Un legado de desamor

Un legado de desamorES

Mafia
Última actualización: 2025-08-01
PH.MUÑOZ  Recién actualizado
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Resumen
Índice

Antes de nuestros Adam y Aston Scott… Laurent Scott es un joven estudiante de derecho de la ciudad de Chicago, ha tenido la suerte de nacer en cuna de oro y con unos padres que lo aman, a su manera. Siendo el primogénito de los Scott. Su abuelo le cederá los derechos en el estudio jurídico y todos los bienes de la familia, pero sólo debe cumplí con una condición…Esa que han debido cumplir todos los primogénitos varones de la familia desde que su tatarabuelo lo dejó estipulado. Darle un heredero varón, para seguir el linaje de los Scott.Laurent, a pesar de todo lo que tiene no lo demuestra frente a los demás. Es un chico honesto, estudioso y trabajador que no se amilana con trabajar y estudiar para demostrar que puede ser el mejor. Y, así es como conoce a Natalie, una chica que trabaja en la cafetería que está frente de la universidad. El suyo fue un flechazo instantáneo, de esos amores a primera vista que sólo se ve en las novelas; desde que se vieron supieron que eran el uno para el otro.Así fue que, una noche de agosto ambos se entregaron el uno al otro. Esta historia está inspirada en nuestras locuras con Yorelys, mi tóxica favorita... Portada: Irma Pérez (@mis70libros)

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Capítulo 1

Capítulo 1

La despedida…

Laurent

Dicen que nacer en cuna de oro es lo mejor que le puede pasar a una persona, pues por desgracia, esa no es mi historia. Soy el mayor de cuatro hermanos y el único varón. Ya imaginan para donde va mi triste realidad ¿no? Pues bien aquí les cuento como llegué donde estoy…

Eran las 4 am de un sábado cualquiera, me estaba desesperanzando en mi cama después de una semana de pruebas que me habían secado el cerebro. En eso se abre mi puerta.

—Laurent. Lau, despierta hijo.

Mi hermosa madre me despertaba de uno de mis tantos sueños eróticos con aquella chica que trabaja en el café la universidad y espero que no haya notado la carpa de circo que se había levantado entre mis piernas.

—¿Qué pasa madre?

—Es tu abuelo… lo siento tanto cariño.—solloza y he entendido a la perfección. Mi abuelo Adam Scott ha dejado este plano.

Me incorporo en la cama y abrazo a mi madre que suelta el llanto que debía tener acumulado

—El pobre viejo ya no pudo más.

—Tranquila mamá, el abuelo ya tenía sus años y era probable esto, pero no pensé que fuera tan pronto.

—Prepárate, cariño. Debemos ir al hospital, ya tu padre me ha informado que llegará de Nueva York en unas horas. Lo siento, deberás ser tú quién autorice todo.

—Está bien, dame diez minutos y estaré listo.

Con mi promesa hecha, mi madre se levanta y sale de la habitación, me meso el pelo pensando en las consecuencias de la muerte de mi abuelo y me levanto.

Tomo una ducha rápida y salgo del baño para vestirme de negro impoluto, con una corbata gris y un pañuelo a juego, tal como al viejo le gustaba.

Salgo de mi habitación y me encuentro a Sofía y Lucía, las mellizas, son mis hermanas menores y son mi perdición.

—Hermano— Lucia se abalanza a mis brazos y la sostengo— ¿Por qué?

—Es la ley de la vida, hermanita. ¿Estás bien Sofi?

—Tranquilo, lo estoy—se encoge de hombros y pasa por nuestro lado, dándome una palmadita en mi hombro. De todos ella siempre ha sido la más que se parece a papá, una mujer fría y calculadora, pero que tiene un corazón enorme, sólo es que no le gusta decirlo.

Bajamos los tres y en la sala nos espera mi madre con Alondra, la más pequeña de los cuatro.

—Es hora, vamos.

Le ofrezco mi mano y salimos de nuestra casa, nos subimos a los autos que están preparados y vamos rumbo al hospital.

Al llegar al lugar, pido la información necesaria, les comunico que soy el nieto de Adam Scott Lewis y que vengo con los funcionarios de las pompas fúnebres para que preparen el cuerpo de mi abuelo. El doctor que me atiende, nos informa que el abuelo murió mientras dormía, que no sintió dolor y que todo estaba listo para cumplir con sus últimas palabras.

La verdad, es que no tenía idea de lo que quería para su funeral, eso lo debería saber mi padre, pero aún venía en vuelo hasta acá. Solamente asentí y le indiqué a los de la funeraria que siguieran al doctor a la morgue del hospital.

Ya habían pasado cinco horas del fallecimiento de mi abuelo y nos encontrábamos en el cinerario del Graceland Cemetery, dónde se realizará las exequias de mi abuelo, mi padre llegó hace unos 20 minutos y ha comenzado a recibir a los amigos y conocidos de mi abuelo, entre ellos aparecen los Cohen, una de las familias más adineradas de la ciudad, junto a la nuestra. Arthur Cohen es el mejor amigo de mi padre y Anna, su hija, es compañera mía en la universidad, ambos estamos terminando la carrera de derecho y como buenos amigos que somos, ella se ha acercado a mí para darme el pésame y acompañarme.

—¿Estás bien? Se que la pérdida de tu abuelo es algo fuerte para ti .

—Lo es, pero no es menor el hecho que lo esperaba, creo que el viejo ya merecía descansar.

—¿Sabes que cuentas conmigo?

—Gracias, Anny.

Ella se sonroja y me da una leve sonrisa, para después ir donde mis hermanas y sentarse con ellas a charlar.

Comienza la ceremonia y el pastor habla de lo buen hombre que fue en su vida el abuelo, de sus trabajo como fiscal de distrito y luego como juez de la suprema corte de justicia, de su vida como filántropo y del amor a su única mujer y a su hijo y sus nietos.

Luego, mi padre dirige unas pequeñas palabras en nombre de la familia y para terminar me pongo de pie, para hablar.

“Adam, viejo lindo. Fuiste el mejor amigo que pude tener, el que me enseñó a andar en bici y que me guió por el camino de la justicia, sé que es tu cuerpo el que está en ese cajón, tu alma vuela libre y sin dolor, lo mas probable es que estés con tu bella Lorena mirándonos desde algún lugar en el oriente eterno.

Te amé, te amo y te seguiré amando después de tu partida y sé que en un futuro no muy lejano nos volveremos a encontrar “

Seco mis lágrimas y bajo del pequeño púlpito, toco el cajón dónde yace el cuerpo de mi viejito y veo a mi padre que está con la cara tensa y hasta un poco molesta, pero ¿qué quería que dijera? Si mi abuelo fue un verdadero padre para mí y que conste que no lo dije, sólo para llevar la fiesta en paz, pero mi padre no es el mejor ejemplo de amor paterno que conozca.

Terminada la ceremonia nos dirigimos a la entrada del cinerario, ahí entregamos el cuerpo de mi abuelo y nos retiramos.

—Señor Scott—dice uno de los abogados del bufete de la familia —. Ya a está todo preparado.

—Perfecto, Laurent. Acompáñame.

—Papá, aún debemos ver a los que vinieron a despedir a mi abuelo.

—Para eso están las mujeres, ahora hay cosas más importantes que hacer.

—¿Qué puede ser más importante que eso?

—La última voluntad del viejo…

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