Del odio al amor hay un solo paso y del amor al odio una historia que contar. Daniel no quiere saber nada sobre el amor o algún tipo de compromiso, ya perdió demasiado a manos de su mejor amigo y ahora solo quiere divertirse. Sin embargo, la hermana de ese mismo mejor amigo le pondrá las cosas color de hormiga. Dana acaba de sufrir la perdida de su prometido y gran amor de su vida. No está lista para relaciones y mucho menos relaciones complicadas... Hasta que se encuentra de nuevo con él... Su primer amor, y muchas emociones del pasado se desbordan a una temperatura que escala más allá de su raciocinio. ¿Podrán ambos aguantar la tentación de recordar el pasado? ¿Y si ambos son la medicina que el otro necesitaba?. Una divertida encrucijada que te hace replantear si el amor da, en serio, segundas oportunidades.
Leer más"SIEMPRE".
DANNA:
"Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz... cumpleaños, amore, buon compleanno..."
La última nota de la canción se desvanece en el aire mientras contemplo a mi novio —mi futuro esposo, si el destino lo permite—. Sus ojos han perdido algo de su brillo habitual, su tez palidece día a día, pero aún así sigue siendo hermoso. Un Ángel en cada sentido de la palabra.
No solo lo digo por ser su nombre. Ángel. Sino por todo lo que él representaba para mí.
Cuando regresé a Italia para continuar mis estudios con aquella beca de intercambio, llevaba a cuestas un peso insoportable: la vergüenza de haber perdido mi virginidad con un extraño que, al amanecer, me trató como si valiera menos que el polvo de sus zapatos. No debía sentirme de esa manera. No debía poner mis sentimientos en aquella "aventura" de una noche y, sin embargo, así fue. Supongo que por eso aquel desaire por la mañana había dolido tanto.
Es triste sentir que algo tan importante para ti se pierde en un momento que quizá ni siquiera valía realmente la pena. O con alguien que no lo valía en lo más mínimo. Así que, cómo la persona cobarde que probablemente si fui, en lugar de enfrentar a ese idiota, simplemente tomé mis cosas y sali de aquel lugar sin mirar atrás, dando un portazo. Hice mi valija, tomé mi pasaporte y llegué a Italia y sí, sin idea de nada. Entonces apareció él. Ángel fue el faro que iluminó mi oscuridad, la razón para sonreír en un país que me devoraba con su inmensidad.
No puedo decir que fue amor a primera vista. Tampoco puedo asegurar de que él no pensará que yo estaba un poco loca. Al inicio de verdad fue una amistad de esas bonitas en las que piensas que nunca terminarás besando a esa persona en la terraza del hotel más lujoso de Italia, quizá un poco pasada de copas o simplemente desbordando de excitación por un logro en el trabajo. Sencillamente un beso. De esos que no sabes que necesitas de esa persona, hasta que sus labios ya son una sola piel. Y ahí estaba yo, comprometida con mi mejor amigo, el hombre que me hacía sentir invencible y al que creí que la vida trataría mejor por ser tan bueno como lo es. Pero olvidaba que la vida es injusta y se lleva siempre a las mejores personas. Ahí estaba, enamorada de alguien con quién creía que estaría por siempre... Y "Siempre" simplemente se desvaneció.
Cuando prometimos amarnos *para siempre*, nunca imaginé que nuestro "siempre" sería tan efímero, tan corto... Tan doloroso.
Se estaba yendo y con él... Parte de lo que yo era.
Simplemente me negaba a dejarlo ir.
No así...
No de una forma tan injusta.
Y no podía hacer nada para cambiarlo.
Sus dedos se entrelazan en mi cintura y me atrae hacia su regazo. Mis dedos recorren su cabello azabache, su rostro angular, antes de que nuestros labios se encuentren.
—Te amo, Dana —murmura contra mi boca.
—Yo te amo más —respondo, sabiendo que es una competencia sin fin.Bastan esas palabras para que la electricidad habitual surja entre nosotros. Me lleva en brazos hasta la cama, donde su boca sigue el rastro que dejan sus manos al desvestirme lentamente. Cada prenda que cae al suelo es un juramento tácito, una promesa de que esto —*nosotros*— es real.
Cuando al fin estamos piel con piel, no hay espacio para el pensamiento. Solo existe el ritmo de nuestros cuerpos, la sinfonía de jadeos entrecortados, la manera en que me llena no solo físicamente, sino en cada grieta de mi alma que antes permanecía vacía.
Porque en ese momento, ignoraba la verdad más cruel:
"Esta sería la última vez que lo sentiría dentro de mí".(MESES DESPUÉS)
DANNA
espierto, una vez más, sin nada de ánimos, vacía y con aquel mismo sentimiento de pérdida que no me deja en paz desde hace unos meses.
Me doy una ducha con agua tibia, me coloco la toalla ocre bordada a mano, el último regalo de mamá y salgo de la bañera, tratando de que aquellos recuerdos no se apropien de mi memoria y me hagan regresar a la cama de nuevo, imaginando como hubiera sido mi vida, si hubiera aprovechado más cada segundo de mi vida a su lado.
Ahora es muy tarde y solo me quedan los pocos recuerdos que logré crear a su lado el poco tiempo que tuvimos la oportunidad de vivir juntos.
Mientras estoy frente a mi guardarropa, tratando de encontrar algo que no tenga su olor adherido, para evitar que su ausencia duela más de lo que ya duele, una llamada cae al teléfono de línea, y claro que sé quién es, pero dejo que el contestador haga su trabajo.
No quiero hablar con nadie.
—Dana… Soy yo de nuevo: Génova. Ayer te fui a buscar al apartamento, pero, creo que no estabas…
De hecho, sí estaba, pero no quería ver a nadie que no fuera él y eso ya no era posible.
Ver a Génova o a sus padres, sería como echarle leña al fuego, quizá no debí apartarme, pero quedarme tampoco era correcto.
—En fin… Mañana haremos un pequeño homenaje y tenemos la esperanza de verte ahí. Te quiero mucho, amiga.
El contestador termina su función al tiempo que Génova termina la llamada, dejándome de nuevo en aquel estruendoso silencio.
Ahora que no está, el sonido del silencio es más difícil de ignorar.
Tomo del clóset un pantalón de dormir de color negro y una camisa manga larga del mismo color, coloco mi braga, luego mi pantalón seleccionado y mi camisa, pero cuando estoy a media manga derecha, el teléfono suena nuevamente.
Pienso en ignorar de nuevo la llamada, hasta que una voz femenina, que aunque me parece familiar, sigue siendo desconocida para mí, habla entre sollozos.
—H-Hola… ¿Dana? ¿Dana Park?.
Me termino de colocar la blusa y me acerco al teléfono con mi ceño fruncido y con la mano en el pecho sobre mi corazón, mientras aquella misma sensación de angustia que me torturó unos meses atrás, hace de nuevo su aparición.
Mi mano izquierda tiembla sobre el teléfono, dudo si tomar la llamada o dejarla pasar, pero me quedo presa de la indecisión y por alguna razón he comenzado a llorar.
Aquel dolor crece cada vez más y se expande a mi estómago, como si fueran miles de dagas atravesando mi cuerpo una y otra vez.
—Mi nombre es Samantha, Samantha Park —continúa la chica.
Millones de interrogantes saltan cual sapos en mi cabeza, intentó simular que no he escuchado el apellido, con la mala fama de “mi padre” es posible que tuviera más hijos luego de dejar a mi madre con dos niños a su suerte, por lo que retiro mi mano del teléfono, presionó el altavoz y contesto.
—No me interesa saber nada de…
—Soy la esposa de Axel —me corta.
Mis ojos se abren impactados por la noticia.
Axel nunca me dijo nada… Bueno, es natural, dejamos de hablarnos desde hace tiempo.
El temblor en mis manos vuelve, pero esta vez sí agarró el teléfono y contesto.
—¿Quién eres? —digo fría, porque de la chica dulce y amable que una vez fui, ya no queda nada, murió junto a él.
—Axel…
DANNA:—¿Quién vendrá por nosotros ahora, tío Dan?.—Es posible que Natalia o en todo caso...—Queremos que venga la tía Dana.Despego mi mirada de la ventana al escuchar mi nombre.Desde que salimos de casa no he podido dejar de pensar en todo lo que Daniel me dijo y en todo lo que provocó cada una de sus palabras, me he quedado pensando en todas y cada una de las caricias que nos hicimos esa noche hace muchos años y en las palabras con las que terminó todo.Mi distracción acaba cuando Cindy y Luz juntan sus manitas en forma de súplica, pidiendo que sea yo quien las recoja a la salida de la escuela.Daniel se niega, no es capaz de mirarme, y la verdad es que yo tampoco.Aún sobre su negativa, le prometo a las niñas que iré por ellas a la salida de la escuela. Sonrientes salen del auto, casi dando saltitos, llegan a la puerta de la entrada, en donde se encuentra una señora con lentes, alta, cabello negro liso, tez trigueña y de semblante serio.Las recibe y cierra la puerta tras ellas
Antes que nada. Gracias por entrar a la historia y darle la oportunidad. Espero que la novela sea de su agrado y continúen hasta el final en esta aventura. Soy nueva escribiendo aquí, así que iré acoplando poco a poco cada capítulo para que sea interesante y les guste mucho.Nuevamente, gracias por leer y estar aquí.Dejen sus comentarios o si les gusta el libro agreguenlo a sus bibliotecas.¡Gracias!*Kim*
Las niñas terminan de comer y salen del comedor, el ambiente se vuelve tenso, el silencio es abrumador y ya no sé para adonde más mirar, si justo enfrente está Daniel."Aún puedes huir de él" —sugiere mi subconsciente.Me comienzo a levantar lentamente, para que mis movimientos sean casi imperceptibles a su azulada mirada.—¿Sí sabes que no puedes evitar esto? —habla de repente.Me vuelvo a sentar, rendida y con mis codos en la mesa y mis mejillas entre mis manos, haciendo pucheros.—No estoy huyendo de nada —miento.No quiero aceptarlo, pero tiene razón.Bebo mi jugo, huyendo de su mirada y fingiendo indiferencia y...—No has cambiado, niña, sigues siendo...—¿Qué...? —lo corto —. ¿La misma zorra? ¿La cualquiera?.Lo hizo.Logró despertar mi furia y ahora tendría que enfrentarlo.Cierra sus ojos y deja el pan en el plato.Baja un poco la cabeza, como si le diera pena hablar del tema, y no lo culpo, para mí no es muy gratificante recordarlo tampoco.—Lo que dije esa vez...—No me inte
•°• ✾ •°•DANNA:Poco a poco la chica más pequeña, de la que tampoco sé su nombre, comienza a despertar y ha dejado de temblar.Mi alma, que había abandonado mi cuerpo, regresa, me siento más aliviada y no soy la única; la niña a mi lado sonríe, seca sus lágrimas y me abraza más contenta.Cierro mis ojos, sonrío y le respondo al abrazo.No las conozco, pero siento cierto aprecio hacia ellas, me agradan.Al abrir mis ojos de nuevo, me encuentro a Daniel White, mirándome de forma extraña.Le sostengo la mirada, si antes la apartaba con nerviosismo, ahora no lo haré más.Aún me siento molesta con él por su estupidez de hace rato.En cambio, quien termina con aquella guerra de miradas, es él.—¿Estás bien? —le pregunta a la chiquita.Él está de rodillas a la orilla de la cama, acariciando el cabello de la niña.La pequeña asiente y le sonríe, luego me mira a mí y parece confundida, mira a Daniel y luego de nuevo a mí.Es idéntica a él.Es su misma imagen.—¿Quién eres? —pregunta débil, t
DANNA:Escucharla decir eso, con tanto dolor en su voz, pese a estar inconsciente, revuelve miles de sentimientos en mi corazón, yo también quiero a Ángel a mi lado, quiero a mamá conmigo, su recuerdo es más latente ahora que estoy en casa, en el lugar en el que crecí a su lado y al lado de Axel.Por suerte, ella tiene a su padre aquí.Estiro lo más que puedo mi brazo, para tocar el hombro de Daniel y despertarlo, la niña sigue sollozando y ya no sé que hacer, la abrazo, pero ella no se detiene.—White... Daniel... —con la punta de mis dedos muevo su hombro. Sin embargo, él no despierta —. Daniel despierta —sigo intentando.Es inútil, Daniel no despierta. No entiendo como puede dormir tan profundo y con tanta confianza.Le acaricio el cabello a la pequeña y con cuidado de no despertarla y asustarla, logro soltarme de su abrazo.Me levanto despacio de la cama y camino de puntillas hasta el lado de Daniel.La chiquita ahora parece temblar, está muy mal y mi desesperación ha comenzado a c
DANNA(Sueño)—¿Recuerdas que una vez te dije que la vida era injusta, cariño, que se quedaba con aquellos que solo sabían hacer daño y no la valoraban, pero se iba de aquellos que querían vivirla? Bueno... en mi caso, la vida se me escapa cada día más, pero quiero vivir lo que me resta de vida contigo... ¿Qué dices, Dana Park?.Estamos sentados en aquella mesa a las afueras de nuestro restaurante favorito. Ya es tarde y el sol ha comenzado a ponerse. Los pequeños focos amarillos que decoran el ambiente a nuestro alrededor ya se han encendido y hacen que la vela en el centro de la mesa pareciera alumbrar todavía más y todo se sienta más cálido. El olor a fetuccini pareciera ser tan real que abre un poco mi apetito, y en medio de todo, solo puedo clavar mi mirada en su hermosa sonrisa mientras habla del futuro. Un futuro que él sabe que es mentira.—Eres cruel —logro apenas titubear —. Eres cruel al hablar de un futuro juntos, sabiendo que me estás dejando sola. En darme ilusiones de lu
Último capítulo