Renací para Recuperar Mi Nombre
Me echaron de la empresa y regresé a mi pueblo. Todos los días acompañaba a mi abuelita, Elena Olvera, a jugar al dominó.
Hasta que de pronto, toda mi familia se volvió loca, buscándome por todas partes. Y todo, solo porque la estrella del diseño de joyas de la familia, mi hermana menor, Ariadna Reyes, ya no había podido dibujar ni un solo boceto desde que yo me fui.
En mi vida pasada, durante el Concurso Nacional de Diseño de Joyería, Ariadna siempre lograba presentar un diseño exactamente igual al mío antes que yo. Todos pensaban que yo era la que copiaba. Incluso mi propia familia salió a defenderla y a declarar en su favor.
La empresa también decidió que yo carecía de ética profesional, que había plagiado sus diseños y que había dañado la reputación de la marca. En el acto me despidieron y me exigieron pagar una indemnización enorme. Mi familia, viéndome como un estorbo, me echó de la casa.
Bajo el peso de la opinión pública y de la traición de mi propia sangre, me hundí en una depresión. Un día, mientras caminaba por la calle, un fan tóxico de Ariadna me atropelló y morí.
Antes de que mi conciencia se desvaneciera, nunca llegué a entender por qué Ariadna siempre podía adelantarse y dibujar un diseño exactamente igual al mío. Cuando volví a abrir los ojos, ya había regresado al día anterior al Concurso Nacional de Diseño de Joyería.