⚠️ Advertencia: Contenido para Adultos ⚠️ No es una historia dulce. Es cruda, sucia y peligrosa. Contiene sexo explícito, violencia, lenguaje fuerte y temas oscuros. Ella no elige a uno… Los elige a todos. Y todos son letales. Si te atraen los romances extremos con mafiosos obsesivos, pasión salvaje y juegos de poder, prepárate. Esto es más que una historia… es una adicción. Solo para mayores de 18 años. ⸻ Vendida. Marcada. Deseada. Colina escapó del infierno… solo para caer en otro. Ahora ella pertenece a la Famiglia Nera: cuatro mafiosos que no piden permiso. Toman. Castigan. Placen. Reclaman. Pero cuando su oscuro pasado regresa, ellos podrían ser su única salvación. Entre el peligro y el deseo, Colina tendrá que decidir: ¿Hacer de nuevo... o rendirse a la oscuridad que la quiere solo para sí misma?
Leer másCapítulo Uno
DIMITRI "Sabes lo que eso significa, ¿verdad, Enzo?" Salvatore murmura mientras ajusta su traje, no es como si estuviera arrugado en primer lugar. El bastardo siempre se viste como si estuviera a punto de subir por una pasarela. Aunque esa mirada fría y calculadora deja claro que no es solo una cara bonita. Una vez me ofrecí a marcar su cara. Le dije que unas cicatrices lo harían parecer más serio. Todavía no entiendo por qué se negó. Yo, por otro lado, estoy cubierto de la sangre de Enzo. Y Rafaele también. Sus nudillos tatuados llenos de cicatrices sangran por los golpes que le ha dado a nuestro hostio lloroso. Mascando algunas de las propias patatas de Enzo, veo con deleite cómo Rafaele lanza otro golpe brutal y luego se retira. Hay una razón por la que lo llaman Il Cane Pazzo en peleas clandestinas. Él te ataca antes de que lo veas venir. Lo sé por experiencia. Me he enfrentado a él un par de veces. Buenos tiempos, aunque me rompió un par de costillas. Parpadeo y miro hacia atrás al hombre atado a la silla frente a Salvatore. Enzo tiene un ojo tan hinchado que parece una bola, su labio partido y sus pómulos ya magullados. Y esas son solo las heridas visibles. Sé que debajo de la camisa ya hay algunas quemaduras frescas... un pequeño regalo de mi parte. Matteo está apoyado contra la pared de ladrillos frente a mí, rodando sus dados de plata entre sus dedos como siempre. Su rostro, tan inexpresivo como el de Salvatore, mantiene una mirada fija e impenetrable en Enzo, esperando algo interesante. Después de todo, fue Matteo quien lo llamó nuestra atención. Pero Enzo solo mira a Salvatore. Bueno. Que piense que Salvatore es el que está a cargo. Nos conviene. Así que lo dejamos ser la cara de nuestra... "compañía". Yo resoplo. Compañía, mis pelotas. Sí, tenemos negocios legales: clubes, restaurantes, exportaciones. Pero no me dejan acercarme a nadie desde que quemé el ojo de un empleado por llamarme escoria. "Enzo, concéntrate". No me gusta repetirme - Salvatore suelta, y Rafaele agarra su cabello gris y escaso, tirando su cabeza hacia atrás. Saca un cuchillo y lo presiona contra su garganta temblorosa. El sudor cae por su cara mientras grita. Me pregunto si Salvatore me dejará matarlo. Han pasado dos días desde la última vez que maté a alguien. Me estoy impacientando. "¡Sí, sí!" Entiendo, ¡tómalo! - grita. Qué asco. El bastardo está dispuesto a entregar a su propia hija para pagar su deuda con nosotros. Supongo que cuando no tienes el dinero y todo lo que te queda es tu carne, se vuelve fácil decidir. Nápoles nos pertenece. Él lo sabe. Está escrito en la derrota de sus ojos marrones. Me pregunto si su hija será más guapa que él. No es que importe. Ahora ella es nuestra. Normalmente no traficamos con carne cruda, pero se hacen excepciones. Una deuda impaga es un cáncer. Salvatore se acuesta con esa típica sonrisa aguda en sus labios. Doy un paso adelante, saliendo de las sombras, y ahí es cuando Enzo comienza a sollozar. Él me reconoce. No soy la cara. Ni siquiera el músculo. Ni siquiera el que hace los tratos. Soy el ejecutor. Soy Dimitri. "¡Tómalo!" Enzo rogó mientras Rafaele lo mantenía quieto. Rafaele frunce el ceño. Sonrío. Me estoy acercando. Mi cara a centímetros de la suya. Quiero que huelas mi aliento. Quiero que sientas mi odio. Quiero incendiar su casa con él dentro. Ya puedo escuchar los gritos de su hija. Mi polla se pone dura dentro de mis pantalones. "Dime... cuando la queme", susurro, "¿te importaría?" Rafaele muestra una fila de dientes perfectos. Maldita locura. Yo le devuelva la sonrisa. "¿Crees que sangra bien?" "Eso es suficiente", interrumpe Salvatore. Obedezco. "¿Dónde está ella?" Pregunta con calma. "Ella tiene un bar en el sur de la ciudad... Bar La Lupa, en Via Santa Lucia", se queja Enzo. Me pregunto si ella también llorará así. Me doy cuenta de que me estoy tocando de nuevo. Matteo me da una mirada fulminante. Le guiño un ojo. "Enzo, si no estamos satisfechos con él como pago... volveremos". Puedes apostar tu alma - Matteo agrega con una voz plana, sellando el trato. Él ya vio la mirada en mis ojos. Quiero sangre. "¿La van a matar?" Enzo susurra, patético. "¿Y te importa?" Salvatore responde, levantando una ceja. "Acabas de vender a tu hija sin siquiera intentar detenernos". "Soy un mal padre, pero ella merece algo mejor que ustedes... monstruos", escupe, mostrando un poco de coraje por primera vez. "¿Has oído eso, Sal?" Él dice que somos monstruos", digo riéndome, golpeando mis propios muslos. "Te dije que ese traje no engaya a nadie. Salvatore, como siempre, ignora mis arrebatos maníacos. "Haremos lo que queramos con ella". Torturarla. Que Se Joda. Solo quería que lo supieras", dice mientras se pone de pie, abrochando su traje azul marino. Se alisa el pelo perfectamente peinado y le lanza una sonrisa profesional a Enzo. -Nos pondremos en contacto. Matteo guarda sus dados. — Pasa por el casino algún día. Me río más cuando Rafaele deja ir a Enzo, dando palmaditas en la mejilla con el filo del cuchillo. Casi con amor. Me inclino de nuevo. Quiero que mires a los ojos del hombre que va a destruir a tu hija. Cuando termine con ella, no quedará nada que enterrar. "La voy a hacer gritar". Tal vez incluso lo grabe para ti. "¡Dimitri!" Salvatore llama desde la puerta del puto cuchitril de dos pisos donde estamos. Me inclino hacia Enzo, susurrando junto a su oído: "Te haré saber si se corre antes o después de que le corte el cuello". Luego me tiro y le arranco el lóbulo de la oreja con mis dientes. Gritar. Desaté una risa salvaje mientras escupía el trozo de carne sangrante en su pecho y me di la vuelta para salir a silbar, con el sabor de hierro llenando mi boca y chorreando por mi barbilla. "Estás enfermo", murmura Rafaele. "Tú también, hermano". ¡Vamos a buscar nuestro nuevo juguete! Enzo debería haberlo sabido. Toda la puta ciudad debería saberlo. Si te metes con la Famiglia Nera... Tienes colmillos. Y esa pobre chica... Todavía no tiene ni idea de lo que le está pasando.EpílogoCOLINASeis meses después…«¿A dónde vamos?», pregunto por octava vez. Había estado ocupada terminando los últimos detalles en el decimoquinto Bar La Lupa. Sí, el número quince… fueron un éxito. Despegaron tan rápido que ni siquiera sabía qué hacer. Supongo que ahora yo también soy rica. No es que a ellos les importe, todavía me miman como si quisieran compensar una vida entera de abandono.Y yo, por supuesto, se los permito.Los últimos seis meses han sido un torbellino. Nos mudamos a nuestra casa hace un par de meses, y aún no está del todo terminada, pero está jodidamente cerca. La amo, despertarme allí cada día y desayunar con mis hombres. Salvatore sigue ocupadísimo con el trabajo y dirigiendo la ciudad. Rafaele tiene ya tres gimnasios nuevos, y pasa la mayor parte de sus días ayudando a niños desfavorecidos y de la calle a encontrar nuevas oportunidades y salir de vidas difíciles.Dimitri… bueno, Dimitri es Dimitri. Pasa sus días inventando nuevos juguetes de tortura par
COLINALos observo interactuar mientras sorbo mi café. Ahora es nuestra rutina matutina, y me encanta. Ellos lo saben, así que siempre se aseguran de estar aquí cada mañana. Rafaele se ríe de algo que dice Dimitri, y Salvatore sacude la cabeza mientras Matteo sonríe con picardía.Si miro con atención, puedo ver el cambio en ellos desde la primera vez que me senté en esta misma silla… demonios, puedo ver el cambio en mí misma… todo gracias a ellos.—Tenemos algo que mostrarte, amor —me dice Salvatore, sobresaltándome de mis pensamientos.—¿Sí? —pregunto, y apuro mi café—. ¿Algo bueno?—Algo increíble —corrige Matteo, justo cuando estoy a punto de preguntar si se trata de sus pollas, y me da una palmada en el muslo—. Ve a prepararte.Me visto rápido, sintiéndome emocionada, y me ponen una venda en los ojos cuando subimos al coche.—Kinky —murmuro, haciéndolos reír. Conducimos un buen rato, e intento memorizar los giros, pero me aburro y me distraigo cuando alguno empieza a acariciarme e
SALVATORE—Así que la apertura es en un mes, fijaremos la fecha más adelante. Ya contacté a las revistas locales de comida y vino, así como a algunos grandes influencers online para ayudar con la exposición. Marketing se encarga del aspecto de redes sociales, y tengo un gerente en su puesto. El edificio está terminado, y están decorando ahora mismo mientras el personal aprende el oficio. Lo mantuve lo más auténtico posible a un bar humilde, pero con aspectos de alto nivel y comida increíble, todo en el estilo de comida de bar, hamburguesas y alitas…Ella se queda en silencio mientras yo reviso las notas. Está nerviosa como el infierno. Se nota en su voz. Parte de esto puede ser su dinero, pero ya dijo que no tiene ilusiones de que no le dimos esta oportunidad para ser más de lo que alguna vez pensó que podría ser, para hacer crecer su negocio y devolver algo a esta ciudad… y al hombre que la salvó—Rich. Es un nombre adecuado, y encargué que su fotografía sea ampliada y colocada sobre
MATTEOTocó a mi chica. No importa que ella lo empezara, se va a morir aquí. Pero primero, pagará por robarme a mí, a nosotros. Justo en mi maldita casa. Tiembla de miedo mientras nos mira a los tres, pero no lo tocamos, esperando a que Salvatore o Colina den las órdenes.—Chicos —llama ella, su voz ronca y aterciopelada yendo directa a mi polla ya dura. Verla tomar el control así… ver lo metida que está en nuestra familia, nuestra puta reina, me dan ganas de desgarrarle ese vestido como insinuó y hundirme en su coño húmedo y tembloroso. Pero eso puede esperar, los negocios primero.Todos nos volvemos hacia ella, y el hombre en la silla también nos mira a través de nosotros, sabiendo que ella decide su destino. —¿Se divertirán un poco, no? —sonríe, recostándose contra Salvatore y apoyando la barbilla en su hombro como si él fuera su poste de apoyo y no el hombre más aterrador de la ciudad—. Quiero que sangre.Dimitri le lanza un beso. —Eso podemos hacerlo, Pajarito.Le guiño un ojo y
COLINA—¿Cariño? —me animo y levanto la vista de los contratos y solicitudes de trabajo para los nuevos bares que tengo a mi cargo para ver a Matteo. Está arreglado con una camisa de seda morada, el pelo hacia atrás, la chaqueta negra desabrochada y los dados rodando por sus nudillos. Sus labios se curvan en una sonrisa mientras se inclina más cerca. —¿Quieres dar una vuelta?—Siempre. —Sonrío, salto por encima del sofá y le doy un beso en los labios. —Déjame coger unos zapatos, ¿algún código de vestimenta? —Miro la camisa holgada en la que estoy relajándome.—Uno de esos vestidos que son tan jodidamente sexys. —Se queda con una sonrisa pícara.—¿Sí? ¿Vamos a algún sitio elegante? —me río.—No, es que me encantan esos vestidos y tener acceso fácil. —Me guiña un ojo y yo le hago un gesto obsceno mientras me dirijo por el pasillo hacia mi habitación.Me meto rápido en un vestido satinado morado oscuro de tirantes finos y unos tacones, me maquillo y esponjo el pelo. Cuando termino, él es
RAFAELEDe pie sobre Colina mientras duerme, no puedo evitar mirarla fijamente. Es demasiado hermosa. Su cabello plateado está esparcido sobre la almohada de Matteo, un brazo debajo y otro encima, la espalda descubierta, expuesta por cómo debió haber echado las sábanas hacia abajo durante la noche. No puedo contenerme: tiro de ellas hasta dejar ver su trasero terso y sus muslos largos y definidos, y sonrío al ver las marcas que están sanando, recuerdo de Dimitri. Casi le parto la cara a éste cuando volvimos aquella noche y vi las marcas en ella, pero Colina se limitó a reír. La herida en su pecho aún está curando y el médico dice que quizá quede una cicatriz, lo que divierte mucho a Dimitri.Recorro con la mano su costado y su trasero y casi gimo. ¿Cómo pude alguna vez compararla con esa zorra? Ella es asombrosa, piel suave y tatuajes, pero tiene una veta dura dentro, mi pequeña luchadora; y cuando la enciendo… es increíble.El doc finalmente me dio luz verde para volver a pelear, per
Último capítulo