Capítulo 5

Tragándose la rabia porque le había herido su sentimiento, lo miró con gesto de adoración.

— Seré hija única, y sin más familia. Sin embargo, la única razón por la que estoy aquí es porque soy tu única tabla de salvación jefe. —Steven la miró, atónito.

— Es verdad lo que dices, pero hay un detalle, tienes muchas deudas.

— Eres… eres…

— Nada cielo perdóname por mis palabras.

— Si vas a decir cosas que pueden heridme, porque pensarías en mí, yo no fuera aceptado tu proposición. —Steven tuvo que hacer un esfuerzo para contenerse, si le había dado en la torre. — Sí, quería que lo ayudara, lo habría hecho sin la necesidad de ofrecerme dinero.

— ¿Entonces por qué aceptaste todo esto?.

Selene torció el gesto. La noche no estaba yendo como ella había esperado. En lugar de asimilar la información que él le daba, él solo discutía como debería hacer las cosas. Entonces él le dijo.

— Necesito una persona como tú, sencilla, amorosa y muy bella. Para que mi abuela vea que ya no estoy con alguien, que tengo compañía. Eres la mujer perfecta Selene. —el recordar por qué están ella allí, le provocó un brillo de ira en sus ojos azules.

— Ya veo, porque eres tan frío y calculador.

— Si lo sé además. Necesitaba alguien que encajase en mi mundo sin que nadie sospechase nada. Mírate ahora, un simple vestido y ya estás preparada para hacer el papel de mi prometida. Por otro lado, el trabajo requiere alguien inteligente porque habrá momentos en los que tengas que pensar a toda velocidad. Además, necesitaba a alguien de confianza y conocida, además eres una de las pocas mujeres que conozco que reunía todas las condiciones.

Selene entre cerro sus ojos y luego rio. Cualquiera que estuviese observándolos opinaría que era una risa auténtica. Solamente Steven sabía que era sarcástica.

— ¿Y qué te hace creer que yo le caiga bien a tu abuela?

— Porque mi abuela es sentimental, y tú también. Me las imagino las dos juntas.

Ella lo miró entonces, boquiabierta. Por lo que había dicho «Sentimental».

— ¿Está bien, tienes razón? —consiguió decir por fin.

— Tenía que encontrar a la persona perfecta, y quién mejor que tú. —respondió Steven, apretando su mano.

— Cuando te vi por primera vez estabas perdida en la oficina, hasta que lograste integrarte, y me enamore de ti cielo. —añadió, con tono íntimo. Selene sacudió la cabeza, incrédula.

— No eres tú quien recibe las llamadas de tus clientes enojados y toda clase de insulto de tus amantes Steven Wolf. —él sonrió.

— No tengo más remedio. La interpretación debe ser absolutamente convincente porque mi vida depende de ti, mía tesorina además recuerda que has firmado algo conmigo.

— No me lo recuerdes, sé que firme mi destino contigo.

— Viste que me vas entendiendo.

— Eres un ser… —sus palabras quedaron en el aire, cuando el camarero regreso de nuevo a la mesa para traerles el postre.

— Anda pruébalo está rico, lo he pedido para ti, mi bellísima gacela.

— Si no fuera porque estamos en un restaurante de lujos, te echaría y este dulce en la cabeza, y deja tus bellas palabras cuando lleguemos a la casa de tu abuela.

— Debemos practicar mi mujer hermosa.

Aquellas últimas dos palabras la hicieron poner sentimental, nunca antes le habían dicho mujer hermosa. Y menos venida de su jefe, adónde había parado a tener ella.

Bueno, jefe, que es lo que vamos a hacer, después de esta noche. —le dijo Selene, Steven volvió a cubrir su mano con la suya y ella tuvo que hacer un esfuerzo para tornarse amorosa con él. Ella estaba preparada para aquellas cosas tan locas.

— Bueno, tenemos que hacer las cosas bien, a partir de ahora nos tienen que ver juntos los dos.

— Sí, y cómo.

— Como una pareja acaramelada.

— En verdad que está loco.

— Recuerda que debes mirarme Selene, a los ojos y expresar tu amor por mí.

Selene lo estudió en silencio. No podía creer lo que estaba pasando esa noche, era un baile de cenicienta, pero sin las zapatillas de cristal, para que el príncipe las ponga.

— Vaya… Vaya… Mira quién está aquí Steven Wolf.

— Caramba Caleb, como estás.

— Y no me presentas a esa bella mujer.

— Ella es Selene Scott, mi…

Selene lo interrumpió dándole la mano al hombre frente de la mesa

— Soy su prometida, un placer

— Nunca me imaginé que Steven, estuviera comprometido.

— No tienen por qué saber que está prometido, es un secreto.

— Ya… que me sorprende, bueno los dejo, voy a mi mesa.

— Y de nuevo señor Caleb, es un placer conocerlo. —Selene le dio una gran sonrisa, al despedirse que Steven se quedó con el ceño fruncido.

— Porque será que voy a tener problemas pronto.

— Vamos Steven que problemas vas a tener, con ese caballero.

— El que no le quitas los ojos de encima.

— Steven, por favor, ni que estuvieras celoso de tu amigo.

— Caleb no es mi amigo.

— Bueno, ya, Jefe, quédese tranquilo y sigamos con lo que venimos a hablar, a demás eso es lo que usted quería, que nos vieran juntos.

En cuanto volvieron al coche, Selene se pegó a la puerta para mantener la mayor distancia posible. Después de esa cena y estar mirándolo a los ojos y tocando sus manos, sentía un extraño cosquilleo y lo único que quería ella, era olvidarse de él, pero no podía dejar de pensar en la indiferencia de Steven hacia su abuela.

¿Quién llamaba a su abuela por su nombre de pila? ¿Y qué abuela exigía que sus nietos pidiesen cita para verla? Ella no tenía familia, era hija única, y sus padres también, era algo extraño para ella esa situación. Solamente tenía una amiga, y hablaban mucho por teléfono y se reunían siempre que les era posible, pero una familia como Steven no.

Para ella, la repentina muerte de sus padres, la había dejado terriblemente desolada, era como el efecto de una granada de mano. La detonación de esa granada había provocado una catástrofe Selene. Por suerte, lo ocurrido se había ido reparando poco a poco.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo