Quitarse la ropa? Eso es algo que la llena de impotencia, porque recuerda a Cloe, su gemela. Y le indigna porque es ella la que siempre paga por culpa de Cloe, siempre. —no quiero se parte de su mundo— musito —si no haces lo que te ordeno, tu familia quedará en la ruina, no tienes idea de lo que soy capaz de hacer contal de verte de rodillas suplicando —mi familia…— susurra y sus ojos se humedecen porque el único miembro de su familia que la quiere es su hermana menor, Lia. —dejaré a tu familia en bancarrota, no tendrán nada y morirán de hambre ¿eso es lo que quieres?— pregunta con arrogancia y ella llora en silencio. Sus lágrimas se deslizan por sus ruborizadas mejillas —si obedeces nada de eso pasara —señor… no le haga nada a mi familia, menos a mi pequeña hermana, ella… tan solo es un angelito inocente del frío corazón de los Watson, por favor…— Kiara solloza, pues su hermana es su razón de vivir en esta vida tan miserable que le ha tocado —haré lo que usted me diga… Archie se aparta de la chica y no por ver lo que ella hará, si no que le es extraño que aquella mujer pretenciosa que se burló de él esté llorando de esa manera por la familia. —señor…— su voz es temblorosa mientras se quita la ancha camisa —solo tenga compasión de mí— deja caer la camisa, para luego quitarse el pantalón
Leer másKiara está en la habitación de su madre, bailando al compás de la música con el palo de la escoba. Cada vez que hay fiesta en la mansión Watson, se emociona mucho, aunque la hagan a un lado y no pueda asistir como la Watson que es, sino como una empleada más para su propia familia. A pesar de que no tiene los mismos privilegios de su hermana Cloe, su espíritu de valentía no se apaga. Ella es estudiosa y una chica amable, aunque con carácter fuerte cuando es necesario para defenderse de sus amigos de la universidad. Kiara viste como niño porque ni vestimenta le compran, así que debe ponerse lo que deja su mejor amigo.
De repente, unos aplausos exagerados la sacan de sus pensamientos, donde ella imaginaba que era una princesa con un espectacular y reluciente vestido. Al abrir sus ojos café con destellos dorados, se percata de que es su hermana.
—Cloe… —sus mejillas se ruborizan.
—¿En qué tanto piensas, hermanita? —la mira con seriedad, dejando de aplaudir, y se acerca para apagar el equipo de sonido.
—Nada importante, Cloe. ¿Qué necesitas? —continúa barriendo, volviendo a su miserable realidad.
—¿Estás molesta porque no puedes asistir a la gran fiesta? Vendrán chicos muy guapos, de alto estatus, y sabes… será mi momento para casarme con un hombre multimillonario que me trate como la reina que soy —sonríe ampliamente.
—Es algo que no me importa, Cloe. Que disfrutes tu fiesta, he terminado —se dirige a la puerta, pero siente el agarre de Cloe.
—Le diré a mi madre que te estás portando mal. ¿Ya sabes lo que te pasará? —la mira con altivez, como si fuera más que su hermana, su propia sangre.
—Hazlo, estoy acostumbrada a que me acuses sin yo hacerte nada. Sabes… ojalá ese hombre multimillonario que tanto quieres llegue pronto y te lleve bien lejos, a ver si así descanso de ti.
—¿¡Qué rayos has dicho!? —la sacude por lo molesta que la hicieron poner sus palabras—. ¿Cómo te atreves a hablarme así? —espetó.
—¡Cloe, Kiara! —la voz de su padre, el señor Maxwell Watson, resuena en la habitación con autoridad.
Cloe suelta inmediatamente a Kiara, quien al ver a su padre, hace una mini reverencia.
—Padre, bienvenido a casa. ¿Qué se te ofrece? —ella lo ama y lo respeta a pesar de su poco afecto, a pesar de que ni siquiera le dice hija o la presenta como su hija así como hace con Cloe. Es como si le diera vergüenza la presencia de Kiara.
—Hola, papito lindo —Cloe se acerca y lo abraza fuertemente, para luego darle besitos en la mejilla derecha.
—Hija, no es el momento —la aparta con gentileza—. Tengo que hablarte seriamente.
—Lo que tú digas, padre, te escucho —se comporta como una chica buena y dulce.
—Hija —la frente del señor Watson empieza a sudar—, tengo serios problemas en la inmobiliaria y la familia Villarreal me está respirando en el cuello.
—¿Los Villarreal? —Cloe se preocupa.
—Ellos son accionistas y quieren retirar sus acciones. Si lo hacen, quedaremos en bancarrota. No entiendo qué pasó si todo iba bien. Traté de calmarlos, pero están furiosos, no lo entiendo —suspira, mientras que Cloe recuerda lo que hizo y las palabras del hombre que la sentenció.
—¿Qué es lo que quieren, papá? —pregunta llena de intriga, por lo que Kiara, al ver que no es un tema que le concierne, camina hacia la puerta. Literalmente, como ella es un cero a la izquierda, a su padre le dio igual que se fuera.
—¡Exigen que te cases con el anciano Villarreal!
—¿¡Qué!? —abre sus ojos de par en par.
—Hija, por favor —la toma de las manos—. Jamás te he pedido algo. Cásate con ese hombre, ya está anciano y seguramente le quedará poco tiempo de vida. Cásate con él y así no vamos a perder la inmobiliaria. Además, ve el lado positivo: ¡serás una Villarreal!
—¡Pero es un anciano, papá! —Cloe se suelta del agarre de su padre.
—¡Cloe, ese hombre te eligió a ti y así será! —le habla con firmeza—. ¡No voy a perder por lo que tanto he trabajado!
—¡Le diré a mamá! —hace berrinches.
—Ella está de acuerdo. Después de todo, soy el hombre de esta casa. Así que espero que te arregles muy hermosa para que el señor Villarreal se enamore más de ti y así quiera invertir más. Piénsalo, es una gran oportunidad, seremos una familia más poderosa.
Kiara, quien estuvo escuchando, sonríe nada más de pensar que su hermana caprichosa se casará con un anciano. Al no oír más a su padre, sale corriendo hacia la cocina para luego no ser castigada por estar escuchando conversaciones ajenas. Al llegar a la cocina, está su madre supervisando que todo esté bien.
—¡Kiara! —la menciona a gritos.
—Sí, madre… —se acerca de inmediato.
—Deja de limpiar y ve a tu habitación, debes darte una ducha —para Kiara eso fue sumamente extraño—. ¿No quieres estar mal presentada para la fiesta de esta noche, o sí? —sonríe llena de malicia.
—¿Podré estar, madre? —sus ojos café se tornaron radiantes.
—Claro… —su sonrisa maliciosa no la percibe Kiara de la emoción que siente.
—¡Gracias, mamá! —la hermosa joven de 18 años la abraza fuertemente, haciendo que Samantha de Watson se sintiera incómoda.
—Suficiente… —la aparta con una sonrisa falsa dibujada en sus labios—. Ve a arreglarte —le ordena, y Kiara asiente con la cabeza muy emocionada.
Al llegar a su habitación, llena de felicidad e ilusión, suelta su larga melena. La chica tiene el cabello más abajo de su cintura, es liso y color negro, pero como su hermana le dice que es muy feo, lo mantiene siempre con una trenza. Luego de una ducha, de esas que se disfrutan, sale del baño con la toalla envuelta en su pecho, cubriendo su desnudez, y para su sorpresa, su hermana Cloe está sentada en la orilla de la cama.
—¡Oh, por Dios! —exclama Kiara del susto—. Me has asustado, ¿qué haces aquí? —se aferra a la toalla.
—Vengo a prestarte uno de mis vestidos —se coloca de pie.
—¿De verdad? ¿Tú? —la mira con rareza.
—Sí… ya que tengo muchos, quiero prestarte uno.
—Cloe, me sorprendes… pero te lo recibo y prometo que te lo devolveré bien limpio.
—¡Claro! —sonríe—. Lo haré, pero con una condición, ya que no quieres pasar vergüenza, ¿cierto?
—¿A qué te refieres?
—Deberás dejarte cortar el cabello, así como el mío —la chica mueve su cabello, el cual está a una altura más arriba de los hombros.
—No creo que sea correcto...
—Kiara, te haría un gran favor— se acerca a su hermana posicionándose detrás de ella— pienso en lo que es lo mejor para ti— sonríe de forma maquiavélica
—no es necesario… no busco impresionar a nadie, solo quiero ser parte de esta familia, compartir, eso es todo— Kiara percibe una mala vibra cuando siente que su hermana le agarra su cabello —¡Cloe no lo hagas!— le pide sintiendo su fuerte agarre. Sus palabras se las llevó el viento porque su hermana con determinación le cortó el cabello —¡No por favor!— súplica sintiendo su cuerpo temblar de los nervios siendo ya demasiado tarde
Todos los seres humanos cometemos errores, pero bueno aquellos que disponen el corazón con amor para cambiar y hacer lo correcto. Para Kiara y Archie fue un momento mágico en su boda, era algo sencillo, pero un ambiente lleno de amor y felicidad, sin falsedad. Para Watson, ver a su hermana vestida como una princesa y feliz por el amor que recibe de los Villarreal fue un momento especial. Aunque su amor con Archie sucedió de una forma cruel, ella aprendió a perdonar y darle otra oportunidad que él se ganó bajando la guardia y aceptando que se equivocó y no la quiere perder. Esa oportunidad sirvió para ambos, porque de cierta forma se necesitaban para sanar, para construirse como seres humanos. Luego de la boda y la luna de miel, tomaron la decisión de abrir su propia empresa para crecer juntos en el área de tecnología. Mientras que Lia tomaba clases y, con la ayuda de especialistas, iba mejorando. Kiara visitaba a su madre seguidamente y compartía con ella hasta que se volvía a
—Kiara…— La menciona su madre, mirándola con rareza. —Sí… soy tu hija, madre—. Quería acercarse más, pero el temor no la dejaba. —Pero estás grande, hija, y hermosa—. Sonríe ampliamente. —¿Crees, madre? Si hubiera sabido antes que estabas aquí, hubiera venido por ti—. —Mi lucero, Kiara, mi chica valiente—. Así le decía cuando estaba pequeña. —¿Y Cloe? ¿Dónde está mi otra hija?—, pregunta, y Kiara mira a Archie. Watson no la quiere lastimar. —Ella… está—. Hace silencio. —¿Modelando?—, pregunta. —Tu hermana siempre quiso ser modelo, tan hermosa niña—. Sonríe una vez más, y a Archie se le tornan los ojos llorosos. —Sí, madre—. Kiara quebranta en llanto. —Oh, mi lindo lucero, ven aquí—. Extiende sus manos, y Kiara se acerca rápidamente, tomando las manos de su madre y besándolas. —No llores, linda, tu padre te ama mucho y seguramente ya viene a verme. —Mamá, perdóname, no sabía nada de esto, no quiero separarme de ti—. La abraza. De repente, la mentalidad de la señora M
—¿Casarnos hoy?— Ella está perpleja. —Sí… Ya han pasado muchas cosas y yo quiero aprovechar este momento, por favor—, dice arrodillado ante ella. —Cásate conmigo, preciosa, sé mi esposa, sé la esposa de este terco hombre—. Saca el anillo y extiende su mano. —Mi hermana me comentó lo que te hizo Samantha y tuviste que darle el anillo; pues aquí lo tienes, hermosa. —Dios…— Para Kiara fue imposible no llorar. —¿Cómo lo obtuviste? —Soy un Villarreal—. Le guiña el ojo y ella lo fulmina con la mirada. —Está bien… Soy un presumido. ¿Ya no te quieres casar? —¿Y qué esperas para ponerme el anillo?— Ella extiende su mano y Archie, con sus manos temblorosas y una amplia sonrisa, se lo coloca. —Jamás pensé hacer esto, pero me hace feliz que seas la mujer con la que me voy a casar—. Se coloca de pie y la abraza. —Siento como si estuviera soñando, pero… no nos podemos casar, amor. —¿Qué dijiste? —Que no nos podemos casar. —No, eso no; lo otro. —¿Amor?— Pregunta ella, sonrojada,
CASA DE LA PLAYA. Archie está bebiendo whisky, sentado en la orilla del mar mientras lo observa. El sonido del mar es algo que le da tranquilidad, pero no puede dejar de pensar en Kiara Watson, la chiquilla rebelde que se robó su corazón. Recuerda mucho el día que, por una equivocación, llegó a su vida, y aunque no lo aceptaba, había algo en ella tan especial que lo atrajo desde el primer momento. Por eso quería hacer lo imposible para no dejarla ir, pero su egoísmo y arrogancia hicieron que la perdiera para siempre. —Jamás te voy a olvidar, mi pequeña rebelde, mi dulce tormento, mi fierecilla... jamás —bebe de la botella, haciendo arder su garganta, y luego se desploma sobre la arena—. ¡Qué m****a, joder! Por eso no quería enamorarme. Eso del amor duele —se le salen las lágrimas—. Jamás volveré a confiar en nadie. Susana, espero que estés quemándote en el infierno. Qué asco fue besarte. Si no fuera porque tu estúpida venganza, mi hijo estaría vivo —cierra los ojos—. Lo lamento, Cl
—¿Entonces seré su sumisa? —¿No quieres? —se empieza a quitar la camisa para traerla más cerca y sí que lo hizo; esa mujer babea por él. —Ssssi... —pasa saliva y siente su cuerpo calentarse. —¡De rodillas ahora mismo! —le ordena y ella se arrodilla ante él. Kiara no puede dormir, está haciendo mucho frío y siente su cuerpo helado. Tiene sueño, pero no se atreve a dormir, teme que algo le pase o no despertar nunca. Desde que Susana ha hecho tanta maldad, siente temor y siente que sus días están contados. —Tengo hambre... —intenta pasar saliva, pero ni puede debido a la sed que tiene—. Dios, que mi hermanita realmente esté bien. Quiero, deseo tanto comerme un platillo de la señora Mercedes. —Suelta un largo suspiro—. Es inútil, siempre tuve espíritu de valentía, pero creo que ya no puedo más. Ni lágrimas me salen. A veces ser tan buena trae consecuencias. —¿Kiara...? —Al escuchar esa voz, se coloca de pie de inmediato. —¡Señora! —Ella se coloca de pie. —Ay, linda, com
—Entonces, ya sabes que no soy tu madre. —¡Habla de una buena vez, Samantha! —ordena—. Porque ahora puedo comprender tu desprecio, puedo entender muchas cosas. —Ay, no empieces, Kiara, y vamos al grano. Dame dinero para irme y te lo diré todo. Ya que la última vez me jugaste sucio, así que dinero en mano. —¿Acaso no ves que estoy tras las rejas? —Ay, cierto —se ríe a carcajadas—. Por cierto… ¿Sabías que mi declaración es de suma importancia para hundirte más? Pero no lo haré después de todo, no soy una mala madre. Por cierto, qué lindo anillo tienes puesto. —No, el anillo no —se niega porque Archie se lo regaló. —¿No? Bueno, entonces me voy —se da la vuelta y Kiara siente impotencia. —Espera… —susurra y mira una vez más el anillo que el hombre que ella ama le regaló como promesa de amor—. Tú ganas, Samantha —se lo quita—. Te lo daré, pero primero dime la verdad. —Más te vale que lo hagas, Kiara, porque si no, diré muchas cosas en tu contra —la señala. —Solo di
Último capítulo