Mundo de ficçãoIniciar sessão“Esto es algún tipo de pesadilla”. Se decía a sí misma en la mente. Valentina cruzó los brazos y solo movió un poco su cabeza en señal de desaprobación, para luego verlo directamente a los ojos.
— Dante, ¿no podías esperar un poco? — No, la verdad es que no, ¿tiene mi presencia algo de malo aquí? — Ah... Claro, olvide que en este sentido de la palabra eres como un pavo, y vas presumiendo a cualquier lado... —murmuro. Valentina suspiró mientras trataba de no hacer algún tipo de escena, menos porque Matteo los andaba escuchando. — Deberías irte… Ya firmé lo que querías, luego veremos cómo se supone nos encontraremos… Dante, por favor ya- La tensión entre ambos fue interrumpida por la voz de Matteo. — ¡Mamaaa! —su suave voz infantil resonó desde donde se encontraba hasta la puerta del penthouse. Valentina al girar levemente la cabeza, pudo ver como Matteo caminaba lo más rápido posible hacía su Madre. Matteo se detuvo solo a unos pasos cerca de su madre pues sus ojos se centraron en el hombre alto que no dejaba de verlo a él. Valentina noto como ambos se miraban fijamente lo cual la alarmó más, pero no se movió… Quería ver la reacción de Dante y la de Matteo. Dante por otro lado, solo podía observar al niño “prodigio” que habló en aquella gala. Aquellos ojos que lo veían por primera vez se mostraban llenos de curiosidad pero rápidamente solo se mostraron un poco diferentes cuando Valentina volvió a hablar. — Dante, él... es mi hijo, se llama Matteo… –dijo incómoda. Derrepente Matteo habló con una firmeza que chocó contra la fortaleza de Dante. — ¿Quién es él, madre?... —pregunto sin mostrarse débil o incómodo. Valentina se quedó muda por un momento, tragó saliva, su garganta se sentía seca y su mente dejó de pensar en cualquier cosa coherente en estos momentos. Sabía más que de sobra, que Matteo estaba analizando todo de esta persona desconocida para él, es una característica que su hijo heredó de Dante y que siempre le pone los pelos de punta a Valentina. Dante por otro lado hacía lo mismo, cada palabra, incluso las expresiones que aquel niño hacía. Aquel hombre que había tenido un encuentro más que alegre con su madre había dado un paso adelante, arrodillándose a la altura de Matteo haciendo que Valentina sintiera nervios. — Hola, pequeño. —dijo Dante. — Yo soy… Un amigo de tu madre. Matteo lo observó detenidamente, al ser un niño curioso y perceptivo, decidió hacerle una pregunta. — ¿Hablas otros idiomas? —pregunto. Tanto Valentina cómo Dante quedaron un poco sorprendidos, ella suspiró llevando su mano hasta su frente. Y él solo se rió un poco. — Claro, yo hablo 10 idiomas. —dijo orgulloso y presumiendo. El celular de Valentina empezó a sonar muy alto insistentemente, suspiró y solo le dió unas palmadas a Dante y una mirada fulminante por si intentaba hacer algo mientras no estaba. Al retirarse para atender la llamada Matteo cambió completamente su actitud y su mirada hacia este “amigo”. El notó la presencia de alguien amenazando lo con la mirada, al girar la cabeza hacia Matteo se encontró con que era él… Él lo estaba viendo con tanto desprecio que parecía que lo estaba más bien desafiando. — Mi madre es muy amable por permitirte ser su amigo… Pero no me agrada nada que estés cerca de ella. —dijo murmurando solo para que Dante lo escuchará. Con estas palabras se dió cuenta que volver con Valentina va a ser difícil y le costará tiempo ganarse la confianza de este niño también. — Oh, lo siento mucho niño, pero tu querida madre, me agrada muchísimo. —comento cruzando los brazos. — Creo que nos veremos más seguido de lo que crees. La tensión en ambos se podía sentir en el ambiente. Era una advertencia. Era territorio marcado. Matteo hizo un peculiar gesto que heredó de su madre. Ladear los ojos hacia otra dirección pero este lo hacía con la intención de seguir las palabras que anteriormente había mencionado para luego mirarlo directamente a los ojos. Dante frunció ligeramente el ceño. No esperaba que un niño de su estatura y edad lo viera de esta forma. El tampoco se iba a dejar intimidar. Al contrario, esa mirada despertó la curiosidad de Dante. — ¿Pasa algo?... ¿Tengo algo en mi cabello?. —preguntó Dante, manteniendo un tono tranquilo. Matteo inclinó ligeramente la cabeza. — Si… De hecho… Eres tan feo, que no entiendo cómo eres amigo de mi madre… Ella está comprometida… ¿Lo sabías?. —dijo con una sonrisa. Aquellas palabras bastaron para hacer que Dante se estremeciera. Para Dante, este niño representaba un rival, protegía a su madre aún a su corta edad. Tal como él lo hacía en el pasado cuando ella estaba a su lado. Llegó a la conclusión de que este niño tenía carácter. Tenía fuego. Él no sonrió ni mostró que estaba dispuesto a seguir su juego. Se inclinó un poco más acercándose al rostro del pequeño y aún manteniendo un tono cordial dijo. — Esto ya no depende de ti, pequeño. —respondio suavemente sin dejar de verlo a los ojos. — Si tu madre, por alguna razón necesita de mi ayuda o solo quiere verme, estaré cerca… Y eso no lo puedes evitar. Matteo entrecerró sus ojos, era evidente que estaba analizando a Dante. Ambos mostraron sus verdaderas intenciones, marcando límites y mostrando fronteras invisibles que solo ellos pueden ver. La pequeña conversación que ambos tenían, se vio interrumpida por el regreso apresurado de Valentina. Ella no notaba la tensión que ambos tenían. El uno al otro. Era prácticamente un campo de batalla. — Uff.. Regrese… Bueno, eh, amigo, debo irme, me solicitan en mi trabajó… Así que por favor retirate. —dijo sonriendo. Dante la observó unos segundos para levantarse lentamente. Mattel le dedicó una última mirada, una de advertencia. — Tienes un hijo muy inteligente, Valentina… Algún día le enseñaré Alemán o quizás Japonés. —comento mientras revolcada discretamente el cabello de Matteo en señal de advertencia. Minutos más tarde Dante salió, estaba molesto e irritado para variar, sus emociones estaban mezcladas. Chasqueaba la lengua pensando cómo demonios iba a recuperar a Valentina si ese niño le iba a hacer la vida imposible. Era prácticamente su escudo, su guardián. Un niño tan pequeño le declaró la guerra al CEO más importante y deseado de Italia que controla gran parte de Europa. — Continuará.






