—Espera… ¿qué?—
Axel abrió los ojos con sorpresa y miró a Dan, mientras sostenía a mi bebé en brazos.
Comencé a perder la paciencia; mis lágrimas corrían en cascada.
—¿Qué…?— preguntó Sam, casi tan preocupada como yo. —¿Qué? ¡Digan algo!—
—¿Tú lo sabías?— inquirió Axel, señalando a Daniel.
—Pues claro.— Sonrió con orgullo. —Soy el papá. Me sorprende que tú no lo hayas notado.
—¡Qué!— grité, desesperada por no obtener respuesta.
—Son dos, amor… así que, como la vez pasada, puja…—
¡¿Dos?!
☆゜・。。・゜゜・。。・゜★
Daniel entró al cuarto una vez más, en silencio, y se sentó a mi lado, en una de las orillas de la cama.
No había podido despegar mi vista de ellas.
Eran hermosas.
—Bueno, sigue predominando el sexo femenino en la casa.— soltó con gracia.
Me rodeó con su brazo y, sin dejar de ver a mis princesas, acomodé mi cabeza en su pecho.
—Son perfectas.—
Estoy más que orgullosa.
No sabía que eran dos, pero las amo de la misma manera.
—¿Sí sabías?—
Daniel asintió.
—Querías una sorpresa… ¡Sorpresa!—