Mundo ficciónIniciar sesión
Londres brillaba como una joya esta noche. El palacio de Cristal, sede de la gala benéfica anual para enfermedades raras infantiles, resplandecía bajo miles de luces doradas.
Dante Santino odiaba los eventos sociales. a él le gustaban más las reuniones de negocios que significaban algo para su vida, pero esa noche tenía que estar ahí su corporación era el principal patrocinador del programa de investigación infantil de la gala. Su rostro estaba en todas las pantallas, su nombre era mencionado cada 5 minutos algunos lo llamaban héroe, otros peligro, la mayoría lo veían como un hombre Intocable de gran estatus y fama. Su traje negro impecable su expresión de mármol y sus ojos oscuros casi negros lo hacían ver como la sombra más fría de todo el salón. Se veía exactamente igual a como había sido siempre. Excepto por los 6 años de soledad que había acumulado en silencio. 6 Años desde que Valentina había desaparecido de su vida. 6 Años desde que él mismo la había echado de su vida convencido de que ella nunca podría cumplir su sueño... Tener un heredero. Observaba el escenario desde una mesa cercana. Estaban a punto de presentar a un niño para leer un pequeño discurso en honor a los donantes. él revisaba la agenda en su celular cuando escuchó un murmullo en italiano perfecto. Esa no era la voz de un adulto. Al levantar la vista pudo ver a un niño pequeño de unos cinco años aproximadamente el cual vestía un traje elegante de color gris, con cabello oscuro, de ojos enormes y expresivos. El reflejo de las luces hacía brillar el borde verde de su mirada. El aire se le detuvo en el pecho. — Buona sera a tutti. —dijo aquel niño con una pronunciación tan perfecta que el público contuvo la respiración. — Grazie per aiutare i bambini che non hanno voce... Aquella frase para Dante se convertía en un eco cada vez más distante. Su corazón, ese corazón que él creía muerto desde hacía años, volvió a latir tan rápido que le dolieron las costillas. creyó que imaginaba cosas. que la luz lo estaba deslumbrando. o que tal vez era la bebida que servían en el evento... Pero no... cada palabra que el niño decía en italiano. lo decía en un tono semejante a él. Dante no podía explicarlo pero algo en su interior gritó que conocía esa voz. De repente los aplausos de las personas dentro del evento se escucharon con fuerza, pero, él seguía en una especie de trance, tratando de descifrar quién era ese niño. Un murmullo corrió entre los invitados. — Es brillante verdad. — Ese niño tiene 5 años y habla cuatro idiomas dicen que su madre es famosa. — Así es tuve la oportunidad de conocerla es una mujer muy amable. Y ahí como si el universo quisiera matarlo lentamente apareció ella. Valentina. Caminando detrás del escenario, saludando a los organizadores, tan hermosa como un espejismo que él no había tenido derecho de volver a ver. Llevaba puesto un vestido blanco largo elegante, que dejaba ver su espalda, la luz hacía que su piel se viera dorada, sus labios pintados de un tono vino tinto, la curva suave de sus mejillas y el cabello oscuro cayendo en onda sobre un hombro desnudo. Valentina se veía perfecta para este evento se robaba las miradas de todos. no había nadie que no se sintiera deslumbrado por su belleza. Dante sintió que todo su mundo se volvía a caer... No podía respirar... No podía pensar... No podía moverse. Ella estaba ahí 6 años después viva real más hermosa que cualquier recuerdo más fuerte más mujer. Ella es Valentina Rossi la mujer que había abandonado su vida, pero, aun qué el orgullo pueda más, el corazón de Dante seguía amándola. Nunca dejó de odiarse por haberla dejado marcharse. Dante no creía en coincidencias. nunca lo había hecho para él la vida era una cadena de decisiones frías lógicas controladas. por eso cuando vio de nuevo a Valentina cargar en sus brazos aquel niño que habla perfecto italiano sintió qué tal vez estaba soñando. que esto no era posible. El se levantó de golpe, como si su cuerpo obedeciera a un instinto más antiguo que él mismo... Caminó entre las mesas sin apartar la vista de ellos dos. Valentina al girarse pudo ver a Dante acercarse. Y por un instante el mundo se detuvo. Antes de que alguno de los dos pudiera pronunciar una palabra, los aplausos volvieron a estallar ensordeciendo el ambiente, cientos de personas de pies celebrando la aparición del niño llamado prodigio. Después de unos minutos, Valentina y aquel niño salieron por la puerta lateral del Palacio de cristal. El aire frío de Londres le golpeó la piel, Matteo caminaba rápido a su lado intentando seguir el ritmo. — ¿Qué ocurre madre?. —pregunto mirandola a los ojos. — No es nada tesoro, no pasa nada. _murmuró sin saber si mentía o intentaba convencerse. Lo que había tenido por 6 años estaba pasando. porque para su sorpresa toparse con Dante no era lo que más esperaba esta noche. él había visto al niño y la expresión que tenía en el rostro... esa mezcla de dolor sorpresa y furia que lo caracterizaba decía algo más como si él se hubiese enterado de su mayor secreto. Valentina cerró los ojos un instante. no quería volver a verlo. no quiere perder a su hijo. y tampoco volver a ese infierno del cual le costó salir. Un auto fino de color negro llegó y un chofer abrió la puerta. — Llévalo de inmediato al penthouse. —ordenó ella. — Asegúrate de que suba directamente que no le abra a nadie y que no hable con nadie hasta que yo llegué. —añadio. El chofer asintió comprensivo. Matteo frunció el ceño. — Mamá por qué no vienes conmigo? Valentina lo abrazo fuerte. — No te preocupes por mí te alcanzaré pronto. El niño la abrazó con fuerza antes de entrar al auto. Valentina podía ver cómo aquel auto se alejaba. Fue entonces cuando al fin pudo respirar hondo, porque sabía que su hijo, estaba a salvo. Al girarse para volver a el edificio una sombra se interpuso entre ella y la puerta. Era él, Dante. Alto imponente con esa presencia que siempre la había desarmado. — Valentina. —dijo con un hilo de voz como un hombre al borde del colapso. — ¿Ese niño es...? Valentina se sorprendió por aquella pregunta, Dante siempre iba directo al grano, eso la hacía temblar. Pero, antes de tan siquiera responder, él dio un paso adelante, la tomó del brazo y la acercó a su pecho. — Al fin te encontré... No vuelvas a correr. —susurró con una furia contenida que le heló la sangre. — Me escuchaste? no quiero que vuelvas a correr de mí. — Dante por favor déjame ir lo nuestro acabó ya hace rato. —murmuro. — No, Valentina. —su voz era un filo cortante. — Esta vez no lo volveré a hacer. El silencio entre ellos se volvió insoportable. la respiración de Dante era pesada punto sus ojos ardían punto su mandíbula estaba tensa. Tenemos mucho de qué hablar. susurró entre dientes para que solo ella lo escuchara. Mientras aún la sostenía con una mano, con la otra buscaba en el bolsillo de su pantalón su celular... Al sacarlo y sostenerlo en su mano le mostró a Valentina un documento legal que ella reconocía perfectamente. Valentina jadeó. — Qué se supone que ahora inventaras de mí... deberías dejarme ir yo formo parte de tu pasado y jamás volveré. —exclamó con seriedad. Dante sonrió levemente, él sabía que le iba a dar este tipo de respuesta, la conocía muy bien. al mostrarle una de las páginas de aquel documento en la pantalla de su celular pudo ver como el rostro de Valentina poco a poco palidecía. Fue ahí cuando dejó de sostener su brazo y la soltó. Al instante ella tomó aquel celular para leer con más detalle ese documento. Sus manos temblaban y a pesar de que leía y volvía a leer, aquellas palabras escritas en ese documento le helaron la sangre... Las firmas, las fechas, los sellos, todo era válido todo era oficial. no era aquel documento que ella firmó y que le habían enviado a su correo. — Esto... debe ser algún tipo de broma tuya ¿verdad Dante?. —preguntó con la voz temblorosa. — Valentina tú sigues siendo mi esposa quieras o no. —dijo firmemente mientras cruzaba los brazos. — No voy a permitir que te alejes nunca más. Él la atrapó entre su cuerpo y la pared. Sus miradas chocaron. Sus respiraciones se mezclaron. —¿de quién es ese hijo tuyo?. —murmuro acercándose a su oído.






