Oliver y Lía posan ante las cámaras como la pareja ideal: bellos, millonarios, adorados por el público. La imagen viva del amor perfecto. Pero cuando se apagan las luces y los flashes dejan de parpadear, un pasado silenciado comienza a abrirse paso… y no viene solo. La vida de Lía dio un vuelco inesperado el día que conoció a Oliver Foster, sin saber que aquel joven en apuros, al que ofreció ayuda desinteresada, era nada menos que el heredero del imperio Foster: magnate e hijo de un poderoso senador. Lo que comenzó como un acto de compasión, pronto se transformó en una historia de amor tan apasionada como improbable. Ella, una chica común de clase media. Él, un hombre marcado por el poder y los escándalos. Eran polos opuestos, dos realidades que jamás debieron cruzarse… y sin embargo, lo hicieron. Ahora, en la cúspide de su carrera y con la boda más esperada del año en puertas, Oliver es el centro de todas las miradas. Y Lía, obligada a convertirse en la prometida perfecta, empieza a notar fisuras en su mundo dorado. Una de ellas tiene nombre: Erika, la exnovia de Oliver, ha regresado. Y no lo ha hecho con las manos vacías. Erika viene dispuesta a recuperar lo que cree que le pertenece y trae consigo secretos que podrían hacerlo todo estallar. Lía siente que el suelo tiembla bajo sus pies. El pasado, que tanto le costó enterrar, amenaza con mancharlo todo: su presente, su futuro, su historia de amor. Pero esta vez no está dispuesta a rendirse. Hará lo que sea para defender su lugar al lado de Oliver… aun si eso significa enfrentarse a verdades que podrían destruirlos a ambos.
Leer másLía tenía los ojos hinchados de tanto llorar. Estaba en la habitación hecha bolita sobre la cama.Oliver tenía más de tres horas que se había marchado del apartamento y estaba pensando que no iba a regresar, con lo orgulloso que era, seguro y no regresaría por sus cosas.Cuando se sintió deshidratada de tanto llorar, fue a la cocina por algo de agua. Entonces, mientras bebía de un vaso, tocaron a la puerta.Estuvo a punto de escupir el agua y tuvo que toser al empezar a ahogarse. Se dio dos golpes en el pecho con la mano que no sostenía el vaso.Corrió a abrir y se hizo un ocho al no saber con qué mano abrir la puerta, pues seguía sosteniendo el vaso. Estaba aturdida al saber que se trataba de Oliver.El joven entró completamente incómodo al verla.Lía se sintió aliviada al saber que, como él la necesitaba, no iba a i
Lo tomó de las manos y él aceptó, apretando las de la chica. Y después Lía lo abrazó.Oliver se acurrucó en el pecho de la joven, rodeándola por la cintura, apretujándola con fuerza. Lloraba en silencio, pero Lía lograba escuchar sus sollozos.—No estás solo, me tienes a mí —susurró ella.❦❦❦Oliver había logrado calmar su llanto. Estaba acostado al lado de Lía, con los ojos entrecerrados. Sabía que no se había dormido porque le acababa de hablar, confesándole lo que Amanda le aconsejó: la gran idea de ir a buscar sus cosas a casa de sus padres.Estaba segura de que Amanda se lo sugirió porque él le mencionó que tenía un auto. Era una interesada, siempre buscaba el beneficio que podrían ofrecerle las personas.Lía le acariciaba el puente de la nariz con el d
Desde que se había marchado Amanda con su esposo, Oliver se veía distraído. Sabía que ellos habían hablado de algo, pero no sabía de qué.No le gustó cuando Amanda al despedirse abrazó a Oliver y le dijo mientras sostenía una sonrisa:—Piensa en lo que te dije.¿Cuál te dije? Oliver era suyo, no de ella. No podía quedárselo. No podían tener secretos entre ellos, no cuando Lía ni siquiera tenía secretos con Oliver, no era justo…Se sentía celosa. Ya Oliver no era su secreto, ya no solo la tenía a ella. Porque claro, ahora Amanda se sentía con la responsabilidad de ayudarle a Oliver, porque claramente lo iba a ser, así funcionaba su mente: debía tener el control de todo y de todos.Oliver se estaba duchando, le gustaba tomar un baño antes de dormir. Era el segundo hombre que cono
Oliver volteó a ver a Lía, confundido. Ella subió los hombros, intentando restarle importancia.Quiso escuchar a Antonio, pero su atención estaba en Amanda, lo barría de pies a cabeza. Era evidente que no le gustaba verlo allí. Pero lo raro era que no decía nada, simplemente… estaba siguiéndole la corriente a su hermana.La vio tomar lugar en el mueble azul, en silencio, ignorándolo por completo.Volvió la mirada a Antonio, comenzaba a decirle que olía a rico, que si había preparado algo.—Lía me dijo que cocinas muy bien —le dijo Antonio mientras se dirigía a la cocina.—Preparé tacos —le informó mientras lo seguía a la cocina.No sabía qué estaba haciendo, pero terminó preparándole tacos a Antonio. Y por alguna razón terminaron hablando de programació
Lía no sabía qué responder, primero necesitaba saber hasta qué punto su hermana se había enterado. Necesitaba tantear el terreno.Amanda dejó el jugo en la mesita de centro y después la tomó de las manos. Mala señal.—Lía, por favor, por favor, te lo suplico, dime qué fue lo que hiciste.Lía tragó saliva y sintió un escalofrío recorrerla de pies a cabeza.—Por favor, no les digas nada a mis papás y a los abuelos —susurró Lía—. Por favor, prométemelo.—Ay, Lía… —chilló Amanda, ahora preocupadísima por el problemón en el que la estaba metiendo su hermana.—Amanda… —chilló Lía con los ojos llenos de lágrimas.Entonces Amanda tomó aire y aceptó con un sacudón de cabeza.L
—A lo mejor no tengo mucho tiempo para eso —soltó Lía.Ahora era el turno de Oliver para torcer los ojos. Lía soltó una carcajada al ver que la remedaba.—¿Tienes complejo de chica fea o algo parecido? —la cuestionó.—No es eso…—Pues deberías arreglarte, no todo se trata de trabajar.—Cuando debes pagar cuentas y ahorrar para tus estudios, pues sí lo es… —Lía bajó la mirada a su hamburguesa.Ahí estaba otra vez esa chica adulta, la que le informaba que ella sabía más de la vida que él. ¿Qué podía Oliver saber sobre intentar llegar a fin de mes? Si Lía no lo recoge de la calle no habría tenido ni la más remota idea de qué hacer, porque el problema de nacer con todos los recursos a la mano es que, cuando te los quitan, no sabes có
Oliver rápidamente quitó las sábanas de la cama. Afortunadamente no se había manchado el colchón y las llevó a la lavadora para dejarlas en remojo. También se cambió de pantaloneta.Al volver a la habitación, colocó sabanas nuevas antes de que Lía saliera del baño.Escuchó que vomitaba. ¿Le habría caído mal la cena? Es que comió muchas cosas…—¿Estás bien? —le preguntó desde la habitación.Por momentos quería acercarse, pero se recordaba que no era buena idea.Esperó sentado en un bordillo de la piecera mientras su pierna derecha temblaba del estrés.Pobre chica, su menstruación la estaba matando… ¿debía soportar eso todos los meses?Cuando no pudo más con la preocupación, se acercó al baño. L&ia
Estaba seguro de que a Lía se le olvidaba bañarse, a veces ni siquiera sabía en que día de la semana estaban. Y se quedaba dormida frente a su escritorio.La admiraba, pero no quería su vida. Ella no vivía, estaba sobreviviendo. Pobrecita, ¿es que acaso no tenía familia?—Tengo una hermana —le comentó ese viernes mientras desayunaban—. Abuelos, papás. —Lía arrugó la frente—. Te hablé de mi cuñado, ¿cómo no te diste cuenta de que tengo una hermana.Oliver subió los hombros.—Podría ser un hermano —adujo él.Lía hizo una mueca con los labios.—Claro que no —soltó y llevó la cuchara a su boca, comía una taza de granola con yogurt que él le había servido.—¿Por qué no sales? —le preguntó, no podía soportarlo, hasta él en toda esa semana había salido más que ella (sus paseos eran ir al supermercado).Lía lo miraba mientras seguía con la cuchara metida en la boca.—Yo salgo —le dijo y llevó la cuchara a la taza—. Pero no tengo mucho tiempo. Aunque mañana iré a casa de mis abuelos.Lía se ob
A la mañana siguiente, Lía decidió ir al supermercado y compró varias mudas de ropa para hombre, al igual como unas sandalias para estar en casa que creyó le podrían quedar bien.Oliver iba a necesitar ropa interior, ¿qué talla sería? ¿La ropa interior de hombre se medía igual que la de la mujer?Por Dios, ¿por qué acostumbrarse a las cosas nuevas era tan difícil? ¿Por qué no había un manual que indicara cómo comportarse en momentos de crisis cuando la vida tenía cambios?La vida en sí misma necesitaba un manual de instrucciones, sobre todo cuando se crece y debe comportarse como un adulto responsable.Lía tomó un paquete de bóxer en promoción tres por uno y lo echó en el carrito de compras, ruborizándose y mordiéndose el labio inferior.La vida en sí misma le estaba pidiendo demasiado. Era imposible que tuviera conocimiento básico de qué hacer con un hombre viviendo en su casa cuando casi toda su vida estuvo sola, sin novio, viviendo encerrada en una habitación de dos metros de ancho