Mundo ficciónIniciar sesiónHace seis años, Dante Santino—el hombre más temido que existe en toda Europa— me dijo que jamás le podría dar un hijo. El me rompió el corazón... Yo arme mis maletas para nunca volver a regresar. Lo que él nunca supo es que aquella noche me dejó un regalo único en el mundo y que no imaginé que llegaría a mi vida: Matteo, su hijo. Un niño prodigio, brillante, perfecto... Y que jamás ha conocido a su verdadero padre. Ahora soy la doctora mas exclusiva de Europa, con una vida estable, un prometido que me adora... Y un secreto que jure proteger hasta la muerte. Pero el destino es mucho mas cruel de lo que imaginaba. Dante aparece en una gala benefica y, al ver a mi hijo hablar en italiano, con su misma mirada oscura, lo entiende todo. Su rostro cambia. Su mundo también. — "Valentina... ¿de quién es ese niño?" — "Del hombre al que amé pero que al final renunció a mí" Desde ese momento, Dante lo quiere todo: a su hijo, a mí, nuestra vida entera... Aún si tiene que destruir mi compromiso, mi carrera y al mundo entero para conseguirlo. Por que Dante no acepta un "no" como respuesta. Y ahora que sabe que tiene un heredero... No piensa dejarme escapar otra vez.
Leer másLondres brillaba como una joya esta noche. El palacio de Cristal, sede de la gala benéfica anual para enfermedades raras infantiles, resplandecía bajo miles de luces doradas.
Dante Santino odiaba los eventos sociales. a él le gustaban más las reuniones de negocios que significaban algo para su vida, pero esa noche tenía que estar ahí su corporación era el principal patrocinador del programa de investigación infantil de la gala. Su rostro estaba en todas las pantallas, su nombre era mencionado cada 5 minutos algunos lo llamaban héroe, otros peligro, la mayoría lo veían como un hombre Intocable de gran estatus y fama. Su traje negro impecable su expresión de mármol y sus ojos oscuros casi negros lo hacían ver como la sombra más fría de todo el salón. Se veía exactamente igual a como había sido siempre. Excepto por los 6 años de soledad que había acumulado en silencio. 6 Años desde que Valentina había desaparecido de su vida. 6 Años desde que él mismo la había echado de su vida convencido de que ella nunca podría cumplir su sueño... Tener un heredero. Observaba el escenario desde una mesa cercana. Estaban a punto de presentar a un niño para leer un pequeño discurso en honor a los donantes. él revisaba la agenda en su celular cuando escuchó un murmullo en italiano perfecto. Esa no era la voz de un adulto. Al levantar la vista pudo ver a un niño pequeño de unos cinco años aproximadamente el cual vestía un traje elegante de color gris, con cabello oscuro, de ojos enormes y expresivos. El reflejo de las luces hacía brillar el borde verde de su mirada. El aire se le detuvo en el pecho. — Buona sera a tutti. —dijo aquel niño con una pronunciación tan perfecta que el público contuvo la respiración. — Grazie per aiutare i bambini che non hanno voce... Aquella frase para Dante se convertía en un eco cada vez más distante. Su corazón, ese corazón que él creía muerto desde hacía años, volvió a latir tan rápido que le dolieron las costillas. creyó que imaginaba cosas. que la luz lo estaba deslumbrando. o que tal vez era la bebida que servían en el evento... Pero no... cada palabra que el niño decía en italiano. lo decía en un tono semejante a él. Dante no podía explicarlo pero algo en su interior gritó que conocía esa voz. De repente los aplausos de las personas dentro del evento se escucharon con fuerza, pero, él seguía en una especie de trance, tratando de descifrar quién era ese niño. Un murmullo corrió entre los invitados. — Es brillante verdad. — Ese niño tiene 5 años y habla cuatro idiomas dicen que su madre es famosa. — Así es tuve la oportunidad de conocerla es una mujer muy amable. Y ahí como si el universo quisiera matarlo lentamente apareció ella. Valentina. Caminando detrás del escenario, saludando a los organizadores, tan hermosa como un espejismo que él no había tenido derecho de volver a ver. Llevaba puesto un vestido blanco largo elegante, que dejaba ver su espalda, la luz hacía que su piel se viera dorada, sus labios pintados de un tono vino tinto, la curva suave de sus mejillas y el cabello oscuro cayendo en onda sobre un hombro desnudo. Valentina se veía perfecta para este evento se robaba las miradas de todos. no había nadie que no se sintiera deslumbrado por su belleza. Dante sintió que todo su mundo se volvía a caer... No podía respirar... No podía pensar... No podía moverse. Ella estaba ahí 6 años después viva real más hermosa que cualquier recuerdo más fuerte más mujer. Ella es Valentina Rossi la mujer que había abandonado su vida, pero, aun qué el orgullo pueda más, el corazón de Dante seguía amándola. Nunca dejó de odiarse por haberla dejado marcharse. Dante no creía en coincidencias. nunca lo había hecho para él la vida era una cadena de decisiones frías lógicas controladas. por eso cuando vio de nuevo a Valentina cargar en sus brazos aquel niño que habla perfecto italiano sintió qué tal vez estaba soñando. que esto no era posible. El se levantó de golpe, como si su cuerpo obedeciera a un instinto más antiguo que él mismo... Caminó entre las mesas sin apartar la vista de ellos dos. Valentina al girarse pudo ver a Dante acercarse. Y por un instante el mundo se detuvo. Antes de que alguno de los dos pudiera pronunciar una palabra, los aplausos volvieron a estallar ensordeciendo el ambiente, cientos de personas de pies celebrando la aparición del niño llamado prodigio. Después de unos minutos, Valentina y aquel niño salieron por la puerta lateral del Palacio de cristal. El aire frío de Londres le golpeó la piel, Matteo caminaba rápido a su lado intentando seguir el ritmo. — ¿Qué ocurre madre?. —pregunto mirandola a los ojos. — No es nada tesoro, no pasa nada. _murmuró sin saber si mentía o intentaba convencerse. Lo que había tenido por 6 años estaba pasando. porque para su sorpresa toparse con Dante no era lo que más esperaba esta noche. él había visto al niño y la expresión que tenía en el rostro... esa mezcla de dolor sorpresa y furia que lo caracterizaba decía algo más como si él se hubiese enterado de su mayor secreto. Valentina cerró los ojos un instante. no quería volver a verlo. no quiere perder a su hijo. y tampoco volver a ese infierno del cual le costó salir. Un auto fino de color negro llegó y un chofer abrió la puerta. — Llévalo de inmediato al penthouse. —ordenó ella. — Asegúrate de que suba directamente que no le abra a nadie y que no hable con nadie hasta que yo llegué. —añadio. El chofer asintió comprensivo. Matteo frunció el ceño. — Mamá por qué no vienes conmigo? Valentina lo abrazo fuerte. — No te preocupes por mí te alcanzaré pronto. El niño la abrazó con fuerza antes de entrar al auto. Valentina podía ver cómo aquel auto se alejaba. Fue entonces cuando al fin pudo respirar hondo, porque sabía que su hijo, estaba a salvo. Al girarse para volver a el edificio una sombra se interpuso entre ella y la puerta. Era él, Dante. Alto imponente con esa presencia que siempre la había desarmado. — Valentina. —dijo con un hilo de voz como un hombre al borde del colapso. — ¿Ese niño es...? Valentina se sorprendió por aquella pregunta, Dante siempre iba directo al grano, eso la hacía temblar. Pero, antes de tan siquiera responder, él dio un paso adelante, la tomó del brazo y la acercó a su pecho. — Al fin te encontré... No vuelvas a correr. —susurró con una furia contenida que le heló la sangre. — Me escuchaste? no quiero que vuelvas a correr de mí. — Dante por favor déjame ir lo nuestro acabó ya hace rato. —murmuro. — No, Valentina. —su voz era un filo cortante. — Esta vez no lo volveré a hacer. El silencio entre ellos se volvió insoportable. la respiración de Dante era pesada punto sus ojos ardían punto su mandíbula estaba tensa. Tenemos mucho de qué hablar. susurró entre dientes para que solo ella lo escuchara. Mientras aún la sostenía con una mano, con la otra buscaba en el bolsillo de su pantalón su celular... Al sacarlo y sostenerlo en su mano le mostró a Valentina un documento legal que ella reconocía perfectamente. Valentina jadeó. — Qué se supone que ahora inventaras de mí... deberías dejarme ir yo formo parte de tu pasado y jamás volveré. —exclamó con seriedad. Dante sonrió levemente, él sabía que le iba a dar este tipo de respuesta, la conocía muy bien. al mostrarle una de las páginas de aquel documento en la pantalla de su celular pudo ver como el rostro de Valentina poco a poco palidecía. Fue ahí cuando dejó de sostener su brazo y la soltó. Al instante ella tomó aquel celular para leer con más detalle ese documento. Sus manos temblaban y a pesar de que leía y volvía a leer, aquellas palabras escritas en ese documento le helaron la sangre... Las firmas, las fechas, los sellos, todo era válido todo era oficial. no era aquel documento que ella firmó y que le habían enviado a su correo. — Esto... debe ser algún tipo de broma tuya ¿verdad Dante?. —preguntó con la voz temblorosa. — Valentina tú sigues siendo mi esposa quieras o no. —dijo firmemente mientras cruzaba los brazos. — No voy a permitir que te alejes nunca más. Él la atrapó entre su cuerpo y la pared. Sus miradas chocaron. Sus respiraciones se mezclaron. —¿de quién es ese hijo tuyo?. —murmuro acercándose a su oído.A la mañana siguiente, Valentina ya se había alistado para irse al trabajo, ya que no podía faltar. Al dejar a Matteo en la escuela, se dirigió lo más rápido que podía hasta el trabajo. Caminaba por los pasillos mientras se ajustaba su bata. Todos la conocían como “Doctora V.”, en su trabajo, sus manos eran llamadas oro puro, nada ni nadie podía compararse con ella. Así como Dante era conocido a su manera en Europa, Valentina era conocida por ser la mejor Cirujana Plástica de toda Europa.Entrando en su oficina, su asistente, Alison, una mujer eficiente y directa, enseguida se acercó sin dudarlo, con una tableta en la mano.— Doctora V, buenos días. Su primer paciente llegó hace veinte minutos. Es la señora Lowell, está aquí para la intervención que le mencioné en la llamada de ayer… —Alison levantó la vista de su tableta y de reojo pudo observar que el rostro de Valentina se veía algo pálida. — Doctora… ¿Está bien?... ¿Quiere que le traiga una bebida caliente?Valentina la miro inte
Valentina cerró la puerta del penthouse apenas Dante desapareció por el pasillo. Ella seguía con el corazón a mil, jamás en su vida pensó que él vendría y conocería a Matteo. Suspiró esta vez un poco más silencioso, intentaba con todas sus fuerzas calmar a su pobre corazón. — Dios mío... ¿De dónde sacó la información de mi residencia?... Está loco... —murmuro para si misma mientras se apoyaba contra la puerta del penthouse. Matteo se quedó quieto unos segundos. Observándola, con esa misma expresión seria que había usado con Dante previamente. Cuando los ojos de Valentina se encontraron con los de Matteo, este los relajo. — Mamá… ¿Por qué ese hombre vino?... ¿Él te está molestando?... —preguntó Matteo, sin rodeos. Valentina se quedó viéndolo unos segundos, se le olvidaba que Matteo es un niño que a su corta edad, la conoce mejor que nadie, mucho mejor que Dante. Ella solo sonrió mientras se acercaba para acomodar suavemente con sus manos el cabello de su hijo. — No, corazón…
“Esto es algún tipo de pesadilla”. Se decía a sí misma en la mente. Valentina cruzó los brazos y solo movió un poco su cabeza en señal de desaprobación, para luego verlo directamente a los ojos. — Dante, ¿no podías esperar un poco? — No, la verdad es que no, ¿tiene mi presencia algo de malo aquí? — Ah... Claro, olvide que en este sentido de la palabra eres como un pavo, y vas presumiendo a cualquier lado... —murmuro. Valentina suspiró mientras trataba de no hacer algún tipo de escena, menos porque Matteo los andaba escuchando. — Deberías irte… Ya firmé lo que querías, luego veremos cómo se supone nos encontraremos… Dante, por favor ya- La tensión entre ambos fue interrumpida por la voz de Matteo. — ¡Mamaaa! —su suave voz infantil resonó desde donde se encontraba hasta la puerta del penthouse. Valentina al girar levemente la cabeza, pudo ver como Matteo caminaba lo más rápido posible hacía su Madre. Matteo se detuvo solo a unos pasos cerca de su madre pues sus ojos se centra
Valentina salió de aquella oficina con pasos rápidos, temblorosos, abrazándose el abrigo contra el cuerpo. Este abrigo se lo había dado Dante, para que pudiera cubrirse camino a su casa, pero nada podrá borrar o cubrir la sensación de el ardor que aún sentía bajo la piel. No debía haberse quedado. No debía haberlo mirado así. No debía haber permitido que Dante tocara una historia que ella había sellado hacía seis años. Y mucho menos, dejarse llevar por él.El aire helado la golpeó de frente, despertándola del espejismo en el que había caído. El chofer que ella había llamado la estaba esperando frente a la entrada. Subió sin mirar atrás, sin darle oportunidad a su corazón de traicionarla otra vez.La puerta se cerró. Y sólo entonces pudo volver a respirar.Pero ese respiro vino acompañado de un dolor punzante, como si los recuerdos quisieran salir a empujones. Aún tenía las manos temblando. Aún sentía su voz enredándose en su cuello. Aún tenía el nombre de Dante atorado entre sus labio
A la mañana siguiente, Valentina, ya se había despertado y había ayudado a Matteo a alistarse para dejarlo en la escuela privada a la cual él asiste. Con todas las cosas que pasaron ayer... Valentina no puede pensar claramente, no estamos hablando de un simple encuentro con un conocido o familiar... Estamos hablando de Dante Santino...Valentina, estando ya en casa, en la sala, apoyó la espalda contra la pared, respirando con dificultad, con una mano en su pecho. ¿y si Dante realmente investigaba sobre ella? ¿y si el conectaba las fechas?¿y si enviaba gente a perseguirla?la cabeza le daba vueltas, tenía que proteger a Mateo, tenía que alejarlo de los Santino. Se pregunta si está situación era algún tipo de coincidencia de nuevo... Valentina tenía un prometido, al cual también amaba con todo su corazón, pero volver a ver a Dante y posiblemente en un futuro no muy lejano a la familia Santino... Es una patada en el estómago.Mientras estaba absorta en sus pensamientos un ruido la hiz
Dante volvió a preguntar con la voz áspera. — ¿De quién es el niño Valentina?... No lo volveré a preguntar y quiero una respuesta. —añadio. Valentina tragó saliva y enderezó la espalda, obligándose a recomponer su actitud frente a él. —No tienes ningún derecho a interrogarme, Dante... Él acercó su rostro al de Valentina, ambos podían sentir en estos momentos la presión que se sentía en el ambiente. — No te lo estoy preguntando como un policía o como alguien del ejército. —susurró de nuevo. — Te lo estoy preguntando como el hombre que vio a un niño hablar perfecto italiano... con un acento que se me hace muy conocido. Valentina pensaba lo más rápido que podía para poder zafarse de esta situación, no le gustaba para nada que Dante supiera su pequeño secreto. más que nadie debía evadirlo a toda costa. Eso solo es una coincidencia... o alucinación como mejor lo veas. ahora soy una doctora de renombre... y a mi hijo le he dado todas las comodidades y estudios que se merece. —
Último capítulo