Estábamos en medio de un matrimonio arreglado en el que él obtendría un beneficio y yo saldaría la gratitud que le tenía a su abuelo por mi crianza, ambos sabíamos que queríamos y que teníamos que hacer, entre nosotros no había nada oculto, ni siquiera la fila de mujeres que se paseaban frente a mí, una diferencia cada fin de semana dejando ver al hombre promiscuo que era mi esposo, actos a los que yo le restaba importancia, sin embargo en medio de todo este caos, ninguno de los dos esperaba que los sentimientos surgieran, su pasado y el mío intentaban ferozmente detener lo que sentíamos, yo quería ignorarlo, y aunque lo intentaba era difícil no sentir, empezaba a dudar si dejarlo, pero un incidente lo cambio todo, llenándome de valor para dejarlo ir.
Leer másCapítulo 5. Dinámica . Ricardo se tensa, intentando cambiar el tema. —¿Me explicas lo de la producción de trigo? Es en lo que quiero enfocarme ahora. —Bien, como te decía… Ambos pasan gran parte de la mañana hablando del tema; cuando ambos salen del despacho, notan a Valentina conversar con un hombre que claramente busca su atención. —Ese es Domingo, el veterinario; sí, también está deslumbrado con tu esposa. Domingo— El hombre rápidamente se aleja de Valentina. —Patrón, ¿cómo se encuentra hoy? —Bien, muchacho, ¿qué te trae por aquí? —Vengo a traer la medicina para los caballos. —Me hubieras llamado, habría enviado a uno de mis hombres. —Quise pasar a ver al potrillo, su evolución, señor. —Entiendo, Domingo, ¿te acuerdas de mi nieto? El actual esposo de Valentina, Ricardo. El hombre mira a Valentina y luego a Ricardo, quien lo mira con indiferencia. —Patrón, bien —Muchas gracias —responde indiferente, enfocando su atención en Valentina. —
Capítulo 4. Condiciones.Tras una noche larga, el día amaneció cálido; sin siquiera terminar de salir el sol, Valentina se levanta de la cama, hace su rutina diaria, toma una ducha y se prepara para salir al campo, cuando es notada por Ricardo, quien abre los ojos al escuchar sus movimientos. —Espera… —Valentina, quien acaba de ponerse su sombrero, se detiene en seco ante su llamado. —¿A dónde crees que vas? —pregunta irritado Ricardo, mirando la hora con fastidio en el reloj de su mano. —Buen día, joven, ahora me dirijo al campo; hoy revisaremos algunas vacas que están en producción de leche. —Son las 5:20 a. m. —Así es, patrón, voy tarde a mi recorrido, su abuelo espera mi reporte y el… —Ricardo la interrumpe. —Mi abuelo no te espera a esta hora; no si se supone que nos acabamos de casar y estuviste conmigo toda la noche. Él no tiene que enterarse de que no estuvimos juntos íntimamente; tú no puedes volver ahora, menos sin mí. Valentina se incomoda. —Entonces lo espe
Capítulo 3. Festejo. Ricardo mira a la mujer frente a él, duda unos segundos; ella lo mira sin desviar su atención de su respuesta. Los presentes se conmocionan al ver que demora en responder, creando expectativas sobre los invitados. —Acepto. —Responde al fin colocándole el anillo. —Por el poder que me confiere la ley, los declaro marido y mujer; puede besar a la novia. Valentina y Ricardo se miran, acercan sus labios que se unen en un corto beso, apenas se tocan sus labios, los aplausos retumban en el lugar, ambos fingiendo una sonrisa se dirigen a retirarse del centro de los invitados, al ir caminando al salón de banquete, le van arrojando arroz y pétalos de rosas, ambos deben tomar de sus copas y cruzar sus brazos en forma de unión, luego meten las copas dentro de una bolsa y juntos rompen en pedazos las copas, Valentina está distraída, todos se acercan a ellos para felicitarlos excepto la madre de Ricardo y su hermana. —Oficialmente mi nuera.— dice Darío dándole un
Capítulo 2. Boda. Valentina se queda en shock, no sabe qué decirle; Pablo le explica todos los términos, las cláusulas, no se guarda nada. —He determinado que no hay candidata correcta para ser la esposa de mi hijo y dirigir mis tierras que tú; te lo he enseñado todo y quiero que tú se lo enseñes a él, que formen una familia y, cuando yo falte, juntos saquen todo adelante, que sus hijos crezcan en estas tierras y sigan el legado familiar. —Abuelo, pero yo no podría, él… —Pablo la interrumpe. —Él ya lo sabe todo, y está aquí para cumplir su deber, así como tú cumplirás con el tuyo, por algo la vida te dio la oportunidad de estar a mi lado. Todo lo que ves les pertenece a ambos, por ello he tomado esta decisión, y te pido que cumplas mi voluntad, mi único deseo. —Abuelo, yo no quiero decepcionarlo, tengo miedo, ¿si él no me quiere? —No le tengas miedo, sé que con el tiempo ustedes dos se van a conocer y crearán una unión que pondrá a esta familia en alto. Tú, Valentina, ere
Capítulo 1. Determinación En la habitación al final del extenso corredor de la Hacienda Montenegro, Valentina se arregla para lo que será su gran día. Ella se está mirando al espejo cuando de repente un reflejo extraño aparece en su visión, animándola a voltear para ver a quien será su futuro esposo. —¿No le han dicho que ver a la novia antes del matrimonio trae mala suerte, joven? —Ricardo la mira unos segundos, intercambiando mirada con Valentina, quien lo sigue hasta verlo sentarse en el sofá. —Eso solo sucede en los matrimonios reales, no te preocupes, quizás debas asegurarte de que no pase en tu próxima boda. Valentina lo mira en silencio, imaginando a qué ha venido. —¿Me dirá a qué ha vendido? —Vine a hablar con mi futura esposa. —¿No piensa huir? Pensé que eso haría; estuve pensando que saldría de aquí y caminaría al altar; todos afuera estarían murmurando que se había ido y me dejó plantada. Ricardo sonríe, dulce y amargamente atractivo, tan guapo, dejando ver