La Mentira del Mafioso
La Mentira del Mafioso
Por: Sra De Taker
Prefacio

Un año y medio atrás...

Moscú, Rusia.

Casa de la familia Bogdánov.

Sasha

Nadie podía decir que había elegido a su familia y ahí nacer. No era como si pudieras tener una bara magica y dependiendo de los antecedentes que encontraras, tomaste la decisión de que ellos serían los encargados de tenerte y criarte hasta que pudieras valerte solo. 

La familia no se elige, pero dependiendo de la que te tocara, o te jodía mucho, o simplemente, eran personas normales.  

En mi caso, mis padres no pudieron criarme. Era la tipica familia difuncional controlada por las drogas y el alcohol. Me dejaron en la puerta de un colegio cuando tenía seis años, fui llevado a una casa hogar y los dos años de vivir ahí, fui adoptado por una familia adinerada. Al principio no los quería, tenía la sensación de que eran unos hipocritas, pero después de que naciera Natasha, todo mi mundo cambió.

Mi hermana era la luz de mis ojos y mi todo.

Al pasar los años, logré confiar en la que era mi nueva familia y sentir el amor de ellos. A los catorce años casi muero intentando proteger a mi hermana menor. Desde ese día, mi vida ha sido un infierno tratando de encontrarla.

Nadie sabía en donde se encontraba Natasha.

Y por esa razón, estoy aquí, en la oficina de mi abuelo, en una reunión con el Sacerdocio. Veran, es que ya no saben que hacer conmigo para detenerme. Soy el más joven de todos y no me siguen el ritmo.

Creo que pasé de ser un mafioso, a un asesino en serie. 

¡Que divertido!

—Sasha —mi abuelo interrumpe mis pensamientos. Odio que me diga así. Solo se lo permito a ciertas personas y él, no es uno de ellos—, ¿vas a seguir dañando la reputación de nosotros? ¡Te van a descubrir! ¿Hasta cuando esa actitud, hombre?

—Hasta que se me dé la gana —respondo de mala manera—. ¿O es que también me lo vas a prohibir?

—Él no te lo prohibió, fuimos nosotros y mira que teníamos razón —responde Fabrizio.

—¡Esa princesa está lejos de tu alcance —el abuelo le dió un golpe a su escritorio—. Ella es reina y nosotros somos mafiosos. ¡Jamás podremos estar en un mismo lugar!

—Te equivocas, viejo —me río—. Tu familia es la mafiosa. Yo renuncié a todo lo que me liga con ustedes.

—¡Aleksandr Kozlov, se acabó la maldita compasión contigo! —gritó, lo veo con frialdad, mientras ladeo la cabeza—. Esa mujer no te convenía y te hizo dejar todo por lo que tanto luchaste —se levanta de la silla, sonrió al darme cuenta de que va a decir algo jodido para mí—. ¡Estás tan obsesionado con ella que no te das cuenta de que ya la superaste!

—¡Yo la amo y por tu culpa no está más conmigo! —grito molesto, levantandome de la silla.

—Esta m****a se acaba ahora mismo —llama a uno de sus soldados—. Aleksandr, tu carrera y esa mujer es lo más preciado que tienes —frunzo el ceño—. Te casas y tomas el lugar como líder de la mafia, o te juro por mi nieta que termino con tu carrera y la vida de la mujer que más ames.

—No te atreverías, Dmitry... —espeto entre dientes.

—O te casas y te haces líder de la mafia, o acabo con tu carrera y la vida de la mujer que más ames en un año, Aleksandr —repitió, con una risita de medio lado se le formó.

—¿Me estás amenazando? —asiente, suelto una carcajada sin gracia—. Yo no voy a casarme. Yo amo a Emili y no voy a permitir que le hagas daño. Si tan solo intentas tocar mi perfecta e intachable carrera, te juro que no me va a importar quién eres, Dmitry. Te destruyo, a ti y a todo tu saco de ineptos. Todo lo que te rodea. Cae la Bratva y se pierde el maldito legado de sangre que corre por tu cuenta.

—¿Por qué la tuya no? —miré a Kylian cuando habló, tenía una sonrisa de diversión.

—No, porque yo no uso armas.

—Utilizas tu poder como médico —respondió, Nikolas.

—Que facil perderías la licencia —se burló Maksym.

—¿Están en mi contra? —los miró con indignación.

—No, pero Dmitry tiene razón. Luchaste tanto para tener lo que ahora te pertenece y lo dejaste por una mujer. Ser líder de la Bratva no es una maldición. Ser el líder nunca te afectó mientras estuvieron juntos —habló Fabrizio.

—Pero ahora sí y no quiero seguir en esto —miro a mi abuelo—. No me tientes, Dmitry. No me hagas acabar contigo.

—Al final del día tenías que ser mi nieto —suelta una carcajada con alegría—. Consigue a una buena mujer y toma tu puesto. No es demasiado lo que estoy pidiendo. Sé que sigues buscando a nuestra pequeña y si tu reputación se mancha por estar ligado con la mafia, dudo mucho que puedas seguir haciendo tu amado trabajo y encontrar a Natasha. Por qué me imagino que quieres seguir buscando a mi nieta, ¿verdad? —lo miró fijamente—. Digo, esa que te robaron cuando eras un muchacho indefenso.

—¡Eres un hijo de puta! —pateo la silla y antes de que salga de su oficina porque ya no tenía nada que ver con ellos, su voz me detuvo.

—Feliz regreso a casa, querido nieto. Nos vemos cuando traigas a tu mujer, o tal vez, cuando acabe con la que más amas —dijo burlón.

—Te mataré, Dmitry —señaló al Sacerdocio—. A ustedes también y lo voy a disfrutar.

No voy a casarme para cumplir su maldito deseo. No me haré cargo de la organización ni le daré ordenes a ninguno de esos imbeciles que trabajan para él. Tengo a mi propia gente y sí a Emili le pasa algo, juro por mi vida que los destruyo. Al final de cuentas, yo solo quiero encontrar a mi hermana menor y hundirme en mi propia miseria por haber perdido a la mujer que más amé en mi vida.

No puedo creer que dejé ir a Emili con tanta facilidad. Debí luchar por ella de la misma manera en la que Nikolas luchó por Selene. No debí dejarle el camino libre a que fuera feliz con otro. Debí ser más egoísta con lo que sentía.

Pero perdí mi oportunidad y ella ya no es parte de mi vida.

El amor es una m****a y no es para mí.

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