Sasha
El sonido del silencio me arañaba los tímpanos. Todavía teníamos el eco de los disparos clavado en el pecho, pero no podíamos movernos sin una nueva señal. La espera era un infierno con nombre y apellido. Para cada uno era completamente diferente, pero el mío, era el de Arya.
Todos estábamos al borde de la locura.
Y créanme, yo nunca he estado lo suficientemente cuerdo.
—Esto no puede ser una trampa. Las tienen ahora mismo... —gruñó Maksym, apoyado sobre la mesa con los puños apretados. Aún tenía la mirada vidriosa, pero su voz sonaba tan firme que helaba la sangre.
—No lo puedo creer... —respondió Nikolas, con el ceño fruncido, sin dejar de tocarse el anillo de matrimonio—. Pero Selene fue la única que no salió. Ella... eso no es normal. Ella siempre encuentra una forma de dejarme verla... Siempre. Esto me huele mal.
Lo miramos. Su tono era distinto y lleno de completa preocupación. Era verdad, Selene no había salido.
—¿Sientes algo? —preguntó Kylian, rompiendo el silencio que