A Lisa Scott le aterra encontrar a su compañero. Vió la manera en que era tratada su mejor amiga y prefiere estar rodeada de humanos y no por los de su misma especie. Criando un cachorro como si fuera suyo esta decidida a permanecer donde esta. Gabriel Roberts nunca se esperó encontrarse a su compañera rodeada de humanos y esta decidido a llevarla a su manada a cualquier costo, incluso si tiene que secuestrar a un niño.
Leer más–¡Corre Camila! ¡Corre!
El corazón de Lisa estaba a mil. La adrenalina corría por todo su cuerpo.
“Falta tan poco…”
–¡Vamos Camila! –Lisa miró hacia atrás a su mejor amiga.
–¡No puedo más! –Camila se detuvo mientras abrazaba su abultado vientre.
–¡Auuuu!
Lisa maldijo y volvió sobre sus pasos. Estaban siendo cazadas y así como estaban las cosas las iban a encontrar y ahí no sabría que sería de ellas.
Volverían a su antigua vida…no, eso no. A ella la convertirían en esclava y eso pasaría solo si es que la dejaran con vida, en cambio a Camila… ella volvería a pasar por lo mismo, siendo golpeada y violada por su propio marido, el alfa de la manada.
–Vamos, vamos. –Camila negó con la cabeza.
–Lisa sigue tú, yo no puedo más.
–¡No! Esto lo estamos haciendo por ti. No te voy a dejar. –“A situaciones desesperadas se requieren medidas desesperadas”. Después de pensar eso le entregó la pequeña mochila con todas sus pertenencias a Camila y se transformó.
Camila se subió a su lomo y empezó a correr. De esta manera sería más rápido, pero a la vez su rastro sería aun más claro para sus seguidores. Habían estado usando una poción para que los hombres del Alfa Marcus no las encontraran, solo que al transformarse la poción dejó de ser efectiva y sería mucho más fácil para ellos perseguirlas.
Escuchó como un avión pasaba mientras seguía corriendo. Ella tenía que llegar a la ciudad antes de que las encontraran.
–¡Auuu!
Encontraron su rastro. Lisa puso más fuerza en sus piernas. Tenía que correr más rápido.
“Si salgo viva de esto, voy a empezar a hacer ejercicio”.
Saltó un tronco y su preciada carga se desvío un poco, pero logró afirmarse.
Estaban tan cerca, pero tan cerca…
Ya sentía el olor del smog, escuchaba los vehículos y a los niños jugando en las cercanías del bosque.
Al ver que se aclaraba al camino unos metros más adelantes la esperanza la embargo. ¡Podrían conseguirlo!
Lisa se detuvo y volvió a transformarse en humana. Camila le pasó la poción y rápidamente bebió un poco para que su olor desapareciera. Luego buscó en el bolso un vestido, tendría que conformarse con correr sin zapatos.
Lo malo de transformarse era que perdía toda su ropa y andaban solo con lo justo.
–Vámonos. –Tomando de la mano a Camila volvieron a correr salieron del parque y pararon a un taxi.
–Al aeropuerto.
Lisa se permitió unos minutos de relajo. Estaban en la ciudad y por ley sus perseguidores tendrían que mostrarse como unos y rezaba para que ropa no anduvieron trayendo.
“Pero pueden haber otros buscándonos por la ciudad”. Calló su voz interior que en esos momentos la estaba haciendo sentir incómoda y miro a su mejor amiga. Seguía tocándose el vientre.
–¿Estás bien?
–Si. No te preocupes por mi. –Camila la miro con esos grandes ojos azules que poseía llenos de incertidumbre. –¿Estas segura que estamos haciendo lo correcto?
–Sabes que sí. –Le respondió con ternura.
Eran amigas desde que nacieron y de eso ya habían pasado diecinueve años.
Cuando Camila encontró a su compañero en el Alfa Marcus ella fue la más feliz por ella, pero pronto los problemas empezaron a aparecer. Primero fue que no sonreía, después los moretones y ese rostro llenarse de miedo cada vez que veía a su pareja.
Se suponía que la Diosa Luna tenía para cada uno de los hombres lobo una pareja, una compañera que estaría toda su vida con ellos y a esta tenían que cuidarla y tratarla con respeto.
Pero como en todas las especies había hombres que se aprovechaban y eran crueles con sus mujeres.
Llegó un momento en que Lisa ya no pudo soportar más el comportamiento de Camila y la hizo hablar. Costó pero lo consiguió.
Entre lágrimas Camila le contó todo lo que había pasado en ese año de matrimonio y que lo peor era que ahora se encontraba embarazada de su cachorro. ¿Qué sería de ellos al lado de ese hombre?
Así fue como Lisa planeó todo. Necesitarían dinero, mucho. Y tendrían que huir cuando menos se lo esperaran. Esperaron hasta las últimas semanas del embarazo y desaparecieron en mitad de la noche.
Había dejado preparado todo. Buscó a una bruja para que le hiciera la poción para ocultar su olor y otra para dormir al alfa y a los patrulleros, compro los pasajes, arregló un vehículo que estuviera cerca de la villa de la manada. Y en una noche sin luna, ellas desaparecieron.
Solo que pasó poco tiempo antes de que empezaran los problemas. Vivían en medio del bosque y mientras todos dormían ellas salieron por la puerta de atrás, corrieron fuera de la villa hasta llegar al vehículo, antes de subirse tomaron la poción y empezaron el viaje.
La ciudad más cercana estaba a treinta kilómetros y el viaje en vehículo sería en menos de una hora, pero a medio camino pincharon una rueda y tuvieron que seguir a pie.
–Llegamos Lisa.
–Vamos. –Pagaron el taxi y entraron al aeropuerto. Era la primera vez que ellas estaban ahí y entre tantas flechas que apuntaban a todos lados. –Por aquí.
Después de preguntarle a un guardia, se dirigieron al lugar correcto y mostraron sus pasajes y equipaje. Y después ya estaban esperando para abordar su avión.
–¡Ay!
–¡Camila! ¿Qué sucede?
–No es nada.
Lisa siguió dando vuelta y mirando a todos por si veía aparecer algún rostro conocido. Hasta el momento no veía a nadie.
Ella debió de haber sabido que esa poción par dormir no sería muy efectiva. Debería de haber colocado más en la comida, pero no quería que ellos se dieran cuenta y la dejó demasiado débil. Y ellas se relajaron cuando faltaba poco para llegar a la ciudad y ahí empezaron a escuchar los aullidos. Nada estaba saliendo como lo había planeado.
Pronto abordaron el avión y estaban lejos, lejos del calvario de Camila.
–Lisa…-La voz de Camila temía un tono de miedo que hizo que Lisa la mirara aterrada. –Ya viene.
No terminaban de salir de una para entrar en otra.
–Respira, calma. –La que necesitaba calmarse era Lisa, porque ella no tenía idea de qué hacer en esa situación. ¡Se suponía que aún faltaban unas semanas para ese momento! –Inhala, exhala.
Lisa le mostró como tenía que hacerlo, pero se notaba a Camila un poco más calmada que ella.
–El vuelo es corto, falta poco para llegar. Podré aguantar. Si decimos ahora que estoy en trabajo de parto puede ser que él se entere.
Camila tenía razón, ella tendría que aguantar.
El resto del viaje se hizo eterno y cuando llegaron a destino, Lisa estaba agradeciendo a cuanto santo conocía y a todos los dioses del Olimpo.
–Vamos, vamos.
Lo bueno es que no habían salido del país, así que rápidamente salieron del aeropuerto a buscar un Uber que las llevara a destino.
Tuvieron que hacer un cambio en su destino, ahora era demasiado notorio que Camila se encontraba a punto de dar a luz y por lo menos Lisa si había arreglado todo, rápidamente se dirigieron al hospital de la ciudad para hacer el ingreso.
La que salió de su ciudad natal fue Camila Lincoln y la que ingreso al hospital fue Julieta Anderson.
En los días siguientes Gabriel bajaba a las mazmorras a conversar con Paul y este poco a poco empezó a confiar en el hermano de Lisa. Pronto Paul estaba caminando por las calles de la Villa en compañía de su hermana poniéndose al día.–¿Ahora sí eres feliz hermanita? –Creo que sí. –Lisa respondió con la mirada perdida– extraño a Camila pero tengo a Theo. –¿Y el cachorro qué tal es? ¿Es un travieso, no? –Sí que lo es. –Lisa tenía una sonrisa en el rostro al hablar de su hijo.Ambos permanecieron en un silencio relajado que los tenía disfrutando de la paz del lugar. –Nuestros padres te extrañan… estoy seguro de que les gustaría verte. –Y a mí. Pero lo mejor es que me mantenga alejada. Tú eres el que está lejos de todos. A ti te tienen que extrañar.–Puede ser. –Paul se notaba incómodo, como si no quisiera hablar de eso. –¿Tienes problemas con ellos? –Indagó Lisa.–No.–¿Entonces?–Pasaron muchas cosas. –¿Con la manada? –Sí.–¿Por qué? –Lisa se sorprendió con esa respuesta.–Per
–No me refería… es decir… no creo que deberíamos… en este momento… quiero decir… enmmm –Lisa prefirió quedar en silencio. Gabriel solo la miraba con una sonrisa. Empezó a acercarse y ella a retroceder hasta que estaba a un lado de la puerta con toda la espalda pegada a la pared mirando a Gabriel que ya había puesto sus brazos a su alrededor encerrandola. Lisa estaba en silencio. Se había quedado muda de los nervios.–Si hubiera pensado que solo necesitaba acercarme tanto a ti para dejarte muda… lo habría hecho antes. –Susurró Gabriel en su oído.–¿Qué? Nada que ver. –Oh sí, yo sé que tengo la razón, lo huelo en ti, estás muy nerviosa y eso que aún no hago nada. –La voz de Gabriel era sexy, sensual… hacía que los nervios de Lisa crecieran, que su corazón latiera de manera frenética. –No, no, no, no, tú estás equivocado– Lisa no sabía dónde meterse. Miraba a cualquier lado menos a Gabriel, no podía mirarlo o si no su nerviosismo sería peor. –Yo… yo me tengo que ir. Trato de empujar
Paul se encontraba sentado con la cabeza entre las manos cuando escuchó sonidos, pasos. Alguien se acercaba. Solo tuvo que oler en esa dirección y se dió cuenta de que era su hermana. Lisa estaba ahí para verlo. –¿Qué haces aquí? –Quería verte. –Le respondió Lisa. –Han pasado años desde la última vez que nos vimos. –Sí. Tú te fuiste. ¿Sabes cómo quedaron nuestros padres? Estaban demasiado angustiados. Te buscamos por todas partes y nunca te encontramos. –Le reprochó. –¿Dónde estabas? –Viviendo entre humanos. –¿Por qué? –Paul solo pregunto eso pero era obvio lo que quería preguntar. ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué nos abandonaste? ¿Por qué no nos contaste que querías hacer? ¿Por qué nunca te comunicaste con nosotros? –Tenía que cuidar a Theo. –Y ella esperaba que eso respondiera todas las preguntas que Paul no había hecho, pero que sí había pensado. Lisa podia verlas todas en su rostro. Theo era lo más importante ahora para ella, tenía que cuidarlo. –Es el hijo del Alfa. –No, es m
–Bien– Lisa repitió la palabra favorita de Gabriel. –Te diré todo. Y eso fue lo que hizo. Le contó absolutamente todo. Como había estado feliz por su mejor amiga cuando se enteró de que había encontrado a su compañero en el Alfa Marcus, como la había visto perder su sonrisa con el paso del tiempo, el embarazo, el plan para escapar.–Espera un momento. –La interrumpió Gabriel–. ¿Cómo fue que ocultabas tu olor? –Le pagué a una bruja por una posión. Así fue como podía mezclarme con los humanos y nadie podía darse cuenta que era una mujer lobo. –Entiendo. –Y con un gesto dejó que Lisa continuara con su historia.Lisa siguió con los seis años en los que había estado criando a Theo hasta que se lo topó a él en el mall.–Y eso es todo. –Lisa terminó con un suspiro. –Mmm… ¿Al fin todo?–Sí.–Todavia no me explicas porque me sigues rechazando.Lisa le dió una mirada como si le dijera: “¿es en serio?”–Con todo lo que te conté…¿de verdad crees que tengo tiempo para un compañero? –¿De verda
Un gimoteo de Theo hizo que los hombres dirigieran sus ojos al niño. –¿Y el cachorro? –Gabriel preguntó entre dientes. Casi desearía que su luna fuera una humana. Casi. –Eso no lo sé. –El intruso mira al niño, pero puedo ver en sus ojos que hay algo que no dice.–Habla. Gabriel no estaba para verdades a medias, necesitaba toda la información. Tenía que saber a que se estaba enfrentando, quién era en realidad su compañera y el cachorro. Solo así sabría cómo defenderlos. –Cuando Lisa se fue… lo hizo con nuestra Luna Camila... y ella estaba embarazada. –Mierda. Lisa solo abrazó más a Theo desafiandolo con la mirada para que le quitara al niño.Gabriel no era inhumano como para enviar a ese niño con uno de los hombres lobos más crueles que han existido en la tierra. Pero a la vez dejar ese niño con ellos podría generar más problemas para su manada. –Es mi hijo. –Por el tono de Lisa, Gabriel sabía que no permitiría que la separaran del cachorro. Pelearía por él con garras y dientes
–¿Paul?–¿Lisa?Gabriel escuchó como los dos hablaban al mismo tiempo. ¿Se conocían? ¿Por qué ese hombre lobo se dirigía por otro nombre a su compañera? ¿Qué estaba pasando ahí?Lo mejor que hizo fue volver a su forma humana. Ya era hora de tener las respuestas que necesitaba. No le importaba que estuviera desnudo.–¿Se puede saber qué está pasando aquí? –Gabriel preguntó de manera muy seria. El otro lobo no respondió, estaba atónito mirando a Andrea. Gabriel miró a sus hombres para que volvieran a su forma humana. –Arrestenlo. Sus hombres de inmediato se acercaron al invasor siguiendo las órdenes de su Alfa solo para que la Luna exclamara con fuerza un “NO”. Esto hizo que todos la miraran y ella se sonrojara dándose cuenta de su desnudez. Rápidamente busco un vestido entre sus cosas para cubrirse. Había vivido tanto tiempo entre los humanos que se sentía avergonzada de que todos la vieran desnuda. Gabriel no había parado de mirarla fijamente y una vez más hizo la misma pregunta: –
Último capítulo