Capítulo 6 —La película
Narrador:
Eros no sabía si estaba huyendo de ella… o del infierno en el que acababa de meterse. Cerró la puerta de su habitación con una furia muda, se desabotonó la camisa con torpeza y fue directo a la ducha.
El agua ni siquiera le importaba. Solo necesitaba estar solo. Y terminar lo que su cuerpo no podía postergar más.
El beso lo tenía aún deseoso. Jodidamente excitado. Había sentido cómo temblaba en sus brazos. Cómo lo miraba con los labios entreabiertos. Cómo jadeaba cuando le mordió el lóbulo de la oreja. Y el sonido que hizo cuando le dijo que se iba a tocar por él…
—Mier*da… —gruñó, mientras bajaba la mano y se aferraba al borde del lavamanos.
Se soltó el pantalón y dejó caer la ropa al suelo. La erección le sobresalía, gruesa, palpitante, necesitada. No esperó. Se la tomó de lleno, apretando la base, y empezó a mover su mano con movimientos firmes, desesperados. Rápido. Como si le doliera. Como si al correrse pudiera arrancarse el deseo. Cerró los ojos