Cazando a mi presa
Laurent
En el presente…
—Eres un idiota tío— me dice mi amigo de copas Olej Romanov—. Debiste rechazarlo todo ¿Cómo que querer casarte con Anna para mantener tu fortuna?
—Es una m****a hermano, lo sé, pero ¿Qué hago? Bastante tuve que aguantar a mi viejo para que me salieran con esta estupidez en el testamento. Es como que hubiese sabido lo que estaba haciendo y en sus palabras me dice “sé que serás un hombre de bien”. ¡JA!
—Lo que me parece horrible es que crean que son mercancía.
—Jajajaja, no me hables de esa forma, si tú todo lo ves como mercancía, amigo.
Olej Romanov, es un compañero de universidad que conozco desde que llegué y nos soportamos, cuando quiero pasarla bien vengo al club d****e donde nos juntamos a compartir una copa y otras hierbas. Es un rubio, casi albino de metro noventa de estatura, el tipo se las trae pues tiene a más de alguna rendida a sus pies.
Con él tenemos una amistad extraña, en la escuela peleamos por las notas y ser el mejor en cada clase, pero aquí en D****e somos iguales unos herederos de primera que se joden a la que se les pone por delante. Salvo a Marine, ella es una de las que no me he podido llevar a la cama porque el perla la quiere solo para él.
Sé que Olej es un tipo raro y tiene conexiones con el mundo del hampa, pero ¿quién soy yo para juzgarlo?
— Mercancía o no, tu abuelo te cagó, hermano y cagó a la pobre de Anna.
— Jajaja, Anna es lo de menos, sé que correrá el día que le diga que ya decidi, pero por el momento quiero disfrutar de mi libertad y tengo preparada la estrategia para que caiga mi próxima víctima.
— A ver… a ¿qué te refieres?
— Mmm…
— Cuéntame tus planes, no seas un imbécil.
— Hay una chica que se me ha estado escabullendo.
— Con Marine no te metas.—me replica en forma furiosa.
— Jajaja no es ella, hombre, es un cuervito que me tiene las pelotas azules y ya empecé a tratar de conquistarla para disfrutar de mi soltería.
— Idiota, Anna es mucha mujer para ti.
— Si quieres te la presto, no tengo problema, ella hará lo que yo le pida.
— Y dices que yo pienso que todas son mercancía.
— Ella es de la mejor, te lo aseguro— le guiño un ojo y bebo de un golpe mi whisky.
— No te vaya a salir el tiro por la culata, hermanito y después se te de vuelta la tortilla.
— Jajaja no, no, no ya verás.
— Eso espero, porque puede que después ya me reiré de ti.
En eso entra Marine a nuestro privado y trae otra botella de whisky y unos pasabocas. La miro con ganas, está de comérsela con ese vestidito corto y entallado que cuando nos sirve se levanta y muestra sus piernas torneadas y ese culito que dios le dio .
—Hola Marine.
—Joven Laurent.
—Jajaja, me gusta como me tratas chiquita.
—Lau…
—Es una broma, hermano —levanto mis manos en forma de rendición y vuelvo a beber—. A propósito, Marine ¿Cómo se llama tu compañera de la cafetería?
—¿De quién hablas?
—La pelinegra de ojos azules.
—Ah… Ella es Natalie, pero que ni se te ocurra, Scott.
—¿Natalie?
—Si Olej, Natalie. Es una nueva compañera de universidad, te acuerdas que algo te comenté el otro día.
—Ah… la niñera de Dante.
—Podría cuidar a mi bebé —digo en son de broma mientras toco mi entre pierna y Marine me mira con cara de odio.
—Laurent, Natalie es una buena chica, no es de las de tus gustos.
—Eso habría que verlo.
Me termino mi última bebida y salgo del lugar con una premisa. Voy a cazar a ese cuervito.
Una semana más ha pasado, voy todos los días a la cafetería para ver a mi cuervito, ya he hecho algunos avances y por lo menos no me mira con cara de pocos amigos. Hoy me decidí a invitarla a pasear, creo que con ella esa será la estrategia, pues no sé si es muy tonta o demasiado ingenua, todos la ven como un pedazo de carne al igual que yo, pero ya decidí que esta chica será total y absolutamente mía.
—Tu desayuno.
—Gracias Nat. Oye, me preguntaba si hoy querías salir a pasear por el muelle de la armada.
—Lo siento, Laurent. Hoy tengo mucho que estudiar.
—No seas así, dame la oportunidad de mostrarte mi bella Chicago. Di que sí.
—Está bien, pero debes esperar, tengo que terminar mi turno en dos horas.
—Perfecto, entonces, será el desayuno más largo de la historia.
—Jajaja, estas loco.
Si supieras de lo que estoy chiquita…
Espero pacientemente y he tomado más café que en toda mi vida, pero valdrá la pena, la cuervito está cayendo redondita en mis redes.
He sido paciente, llego todos los días temprano cuando le toca su turno y en las tardes cuando salgo de clases paso a verla. Lo que son las cosas, vivimos en el mismo barrio y eso ha sido un plus pues me he hecho el caballero y la acompaño a su departamento.
No hemos pasado más que por unos besos en la comisura de sus labios, pero hoy voy a ver si he ganado puntos.
—Lista.
—Vamos.
La tomo de la mano y la llevo a mi auto, ella se impresiona y yo la miro con cara de tonto, es realmente bella, no necesita nada para deslumbrar. Este será mi mejor antojito y lo voy a disfrutar a concho.
Nos subimos al auto y la llevo hacía la bahía, al lugar que la llevo hay un sinfín de cosas por hacer así que, una vez que llegamos, la tomo de la mano y nos adentramos.
—Es realmente hermoso, muchas gracias, Laurent. No me divertía así hace años.
—Todo por ti , mi bella cuervito.—ella se sonroja y me da una mirada tierna, si supieras las cosas que provocas en mí, pequeña.
—¿Por qué me dices cuervito?
—Jajaja por tu hermosa cabellera, parece las alas de un cuervo en todo su esplendor.
Me acerco a ella y le robo un beso furtivo, se sorprende, pero me da una linda sonrisa, así que me atrevo a más. Uno mis labios con ella en un beso demandante y ella me corresponde tímidamente, es como si no supiera besar y eso me prende a mil, la tomo de la cintura y creo que estamos dando un espectáculo, porque escucho a varios de los que pasan murmurar.
—¿ Quieres ir a otra parte?— le digo soltándome de sus labios que están hinchados y mas rojos de lo normal. Ella solo asiente y eso me ha dado el vamos.
Hoy mi cuervito serás absolutamente mía, la presa ya cayó…