Steven Wolf es un millonario excéntrico, supersexy, frío y calculador, está a punto de heredar la fortuna de uno de sus antepasados como el Conde de Chesterfield. Pero para poder obtenerla debe contraer matrimonio en menos de un año. Y viajar a Italia a casa de su abuela, con su futura prometida y futura esposa. Así que Steven contrata a su fiel secretaria, para poder acceder a la fortuna y al título. Ahora Selene Scott tiene un contrato de matrimonio por un año. En el que se dice de manera expresa que no podrá acostarse con su marido. Pero los besos de él, harán que ella no pueda guardar su corazón bajo llave, pues poco a poco se comienza a enamorar de su jefe. Ahora que ella y el comparten junto habitaciones ella tendrá que poner una distancia entre ellos. ¿Qué hará Selene durante el viaje a Italia? ¿Steven se dará una oportunidad para el amor?
Leer másSelene Scott se quedó muy extrañada con las palabras que había dicho su jefe, no comprendía por qué estaba tan enojado y a la vez preocupado, cuando la llamo ese fin de semana. Además, no había hablado con él desde el viernes por la tarde antes de ir a casa. De modo que esa llamada del fin de semana fue tan inesperada como la noticia de que debía hacer una prueba para algo que él necesitaba.
Lo raro era que esa reunión, tendría lugar a primera hora de la mañana, el día lunes, en su casa y en privado. Algo extraño en Steven Wolf, ella había olvidado preguntar para qué la quería tan temprano. Ella pensó que a su jefe le pasaba algo, para que la llamara a su casa, y un fin de semana, y que ella se presentará el lunes.
Y tenía que acudir a esa reunión, ya que dependía del sueldo como su secretaria, y esa prueba que tenía que hacer la preocupaba. Si tan solo llevaba trabajando con él tres meses. Si tenía suerte y esa prueba la ayudaba a un dinero extra, lo haría lo que él dijera, ni ella sabía para qué la quería.
Tal vez podría ganar lo suficiente como para arreglar unas cuantas cosas en casa y pagar algunas deudas. Al llegar a su mansión, un hombre tan grande como una montaña abrió la puerta y se quedó mirándola sin expresión.
— ¿Buenos días, está el señor Steven Wolf?. —le preguntó Selene cuando el hombre montaña no se molestó en decir una palabra.
— ¿Y usted es?
— Selene Scott, la secretaria del señor Wolf.
— ¿Documento de identidad?
— Está usted loco.
— Por favor señorita entiéndeme.
— ¡Oh!, si está bien, aquí tiene.
Otra cosa que le había parecido raro, era que él le habían pedido que llevase su pasaporte. El hombre montaña examinó su permiso de conducir, lo que ella le había dado al hombre de la entrada, dejó escapar una especie de gruñido y dio un paso atrás.
— Sígame. —Selene vaciló antes de entrar en un vestíbulo tan lúgubre y anodino como el exterior de un mausoleo, pero cuando el hombre montaña abrió una puerta…
Si había algo completamente opuesto al lúgubre vestíbulo era aquel fabuloso corredor, hasta llegar a una salita estar, allí había un piano de cola, pero no tuvo tiempo de seguir pensando porque el hombre montaña se detuvo por fin, abrió una puerta y le hizo un gesto para que entrase.
Era un estudio muy elegantemente decorada a un estilo antiguo, con varios sofás de piel oscura separados por una mesa. Hay estaba él, su jefe Steven Wolf, sentado en uno de los sofás, leyendo un documento. Sus ojos se encontraron con los de ella, mientras la puerta se cerraba tras ella y Selene sintió un escalofrío.
— Señorita Scott. —la saludó, ofreciéndole su mano.
— Como está, cómo pasó el fin de semana.
— Diríamos que un poco intrigada por sus palabras al llamar a mi casa.
— Bueno, ahora está en la mía, espero que Alfred el allá tratado bien.
— Bien, me pidió mi identificación.
— Todos mis hombres, siempre piden algún documento.
— Bueno que le puedo decir, ahora dígame para que me ha citado en su casa.
— Tomé asiento Selene.
— Umm… Murmuró ella, sentándose en el sofá frente a su escritorio.
Selene no solía ruborizarse, pero había algo en aquel hombre, en su jefe, y la ponía extrañamente nerviosa. Era guapísimo. Tan alto como el hombre montaña, pero menos imponente, llevaba una camisa blanca, pantalón gris y corbata azul eléctrico, pero fueron sus ojos lo que capturó su atención desde el mismo momento que ella comenzó a trabajar con él. Ese color de sus ojos, azul cielo, se veía más imponente con su traje. Su espeso cabello castaño, enmarcaba un rostro esculpido como el de un Adonay y olía de maravilla.
— ¿Quiere tomar algo?. —Selene, tenía la boca seca, y solo pidió un vaso de agua.
— Sí, un vaso de agua, por favor.
— ¿Normal o con gas?
— Normal. —por poco no se desmaya por culpa de esa voz tan ronca y masculina y ese rostro tan atractivo, Selene de verdad se electrizó con esa voz… tan oscura y viril. Y ese acento, era irresistible también.
— ¿Sabe por qué está aquí?. —él preguntó él, mientras abría una botella de agua. Por un momento, Selene se preguntó de qué estaba hablando. ¿Qué le pasaba? Había ido allí para una prueba y él le estaba preguntando eso.
— Me ha dicho que viniera a hacer una prueba, pero no me ha dicho los detalles.
— Cierto, disculpa, estoy pensando en otra cosa.
Selene lo miró atentamente. Su aspecto inmaculado, zapatos tan pulidos que podría usarlos como espejos. Steven Wolf no parecía un hombre de lo que ella trataba. Pero ella estaba allí para una prueba y aquello era muy extraño.
— La verdad no se para que me ha hecho venir, señor Wolf. O es que no hay ninguna prueba.
— ¿Cómo? —Steven Wolf dejó un vaso de agua sobre la mesa y volvió a sentarse en el sofá, frente a ella. — ¡Ah la prueba! Es una tapadera, Selene, ya te explico. —le dijo, mirándola a los ojos sin pestañear. — Necesito que me ayude en algo Selene, vea, necesito que me acompañe, como mi novia, a la casa de mi familia en roma durante dos semanas.
Selene se tomó de un trago la mitad del vaso de agua. Ella nunca había estado en roma, donde todo era moda y grandes mansiones, y considerado uno de los países más ricos del mundo. Solo los millonarios podían permitirse vivir allí y personas con títulos.
— Si acepta mi proposición, estoy dispuesto a pagarle doscientos mil dólares y a cubrir todos sus gastos. —Selene lo miró, boquiabierta. Era una cantidad astronómica, diez veces lo que había ganado el año anterior. No podía ser, debía haber oído mal.
— ¿Ha dicho que va a pagar doscientos mil dólares? —Steven Wolf asintió con la cabeza.
—! Eso he dicho, Selene!.
— Pero es mucho dinero… —empezó a decir Selene, sin poder disimular su inquietud.
— ¿Qué espera que haga por tal cantidad de dinero?
— Primero hay ciertas cosas que discutiremos si llegamos a un acuerdo, pero lo importante es que debes actuar como si estuviese enamorada de mí.
Mientras en el jardín Selene y Steven se tomaban fotos para los reporteros y para los fotógrafos, estaba tan felices los dos que cada noticiero retrato ese rostro tan hermoso de felicidad. — Estás viendo lo felices que estamos ahora. — Si amor ya lo he visto todo, por todo lo que hemos pasado por todo está que hemos vivido juntos, ahora estarémos más unidos los dos. — Quiero que sepas que te amo tanto que nunca dejare de amarte. — Yo también mi Selene, todo comenzó con la forma de un documento y un contrato para que me ayudarás con todo esto. — Y lo volvería hacer otra vez porque eres mi amor bonito mi tesorina todo eres tú mi sol, mi cielo y todo amor. — Oh Steven mi jefe, el que siempre estuvo allí a mi lado, desde que me contrataste me enamore de ti, desde el primero momento eres un sol. Selene sonrió, y la protección de lógica y razón con la que había su corazón empezó a derretirse. — ¿Qué querías decirme? — Quiero que sepas que estoy embarazada —¿Cuánto tiemp
En eso se acerca la prima nueva y comienza a decir.— Nunca me había imaginado una boda así, menos todo esto.— Vaya que no sabes nada de las fiesta de la familia, las que hace la abuela Giovanna.— Sabes que nunca he estado aquí, nunca compartir con ustedes que son mi familia porque mi padre nunca dejo que supiera de ustedes, no se porque.— Debe se que la abuela tiene un secreto y tu padre también.— Bueno que puede decirte Giovanna es así.Le dijo Steven que estaba por irse a bailar con Selene.— Bueno los dejamos para que sigan hablando.Selene y Steven se retiraron de la mesa y fueron a bailar.— Te puedes sentar Clarissa aquí nadie te ha a preguntar nada.Le dijo Elisa.— Bueno mi prometida tiene razón ahora cuentanos dónde vivías antes.— Vivo en los Estados Unidos me contacto el señor Leonardo, quería ayudarme a buscar mi familia pero nunca supe que tan grande era e imagínate llegar, a una fiesta y luego al día siguiente a una boda eso me emociona.— Y tienes novio, o algún am
Mientras en el jardín Selene y Steven se tomaban fotos para los reporteros y para los fotógrafos, estaba tan felices los dos que cada noticiero retrato ese rostro tan hermoso de felicidad.— Estás viendo lo felices que estamos ahora.— Si amor ya lo he visto todo, por todo lo que hemos pasado por todo está que hemos vivido juntos, ahora estarémos más unidos los dos.— Quiero que sepas que te amo tanto que nunca dejare de amarte.— Yo también mi Selene, todo comenzó con la forma de un documento y un contrato para que me ayudarás con todo esto.— Y lo volvería hacer otra vez porque eres mi amor bonito mi tesorina todo eres tú mi sol, mi cielo y todo amor.— Oh Steven mi jefe, el que siempre estuvo allí a mi lado, desde que me contrataste me enamore de ti, desde el primero momento eres un sol.— Ahora vamos a la recepción que nos preparo Giovanna le tenemos que agradecer a tu abuela todo eso.— Claro ella ha Sido muy amable con nosotros.— Giovanna con su carácter y todo ella es dócil no
Intercambiaron una sonrisa de comprensión. Y se dirigieron al salón de baile y disfrutaron de la música y se divirtieron mucho, Gozaron y compartieron. Todos estaban muy felices en la fiesta, hasta el príncipe Mario. Que estaba hablando muy animoso con Elisa.— Tu primo nos está viendo, y dime que tal todo en tu familia.— Bueno que te puedo decir, esta familia parece como loca, Giovanna dice una cosa y luego otra. En el estudio nos habló de algunas cosas, pero también nos hizo firmar un documento y nos dio a cada uno un sobre que no he abierto todavía.— Vaya que es muy excéntrica tu abuela, y tu primo Steven por fin se va a casar.— Si y por lo que me entere mañana mismo, así que no nos iremos, vamos al matrimonio y después nos vamos a tu país,— Qué extraño es todo esto, como nos conocimos, lo que has hecho, por lo que has pasado con tu madre.Entonces se pone muy nerviosa, porque antes había hablado con su madre y ella le había dicho tantas cosas, que tenía miedo que su madre le d
La fiesta fue apoteósica, todo disfrutaron de ella y más aún la familia de Giovanna que fue presentada a la sociedad y había otra sorpresa esa misma noche y había llegado el momento sé hacerlo, cuando Giovanna volvió a tomar la palabra dice.— Bueno, señores tengo otra cosa que decirles así que presten atención.Todas las miraron al igual que sus familiares, cuando entre la gente sale una joven muy linda, de porte y educada. Ella se acerca a Giovanna y dice.— Bueno, señores, familiares y amigos le presento a Clarissa la nueva integrante de la familia Wolf. Y si se quedarán muy sorprendidos ella es la hija de mi primo Tom Wolf, quien acaba de obtener el título de Duque de Montefeo, y le estoy dando la bienvenida a la familia para que todos estemos al nivel.— Gracias tía Giovanna por presentar a tu círculo.— Bueno como hace unos momentos espero que disfruten la fiesta.Los demás se quedaron todos extrañado, entonces sale Steven a hablar con Giovanna.— Eso que fue abuela, quien es es
La idea de que podría continuar haciendo lo que a ella le resultaba muy agradable él la apoyaba no como su difunto marido que nunca la ayudo en eso. El camarero les llevó los platos y, durante un rato, Sofía se concentró en ponerle el babero a Giorgia y organizarle la comida en el plato adicional que les habían llevado. Pero en todo momento pensó en Carlos llamando a su padre, y este diciéndole por qué se había adelantado la boda, si ya estaba panificadora para después de la fiesta de Giovanna. Giorgia sonrió contenta cuando le entregó una cuchara para qué sé alimentará por su propia cuenta. Sofía sonrió. — Tardará poco más en comer bien, pero lo hará. — Sí, y crecerá que tendremos que alejar a muchos pretendientes. Y se echaron a reír los dos — Es adorable, Carlos. Y tan guapa. Estoy tan orgullosa de haberla adoptado. — Lo estoy yo también. Aunque no puedo aceptar el mérito de su belleza. Creo que se parece mucho a tu difunto marido. — ¿El barón tiene el pelo rubio y riz
Último capítulo