—A lo mejor no tengo mucho tiempo para eso —soltó Lía.
Ahora era el turno de Oliver para torcer los ojos. Lía soltó una carcajada al ver que la remedaba.
—¿Tienes complejo de chica fea o algo parecido? —la cuestionó.
—No es eso…
—Pues deberías arreglarte, no todo se trata de trabajar.
—Cuando debes pagar cuentas y ahorrar para tus estudios, pues sí lo es… —Lía bajó la mirada a su hamburguesa.
Ahí estaba otra vez esa chica adulta, la que le informaba que ella sabía más de la vida que él. ¿Qué podía Oliver saber sobre intentar llegar a fin de mes? Si Lía no lo recoge de la calle no habría tenido ni la más remota idea de qué hacer, porque el problema de nacer con todos los recursos a la mano es que, cuando te los quitan, no sabes có