A la mañana siguiente, Lía decidió ir al supermercado y compró varias mudas de ropa para hombre, al igual como unas sandalias para estar en casa que creyó le podrían quedar bien.
Oliver iba a necesitar ropa interior, ¿qué talla sería? ¿La ropa interior de hombre se medía igual que la de la mujer?
Por Dios, ¿por qué acostumbrarse a las cosas nuevas era tan difícil? ¿Por qué no había un manual que indicara cómo comportarse en momentos de crisis cuando la vida tenía cambios?
La vida en sí misma necesitaba un manual de instrucciones, sobre todo cuando se crece y debe comportarse como un adulto responsable.
Lía tomó un paquete de bóxer en promoción tres por uno y lo echó en el carrito de compras, ruborizándose y mordiéndose el labio inferior.
La vida en sí misma le estaba pidiendo demasiado. Era imposible que tuviera conocimiento básico de qué hacer con un hombre viviendo en su casa cuando casi toda su vida estuvo sola, sin novio, viviendo encerrada en una habitación de dos metros de ancho