creo que sea buena idea que él intervenga y encuentre a una cualquiera. Nuestras mujeres están bien y son unidas. Una desconocida en la mafia no queremos. Alda es tu nana y siempre ha sido leal a Rusia. Toma a su sobrina y cásate con ella —dice, Maksym.

—¿Y qué se supone que hago con la amiga? Si abre la...

—Que se case con Ryan y asunto resuelto, Sasha —me interrumpe, Kylian—. Cuestión de lógica, amigo.

—No va a aceptar —niego con la cabeza.

—Te di información valiosa. Usa la cabeza y demuéstrame porque eres el segundo al mando del Sacerdocio, y, durante todos estos años vienes desbancando a los chicos.

Entiendo las palabras de Fabrizio casi al segundo después de que las soltó.

—Si le digo que le haré daño al pequeño que viaja con ella, lo más seguro es que acepte. Debo amenazarla y tal vez ofrecerle más dinero —todos asienten en acuerdo—. Primero el dinero, si se niega, saco al pequeño que viaja con ella.

—Así eliges a tu esposa, tienes el control de la Bratva y asunto resuelto —sonríe Fabrizio.

—Un matrimonio por contrato... —me paso el dedo índice por el mentón—. No hay sentimientos innecesarios y seremos una pareja de mentira. Engañaré a mi abuelo y obtendré mi libertad. No se las presentaré a las chicas. No quiero que tenga contacto con ninguna. No necesito que le tomen aprecio. El pequeño que viaja con ella... no debe ser presentado en ninguna parte. Suficiente peligro tendrá con nosotros.

—Nunca quieres vernos, pero disfrutas de nuestra compañía. Deberías ser más honesto contigo, Sasha. No todas las mujeres son buenas para nosotros —admite, Kylian.

—Nuestra vida es lo suficientemente dura como para también amar a una mujer que no nos quiere y nos hace la vida miserable. Soltar y seguir. Con esto no te estoy diciendo que debas amar a Arya, pero quedarte en el pasado, con Emili, no hace más que alejarte de lo que eres y por lo que un día luchaste —miro a Nikolas.

—Recuerda que estás aquí por Natasha —tenso la mandíbula al escuchar a Maksym.

—Nosotros no pudimos salvar a nuestras hermanas. Tú debes lograrlo. Ella no se merece que tires todo a la borda por una mujer que ahora es feliz con otro hombre y tú siendo un maldito imbécil. Recuerda quien eres y por qué te convertiste en mafioso. A ti solo te robaron a Natasha, yo vi a Sofía morir y Maksym tuvo que matar a la suya. Eres un bastardo con suerte. Al dejar de ser mafioso por Emili, le estás fallando a Natasha y a su promesa de encontrarla —la realidad me golpeó. Fabrizio se levantó y salió del consultorio, junto al resto de los chicos.

Si tener un matrimonio por contrato con Arya me acerca más a Natasha, entonces no tengo por qué pensarlo.

Solo no voy a amarla nunca.

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