Dayla Martí trata de ser una chica normal, su meta es intentar pasar desapercibida en la pequeña ciudad donde recientemente se mudó, esta joven de tan solo 27 años guarda un secreto que la hace ser el blanco exacto de un grupo de mafiosos, su pasado la obliga a dejarse chantajear por su aunque guapo, imbécil jefe, pero con lo que no cuenta este hombre es que la chica lleva el fuego en las venas y lo lastima por instinto y en defensa propia; este la amenaza y en su huida se refugia en un bar donde conoce a Tomás Darnley quien le brinda su apoyo y le ofrece un trabajo el cual ella acepta, su instinto y subconsciente le gritan que es peligroso lo que va a hacer. Ella necesita seguir un perfil bajo pero no le queda otra alternativa que aceptar, ella reconoce que el trabajo no esta del todo bien pero algo que ella nunca se esperaba era que en ese nuevo trabajo fuera a quedar en medio de una disyuntiva entre dos hermanos que al igual que ella guardan secretos y mucho menos pesaba a que sería secuestrada por William Darnley, el hermano menor de Tomás. William quien cegado completamente por el odio culpa a su hermano de la muerte de sus padres y de la mujer que amaba, él busca cumplir un JURAMENTO que hizo años atrás ¿Hasta donde podría llegar para cumplir su venganza?
Ler mais*** DOS AÑOS ANTES ***
– Samanta – el grito de él sonó como un estruendo cuando la vio caer en el pavimento, saltó de su Davison Fad Boy un en movimiento dejando que esta condujera sola y se estrellase, corrió y se arrodillo ante ella, el auto que le había disparado ya se había desaparecido picando caucho, él la acarició como si su cuerpo como si fuera una muñeca de cristal, un cristal que estaba a punto de quebrarse. Los ojos de la chica lo miraron con compasión, eran de un color oscuro, bastante intenso, los cuales brillaban empañados en lágrimas; él siempre había amado esos ojos, tan oscuros y profundos, creía que a través de ellos podría ver una noche estrellada, la chica intento hablar pero se ahogó y comenzó a toser expulsando un poco de sangre por su boca.
– No hables nena, tranquila, lo solucionaré – le dijo con voz serena, intentó sentarla en su regazo pero ella se quejó, lágrimas comenzaron a correr por las mejillas de ella, él la acercó a su pecho presionando la herida que se veía en el costado de su cuerpo, dándose cuenta que no era una perforación de la bala, sino tres, le habían disparado tres veces, estaba teniendo una hemorragia sin duda alguna, necesitaba pararla.
Él al mirarla en aquella situación se le hizo un nudo en la garganta, eso no podía sestar pasando, su mente se negaba y buscaba una solución más en aquel instante no se le ocurrió otra cosa que hacer, comenzó a rezar en su mente – Dios sé que tú estás allá arriba, se me escuchas- comenzó a decir a forma de súplica - te he fallado de todas las maneras posibles, lo sé, he sido el peor de los seres humano, lo reconozco, pero solo te pediré una cosa en este momento, ayúdala, no la dejes morir, no apartes a Sam de mí lado, ella es todo lo que tengo, ella no se lo merece, yo sin ella no soy nadie, haré lo que sea con tal que la dejes vivir, me volveré a ti de ser necesario, te daré mi vida entera, haré lo que sea, hasta lo que resulte imposible con tal de que no te la lleves, déjala vivir así sea lejos de mi...
– Perdóname – habló la chica interrumpiendo su oración con un voz apenas audible – perdóname por todo lo malo, sabes que te quiero Will, cuídate, sigue adelante, consigue una buena chica y se feliz, te lo mereces.
– Saldrás de esta nena, relájate, no hables – con una mano presionó fuertemente los orificios que le habían hecho las balas y con la otra mano la rodeo, miró alrededor de el en busca de algo que lo pudiera ayudar, aquel estacionamiento estaba vacío, los que le habían disparado se habían ido tras él llegar, lo único que había en el lugar era la moto en la que había llegado, la cual se había estrellado en la acera - ¿Qué puedo hacer? - se dijo mentalmente - piensa, piensa - se repitió, la moto era su única salida.
– Nena necesito llevarte a un hospital – trató de cargarla pero la chica pegó un grito un gritó.
– déjame, déjame – dijo entre sollozos, el sabia de medicina se lo habían enseñado en la milicia y parecía que una de bala le había perforado algún órgano, se estaba desangrando, lo mejor era no moverla así que él con mucho cuidado la colocó en la posición que estaba.
Las lágrimas de la chica se hacían más intensas cada vez y respiraba con mucha dificultad; Una parte de él estaba entrando en desesperación, en ese momento se estaba aferrando a la poca fe que le quedaba, estaba convencido de que algo tenía que pasar, sabía que había, sido un imbécil, pero estaba convencido de que Dios no lo podía dejar solo, no en aquel momento, aunque también se cuestionaba de que estaba haciendo el ridículo pensando en él en aquel instante después de todo lo que había hecho.
Fijo sus ojos en los de ella dejando caer sus lágrimas finalmente, no pudo aguantarlas más, aquella chica era la mujer de su vida, la que había amado durante tantos años, la chica con quien había soñado un futuro; ella le miró dándole una tierna sonrisa, poso su mano encima de la de él y con un rostro pálido por la pérdida de sangre y con una voz apenas audible pronunció sus últimas palabras – perdónalo, no fue su culpa.
Él la miró completamente perplejo tras aquellas palabras, había quedado patidifuso sin saber que responder, sabía de quien se había referido, él era el culpable de muchas de las cosas malas que habían pasado en su vida; por él su padre lo habían metido en el ejercito, él era el causante la muerte de su padre posteriormente de que su madre se sumiera en el alcohol por la muerte de su esposo y luego se suicidara por depresión, él le había quitado a su novia y ahora era el causante de su muerte. Ella trato de volver a sonreír pero su rostro quedo con una expresión inconclusa, se había ido. La atrajo hacia sí abandonarla fuerte, llorando dejando salir todo el dolor que sentía, después de tenerla unos minutos más en sus brazos ya muerta la colocó con mucho cuidado en el asfalto frío, se levantó, sacudió su ropa ensangrentada, se dio la vuelta comenzó a caminar hacia su moto, dejando su corazón y sentimientos junto con a la mujer que amaba en ese estacionamiento vacío de aquellas bodegas; se montó en su Davison y comenzó a conducir, a cierta distancia volteó a mirar el cuerpo lanzando un JURAMENTO que duraría por siempre – a ti te hubiera perdonado cualquier, cualquier cosa, pero a ese bastado lo mataré.
Los años pasaron y esa promesa perduró, por muchos años lo había intentado mas no lo había conseguido, pero seguía intentándolo aferrándose a que en cualquier momento la cumpliría sin importar a cuantos se tuviera que llevar en el camino, lo haría pagar, cada una y con intereses.
Al chico liberó a las dos personas que estaban en las celdas, Dayla le dio las pistolas de los cabos.- ¿usted viene con esa gente? – pregunto uno de los hombres haciendo seña a los disparos de afuera.- No – respondió Piero – vino por mí, pero nos iremos todos.- ¿Cómo supone que saldremos de aquí con ese disturbio afuera? – preguntó el mismo hombre.Ella señaló el ducto de ventilación. Los disturbios afuera se escuchaban más cercanos.- Deberíamos atarlos – sugirió el otro hombre.- En el tiempo que tardaremos en eso, quienes quieran que estén afuera estarán aquí, ustedes deciden si quedarse o irse, yo ya cumplí con sacarles de la celda, lo que hagan de aquí en adelante queda de ustedes – se sinceró en decirles la morena.Piero rodó un estante, el preso político le ayudó, él fue el primero en subir.- Vaya de lado izquierdo, ande hasta que llegue a una encrucijada, tome el lado derecho, la ventanilla está abierta, caerá en un cesto de basura, de frente a diez metros tiene un bosque
- Alise ¿Qué hiciste? – se levantó de un salto.- Están desmayados – sacó una botellita de vidrio con un líquido blanquecino – William dijo que bastaría con una gotita en cualquier bebida y los pondría a dormir.- ¿William? – no entendía nada de lo que estaba sucediendo.- Si, él me avisó que te estaban persiguiendo, me mandó la ubicación de este lugar y la contraseña, me dijo dónde encontrar esto – levantó la botellita – yo solo le dije donde íbamos a estar cuando intentábamos rescatarte.- Pero... – no conseguía ordenar sus ideas – ¿Estás traicionando a Tom?- Lo has oído, no le importa la vida de Richard, tampoco me dejará ir, me matarán en cualquier momento, no te das cuenta ya no solo es la guerra que tiene con William, esto es más grande tarde o temprano lo hará cualquier otra persona con la que él se meta en problemas.- ¿A dónde piensas ir? – el corazón de Dayla iba a millón, eso que había pasado habían sido su culpa.- No lo sé, William habló de un lugar seguro, no confío en
Alise no tardó en regresar con una playera, al ponérsela le quedaba como un vestido. Tom se acercó a la puerta de la habitación.- Leila está cansada, después de tanto lo necesita, la llevaré a la habitación y veré qué descanse – se apresuró a decir impidiendo que su primo se acercara a ella.La tomó del brazo y la llevo a una de las habitaciones, se adelantó a sacudir la cama mientras que Dayla la miraba parada en el borde de la cama. No puso objeción de acostarse, se sentía vacía, como si todas sus emociones se hubieran esfumado, llevaba más de dos años forjándose un muro alrededor de sus emociones que ya no sabía que sentir, no había ansiedad, no había, tristeza, ni enojo estaba mentalmente agotada.Ya acostada Alise todo una silla de las que estaban en la habitación, sentándose al lado de ella.- Lo lamento tanto Leila, te has portado como una campeona, me salvaste la vida, yo...- Estoy bien Alise.Su voz sonaba gruesa y cansada, dió un respiro y se recostó de lado mirando a la c
- Espera, hay alguien, un chico de su pelotón, el único que queda vivo, puedo ayudarte a llegar a él.- Lo sé, tengo a hombres vigilando el lugar donde lo están custodiado, solo será cuestión de horas para que esté aquí conmigo y si no coopera luego te irá a hacer compañía a ti en el más allá.No tenía esperanza. El único alivio que podía sentir era que por fin volvería a ver a sus padres. No regateo, no pidió, no habló, simplemente aceptó que ese sería su destino. John y el otro hombre desaparecieron de su vista.- Esta arma - dijo John apareciendo otra vez en su campo visual, tenía en sus manos la Beretta que le había regalado su padre - es muy hermosa. Estabas bien armada, pudiste haberme matado en el auto.Se lamentó no haber tenido suficiente tiempo para ocultar esa arma, pero que esperaba, era obvio que al atraparla la iban a desarmar. Estaba cansada no quería luchar más estaba lista para despedirse, John le apuntaba con su propia arma. Se comenzaron a escuchar ruidos a lo le
Llevaba un saco color madera que le llegaban hasta los pies, un sombrero de copa como los que se usaban en los días de antaño y unos lentes oscuros, pronunció quitándoselos.- Cállate – hablaba con los dientes apretados mientras le apuntaba a la cabeza.- Baja esa arma hija, deja que te explique las cosas.- Ellos confiaron en ti, yo confíe en ti. ¿Cómo pude ser tan estúpida? Por eso tu insistencia en saber si yo sabía dónde estaba Spencer ¿no es así?- Nunca formé parte de sus patrañas, esa conversación está fuera de contexto, estaba investigando y quería saber si formaba parte de ese cartel, fueron órdenes de tu padre, las cosas no son así como lo pintan.- ¿mi padre? ¿A caso lo que dijeron de mis padres tampoco es como lo dicen?- Bueno – se quedó en silencio pensando lo que diría – Se suponía que mi jet los traería a Barcelona, ellos abordaron más no llegaron, me esforcé por encontrarles.Tenía el dedo sobre el gatillo a punto de disparar, las lágrimas rodaban por sus mejillas.-
El teléfono de Dayla comenzó a vibrar en sus manos, miró la pantalla, era Tomas.- aló – escuchó un momento – te hemos estado llamando durante toda la tarde ¿Dónde estás? Casi nos matan – lo último lo dijo con voz elevada, estaba furiosa.Le pasó el teléfono a Alise con fastidio poniéndole en lata voz, ella comenzó a hablar con su primo contándole lo que les había sucedido, estaba atenta a todo lo que Tomas decía. Sobre la colcha el teléfono de la chica se iluminó, llamada privada decía.- Tom –dijo la rubia nerviosa mirando la pantalla - William está llamando.- No contestes, voy para allá.La llamada finalizó y la de Tomás también, luego la pantalla del teléfono de Alice se volvió a encender.- ¿Por qué no contestas?- Tom dice que es peligroso.- ¿Y confías en todo lo que dice Tom?La rubia la quedó mirando, nunca se había detenido a pensar aquello. Sin embargo no tenía ninguna duda de ello, de ella si podía hacerlo.- No tengo por qué desconfiar, me ha cuidado desde hace mucho.-
Último capítulo