El Abogado del DIABLO

El Abogado del DIABLOES

Mafia
Última actualización: 2025-09-01
Francis Wil  Completo
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10
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198Capítulos
23.9Kleídos
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Resumen
Índice

El Abogado del DIABLO es una historia de romance oscuro ambientada en el mundo de la mafia. No hay fantasía, solo poder real, pactos sucios, alianzas de sangre y deseo prohibido. Aunque forma parte del universo de La Niñera del Diablo, puede leerse de forma completamente independiente. Roman Adler, conocido como El Diablo, es el mafioso más temido de la ciudad. Controla el crimen con la misma frialdad con la que cuida a su familia. Especialmente a su hija Sasha, que fue criada por Aylin Escalante, su actual esposa. Sasha ya no es una niña. Tiene 19 años y está dispuesta a todo por conseguir lo que quiere. Eros Escalante, hermano de Aylin y abogado personal de Roman, es el único hombre que siempre le importó. También es el único que no puede tocarla. Eros la vio crecer. La respetó. La evitó. Pero ahora, mientras se negocia una alianza con el clan rival, se ve obligado a casarse con Azucena Suárez, hija del jefe enemigo. Lo hace para proteger a Sasha, para alejarse... pero también para sobrevivir. Sasha, en cambio, no acepta rendirse. Lo persigue, lo acorrala, lo desafía. Lo quiere para ella, cueste lo que cueste. Entre amenazas, traiciones, secuestros y pactos sellados con fuego, Sasha y Eros se encuentran atrapados en un juego letal donde el deseo puede ser más peligroso que la muerte. Mafia. Romance oscuro. Lealtades rotas. Y un Diablo de verdad. En esta historia, amar al hombre equivocado no es solo un pecado... es una sentencia.

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Capítulo 1

Capítulo 1 —Es solo Sasha

Capítulo 1 —Es solo Sasha

Narrador:

La tarde caía lenta sobre la mansión Adler, tiñendo los ventanales de un naranja perezoso. Eros estaba en el despacho de Roman, de pie frente al escritorio, hojeando unos papeles. Traje negro, camisa desabrochada en el cuello. El reloj pesado brillaba contra su muñeca, marcando cada segundo que, sin saberlo, lo acercaba al abismo. El crujido suave de una puerta abriéndose lo sacó de sus pensamientos. Alzó la mirada. Y el mundo se detuvo. Sasha Adler, quien ya no era la mocosa de trenzas peleando por atención. Era una maldita visión de pecado. Vestido corto, ajustado, rojo fuego. Cabello largo, cayéndole como una cascada de oro sobre los hombros. La daga tatuada en su brazo, como una advertencia silenciosa: no toques lo que no puedes controlar. Se apoyó contra el marco de la puerta con la misma facilidad con la que otros respiran, y sonrió. Una sonrisa lenta, insolente.

—¿Molesto? —preguntó, ladeando la cabeza.

Eros la miró. De arriba a abajo, descarado, hambriento. Se relamió sin siquiera notarlo, como un lobo oliendo carne fresca, antes de obligarse a apartar la mirada de golpe. El demonio que tenía adentro rugía por salir. Roman Adler, el Diablo, el esposo de su hermana, que lo había acogido y brindado su educación, lo decapitaría sin pestañear si llegaba a tocarla.

—Vete, Sasha, hazme ese favor —gruñó, forzando la mandíbula hasta que dolió.

Ella caminó despacio hacia él, cada paso un golpe seco contra el suelo, cada movimiento cargado de una intención peligrosa.

—¿Por qué? —preguntó con una inocencia que no engañaba a nadie —¿Porque todavía crees que soy una niña?

Se detuvo a un metro de distancia. Demasiado cerca, demasiado tarde. Eros bajó la mirada de nuevo. Sus piernas, sus curvas, su boca entreabierta. Sintió el impulso salvaje de atraparla, de empujarla contra el escritorio y borrar cada pu*to año que había pasado evitando lo que sentía.

Pero no, no podía, por ella, por Aylin, por Roman, por su jodida alma, si es que le quedaba una.

Respiró hondo y contó hasta tres.

—Porque lo eres —mintió, con la voz rasposa —Siempre lo serás.

Ella sonrió, despacio y maliciosamente.

—Mentiroso —susurró, inclinándose apenas hacia él.

Eros apretó los puños a los costados. Si la tocaba... si siquiera respiraba demasiado cerca de ella... estaba muerto. De verdad. Y no solo porque Roman lo matara, sino porque, si la tenía entre sus brazos, no iba a soltarla jamás. Pero Sasha no retrocedió, no lo dudó y dio un paso más, acortando la distancia hasta que el perfume de su piel se mezcló con el aire que él respiraba. Eros sintió su cercanía como un latigazo en la espalda, tenso como un animal acorralado que aún así no se mueve, no por miedo, sino por puro control salvaje.

Ella inclinó la cabeza hacia él, apenas, como si pudiera oír el latido furioso de su corazón. Sus ojos, inmensos, se clavaron en los de él, desafiándolo de frente, como solo una Adler podía hacerlo.

—¿Y si te demuestro que no soy una niña? —susurró, cada palabra un veneno dulce que se deslizó bajo su piel como brasas.

Eros no se apartó, ni tembló, ni cerró los ojos. La miró, fijo, desde esa distancia brutal que los separaba por un hilo invisible y por un infierno entero. La recorrió otra vez con la mirada, despacio, deteniéndose en su boca entreabierta, en el tatuaje que latía sobre su muñeca, en la curva imposible de sus caderas. Se humedeció los labios, sabiendo que si decía una palabra, si hacía un movimiento en falso, no habría fuerza humana o divina que pudiera detenerlo.

Así que no se movió. Sasha ladeó la cabeza y dejó que sus dedos rozaran apenas la tela de su camisa, a la altura del pecho, una caricia mínima, arrogante, peligrosa.

Eros dejó escapar el aire en una exhalación tensa, como si le arrancaran el alma a tirones.

—No empieces algo que no vas a saber terminar, Sasha —murmuró, la voz ronca, cargada de una amenaza que era, al mismo tiempo, un ruego desesperado.

Ella sonrió, una sonrisa lenta y oscura, de esas que destruyen imperios.

—¿Quién dijo que quiero terminarlo?

Eros no supo si la odiaba o la adoraba en ese instante. Probablemente las dos cosas al mismo tiempo. Apretó la mandíbula y cerró la mano en un puño, como único recurso para no atraparla contra él, para no besarla hasta borrar cualquier duda de su boca. Dio un paso hacia atrás, apenas uno.  Lo justo para recuperar algo de distancia antes de que fuera demasiado tarde.

—Lárgate, Sasha —ordenó con una calma que no sentía. —Ahora.

Sasha lo miró, como evaluándolo, como midiendo si valía la pena apretar un poco más las cuerdas que ya tenía tensas. Pero al final, se dio media vuelta con una risa baja que parecía el eco de un pecado prometido, y se alejó balanceando las caderas como si supiera que él la estaba mirando. Y claro que la estaba mirando.

Cuando la puerta se cerró tras ella, Eros soltó el aire como si acabara de sobrevivir a una ejecución pública. Y supo, sin un rastro de duda, que esa guerra apenas había comenzado.

Ni bien la puerta se cerró, Eros dejó caer los papeles sobre el escritorio con un golpe seco. Se pasó una mano por el cabello, respirando hondo, pero el aire no le entraba en los pulmones. Cada célula de su cuerpo gritaba lo mismo: “Corre tras ella. Atrápala. Hazla tuya.”

Golpeó el borde del escritorio con el puño, un golpe sordo que le arrancó un gruñido de pura frustración.

—Mal*dita Sasha. —murmuró

Maldito él por no poder resistirse, maldito el mundo por haberla puesto tan cerca y, al mismo tiempo, tan jodidamente prohibida.

La puerta del despacho se abrió de golpe. Solo una persona entraba sin tocar: Roman Adler, el Diablo.

Roman cruzó el umbral con su caminar habitual, una mezcla de dueño del mundo y hombre al que nada podía sorprender. Llevaba la camisa remangada, el reloj marcando su autoridad como una extensión natural de su muñeca.

—¿Estuvo Sasha aquí? —preguntó, ladeando la cabeza, como quien comenta algo sin importancia.

Eros apenas relajó la postura, tragándose el veneno a fuerza de costumbre.

—Sí —respondió, encogiéndose de hombros como si no significara nada.

Roman sonrió con esa media sonrisa suya, la que siempre anunciaba problemas.

—Me crucé con ella, saliendo, iba bufando, ¿qué pasó? ¿te hizo enojar?

Eros negó, rápido, ligero.

—No. Es imposible. Esa niña no podría hacerme enojar —dijo, mintiendo con una facilidad que casi le dolió.

Roman soltó una carcajada breve.

—Después de tantos años, ya deberías saber lo insoportable que puede ser —comentó, divertido —Tiene talento para sacar de quicio a cualquiera. Incluso a ti que tienes una paciencia envidiable, seguro que la heredaste de tu hermana. —Eros sonrió también, una sonrisa tensa, apretada, mientras por dentro mascaba cada palabra como si fueran piedras. Porque no era la insolencia de Sasha lo que lo sacaba de quicio. Era su cuerpo, su mirada, su forma de desafiarlo sin miedo. Roman dejó un par de documentos sobre el escritorio, dándole una palmada amistosa en el hombro. —No te la tomes tan en serio, Eros. Es solo Sasha.

Eros asintió, tragándose las ganas de gritar. Porque eso era precisamente el problema. Era Sasha. Y no había nada sencillo en ella. Cuando Roman se retiró, Eros se quedó quieto, los puños cerrados, sintiendo cómo la sangre le martillaba las sienes.

Y supo, sin margen de error, que resistirse iba a ser la batalla más brutal que había librado en su vida.

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147 Reseñas · 147 bookdes.reviews
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Yensi Asprilla
Amé esta historia, voy corriendo a leer la siguiente.
2025-09-01 20:13:39
1
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Yamile Padron
Amazing! lean primero la niñera del diablo, es el 1er libro de la saga. Están de infarto ambos libros y esperando con ansias que salga el 3er libro...
2025-09-01 12:56:14
1
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Gabriela Cabrera
excelentes historias, felicitaciones
2025-09-01 10:57:22
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Gloria Lofredo
gracias por este tercer libro!, el abogado del diablo,fue espectacular ! gracias! felicitaciones!
2025-09-01 04:38:06
1
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Nicole Sánchez
A ver mi querida Sasha, lo de cuidarla de hombres como tú, cómo se come? También de hombres como el Diablo, Eros y Dom no? cada uno más perla q el otro, porque esos son los referentes de Sofía, o que pretendes q se fije en el frutero de la esquina.? Por favor…
2025-08-25 17:03:52
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Arwen Janet
Dios, he sentido mucha pena por el Diablo y por Eros. Esto es increíble, hacen y deshacen las barbaridades más grandes, después se quiebran y ya, terminamos amándolos cada vez más jajaja.
2025-08-23 22:21:07
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Nicole Sánchez
El propio Renzo supo que era lo correcto, quizás por interés, y fue capaz de empatizar con Sofía. En cambio Azucena no siente ni empatiza con nadie, no quiere a su familia y hubiera matado a Sofía sin pensarlo, ahí esta la diferencia.
2025-08-22 16:46:22
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Yensi Asprilla
Fuerte lo que le pasó a Azucena, pero si Sasha hubiera caído en sus manos, le habría hecho eso y más, así que bien merecido su final.
2025-08-22 13:27:00
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Yensi Asprilla
Francis por favor, necesito que Azucena tenga un final lento y doloroso ...
2025-08-18 13:26:53
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Arwen Janet
Azu querida tienes unos pájaros en la cabeza, eso no es un cerebro es un Loro park. Solo espero q eso q piensas hacer, sea la proyección de lo q te pase a ti, no espero menos. Con Miranda me quedé con las ganas de q sufriera más.
2025-08-09 21:43:36
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Arwen Janet
Una pregunta Francis no actualizó ayer?.o a mí no me cargó la actualización pq es raro.. Gracias 🫂
2025-08-07 21:51:05
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Yensi Asprilla
Yo solo espero que la siguiente historia sea la de la Jefa, porque no estoy soportando...
2025-08-07 07:24:20
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Sabrina Fundora
A mi también me pareció que Sasha y Eros algo raro notaron,igual el registro de Eros mejor lo hubieran puesto en un mural a la vista de todos con un cartel Adelante son bienvenidos”,Diablo estas perdiendo filo?.Pero como dice la autora todo pasa por algo así q Aceptamos pulpo como animal de compañía
2025-08-05 17:12:54
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Arwen Janet
No es que ni siquiera lo registraron con un nombre falso, nada de claves, es q no tenía ni q estar registrado. El Diablo se momeo, ya le pasó con Miranda. Si a los Suárez les da por contratacar solo tienen q vestirse de enfermeros. En fin
2025-08-05 13:11:17
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Yensi Asprilla
Me niego a creer que nadie se haya dado cuenta, que esa bruja se les infiltró...
2025-08-05 12:29:06
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198 chapters
Capítulo 1 —Es solo Sasha
Capítulo 2 —La mal*dita línea roja
Capítulo 3 —Me ofrezco
Capítulo 4 — A ti que me diste todo… y me quitaste más.
Capítulo 5 —El vivero
Capítulo 6 —La película
Capítulo 7 —Para ayudarte
Capítulo 8 —Solo conduce...
Capítulo 9 —Vamos por la farsa
Capítulo 10 —Es tu hija, ya la conoces.
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