Mundo ficciónIniciar sesiónSi no tienes la suerte de nacer en una familia de deltas, betas o Alfas, tu vida será una mierda. O al menos en mi manada. Ser Omega es como nacer con una etiqueta de "sirve para lo mínimo" y créeme que esa etiqueta nunca se despega. Yo aún tenía la esperanza de que mi destino cambiara el día de mi transformación. Y sí que cambió... pero para peor. Resultó que mi compañero destinado era nada menos que Elian, el hijo del Alfa y en lugar de rechazarme, decidió encerrarme tres años en una mazmorra y convertir mi vida en un infierno a tiempo completo. Y por si el karma no hubiera hecho ya suficiente fiesta conmigo, un día me convierten en simple mercancía y terminan regalándome a Lucien, el Alfa de la Manada Oscura. De pronto me encuentro atrapada entre el vínculo de compañero que me une a Elian... y el amor inesperado y completamente loco que empieza a nacer con Lucien.
Leer másCapítulo 59. Calvin. Llevo casi una semana en casa y no la siento como mía. Desde que llegué, he visto a Lucien en contadas ocasiones. No puedo evitar echar de menos a Mara y a la vida que tenía allí. Allí al menos me sentía útil; aquí no hago absolutamente nada y me siento demasiado sola. Paso casi todas las tardes un rato para ver a Rosa y a la niña, pero apenas si estoy unos minutos, no quiero ser una molestia. También suelo pasar a ver a Edith, pero estoy pensando en dejar de hacerlo, ya que cada vez que la visito le ponen ese maldito collar de plata en el cuello, y por desgracia sé lo que siente al llevarlo y no es algo agradable. ... Una tarde en la que no tengo ganas de ver a nadie, salgo al patio para que me dé el aire. Pronto va a llover, el aire huele a tierra mojada. Me siento en un banco, mirando al bosque y perdiéndome en mis pensamientos. Escucho unos pasos a mi espalda y, sin poder evitarlo, me pongo alerta. —Disculpe, Luna… —dice una voz masculina. Me volteo y
Capítulo 58. Enfrentar viejos demonios. Hace tan solo unas horas que he regresado a la Manada y no puedo sentirme más sola. Lucien ha tenido que salir a atender unos asuntos de máxima importancia, ya que dejó todo de lado para buscarme. Supongo que eso es bueno para mí, porque demuestra que sí me quiere de verdad. Pero aquí sigo sin gustarle a todo el mundo, y aunque debería entenderlo, ya que todo el mundo no te puede caer bien, también lo podrían disimular. La bruja mala del mar casi cae desmayada al ver mi vientre abultado, y no ha sido la única. Pero no es eso lo que molesta, ni mucho menos son todos los susurros y cotilleos que dejo a cada paso. “El hijo que espera no es suyo.” “Seguro que se trata de un bastardo que nos quieren imponer como heredero.” “La mosquita muerta ha tardado poco en engañarlo.” Y podría seguir hasta aburrir, pero no es necesario. Todavía no sé nada de mamá. Cuando venga Lucien, le preguntaré. Solo me gustaría saber que se encuentra bien. Después de
Capítulo 57. Rosa Cuando Mara se marchó, yo también lo hice. Tenía que abrir la tienda y, ahora que Ethan no podía hacerme daño, no me importaba estar sola. Una vez me acerqué al mostrador y cogí la hoja de los pedidos, casi me desmayo. No era posible que yo consiguiera prepararlo todo antes de las siete. Así que no me quedó de otra: cogí casi todas las flores y los utensilios y me puse manos a la obra. "—Lucien viene hacía aquí, no discutas con él. Necesito estar cerca de Duncan." "—Sauna, ¿tú te escuchas? Estás desesperada por su atención. Después de todo lo que hemos pasado sigues anteponiéndo todo a ellos." "—Sí, sí, como tú digas." Sigo con mi trabajo e intento ignorar a Sauna, aunque no es fácil. Entiendo que está enamorada y que echa de menos a su compañero, pero no entiendo cómo no comprende que yo pueda estar dolida con Lucien. Por primera vez en años no necesito que la puerta se abra para saber quién hay detrás. Hoy mi olfato parece querer funcionar perfectamente.
Capítulo 56. Las cosas en su sitio. Me he quedado paralizada, ni siquiera cuando Sauna me dijo que podía oler cerca el aroma de Ducan pestañeé. Ahora mismo tengo delante de mí a Lucien y no sé qué hacer o qué decir. Menos mal que ya tengo a Mara para romper la tensión, o crearla más si es que eso ya es posible. —Bueno, les dejamos solos —dice Mara y sale de la casa. Los segundos que pasamos en silencio mirándonos se hacen eternos. —¿Tienes hambre? —pregunto al fin para cortar este maldito silencio que me está matando. —No lo sé... —responde sin dejar de apartar su mirada de mi vientre. No sé qué decir ni qué hacer, así que camino hasta la cocina y preparo un par de cosas, las llevo a la sala y tomo asiento junto a la ventana. —Estás... estás... —Embarazada, sí, estoy embarazada. —Pero... —El doctor dice que es un milagro que ni él entiende cómo puedo albergar vida y que todo esté bien. —¿Quién es el padre, Emila? —Tú eres el padre, Ducan no te lo ha dicho. —Lo ha hecho,
Capítulo 55. Te encontré. Después de que el equipo de Mara capturara a Ethan, volví sola a casa. Ni siquiera pregunté si podía ir con ellos al centro de ayuda. Ya sabía la respuesta. Mara no era partidaria de que yo me acercara a ese lugar; supongo que quería evitarme el sufrimiento de ver a las mujeres en ese estado. Si tan solo supiera todo lo que ya he vivido en mis propias carnes… Pero, en fin, ahora lo único que quiero es dormir. Me meto en la cama sin siquiera cambiarme; estoy agotada y la cabeza me duele de tanto pensar. En cuanto apoyo la cabeza en la almohada, me quedo dormida. Sin embargo, mi descanso dura poco. Me despierto de golpe, bañada en sudor y gritando. Hacía mucho tiempo que no tenía una pesadilla así… y antes, cuando las tenía, Lucien estaba a mi lado. Siempre me abrazaba hasta que el miedo se iba, hasta que me quedaba tranquila y segura entre sus brazos. Ahora, en cambio, estoy sola. Me levanto, bebo agua, me miro en el espejo y me cuesta reconocerme. Los
Capítulo 54. Te cazé. Mara se ha marchado hace un rato y yo he vuelto a tener esa maldita sensación de inseguridad y miedo que creía haber enterrado en el lugar más oscuro y profundo de mi ser.No lo entiendo, desde que llegué a este mundo mi vida ha sido una mierda y los pocos momentos buenos que he tenido enseguida se han esfumado devolviéndome a la realidad.Tengo miedo, miedo de salir y de que Ethan quiera hacerme daño. Ya lo ha intentado sutilmente, ¿qué le impide hacerlo de frente una vez descubra que no me he comido los dulces? Pero, ¿qué voy a hacer? ¿Mantenerme siempre oculta por miedo a que alguien quiera dañarme? ¡Mi vida es una mierda!Después de mi pequeña sesión de autocompasión me levanto del sillón y voy a por mi abrigo, cojo las llaves y cierro la puerta. Camino más deprisa de lo normal y miro hacia todos lados.Aunque hay bastante gente por la calle, no me siento segura. Aunque quiera, no puedo evitarlo.—¿Todo bien? —pregunta Mara nada más un segundo después de que
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